lunes, noviembre 30, 2009

Reyertas 66: Un sepulcro para ellos habrá que darles

Mientras redacto las siguientes líneas para su publicación en Asaltando la red se presentan los primeros resultados oficiales en los medios internacionales de comunicación sobre las elecciones presidenciales tanto en Honduras como en Uruguay. En ambos casos la tendencia que hemos señalado en anteriores entregas (ver Reyertas 65: Decisiones) se está cumpliendo. Por un lado, ya con el visto bueno del reciente premio Nobel de la Paz, Barack Obama, Lobo se perfila como el ganador y futuro presidente de Honduras. En cambio, Mújica se encuentra a poco de ser el próximo presidente de Uruguay.

En un futuro cercano tendremos la oportunidad de profundizar mejor tanto en el caso uruguayo como en el hondureño. Por ahora basta con referir que estas son las características específicas en que se desarrolla la lucha de clases en América Latina. El crecimiento de las expresiones de izquierda, por un lado, pero también la recomposición de las derechas, como su anverso.

Una muestra interesante de las tendencias que se manifiestan en la región es el de las izquierdas electorales mexicanas. Por principio de cuentas cabe recordar que desde hace más de 15 años los partidos de izquierda con registro político, principalmente el Partido de la Revolución Democrática, se divorciaron irreconciliablemente de las demandas de las clases subsumidas. El papel poco solidario con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la mezquindad populista de los gobiernos perredistas con los habitantes del Distrito Federal, la espalda que se le dio al movimiento estudiantil universitario en 1999 (cuando el PRD traicionó a un movimiento que no se dejó manipular por dicho partido), la complicidad de sus congresistas con la contrarreforma indígena, la falta de solidaridad con el movimiento de Atenco, la incapacidad e ineptitud con que combatió los fraudes electorales en Oaxaca (2005) y en la presidencial (2006), nulo apoyo que se le brindó a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), las traiciones que la propia dirigencia de ese partido le ha hecho al pueblo mexicano desde el Congreso de la Unión y la ausencia de una política de fortalecimiento de la lucha obrera-sindical, son las muestras más claras del autismo que el PRD ha exhibido frente a las luchas populares. Todo el sumario de agravios anterior viene a cuento porque el próximo fin de semana (5 y 6 de diciembre) en Oaxtepec, Morelos se realizará el XII Congreso Nacional del PRD. El lema de tal congreso (“Para la refundación del PRD”) demuestra que el divorcio de ese partido se ha extendido muy severamente, ya no solamente con los movimientos sociales, sino hasta de la propia realidad.

Resulta completamente irreal creer que ese instituto político podría siquiera convertirse en una opción que realmente represente los intereses de las clases subsumidas. De entrada es imposible que en dicho congreso salga una estructura partidaria funcional. Ni la facción lopezobradorista ni la de los chuchos podrán llegar a acuerdos programáticos reales, pues aunque ninguna de las dos está en condiciones de independizarse del partido (han generado una obsesiva dependencia hacia las estructuras de organización clientelar). Pese al esfuerzo que han desplegado en sus giras, los lopezobradoristas, no han conseguido crear una estructura organizativa sólida y experimentada que les permita mantener la lucha política. Aún el voluntarismo es moneda corriente entre las brigadas de partidarios de López Obrador. Por su parte, las alianzas creadas por Nueva Izquierda con los pequeños grupos de influencia local obligan a los chuchos a depender cada vez más del presupuesto que les entrega el Instituto Federal Electoral (IFE), pues solamente repartiendo dinero es como se han logrado aferrar a la dirección partidaria.

La redefinición del PRD como un partido socialdemócrata tampoco puede tomarse como algo serio. Si alguna forma de socialismo demostró en el siglo XX que es completamente inocua para el capitalismo, esa es la socialdemocracia. El excesivo pragmatismo, basado en la realización de pequeñas reformas con la finalidad de equilibrar las desigualdades en la sociedad, característico de esa corriente socialista le ha impedido plantear un programa serio de transformaciones sociales. Esas condiciones nos señalan una teoría política completamente laxa, demagógica y desarticulada. No se olvide que dentro de la propia Internacional Socialdemócrata conviven por igual expresiones políticas como el Partido Socialista francés, el Partido Social Demócrata Alemán, el Partido de la Revolución Institucional de México o el Partido Laborista de la Gran Bretaña. Como se aprecia, en realidad no hay una verdadera unidad en torno a un proyecto de transformación de la humanidad que construya sobre las bases de la equidad social.

Pese a que la defunción del PRD es un hecho consumado, la permanencia de ese cadáver insepulto en la palestra política nacional es posible gracias a que en realidad no existe una alternativa electoral de izquierda. El Partido del Trabajo (PT) no ha dejado de ser una organización oportunista completamente aislada de los trabajadores. La improvisación, al igual que en el caso del lopezobradorismo, es la divisa de los petistas. Una organización sin el mínimo interés en la formación de cuadros y que reproduce demasiados de los viejos vicios del corporativismo. El PT ha basado su estructuración orgánica en la cooptación del movimiento territorial por la vivienda, el cuál puede tener demandas muy loables, pero en términos objetivos es un tipo de organización social que desarrolla el corporativismo en lo orgánico, pero el anarquismo en las propuestas políticas.

Convergencia por la Democracia va en el mismo sentido con el agravante de ser la franquicia de un solo individuo, Dante Delgado Rannauro. Aunque debe reconocérsele a dicho partido que ha sido el más apegado a la línea implantada por el peje y la Convención Democrática Nacional.

Hasta hace unos meses, la otra alternativa electoral de izquierda era el Partido Socialdemócrata (PSD). Sin embargo, el fracaso de dicha opción electoral se debió a la terquedad por apostar a ser el partido defensor de los intereses de la pequeña-burguesía ilustrada, esa que quiere dice reivindicar un proyecto de izquierda moderna y tolerante. Pero que en la práctica es la claudicación de cualquier lucha. Además de la evidente predisposición de su dirigencia a traicionar las demandas de la sociedad realizando acuerdos inconfesables con la parte más oscura del PRI y de los chuchos, la militancia del PSD carecía del desarrollo ideológico, de la disposición a la lucha que llega hasta sus últimas consecuencias. Algo a lo que sí están dispuestos los partidos de la derecha.

El que el PRD sea un cadáver podrá ser una noticia que festejen muchos de sus detractores de derecha y de izquierda, pero en realidad implica una verdadera catástrofe para todas las izquierdas. La necesidad de una opción electoral que abra el campo a las demandas sociales es indispensable, se trata de ampliar los medios de lucha mientras se van estrechando las demandas programáticas, no lo contrario. Urge la conformación de una verdadera organización de las izquierdas, pero comprendiendo que ésta no podrá darse en los abstractos términos de la “unidad a toda costa”, como se hace en el PRD; sino que solamente puede ser posible en el plano del trabajo concreto, la negociación amplia y la discusión de las diferencias (el pragmatismo de trabajar solamente sobre los acuerdos no ha hecho más que conducir a naufragios gigantescos). La primera tarea de las izquierdas que no descartan la lucha electoral será la defensa de los trabajadores, lo que por supuesto incluye la defensa de los electricistas del Sindicato Mexicano de Electricistas, pero va más allá. Por principio de cuentas, nada más a la defensa de los derechos contenidos en la Ley Federal del Trabajo, no es posible dejar que se legalicen prácticas como los contratos de prueba, la subcontratación y demás linduras de la política laboral neoliberal. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, noviembre 26, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 31:

Materia, realidad y existencia en Mario Bunge

(quinta de nueve entregas)

Por: Sagandhimeo

CAPÍTULO 2

INTRODUCCIÓN

Una ontología materialista integral no puede limitarse al concepto de materia, pues si bien se sostiene que todo objeto que pueda moverse es material, no queda claro en qué medida lo material es real. En el presente capítulo se clarificará qué se entiende por realidad, qué elementos son reales y en qué medida lo son, y finalmente, la relación que guarda la realidad con la materialidad. De este modo, se complementará la investigación del capítulo precedente y se profundizará en una ontología (el materialismo científico) que dé cuenta de la realidad y de su materialidad de modo coherente.

