miércoles, agosto 27, 2008

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 01:

Por: Sagandhimeo

LA EPISTEME

(primera parte)

Para Adriana,
por el amor que le tengo

y por su ayuda en las nuevas ediciones.

INTRODUCCIÓN

El objetivo de esta investigación consiste en encontrar la mejor forma de adquirir conocimiento verdadero, entendiendo por tal conocimiento, aquél que nos brinde la información más aproximada a la realidad. En ese sentido, pretender que (verdad) equivale a (realidad), conlleva a negar que nuestras habilidades para estudiar el universo son imperfectas, en la misma medida en que nuestro organismo lo es.

El problema del conocimiento ha generado toda una gama de problemas, los cuales tienden a estancarse en la medida en que se quedan en la mera abstracción, por tanto mi propuesta consiste en buscar la posibilidad del conocimiento en su desarrollo cultural, por lo que analizaré la estructura de cada disciplina de la cultura, mostrando así qué tipo de conocimiento es posible adquirir en cada una y cuál es el riesgo de error en sus respectivos métodos. Para ello he elegido a la religión, el arte, la filosofía y la ciencia, pues considero que tales disciplinas han sido las protagonistas en el desarrollo de la cultura humana. Expondré primero el instrumento o habilidad de cada disciplina, pues mi punto de partida es el de las capacidades humanas. Luego abordaré el método utilizado, donde analizaré los alcances de cada una, continuaré con el campo, donde señalaré los límites de cada cual, y por último analizaré las cuestiones que cada disciplina puede responder en función del conocimiento que somos capaces de adquirir como seres humanos.

Propongo que cuando el humano desarrolló su razón, se le vinieron a la mente todas las interrogantes generales, por ello, al tratar de responderlas todas juntas la primera disciplina que se estructuró fue la religión. Luego, al querer mostrar qué objetos lo rodeaban, generó el arte; al preguntarse sobre cuáles objetos existen, surgió la filosofía. Al indagar sobre el cómo funcionan las cosas, vislumbró la ciencia natural y al preguntarse sobre por qué actuamos de cierta manera, sugirió la ciencia social. Y por último, de la interrogante: ¿para qué actuar de una manera y no de otra? Debe surgir una disciplina independiente: la Praxis. Con todo ello no quiero decir que con cada interrogante surgió espontáneamente cada disciplina, pues cada una se desarrollo en procesos complejos e históricos, sin embargo, lo que quiero resaltar es que no debemos olvidar las preguntas genealógicas, las cuales serán fundamentadas en el transcurso de la obra.

Cabe mencionar que el propósito de esta obra no es imponerle a las disciplinas lo que deben hacer, sino descubrir su consistencia esencial en el contexto histórico actual, es decir, aquello que hace que cada disciplina sea lo que es y no otra cosa, además de aquello que constituye cada disciplina mediante su propio desarrollo práctico. Por ello, no intento agotar sus posibilidades, lo que sería una tarea irrealizable. Por el contrario, tomo a cada disciplina lo más fielmente posible y las abordo solamente en lo que respecta a su propia producción de conocimiento. Por último, el ser humano no puede suprimir alguna de sus habilidades cuando practica otras, así como no es posible suprimir la subjetividad cuando se hace ciencia (como pretendía el positivismo), por lo que esta obra no debe entenderse como algo rígido, sino flexible en razón de la complejidad humana.


RELIGIÓN

"La vida es sólo un vistazo momentáneo de las maravillas de este asombroso universo, y es triste que tantos la estén malgastando soñando con fantasías espirituales."

Carl Sagan

Abordar todas las religiones o incluso las principales sería demasiado ambicioso e inservible para los fines de la obra; por lo cual, lo que me propongo es hallar la estructura común a todas las religiones.