2.1 DEFINICIÓN DE REALIDAD

Sobre qué sea real requerimos primeramente de un criterio, lo cual es sumamente difícil pues no podemos salirnos de la realidad para verificarla, en todo caso sabremos que algo es real si podemos percibirlo, pero es aventurado partir de la mera percepción pues caeríamos en un subjetivismo, es decir, en creer que existe sólo aquello que se relaciona con el receptor.

Para nuestro materialismo científico la situación es más compleja, pues en todo caso antes de existir receptores conscientes como los humanos ya existía el universo, por tanto el criterio no puede ser la percepción, sino algo más amplio como lo es la influencia, es decir, "para que una cosa --exceptuando el universo-- sea real es suficiente (aunque no necesario) que influya sobre otro objeto o sea influida por éste. La primera disyunta [que influya sobre otro objeto] hace lugar a los sujetos (cognoscitivos). La segunda disyunta [que sea influido por éste] es necesaria para hacerle lugar al universo como totalidad, el cual aun cuando no sea influido por cosa alguna, está compuesta por entidades reales." (Bunge, 2002a:90). Entendiendo por "influir" el hecho de poder cambiar el estado de un objeto, es decir, moverlo.

Un ejemplo sobre el influir lo encontramos en Hacking, pues para saber si un objeto tan imperceptible como un electrón es real, requerimos de un experimento en el cual podamos afectar al elemento en cuestión, inclusive con el simple hecho de arrojarlo hacia algo, es decir, “hasta donde a mí concierne, si se puede rociar algo con ellos, entonces son reales” (Hacking, 1996:41). Donde rociar significa lanzar un haz de electrones sobre ciertas partículas.

En otras palabras, si definimos lo real como aquello que influye sobre otro objeto poseemos un método para conocer la realidad de cualquier entidad y si también incluimos que tal objeto pueda ser influido para ser real estamos incluyendo al universo como totalidad, pues de otro modo tendríamos que suponer que existen objetos aislados o pretender que la suma de todo cuanto existe es irreal.

Podría objetarse que existen objetos que no pueden influirse y que son reales, como una galaxia o la tabla de los elementos. Sin embargo que nosotros no influyamos sobre una galaxia no significa que ésta no interactúe con su entorno y dentro de sí y la tabla de los elementos no puede influirse pues es un mero constructo mental, el cual hemos formulado mediante nuestros cerebros, los cuales se encuentran en permanente interacción. Es decir que, un objeto es real si posee interacción con al menos otro objeto, pues de otro modo se encontrará aislado del mundo y esto evidenciará que es una mera idea en nuestra mente, que es real tan sólo como idea.

En ese sentido, postular la realidad de objetos aislados es lo mismo que no postular nada, pues no existe forma de percibir su interacción, y por otra parte, nadie en la cotidianidad se atrevería a asegurar que todo es una ilusión y en todo caso, para que haya ilusiones requerimos de una realidad para contrastarlas, además de que es inconsecuente afirmar que los componentes de una totalidad son reales y que ésta no lo es.

Ahora bien, la segunda postura posee cierta solidez, pues a pesar de que las ilusiones no existen sin una realidad como base, éstas también son reales, pero en un sentido distinto, es decir, son reales en tanto que ocurren, pero son irreales en tanto que aparentar ser algo que no son, “se trata de hechos, pero ocurren en el cerebro en lugar de en el mundo exterior” (Bunge, 2006:50). Por ejemplo, si escucho un zumbido puedo creer que hay una abeja cerca, si una abeja lo produce es un sonido plenamente real, en el sentido de que influye sobre mí, pero si no hay ninguna abeja o ningún otro elemento externo que produzca el sonido: significa que mi cerebro o mi oído lo están produciendo, por lo que el fenómeno existe, pero sólo como ilusión, pues no hay influencia de nada externo hacia mí. Otra forma de ilusión sucede con la distorsión de los sentidos o las sensaciones, como cuando hay una disfunción cerebral y se toma por real lo que la mente produce, o cuando un objeto se ve de forma distinta de la que posee por encontrarse dentro del agua.

Es decir que, la realidad puede dividirse en dos grados: "un objeto es objetivamente real si existe independientemente de todos los sujetos cognoscitivos (o sea, en los mundos externos a ellos). Un objeto es subjetivamente real si existe sólo como parte de una experiencia subjetiva de algún sujeto" (Bunge, 2002a:89). En otras palabras, tanto los objetos materiales como los fenómenos psíquicos son reales, pero mientras los primeros son reales por sí mismo, es decir, en tanto influyen sobre otros; los segundos lo son en tanto fenómenos psíquicos, ya que su contenido es aparencial, pues no es capaz de influir directamente sobre otro ente.

Para Hacking (1996) lo objetivamente real de Bunge coincide con su formulación de aquello que pueda rociarse que mencionamos unas líneas arriba y lo subjetivamente real como el sentimiento del odio no sería real, ya que no puede examinarse directamente, lo que sería real para Hacking consiste en los procesos cerebrales que desencadenan el odio, ya que éstos pueden detectarse experimentalmente. Por todo esto ambos autores coinciden en lo fundamental.

Sin embargo, existen una postura que hace énfasis en los fenómenos o apariencias: "el fenomenismo ontológico es el punto de vista que afirma que sólo existen los fenómenos: que todo es un montón de apariencias para alguien y que todo cambio es una experiencia humana" (Bunge, 1999:68). Posturas como ésta se sostienen debido a que nuestra única interacción con el mundo es mediante nuestros sentidos, pero no debe confundirse el instrumento con el campo, pues una cosa es que sólo podamos conocer el mundo mediante las sensaciones que nos produce y otra que sólo existan éstas. Para salir de tal embrollo tenemos a la ciencia, con la cual, es altamente posible aproximarnos a la realidad fuera de nuestra subjetividad, pues la objetividad de la ciencia parte de instrumentos rigurosamente controlados. Es decir que, podemos conocer la influencia de una entidad sobre otra independientemente de un sujeto que la perciba, aun cuando haya hechos imperceptibles.

Por lo tanto, el enfoque que hemos estado defendiendo es el realismo, "o el punto de vista que afirma que hay hechos imperceptibles y que algunos de ellos se pueden conocer". (Bunge, 1999: 69). Pero no basta con ésta definición, pues comúnmente se opone el realismo al idealismo, es decir, el primero que deriva las ideas de la realidad y el segundo que deriva la realidad de las ideas; tal distinción es defectuosa, pues el idealismo al afirmar que todo deriva de las ideas está afirmando implícitamente que lo real son las ideas, es decir que, "El realismo idealista (o metafísico o platónico) identifica la realidad con la totalidad de las ideas eternas y sus sombras concretas, aunque vagas, y cambiantes" (Bunge, 1999:69).

Es decir, que para éste realismo lo primordial son las ideas, el problema es que las ideas son por definición meras formas, ya que son abstracciones, si su realidad radica en otras ideas la forma se queda sin contenido y la realidad estaría vacía. Para que las ideas posean realidad requieren de un contenido que no sea otras ideas, sino algún material que pueda llenarlas. Ahora bien, para que tal contenido sea real requiere poder influir directamente sobre otros elementos, es decir que, requiere poder cambiar. Por lo tanto, las ideas requieren de elementos materiales para ser reales y sólo lo serán de manera derivada, en tanto posean un contenido real, es así como el realismo idealista carece de fundamento, "en contraste, el realismo científico identifica la realidad con el conjunto de todas las cosas (...) que pueden cambiar de una forma u otra. Según el realismo científico, las ideas, lejos de existir por sí mismas, son procesos que ocurren en la mente de algunos animales" (Bunge, 1999:69). Es decir, que sin negar la realidad de las ideas, podemos ubicarlas dentro de los cerebros, en donde no son reales por sí mismas, sino porque alguien las piensa.

Además, "no estamos definiendo como existencia independiente del sujeto (...) porque las creaciones humanas no se actualizan sin intervención humana (...) porque también los sujetos de conocimiento son reales" (Bunge, 1981:38). En ese sentido, el hecho de que nuestro pensamiento sea una abstracción no implica que es irreal, pues ya hemos argumentado que es real de manera derivada; sino que todo ente es real, siempre que se delimite si es real por sí mismo como los objetos materiales o de manera derivada como los objetos ideales. Así por ejemplo, a la pregunta "¿hace ruido el árbol que cae en un bosque remoto donde no hay quien pueda oírlo?" (Bunge, 2006:68), responderemos que hubo un sonido puesto que provocó sus respectivas ondas y por tanto influyó sobre otros objetos, pero no hubo sonoridad en tanto que no hubo un sujeto que lo escuchara, de ese modo la realidad no depende del sujeto sin negar que poseemos influencia sobre la misma.

Por otro lado, así como la suma de los objetos materiales constituyen el universo, la suma de los objetos reales constituyen la realidad, es decir que, "la realidad es el conjunto de todos los objetos reales (...) puesto que se ha definido como un conjunto, es a su vez irreal, ya que los conjuntos son incapaces de influir cosa alguna" (Bunge, 1981:37). Cabe mencionar que aquí nuestro autor no habla de la realidad como un conjunto material semejante a un organismo, sino de un conjunto conceptual, es decir, de la abstracción general que resulta de clasificar los objetos singulares. Es decir que, dentro de un materialismo consecuente, no podemos hablar de categorías autónomas, pues cualquier entidad posee un referente material, por lo que si hablamos de la suma de todo lo real (la realidad), tendremos que hacerlo en función de sus componentes, nunca en abstracto.

Asimismo, el hecho de que la realidad sea un conjunto implica que ningún ente es real por sí mismo, pues "los componentes de un sistema real son reales, pero no lo son de manera independiente" (Bunge, 2006: 52), esto ocurre porque todos los objetos están conectados por la red espacio-temporal que se abordó en el capítulo anterior, y porque por definición todo objeto requiere necesariamente de al menos otro objeto para influir o ser influido. Diremos pues, grosso modo, que todo objeto es real porque participa de la realidad de los demás objetos.

En resumen, la realidad es la suma de todos los objetos reales, los cuales a su vez lo son porque pueden influir o ser influidos por otros objetos, ya sea de manera directa como los objetos materiales o de manera derivada como las ideas y apariencias. Esto implica que la realidad es algo más que lo que existe fuera del sujeto y que lo que está dentro del sujeto también es real.

2.2 ALGUNOS PROBLEMAS EN TORNO A LA REALIDAD

Una vez que se ha clarificado qué es la realidad y qué es un objeto real, es momento de abordar algunos problemas que surgen en torno a ello, tales como la realidad de las propiedades, la ficción, la posibilidad, las capacidades, los trascendentales y los conceptos.

2.2.1 LAS PROPIEDADES.

Hemos visto que las propiedades no son materiales por sí mismas, sino porque las poseen objetos materiales (1.2), a su vez las propiedades no son reales por sí mismas, sino de la misma manera derivada, es decir, "las propiedades, relaciones y cambios de cada uno de los objetos materiales, son reales sólo de un modo derivado: en términos estrictos, se trata de abstracciones" (Bunge, 2002a:90), además dentro del realismo "hay dos tipos de propiedades: primarias o independientes del sujeto y secundarias o dependientes del sujeto" (Bunge, 2006:68), esto ocurre en tanto que nuestra percepción de las cosas no es idéntica a las cosas mismas. Por ejemplo una propiedad primaria de la materia es el tamaño, la cual concebimos secundariamente como volumen percibido. Otro ejemplo, el amor es una propiedad relacional secundaria, derivada de la propiedad primaria de la afectividad biopsicosocial.

En otras palabras, las propiedades primarias son reales de manera derivada, pues lo son en tanto pertenecen a objetos materiales y las propiedades secundarias son reales en menor grado aun porque se derivan de otras propiedades; pero su complejidad puede ser mayor, en tanto se componen tanto de las propiedades de la materia, como de las propiedades emergentes que surgen en su interacción con el cerebro.

2.2.2 EL ESPACIO Y EL TIEMPO

Otro caso de propiedades primarias lo son el espacio y el tiempo. Por ejemplo, un lápiz es un objeto real, en tanto influye sobre otros objetos como un papel, el espacio que ocupa el lápiz no es real por sí mismo, sino de manera derivada: lo que es real es el lápiz "espaciado", además la magnitud de la distancia que percibimos en el lápiz no es real por sí misma, sino derivada a su vez del espacio que ocupa el lápiz. Por otro lado, una explosión nuclear es un fenómeno real en tanto influye sobre los objetos que están a su alrededor, el tiempo en que ocurre no es real por sí mismo, sino derivado de la sucesión de eventos que provoca tal explosión y la sucesión percibida es real de manera derivada de la sucesión de eventos. En otras palabras, el espacio y el tiempo son reales de manera derivada en tanto propiedades de los objetos. Y nuestra percepción de los mismos es real en tanto deriva de tales propiedades, por lo que es real en menor grado aún.

martes, noviembre 24, 2009

Reyertas 65: Decisiones

…Y el futuro nos alcanzó. A unos días del fatídico 29 de noviembre, la suerte parece echada en América Latina. Ese día en Honduras se realizarán las elecciones presidenciales en las que saldrá el sucesor de José Manuel Zelaya, al tiempo que en Uruguay se realizará la segunda ronda electoral, acto en que se definirá al sucesor de Tabaré Vázquez como presidente de aquella nación sudamericana.

En el caso hondureño la burguesía parasitaria de libremercado, es decir aquella que no hace más que vivir tanto de la explotación de los trabajadores mediante las alianzas que tiene con los grandes capitales trasnacionales, está a un paso de conseguir su tan ansiado objetivo. Erradicar cualquier posibilidad de un gobierno le reste privilegios. Todo eso a costa de los propios trabajadores hondureños, tanto del campo como de la ciudad. Los antiguos terratenientes apoyados por los militares de Romeo Vásquez y que tienen como cara visible a Roberto Micheletti se están saliendo con la suya. Mientras Zelaya hace huesos viejos en la embajada brasileña en Tegucigalpa, los golpistas pueden darse el lujo de prometer que el gobierno de facto dejará libre unos días el gobierno. La descarada maniobra del golpismo parece ser la puntilla en contra de las movilizaciones que la izquierda ha impulsado como repudio al conservadurismo que predomina a la sociedad hondureña.

Para colmo de males, el propio gobierno de Barack Obama ya comenzó a ceder en favor de los golpistas, tal cómo se esperaba cuando varios de sus propios funcionarios están metidos hasta el cuello detrás de los empresarios librecambistas de Honduras. No se olvide que en 1998 el actual embajador de Estados Unidos en la nación centroamericana fue uno de los principales negociadores en la integración del malogrado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Por cierto, que no fue fácil echar abajo dicha propuesta, pues la burguesía parasitaria de America Latina ya se veía favorecida por los grandes negocios que iba a realizar al estrechar, aún más, sus vínculos con el capital extranjero. Para la oligarquía terrateniente latinoamericana esa alianza es estratégica porque le permite potenciar su dominio sobre los habitantes de la región sin tener que arriesgar un solo centavo.

El hecho de solamente existir a estas alturas dos candidatos con posibilidades de ganar las elecciones del próximo día 29 de noviembre, Porfirio Lobo (del Partido Nacional y Elvin Santos (del Partido Liberal, el mismo en que militan Micheletti y Zelaya), o que el opositor esté al frente en las encuestas, con cosas que pasan a segundo término. No se trata de problemas de barandilla, tal como quisiera que se redujese el señor Micheletti, sino de la cancelación de un futuro para Honduras. Pero una cancelación que podría extenderse hacia el resto de América Latina e incluso hacia el resto del mundo. A pesar de su talante como político oportunista, José Manuel Zelaya fue destituido nada más por pretender reformas democratizadoras. Resulta absurdo que a unos meses del final de su gobierno, un congreso constituyente lograse elegir a sus integrantes, redactar una constitución, convocar a elecciones, realizar todo el proceso electoral y definir a los funcionarios del gobierno. Todo lo anterior en menos de cinco meses. ¿Quién en su sano juicio realmente creería que eso implicaba la perpetuación de Zelaya en el poder?