Podría pensarse que el patrón común a todas las religiones es la creencia en dioses, pero existen religiones sin dios, por lo cual no es un buen criterio. Para hallar ese factor común es necesario remontarnos a los orígenes del pensamiento, pues cuando el ser humano empezó a razonar comprendió que iba a morir, lo cual se contraponía a su instinto de supervivencia y le infundaba temor, por lo que se vio en la necesidad de aferrarse a algo que le garantizara una seguridad existencial por encima del mundo terrenal: algo sagrado, o sea, “aquello que se le atribuye un valor infinito o que implica una obligación incondicional”, según postula Micklem. Esto es, lo que hay en común en toda religión es la atribución de valores divinos a algunas ideas u objetos. Y de ello deriva la idea de los dioses, pues siempre poseen al menos una cualidad elevada al infinito (como la inmortalidad, la omnisciencia o la omnipresencia).

INSTRUMENTO: Para buscar el conocimiento, la religión usa predominantemente la fe y subliminalmente el deseo. Veamos las posibilidades de obtener conocimiento por medio de la fe. La fe, entendida como la confianza sin pruebas, es un instrumento que se divide en dos: la fe individual y la fe colectiva, de las que deriva la religión personal y las religiones institucionalizadas; dado que uno puede tener fe en lo que decida creer, sin importar lo que otros crean y, por otro lado, un conjunto de personas pueden decidir creer lo mismo sobre lo sagrado y sentar las bases de una religión colectiva. Ahora bien, si la fe individual o colectiva en lo sagrado es un buen método de adquirir conocimiento, ¿Cuál fe es la verdadera y cuáles cosas son sagradas? Para empezar, no existe un criterio que nos diga cual es la fe verdadera, pues ninguna ofrece pruebas convincentes más allá de la revelación, la profecía o el elogio de creer sin ver (que es muy riesgoso), inclusive, si argumentamos que el cristianismo es la fe más popular y por tanto la verdadera, debemos considerar que su expansión se derivó de un colonialismo violento que contradiría las enseñanzas cristianas. Ahora bien, si tomamos por verdadera alguna fe individual, habría varios miles de millones de creencias equivocadas y si tomamos alguna fe colectiva, también habría miles de religiones equivocadas. Entonces, tal vez si buscamos algo en común a todas las religiones, sabremos la verdad: retomando que lo común no es propiamente los dioses sino lo sagrado, necesitaríamos un criterio para saber qué es sagrado y que no, pero nuevamente no lo poseemos y no hay ningún aspecto en común en todas las religiones que sea sagrado sin discusión, pues para empezar, lo sagrado es un valor y si ya de por sí es difícil unificar criterios sobre valores morales y estéticos, resulta imposible unificar criterios sobre algo sobrenatural. Aun así podemos optar por creer en un dios, buscando los rasgos comunes a todas las religiones, Hospers sugiere que “Tratemos de imaginarnos un Ser semejante al Dios de quien se supone que sólo posee los rasgos comunes a todas  las religiones y ninguna de las peculiaridades de una religión particular. Tal Dios no puede ser bondadoso (pues los dioses de algunas religiones no lo son), ni brutal (pues los dioses de algunas religiones no lo son), etc. Es decir, tal Dios no podría poseer ninguna característica, pues las características que poseen en común las deidades de todas las religiones del mundo, y aún de una pequeña parte de todas ellas, son muy pocas. Todo lo que le quedaría a esa Deidad sería el poder. Hablando estrictamente, ni siquiera tendría unidad, pues muchas religiones son politeístas, pero la mismo tiempo tampoco podría ser múltiple, pues algunas religiones son monoteístas”. Por tanto, la fe parece no ser un instrumento seguro para hallar conocimiento verdadero, pues incluso es intrínsecamente perturbadora, ya que, como explica Kierkegaard: “porque el diálogo con Dios es un monólogo, me puedo equivocar y creer que Dios me dice lo que no me dice: ahí radica la angustia, la incomodidad y el riesgo que trae consigo el estadio religioso”.


10 comentarios:

Anónimo dijo...

Ah, muy bien, Sagandhimeo, me dejas pensando y con más preguntas que otra cosa, por eso espero la siguiente entrega. Por ahora me quedo reflexionando acerca de lo sagrado y su relación con el conocimiento religioso (no sólo lo religioso apela a lo sagrado...creo); pero todavía no me atrevo a plantear como tal una postura al respecto por falta de elementos. ¿Para cuándo es la siguiente entrega? Saludos.
Lorena.

Anónimo dijo...

gracias por tu comentario lorena, las entregas serán cada 15 días, me interesaría debatir contigo a cerca de un contraejemplo de algo sagrado que no sea religioso, saludos.

Unknown dijo...

hola sagandhimeo, he seguido con atención e interés tu trabajo, conozco además de ésta, algunas otras ediciones tuyas, no hemos podido discutir, como me gustaría, y bueno, sin renunciar a esa posibilidad (espero tampoco de tu parte), te dejo un par de preguntas, con el objetivo de que pudiera serme más clara la discusión que encabezas acá,

¿por qué nuestras habilidades son imperfectas?, ¿cómo se deduce?, si se hace por comparación, ¿cuales serían las habilidades perfectas para estudiar el universo para tener nuestro parámetro de comparación?, incluso si no fuese por comparación, ¿necesitamos una idea de perfección?, si es así, ¿cómo podemos establcerla? y por otro lado, ¿cómo se justificaría llevar esta imperfección al organismo?

en otro sentido, ¿cuáles son las capacidades humanas que constituyen el punto de partida del trabajo? y ¿por qué tendrían que ser su expresión las diferentes disciplinas que analizas? por otro lado, aunque relacionado, aún cuando las preguntas fundamentales que planteas pudieran ser las que verdaderamente dieron origen a las diferentes disciplinas, ¿cómo podría justificarse ese orden cronológico si no se acepta el esquema positivista de la evolución de la sociedad (como idea, si acaso)?, o ¿se acepta?

también quisiera comentar algo más, a propósito de obtener conocimiento por medio de la fe. la cuestión del conocimiento me evoca la idea de racionalidad, y me parece que no puede sostenerse un "tipo" de racionalidad que sea característica de las religiones, incluso, yendo más allá, intento reproducir una cita cuya fuente no recuerdo ahora, pero en cuanto la tenga te la hago llegar, ""racionalidad científica" es un pleonasmo, no se refiere a un tipo de racionalidad específica que sea característica de la ciencia", esto a propósito del avance de la posmodernidad en la filosofía, la historia y etc., me parece una reivindicación importante, ¿qué opinas al respecto?, espero no malentender el uso que haces del concepto "conocimiento",

te dejo un saludo, y quiero decirte que me gusta lo que escribes, y también que se preste a la discusión,

vale,
h

Anónimo dijo...

Hola Sagandhimeo,
A diferencia de Humberto, mi duda no es del tipo “de filósofo a filósofo”, jejeje (muy interesante, por cierto). Lo que yo sugerí me vino a la cabeza a partir de algunas viejas lecturas de antropología y sociología de la religión. Un contraejemplo de algo sagrado no religioso serían los rituales, objetos y preceptos de la magia, los cuales producen asombro y temor, la sensación de estar en presencia de algo extraordinario, misterioso, de fuerzas ocultas y/o seres sobrenaturales ajenos a los acontecimientos cotidianos (profanos). (Me parece incompleta la definición que pones de lo sagrado...supongo que ahí radica el posible desacuerdo). Magia no es igual a religión, aunque en efecto muchas religiones incorporan la magia a sus prácticas (James Frazer hace esta distinción, si bien es discutible su visión evolucionista que ubica una línea que va del paso de la magia a la religión y de ahí a la ciencia). En términos más amplios, la dualidad sagrado/profano se encuentra presente aun en sociedades modernas y laicas. Pero me parece que si lo que haces es plantear lo sagrado como aspecto central y característico del conocimiento religioso, tienes razón y bien podría decirse que la magia, por ejemplo, es una forma de conocimiento religioso, estrictamente en los términos que propones; pero hasta ahí llegaría la identificación con la religión.