Definitivamente no. Tanto el fallo del poder judicial como el congreso hondureño demostraron que su actuación fue por consigna. Lo cuál no es raro si se observa que detrás de muchos políticos y ministros de justicia se encuentran los intereses de la familia Flores Facussé, comenzando por el expresidente Carlos Flores Facussé. Debe reconocérsele a esa oligarquía terrateniente hondureña que ha sabido sortear los embates de los partidarios de Zelaya, de manera que a cada movimiento de los zelayistas en que logran cierta ventaja, los empresarios responden con algún tipo de treta que les regresa la ventaja política. En los últimos días, el consenso mundial para desconocer las elecciones presidenciales convocadas para el 29 de noviembre ha sido roto gracias a que Roberto Micheletti le dio a Estados Unidos el pretexto que necesitaba: prometió ausentarse del poder unos días. Así, a justo menos de una semana de realizarse los comicios, las esperanzas para echar abajo al golpismo se van reduciendo. Si Lobo o Santos ganan las elecciones el problema no se resolverá, pero la vía democrática se estará cancelando. Ahora bien, la disyuntiva es precisamente que tan dispuesto (primero) y que tan madura (después) está la organización de los trabajadores en Honduras. De lo anterior depende que escenario se haga real. Desde la simple acumulación de una ofensa más en contra del pueblo, hasta el brote de focos guerrilleros al más puro estilo guevarista.

El asunto hondureña, como he señalado anteriormente, es un problema que atañe a toda América Latina, sobre todo considerando que a la zona se le toma como la cabeza o mejor dicho la región en que más progresos ha tenido la renovación de la izquierda. Pese a que la posible recuperación económica promete alargar el ciclo económico largo, y con ello las posibilidades revolucionarias de los pueblo, si no se resuelve de mejor manera el asunto hondureño la regresión podría adelantarse. Basta con mirar lo que está aconteciendo en Nicaragua para comprender que la reacción se está fortaleciendo ya no exclusivamente en Honduras, sino más allá de ésta. Claro que Daniel Ortega ha dado demasiados pretextos, pero aún así las manifestaciones del pasado 21 de noviembre no deben despreciarse.

Al sur del continente nos encontramos con otro evento que el 29 de noviembre podría implicar un viraje en la correlación de fuerzas en América Latina: la segunda vuelta de la elección presidencial en Uruguay. Más allá de que José Mújica formó parte del gabinete del malhadado Tabaré Vásquez, lo cierto es que el candidato del Frente Amplio (FA) representa la única alternativa electoral que tienen los trabajadores. Una alternativa que solamente podrán hacer efectiva para la clase obrera en función de no relajar la movilización, sino en incrementarla.

Los sondeos que presentan diversos medios de comunicación sobre la elección uruguaya señalan que Mújica le lleva a Luis Alberto Lacalle (candidato del Partido Nacional) entre 8 y 10 puntos porcentuales. No se olvide que en la primera ronda, realizada el 25 de octubre pasado, el candidato del FA obtuvo 3l 48.16% de la votación, mientras que su contendiente del próximo domingo 29 consiguió apenas el 28.94%, casi 20 puntos porcentuales menos. Por si fuese poca la ventaja que ha tomado Mújica, en las elecciones de octubre el Frente Amplio alcanzó la mayoría tanto en la Cámara de Senadores como en la Cámara de Diputados. De tal modo que la izquierda tendrá mayoría.

Sin embargo, cabe reflexionar que aún ganando las izquierdas podrían perder con Mújica. La desmovilización de los trabajadores para dar paso al avasallamiento de la persona, de la gran figura es uno de los principales riesgos. Aunque debe tomarse en cuenta que las formas de movilización populares no pueden ser las mismas durante la campaña electoral que ya en pleno ejercicio de gobierno. Se requiere de formas más conscientes, menos desgastantes y más efectivas.

Como he señalado en ocasiones anteriores, la clase obrera se encuentra en un momento decisivo en la historia. O la oleada renovadora se transforma para dejar atrás el voluntarismo y el culto a la improvisación, o tendrá que volver a padecer una etapa de sojuzgamiento ante la recomposición de los grandes capitalistas mundiales. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

domingo, noviembre 22, 2009

Memoria proletaria 4: La revolución del pueblo, la vigencia de octubre de 1917

Con mucha frecuencia los camaradas que aspiramos al triunfo de una revolución encabezada por la clase trabajadora solemos sobrestimar el papel de los grandes dirigentes que encabezaron la revolución rusa de 1917. A Lenin se le considera un santo omnipotente o cuando menos omnisciente. Según sus más fieles apologetas nunca tuvo errores y su único defecto fue el no ser inmortal.

Respecto a León Trotsky (Lev Davidovich Bronstein) y a José Stalin (Iósif Visariónovich Dzhugashvili), ambos resultan polémicos. Según desde el punto de vista del que se les vea serán o los grandes villanos traidores a la revolución o los grandes salvadores de la revolución. Los partidarios de Stalin, los estalinistas, no paran de señalar a Trotsky como un intelectual pequeño-burgués que traicionó a la revolución al pretender revisar la teoría marxista con el propósito de justificar su entronización como sucesor de Lenin. En cambio ven a Stalin como el gran formador de la organización que permitió rescatar la revolución en un solo país.

Por su parte, los trotskistas conciben que la revolución rusa traicionó los ideales del proletariado en el momento en que Stalin ascendió al poder. En grado extremo, plantean que el sucesor de Lenin fue el responsable del derrumbe de la Unión Soviética en 1991, pues al apropiarse para sí mismo del poder se convirtió en un agente de la burguesía. El resultado fue la simulación de un Estado obrero cuando lo que en realidad existía era un Capitalismo de Estado. A cambio de lo anterior, Trotsky siempre fue el personaje que representaba la razón pura. Sin embargo, la envidia burguesa de Stalin, convirtió a aquél en la principal víctima del estalinismo.

Tanto para estalinistas como para trotskistas todos los problemas de organización en el primer experimento por crear un Estado obrero provenían del otro. Así, Lenin nunca fue cuestionado. Gracias a esta forma de comprender la historia de los trabajadores, tanto estalinistas como trotskistas y leninistas consiguieron disipar la nueva forma de concebir la historia para fortalecer el personalismo de los grandes próceres que caracteriza a la historiografía burguesa.

El 7 de noviembre de 1917 (según el calendario gregoriano que ahora predomina en el mundo, 25 de octubre según el calendario juliano) estalló la insurrección de San Petesburgo (Petrogrado), evento decisivo en el triunfo de la revolución bolchevique. Justo en ese momento la revolución menchevique de febrero de 1917, encabezada por Aleksandr Kerénsky, se extinguió definitivamente. Los ocho meses en que los socialdemócratas que pretendían continuar con la política del zar que sacrificaba al pueblo con tal de vencer en la Primera Guerra Mundial, para saldar las deudas de Rusia con Inglaterra y Francia. Kérensky prometió abandonar la política de sacrificio del pueblo ruso para favorecer la reconstrucción de la nación, comenzando por las condiciones de producción alimentaria. No obstante, ya en el poder pronto fue claro que no estaba dispuesto a cumplir con sus promesas. La Revolución de febrero solamente había servido para derrocar al zar, pero colocando en el poder a un personaje decidido a gobernar con formas muy similares.

La Revolución de Octubre fue posible solamente gracias a la actuación del pueblo ruso organizado. Es cierto que personajes de la talla de Lenin encauzaron esa actuación, pero si los mismos trabajadores rusos no hubiesen percibido como una necesidad histórica las propuestas de Vladimir Ilich Ulianov, esta revolución simple y sencillamente no habría sido posible.

En la presentación recomendada es posible apreciar, en las fotografías que la integran, la gran disposición de los trabajadores rusos para hacer triunfar la Revolución de Octubre. Los dirigentes bolcheviques eran arropados por las personas que integraban la clase obrera.

Mucho se ha escrito sobre las huelgas, mítines, piquetes y revueltas que el proletariado realizó en las ciudades. Incluyendo la misma participación de los militares que se solidarizaron con su propia clase en lugar de ser parte de la represión burguesa y de la zarista. Además de las insurrecciones de campesinos, que conformaban el 80% de la población rusa, aunque no necesariamente la porción social que más peso económico tenía.

El primer intento por conformar un Estado obrero, un Estado socialista que superase las deficiencias del capitalismo y le diese acta de defunción a la burguesía, con ello a fenómenos de desigualdad como la explotación y opresión, fracaso de manera estrepitosa en 1991. Sin embargo, es un hecho cada vez más evidente que en varias partes del mundo la instauración de un nuevo Estado obrero, la urgencia por experimentar una nueva forma de organización de la sociedad, va en crecimiento.