Sin embargo, para sostener eso habría que responder primero la pregunta que te hace Humberto precisamente sobre “conocimiento religioso”...y ¿qué es entonces lo que en tu esquema tendríamos que estar entendiendo por conocimiento e incluso por la actividad de producir conocimiento?
Muchos saludos.
Lorena.

Anónimo dijo...

humberto:

claro que sigue en pié nuestra discusión en persona.

parto de que la perfección es un parámetro meramente humano, por ejemplo una calificación de 10 es perfecta, pero un examen no es absoluto, sino establecido por el hombre. En tal sentido, mi supuesto es que nuestras habilidades serían perfectas si se identificaran con la realidad, pero como la identidad de pensamiento y ser es imposible: hablamos de instrumentos imperfectos, evitando juicios absolutos.

las capacidades humanas de las que parto son las psíquicas, aquellas que son propiamente humanas, dejado de lado las habilidades físicas por compartirse con los animales. Las disciplinas que elejí son las que considero las más representativas de la cultura humana, tanto por su desarrollo como por su universalidad. Además de que coinciden con los intrumentos propuestos. El orden que propongo es más que nada expositivo, pero también obedece a cierto desarrollo cronológico, sin pretender ninguna subordinación positivista (cosa que diré en las conclusiones).

Por último, entiendo que juzgar a las religiones mediante la razón puede parecer fuera de lugar, pero mi apuesta es que tampoco podemos escapar a la razón, dado que nuestra propia formación humana derivó de ella al menos en parte, por lo que requerimos de un mínimo de razón,así como un mínimo de emoción y un mínimo de praxis para cualquier asunto (lo que se verá más adelante), es decir que como requerimos de un mínimo de razonamientos para sostener una creencia religiosa, mi tesis es que con este mínimo se puede evidenciar su inconsistencia fundamental.

De acuerdo contigo en que no hay diversos tipos de racionalidad, sino diversas aplicaciones.

saludos y gracias por los comentarios.

Anónimo dijo...

Lorena:

tal vez entiendas religión en sentido institucional, sin embargo la religión también puede ser algo personal y por ello aplicable a tus contraejemplos. Pues la misma religión en sus inicios no era otra cosa que magia, misterio, fuerzas ocultas, etc. Mi propuesta es que el elemento distintivo de la religión es precisamente un juicio de valor elevado al absoluto o a lo sobrenatural, pues de ello parte la creencia en dioses y espíritus en sentido amplio.

El problema radica en que lo más importante de la religión pudiera ser la búsqueda de sentido, pero ésto no es distintivo de ella, pues lo comparte con la filosofía.

No considero que lo sagrado y profano se encuentre en sociedades modernas y laicas. Lo que sucede es que aun siendo laicas conservan resagos de religiosidad, pues la laicidad se contrapone a valoraciones absolutas.

Por lo demás estamos de acuerdo.

Creo que en general la discusión se clarificará en las siguientes entregas.

Gracias por tus comentarios.

Asaltante rojo dijo...

He seguido con atención la polémica derivada de esta primer entrega de "La Episteme" y me parece que la respuesta que da el autor del texto original al asunto de los contrajemplos sobre lo sagrado no es del todo convincente. Mi inquietud va por el lado de lo que se comprende como religión, pues si bien la experiencia religiosa es algo que se vive de manera muy íntima, individual, la fe personal; ello no quiere decir que su ser social se extinga automáticamente. La religión es una construcción social, desde sus formas más primitivas, que surge no solamente de la necesidad humana por explicarse el mundo, incluyendo su propia existencia, sino esencialmente de la necesidad humana por mantener cohesionada su sociedad. De aquí que muy pronto en la historia los ritos se hayan institucionalizado con cierta rapidez, aunque no siempre exenta de violencia (el viejo testamento es prolífico en ejemplos del empleo de la violencia para imponer la religión). Los contraejemplos que brinda Lorena sobre los sagrado pueden verse como elementos precursores de la religión, pero en ningún modo son ni en sí ni para sí religión. La religión comienza precisamente solamente cuando la división del trabajo permite separar el trabajo físico del intelectual y el trabajo manual del administrativo.

Anónimo dijo...

Lo que sucede es que la religiòn se fue conformando històricamente, lo que dificulta establecer en què momento la religiosidad individual o colectiva se transformò en religiòn. Yo opto porque todo aquello que nos remita a lo sobrenatural es religiòn, sea èsta individual o colectiva. Partiendo de que toda pràctica o experiencia religiosa forma parte de la religiòn, aunque no se comparta con nadie màs. Dando por hecho que nunca estamos aislados y que la religiòn individual siempre deriva de la convivencia social y de pràcticas sociales previas.

Gracias a asaltante rojo por sus comentarios.

Asaltante rojo dijo...

La conceptualización de la que partes sobre la religión es incongruente con la conclusión a la cual llegas en tu comentario de respuesta. El hablar de que la religiosidad individual se transformó en un momento dado en religión es hacer una concesión innecesaria al idealismo.
No basta con adjetivar algo como histórico para que un concepto tenga realmente un sustento en el pensamiento científico. Desde los hechos sociales es preciso ir hacia donde la tendencia que nos señalan las pruebas, por desgracia las escuelas filosóficas no han desarrollado esto entre sus herramientas de trabajo, por eso se abstraen de lo social a la hora de conformar sus conceptos.
En el caso de la religión, no existe ni ha existido algo como religión individual en sentido estricto, lo que existe a nivel individual, personal, es el sentimiento religioso (Gemüt), el cuál en efecto es producto de la convivencia y las prácticas sociales, pero vivas, no solo las previas.
En efecto sería descabellado señalar un lugar y una fecha específica de cuando surgió la religión o esa idea sobre lo sagrado, pero si tenemos evidencia arqueológica sobre la ruta crítica que debió dar origen a la religión.
Por principio de cuentas, el ser humano es social desde antes de haber llegado a ser homo sapiens sapiens, diversos objetos nos indican que las primeras formas de religión fueron las de corte animista que le conferían un espíritu a los fenómenos que rodeaban a las tribus, eran verdaderas religiones sin dioses. Posteriormente los dioses comenzaron a surgir como entidades protectoras de la familia tribal. Pero entre la existencia de la religión sin dioses y el ser humano en su primitiva forma sin religión, medió el surgimiento de prácticas supersticiosas que no eran propiamente superstición sino sus precursoras, éstas solamente pudieron originar la religión gracias a que se socializaron, se perpetuaron como costumbre y, por tanto se institucionalizaron. Algunos vestigios de esas primitivas prácticas sagradas prerreligiosas las encontramos todavía en las formas religiosas antillanas y africanas, que son verdaderos fósiles religiosos, por ejemplo en el Vudú.
Es interesante y con bastante precisión como tocas el tema del conocimiento religioso, pero podrías afinarlo enraizando tus conceptos en los fenómenos sociales objetivos y no nada más en el desarrollo subjetivo de las ideas.

Anónimo dijo...

No dije idealistamente que la religiosidad individual se transformò en religiòn, me referìa a que la religiòn entendida como religiosidad es tanto individual como social, sin negar que somos seres sociales y por ello toda construcciòn individual tiene su origen en lo social.

Solamente parto de Micklem, para afirmar que como hay religiones sin dioses, lo distintivo de la religiòn no es la deidad, sino la idea de lo sagrado, es decir, aquello que nos conecta con lo sobrenatural en sentido valorativo, en razòn de un afàn de trascendencia o bùsqueda de sentido.

No niego los fenòmenos sociales, trato de partir de ellos, pero por razones metodològicas debo concentrarme en anàlisis de las ideas.