Incluso en la propia Rusia, baste con ver en los diarios que el pasado 7 de noviembre las autoridades rusas fueron avisadas de que ese día se organizarían 479 mítines en toda esa nación para conmemorar el 92 aniversario de la Revolución de Octubre. El resultado es que el número de participantes en este tipo de conmemoraciones viene en aumento, al menos en 2009 se reportó que en esos 479 eventos participaron más de 154 mil personas, cifra muy superior a las de la década anterior. Pero esto no solamente ocurre en Rusia, también pasa en toda Europa del Este, las celebraciones por el 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín ocultó que viene creciendo el fenómeno de la Ostalgie (neologismo construido a partir de los vocablos alemanes Ost=Este y Nostalgie=nostalgia, es decir nostalgia por el este). Aunque aún muy débiles, son manifestaciones de descontento social por la reimplantación del capitalismo. Con mayor fuerza los experimentos socialistas podrían surgir en otras partes del mundo, especialmente en América Latina. Pero para no cometer los mismos errores en que incurrió el pueblo ruso, es preciso retomar la memoria de la revolución rusa. Se impone la necesidad de realizar en forma colectiva una revisión de la historia de la Revolución de Octubre, así como de las consecuencias que ésta tuvo durante las siete décadas siguientes. Aunque sin sobredimensionar el papel que tuvieron los grandes personajes, los grandes dirigentes, porque hacer eso, sea en sentido positivo o negativo, no hace más que oscurecer el papel que tuvieron los pueblos, la clase trabajadora principalmente.

Por el momento, vale la pena recordar algunas de las formas en que el mundo capitalista concebía la Revolución de Octubre, para tampoco caer en esa forma de maniqueísmo. Al respecto dejamos a los lectores con un interesante documental que produjo Cinematheque Gaumont, como parte de la serie: Les Grands Jours du Siecle. Una visión bastante cargada a mostrar las bondades del capitalismo en forma subrepticia, pero con interesantes imágenes tomadas durante la propia Revolución de Octubre y en la época de ésta.

Documental en cinco partes:

lunes, noviembre 16, 2009

Reyertas 64: Nos sobran los motivos

¡Vaya manera de preparar la conmemoración del 99 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana! El gobierno de Felipe I, el espurio, parece estar empeñado en recrear las condiciones sociales previas al 20 de noviembre de 1910. Para ello, ha dejado libre a su provocador más conspicuo. Suelto, sin bozal y sin correa, el secretario del trabajo, Javier Lozano Alarcón, se dedica un día a excitar a los trabajadores en contra del propio gobierno y al siguiente a respaldar toda acción que realicen los empresarios para explotar con mayor intensidad a los trabajadores.

Por si la rijosidad emanada de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) no fuese suficiente para indignar a los mexicanos, también se agregan las sabías palabras de la preclara senadora María Teresa Ortuño, quién ante la solicitud de los rectores de las universidades públicas del país por mayor presupuesto para la educación superior, solamente atinó a señalar como demagógica tal solicitud. Para colmo, la senadora panista remató diciendo: “Aunque la salud, la educación, desarrollo social, son temas prioritarios, perdónenme, donde quiera hay grasita y se puede cortar grasita sin llegar al músculo y tocar el hueso” y “donde lloran es donde está el muerto”. Tanta sensibilidad del gobierno de Felipillo I, el católico, se combina con las consecuencias de mantener a rajatabla una política económica que encadena al sistema productivo mexicano a las necesidades de consumo del mercado estadounidense.

Lo anterior viene a cuento porque la semana que acaba de transcurrir, durante la marcha del miércoles, encabezada por el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se planteó la posibilidad de comenzar una Huelga Nacional. Algo que durante muchos años, diversas organizaciones sociales le exigieron a los electricistas que encabezasen, pero que solo ahora que sienten el agua hasta el cuello se deciden a convocarla. Más vale tarde que nunca.

Sin embargo, dentro de la misma izquierda han surgido críticas hacia la propuesta. El sentido es más o menos el mismo: el pueblo no está preparado. Una concepción que cae abiertamente en el paternalismo. Es cierto que las estructuras organizativas de la sociedad no están lo suficientemente desarrolladas como para sostener un movimiento social de la envergadura que se está proponiendo, y al mismo tiempo llevarlo hasta la victoria definitiva. En el momento presente, una huelga nacional, que verdaderamente lo fuese implicaría un juego de azar en que las posibilidades de perder con muy altas. Aunque, no es la voluntad de los dirigentes lo que determinará lo factible o imposible de una acción de tanta magnitud, sino la disposición de los trabajadores a la lucha. Si el ánimo de las masas está en lanzarse al combate, el que los dirigentes se obstinen en contener la huelga nacional sería tan perjudicial como el lanzar esta propuesta en forma aventurera.

Pese a los cálculos del equipo calderonista y del paternalismo izquierdista, existen elementos objetivos para comenzar a considerar que la idea de una huelga nacional no está tan lejana. No se subestime que conforme la crisis se convirtió en depresión el descontento social ha tomado una tendencia ascendente, en muchos sentidos de hartazgo. De tal suerte que las condiciones políticas del país tienen el campo fértil para agudizarse, a ello hay que sumarle la serie de provocaciones que el propio gobierno federal está realizando. A todos los niveles, los abusos de los políticos profesionales, como simples instrumentos de los capitalistas, ya no están siendo tan bien recibidos. Tres indicadores que demuestran que la desaparición de Luz y Fuerza del Centro (LFC), las declaraciones de los miembros del gabinete, de los congresistas y hasta del propio Felipillo I, el breve, son: la notoriedad alcanzada por el movimiento anulista de julio pasado que en términos estrictos fue una protesta real en contra de la manera de hacer política, aunque también es cierto que los intelectuales que se colgaron al frente del movimiento supieron darle una orientación que le quitó bastante de su agudeza; el desgaste del movimiento lopezobradorista como freno a la radicalización de los movimientos sociales, incluso en el propio episodio de la elección de delegados en Iztapalapa tuvo mayor peso las acciones que tomaron los propios habitantes de la delegación que las decisiones del famoso peje; y, finalmente, las mismas acciones de sabotaje y presión que los empresarios lanzaron en contra de Calderón con motivo de la aprobación del presupuesto federal, así como de los privilegios de exención fiscal para las televisoras.

Es cierto, que en última instancia la burguesía siempre se alineará con sus representantes políticos. Sin embargo, eso no les impide buscar los medios que les posibiliten obtener una mejor tajada en el reparto de los privilegios. Lo anterior no pueden hacerlo los capitalistas, en las circunstancias presente, sin retroalimentar el descontento social. Ese es el riesgo que los empresarios están dispuestos a correr con tal de incrementar su tasa de ganancias.

Al respecto, vale la pena incluir aquí un breve video del cuál me dio noticia una antigua amistad, en el que un conocido personaje de Televisa recordó a la teleaudiencia el 11 de septiembre de 2009 las promesas que Felipillo I, el espurio, realizó durante uno de los debates entre candidatos a la presidencia en 2006.

Por su puesto que la línea editorial de Televisa no es inocente, no se olvide que desde septiembre pasado arreciaron las discusiones y presiones sobre el Congreso para que el presupuesto favoreciese a su respectivo partido. Sin embargo, el hacer memoria sobre las promesas incumplidas de Calderón, tiene su riesgo para los capitalistas que la hacen. Sobre todo cuando se comienza a contrastar las cifras sobre las condiciones de vida de los mexicanos con los ofrecimientos electorales de Felipillo I, el católico.

¿Una política que priorice la creación de empleos? Los mismos datos oficiales desmienten eso. Al consultar la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2009 (ENOE), en un momento determinado se tendrá que hacer una comparación de datos entre las cifras de la actualidad con las del pasado reciente. Según la STPS el desempleo este año ya alcanzó el 6.2% de la Población Económicamente Activa (PEA). No obstante, la situación rápidamente se devela como mucho peor. La cantidad de trabajadores activos que se tuvo durante el tercer trimestre de 2006, el último completo del gobierno de Vicente Fox, resulta que fueron 42.6 millones. Tres años más tarde, el tercer trimestre de 2009 (tras tres años de calderonato) esa cifra de trabajadores apenas si alcanzó los 43.9 millones de personas. Es decir, un incremento de 3.08% lo cuál sería un incremento raquítico, pero incremento al fin. El problema real viene cuando se considera que la población en edad de trabajar también crece, y suele hacerlo a tasas más elevadas que ese 3%. Al tomar eso en consideración se tiene que en el período referido de 2006 el desempleo real, no la maquillada por las arbitrarias definiciones del INEGI, alcanzó el 43.15% de la población. En cambio, para el tercer trimestre de 2009 aquél llegó al 44.4%. En otras palabras, no solamente no se crearon empleos como lo habría prometido el señor Calderón, sino que hubo un retroceso real de 1.25 puntos porcentuales en la creación de fuentes de trabajo.

Por su parte, la porción de trabajadores que además de tener un empleo y el salario respectivo, cuentan con seguridad social también se ha mantenido estancada en los años recientes. Entre 2006 y 2009 la cifra de trabajadores asegurados en el país se ha mantenido estable al rededor de los 16.5 millones, menos de dos de cada cinco asalariados en México tienen seguridad social. El problema con esto es que una parte importante del salario que perciben los empleados tiene que destinarse a salud, en lugar de que éste sea un derecho garantizado por el Estado a sus habitantes. Al tener que incrementar los gastos en salud se reducen los gastos en alimentación, vivienda, habitación y demás necesidades. Para colmo, el valor de la fuerza de trabajo en México, (es decir, el salario medio de los trabajadores) es de apenas poco más de $5,000 mensuales, de manera que la seguridad social se hace, para el trabajador promedio, más que indispensable.

En esas circunstancias, hay elementos objetivos que nos permiten considerar a la posibilidad de una huelga general como algo que se acerca cada día más. Aunque, es cierto, que no se quede en un simple instrumento del SME, dejando colgados al resto de los trabajadores, requerirá mucha más organización y disciplina. En primera que se obligue a superar la demanda inmediata de marcha atrás del decreto de extinción (whatever than means) de LFC, con demandas de mayor trascendencia estratégica para la nación. Y en segunda, se requeriría una dirección amplia que le restase al SME el poder total que tiene por el momento con respecto al movimiento.

Por el momento, ante la falta de instancias maduras del movimiento, sería insensato provocarlo, pero sería estúpido no luchar decididamente en éste si estalla. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, noviembre 12, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 30:

Materia, realidad y existencia en Mario Bunge

(Cuarta de nueve entregas)

Por: Sagandhimeo

1.5 VIDA, MENTE, CULTURA Y SOCIEDAD.

Para darle concreción al concepto de materia en movimiento con propiedades emergentes, veamos cómo explica Bunge la emergencia de los elementos más complejos que conocemos: la vida, la mente, la cultura y la sociedad.

1.5.1 LA VIDA

El origen de la vida es uno de los problemas filosóficos y biológicos más importantes, pues su situación ontológica es fundamental para clarificar problemas como el aborto, la salud e inclusive el sentido de la existencia. Nuestro autor combate las posturas que dificultan una visión científica de la vida, tales como los vitalistas, en tanto que “el vitalismo es un caso especial del idealismo, ya que sostiene que lo que caracteriza a la vida es una entidad inmaterial (…) éste no es comprobable científicamente ni es compatible con la biología molecular ni con la evolución” (Bunge, 2002b:22). En tal sentido, como la vida es cualitativamente diferente a lo inorgánico, tendemos a pensar que es de otra naturaleza, pero esto sólo conllevaría tener que explicar tanto una como otra naturaleza, por lo que no resolvemos ningún problema, además la oposición del vitalismo (entendido como la postura que sostiene que la vida es de una constitución ajena a la materia) con la biología molecular impide que forme parte de una ontología que favorezca la investigación médica y su incompatibilidad con la evolución no le permite entender el desarrollo de la vida en la historia natural, en tanto que los organismos evolucionan mediante su interacción con el medio y la mutación de sus genes, todo lo cual se compone de materia.

Otra postura que dificulta la visión científica de la vida es el reduccionismo mecanicista, el cual “sostiene que los seres vivos no son sino entidades físicas complicadas: niega que haya una línea divisoria neta entre lo vivo y lo no vivo. Pero esto no explica por qué la biología posee conceptos peculiares, tales como los de descendencia, aptitud darwiniana, mutación y selección natural” (Bunge, 2002b:23), es decir, al tratar de eliminar los elementos arbitrarios que inserta el idealismo, el mecanicismo redujo la complejidad de la vida a lo meramente químico, pero si bien toda entidad viva se compone solamente de elementos materiales, su complejidad no puede reducirse a ellos, pues en su conjunto forman totalidades, las cuales poseen sus correspondientes propiedades, tales como el desarrollo ontogenético, la capacidad de generar descendencia, etc. En ese sentido, el concepto de emergencia nos permite explicar que la vida sea estrictamente material, sin por ello negar su complejidad cualitativa.

1.5.2 LA MENTE

Por otra parte, el problema de la mente es crucial para responder a la pregunta filosófica de qué es el humano, así como el problema de la inmortalidad y la sobrenaturaleza. Para empezar, la mente en sentido estricto no existe, todo lo que tenemos son procesos mentales como el pensamiento, los sentimientos y la memoria, los cuales de hecho son procesos cerebrales (Bunge, 1981:23). Es decir que, no existen procesos mentales, tales como la memoria, el pensamiento o las emociones, en ausencia de procesos cerebrales, tales como conexiones neuronales. Por el contrario, sostenemos que todo proceso cerebral es un proceso mental, pues tales procesos consisten en un sólo fenómeno que puede dividirse para su estudio en bioquímico, psicológico o inclusive social, pero que no deja de ser un sólo evento sumamente complejo y material, pues se compone de objetos materiales, tales como el cerebro, la influencia del sistema límbico y de los demás organismos vivos que componen la sociedad.

Tampoco podemos afirmar que los procesos mentales son causa de procesos cerebrales o viceversa, pues no ocurre uno y después el otro, sino que poseen simultaneidad. Popper critica dicha simultaneidad, argumentando que no “toda causalidad es causalidad física” (en Martínez, Sergio F. y Olivé, León (comps.) 1998:38) pero nosotros no defendemos una teoría de la identidad mecanicista, sino emergentista, donde los fenómenos no están linealmente involucrados y donde no puede existir un objeto autónomo como la mente que sin más explicación se independice ontológicamente del cerebro.

Para continuar, la inmortalidad requiere que nuestro yo pueda existir fuera del cerebro, pero como todo proceso cerebral es un proceso mental: es difícil concebir un individuo que no posea memoria, pensamiento ni emociones, pues al no poderse llevar el cerebro consigo tampoco puede llevarse las funciones correspondientes.

Y para terminar, la sobrenaturaleza del alma o mente no hace mas que generar dos problemas en vez de uno: tener que explicar la naturaleza de la mente y su supuesta sobrenaturaleza, por lo cual se multiplican los entes innecesariamente. En otras palabras, en vez de explicar la composición y mecanismo de los fenómenos dentro de su entorno y estructura (Bunge, 2006:188) los argumentos sobrenaturales (entre otros) suelen insertar nuevos elementos que quedan tan inexplicados como los primeros.

Bunge combate las posturas que pretenden explicar la complejidad de la mente de modo arbitrario, una de ellas es el dualismo psicofísico, el cual consiste en concebir a la mente y el cuerpo como dos entidades separadas, un “defecto fatal del dualismo es que despega estados y sucesos mentales de toda cosa que pueda estar en tales estados o sufrir tales cambios. Esta manera de concebir estados y sucesos es incompatible con la ciencia: en toda ciencia un estado es un estado de algún ente material, y un suceso es un cambio de estado de algún ente material” (Bunge, 1981:18). Este error ocurre en razón de que en lo cotidiano resulta difícil entender las funciones mentales como procesos cerebrales, pues poseen una gran complejidad, pero no logramos nada al entender tales procesos como ajenos al cerebro, pues seguimos sin explicarlos, sobre todo porque un conocimiento profundo de los procesos cerebrales nos facilita entender por qué la mente no es inmaterial, en tanto se compone de elementos bioquímicos, sin negar su complejidad biopsicosocial (como vimos en el párrafo precedente).

Asimismo, el dualismo psiconeural es incompatible con la ciencia tanto como el vitalismo que ya mencionamos, pues otro defecto grave "es que es compatible con el creacionismo, pero no con la biología evolutiva. En efecto, si la mente es inmaterial (o en todo caso, indeterminada), entonces se halla por encima de las vicisitudes de la materia viviente, en particular por encima de la selección natural” (Bunge, 2002a:72), esto ocurre porque los procesos mentales no parecen recibir influencia directa de lo material y ello nos puede sugerir que es ajena a ella, al grado de no sufrir la muerte que acompaña a la vida y de este modo poseer la eternidad, sin embargo tal postura nos obliga a abstraer la mente a tal grado que no podamos entender su complejidad biológica y menos su evolución filogenética, por lo que se convierte en un mera abstracción inerte.

Además existe “la tesis idealista (todo cuanto existe es ideal o espiritual)” (Bunge, 2002b:23) la cual es difícil de sostener, pues implica que todo cuanto existe es mental o mera apariencia, lo cual nadie defendería seriamente, pues implica que podemos hacer cualquier cosa sin que tenga repercusiones. Además se trata de reducir la complejidad cerebral a mecanismos físicos, esto es imposible en la medida que los procesos cerebrales poseen propiedades tales como la memoria, el pensamiento y las emociones, mismas que sus elementos físicos no tienen.

Arana también discrepa con Bunge, pues sostiene que según la propuesta de nuestro autor "la variabilidad constituiría la esencia de lo material. Si fuera así, el espíritu tendría que ser algo tan inconmovible como el teorema de Pitágoras, con lo cual discreparían sin duda los espiritualistas. Parece, por tanto, que la caracterización de Bunge es demasiado pobre" (Arana, 2001:134). Esto resulta paradójico, pues si Bunge propuso su definición de materia para complejizar el materialismo y no reducirlo a su mera concreción: Arana malentendió su postura al grado de concebir al espíritu como algo estático, sin embargo esto ocurre en tanto Arana concibe lo espiritual como inmaterial y no como una propiedad del cerebro o en todo caso como la producción cultural, lo cual veremos dos líneas abajo.

En cambio nuestro autor propone que “los individuos adultos de algunas especies poseen un subsistema, el sistema nervioso central, capaz de sufrir procesos muy especiales: los mentales” (Bunge, 2002b:23). En otras palabras, el movimiento cualitativo de la materia generó propiedades mentales a partir de elementos fisicoquímicos en organismos biológicos que interactúan en el ambiente.

1.5.3 LA CULTURA

Por otro lado, la convivencia y la producción cultural al poseer su propia dinámica pudieran concebirse como inmateriales, pues más allá de ser construidas por seres humanos, el valor que adquieren parece superior a la mera materialidad. Sin embargo, no por tener un valor incalculable poseen una naturaleza distinta, en tanto que “puede concebirse una sociedad humana como un sistema concreto (material) compuesto de seres humanos y sus artefactos, tales como herramientas, máquinas, animales domésticos, organizaciones formales y documentos” (Bunge, 2002a:79). En donde la valoración que se le da a las producciones culturales es un atributo que otorgamos desde nuestros cerebros.

De este modo, la producción cultural puede valorarse en función de quienes los producen, reconociendo así el esfuerzo de las sociedades por enriquecer y mejorar su convivencia, “en cambio, la concepción de que los libros, los discos, las pinturas y otras cosas parecidas son intrínsecamente valiosas, es decir, tienen existencia y valor por sí mismas, aun cuando no haya personas capaces de utilizarlas, es una perspectiva materialista tosca, debido a que transforma estos objetos en mera mercancía que puede ser acumulada por coleccionistas egoístas” (Bunge, 2002a:80). Es decir, que no poseer una visión materialista emergentista de la cultura, facilita la reificación de sus elementos, en donde se desvalorice a los mismos seres humanos en función de objetos aislados de su entorno.

1.5.4 LA SOCIEDAD

Finalmente, además de la cultura, los individuos se asocian entre sí, formando sociedades y por ende, emergen nuevas propiedades, en ese sentido, “los sistemas sociales poseen propiedades que no tienen los individuos que los constituyen; ejemplos: cohesión (o conflicto), estabilidad (o inestabilidad), división del trabajo, competitividad e historia del sistema (a diferencia de las biografías de sus integrantes).” (Bunge, 2002b:24). Por ello, no puede explicarse la complejidad social y la producción cultural mediante el estudio de los individuos, sino que requerimos estudiar a las sociedades como objetos materiales sumamente complejos, compuestos tanto de artefactos como de individuos biológicos y éstos a su vez compuestos de elementos fisicoquímicos.

Por lo tanto, el concepto de materia, como aquello que tiene la capacidad de moverse, constituye el punto de partida que nos permite explicar la realidad desde lo más simple como un neutrón hasta lo más complejo como una subcultura, sin que por ello reduzcamos las totalidades a su mera materialidad, ni insertemos elementos injustificados que mistifiquen y dejen sin explicar la estructura en cuestión, pues todo objeto material posee propiedades que no subsisten fuera de tales objetos y las propiedades emergentes manifiestan cómo la materia se desarrolla sin dejar de ser material, y cómo el espacio y el tiempo se entretejen a medida que la materia se mueve, de modo que se van generando elementos tan complejos como la vida, lo mental y la cultura, siendo todos ellos propiedades emergentes de la materia organizada. Pero esta explicación no basta, pues otro elemento fundamental para explicar de qué están hechas las cosas es la realidad, en el capítulo siguiente abordaremos el concepto de realidad y sus relaciones con la materia.

(Continuará…)

lunes, noviembre 09, 2009

Reyertas 63: ¿Las bravuconadas también se suspenderán?

La suspensión definitiva del decreto por el cual se extingue a la compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC), tal como lo refería en la entrega anterior (Reyertas 62: ¿Esperanzas? Sólo si se trabajan?), es un pequeño avance que requerirá redoblar esfuerzos en muchos sentidos. Pero también se advertía que anímicamente sería un aliciente tanto para los electricistas como para los trabajadores que comprendemos la necesidad de la solidaridad de clase.

Tales previsiones se verificaron en la práctica. En el transcurso de estos tres días, desde que un juzgado otorgó la suspensión definitiva el día viernes 6 de noviembre, tanto entre los miembros del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) como trabajadores de diversas organizaciones e incluso los estudiantes, han retomado bríos para preparar el primer paro nacional convocado para el próximo miércoles 11 de noviembre. Esta situación no ha pasado inadvertida para el gobierno de Felipillo I, el espurio.

Es evidente que la sensibilidad política no es el fuerte ni de Calderón y mucho menos del señor Javier Lozano Alarcón, quién dice fungir como secretario del trabajo. Pese a ello, no debe olvidarse que atrás de ellos existe una serie de funcionarios que les hacen el trabajo de medir la situación social. Fue precisamente esa estructura orgánica la que alertó al prócer del caso Zhenli Ye Gón de las implicaciones políticas que tenía el hecho de una juez otorgando la suspensión provisional. Fueron esos mismos asesores los que le recomendaron al señor Lozano Alarcón (empresario especializado en asuntos de telecomunicaciones) a tomar medidas que atemorizaran a los trabajadores ante la perspectiva del otorgamiento de la suspensión definitiva. En esos términos, haciendo gala de toda la brutal fineza de la cual es capaz el secretario del trabajo, hizo un desesperado intento por generar división entre los trabajadores. Al reporte diario de las liquidaciones aceptadas, el pasado jueves 5 agregó que la suspensión solamente afectaría a los trabajadores, pues el gobierno no detendrá por ningún motivo la liquidación de LFC, ya que gracias a ella el proceso de liquidación de los electricistas no podría continuar y se perderían el jugoso bono que el gobierno les ofrece generosamente.

Esos mismos funcionarios fueron los que le hicieron ver al secretario Lozano los que tenía que pronunciarse en contra de la suspensión definitiva. Una vez más el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) echó mano de toda la rijosidad que le caracteriza para minimizar la decisión judicial. Con ello dejó entrever que a él y al gobierno federal el cumplimiento de la ley es una asignatura que les tiene sin cuidado. Para muestra de lo anteriormente expuesto, valga leer las declaraciones que el secretario del trabajo hizo este mismo lunes 9 y que se consignan en la página electrónica del Canal Once: “Con la suspensión definitiva, lo primero que quiero destacar es que se mantiene intacta la extinción de Luz y Fuerza del Centro, esto significa que no tiene ningún efecto sobre el decreto del Ejecutivo por el cual se extinguió Luz y Fuerza del Centro” (Conceden un amparo al Sindicato Mexicano de Electricista). Las afirmaciones de Lozano hacen patente que la intención del gobierno calderonista es la de ir hasta las últimas consecuencias de su decisión sin importarles que en medio de ello violen la legislación mexicana. ¿Pues no que muy defensores del Estado de derecho?

A los burócratas de alto rango no les faltan motivos para mantenerse en su decisión a cualquier costo. Por principio de cuentas vale la pena enumerar cuatro que son de mucho peso.

Primero, como lo han documentado diversos medios de comunicación y los mismos trabajadores del SME, a varios funcionarios del gobierno de Felipillo I, el breve, están ligados con empresas que persiguen la concesión de la red de fibra óptica que tiene la Comisión Federal de Electricidad (pero que sería completamente inútil sino tiene el complemento de la red que podría ampliarse utilizando la estructura de LFC, pues atiende a la región del país que mayor riqueza genera y mayores requerimientos de telecomunicaciones tiene) les conviene la desaparición de LFC gracias a que se le allanaría el campo para llegar a acuerdos con esos empresarios. Movimiento que les redituaría jugosas ganancias. Sobre este punto, recuérdese que ya la empresa española W Conections, dirigida en México por dos exsecretarios de energía durante el gobierno de Vicente Fox, tuvo importantes pérdidas al no poder concretar la instalación de fibra óptica usando los postes de LFC, debido a la oposición del SME. Así como se ha estado regalando el espectro radio eléctrico a los empresarios de las telecomunicaciones, a estas alturas queda claro que los títulos de concesión son un mito, de la misma manera se pretende entregar la fibra óptica que pertenece al Estado mexicano, no al gobierno, a particulares que no invertirían un centavo en infraestructura y generarían muchos menos empleos de los que se generarían mediante el uso directo que haría LFC.

Segundo, no falta demasiado para que inicie la segunda mitad del sexenio calderonista. De hecho, con la instalación de la LXI legislatura en septiembre pasado podría darse por comenzado, pese a que formalmente ésta correría a partir del 1 de diciembre. Pero con la derrota electoral del PAN en las elecciones legislativas de julio, arreciaron las presiones de los principales aliados de la camarilla de Felipillo I, el católico, es decir de los grandes empresarios librecambistas. Éstas obligan a Calderón, como jefe de facción, a tomar las medidas que les permitirán incrementar las ganancias que dichos capitalistas y sus aliados, las compañías transnacionales, expolian de los trabajadores mexicanos. No se olvide que entre las anunciadas amenazas que penden sobre el proletariado en México, me refiero a la segunda remesa de reformas estructurales neoliberales que se anuncian insistentemente, están la Reforma a la Ley Federal del Trabajo y una “segunda generación” de reformas de la Industria Energética. Precisamente para facilitar la aprobación de ese paquete de modificaciones a las leyes es que se está allanando el camino mediante el viejo método de eliminar a los opositores. Las arteras agresiones verbales del porril secretario del trabajo basan su tono valentón en la estructuración de un aparato policiaco listo para actual, no en la guerra contra el crimen organizado como tanto se ha presumido, sino en contra de cualquier forma de disidencia política. La desaparición de LFC tiene su proporción inversa no en el fortalecimiento del cascarón que llaman Comisión Federal de Electricidad (CFE, más bien se encuentra en la expansión de los aparatos represivos al servicio del gobierno federal.

Tercero, la degradación de la fuerza de trabajo. Relacionado con el punto anterior, la idea de desaparecer al SME es, en primera instancia, acabar con cualquier tipo de compensación a los trabajadores que disminuya el grado de explotación al que están sujetos. La reforma laboral a la que se oponen los electricistas fomenta la tercerización del trabajo, un recurso que ha causado tantos problemas a los trabajadores que en la actualidad solamente el 20% de la población mexicana en edad de trabajar tiene un empleo digno. En otras palabras, únicamente uno de cada cinco empleados percibe salario, tiene estabilidad laboral y prestaciones de seguridad social. Sin embargo, esa cantidad le parece abusiva a los capitalistas que tienen intereses en el país, por ello es que les urge reducirlos mediante una reforma laboral. Pero la tercerización que pretende fomentar el calderonato no solamente es un tema indirecto en el caso de la liquidación de LFC, que sea importante por la oposición del SME. También lo es debido a que con el famoso sabadazo y la consecuente entrega a la CFE de la industria eléctrica en la zona centro del país, implica que a partir de ahora la subcontratación o tercerización del trabajo de los electricistas será la norma. Quién esté medianamente informado de las condiciones laborales prevalecientes en la CFE sabrá que en efecto, la nómina de ésta era proporcionalmente menor que la de LFC, pero la mayoría de los trabajos son cubiertos por compañías contratistas, cuyos trabajadores en muchos casos carecen hasta de las condiciones de seguridad más básicas para el cumplimiento de sus tareas, ya no se diga los raquíticos salarios que pagan las compañías contratistas, incluyendo las cooperativas. Justamente ese modelo es el que Javier Lozano le está ofreciendo a aquellos trabajadores de LFC que acepten su liquidación sin remilgos y en completa sumisión. En otras palabaras: Roma no paga a traidores.

Finalmente, aunque no menos importante. No se olvide que el SME y no la Convención Nacional Democrática (CND) del lopezobradorismo es la fuerza que encabezó el rechazo al atraco que Calderón pretendió hacer con la Reforma Petrolera de 2008. Si bien no se consiguió detenerla del todo, al menos si se contuvo lo suficiente para ocasionar las rabietas de Felipillo debido a que a las petroleras transnacionales no les interesaron las condiciones planteadas en dicha reforma. Por tanto, el SME es el que debe pagar los platos rotos de ese fracaso calderonista. Evitar el atropello requerirá redoblar esfuerzos. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

martes, noviembre 03, 2009

Reyertas 62: ¿Esperanzas? Sólo si se trabajan

Muy tenue, se filtra una luz muy débil que tal vez no anuncie una solución que podamos festejar los trabajadores del mundo. Pero al menos, es una esperanza. La cuál, sin embargo, tal vez no sea vana, fútil. La condición para que no lo sea así es entender que no es tiempo de celebraciones banales sino de arduos trabajos, todavía más, si es que la pretensión es la de alcanzar verdaderos triunfos para la clase trabajadora y para el pueblo.

Explico. Justamente la semana anterior acontecieron dos eventos importantes que permiten enfrentar con ánimos renovados la lucha tanto en el caso de la compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) como en el del Golpe de Estado en Honduras.

En el caso hondureño, después de varios meses de presión internacional pero sobre todo de una obstinada resistencia popular (que posiblemente no sea la más imaginativa, pero tiene mucha tenacidad), el gobierno golpista de Roberto Micheletti por fin se dio cuenta que tiene necesidad por ceder cosas reales y no nada más hacer esas pequeñas concesiones con las que ganó tiempo. Durante los cuatro meses transcurridos desde el golpe, el presidente de facto se ha visto obligado a cerrar medios de comunicación, restringir las garantías sociales, reprimir a la oposición, cortar relaciones diplomáticas, entablar falsas mesas de diálogo sin capacidad para llegar a acuerdos y hacer propuestas sin la mínima viabilidad política. Todo lo anterior simple y llanamente para hacerse del tiempo indispensable para desmantelar cualquier posibilidad de un futuro distinto para Honduras.

La aceptación de la propuesta que fundamenta la necesidad establecer un gobierno de Unidad Nacional que pase por la decisión del Congreso para reinstalar en su cargo al depuesto Manuel Zelaya no puede ser visto como algo menos que una victoria del resistente movimiento popular hondureño. Irse con el engaño que otorga todo el crédito a la diplomacia estadounidense sería muestra de una estrecha concepción. Sería olvidar que el movimiento popular, y la repercusión internacional que éste ha tenido, fue lo que obligó a los estadounidenses a tomar una actitud distinta a la indolente pasividad que habían demostrado hasta ahora. Pasividad que daba cierto grado de legitimidad al golpismo.

Por el lado del Sindicato Mexicano de Electricistas el boletín que el secretario del exterior, Fernando Amezcua, difundió por diversos medios de comunicación, el pasado 31 de octubre, es una pieza fundamental en el presente conflicto. En éste se informa de dos sucesos cuyas repercusiones son realmente trascendentes para los trabajadores. Por una parte, la admisión de la demanda de amparo en el juzgado primero del centro auxiliar de la primera región tiene (o debería tener si es que cómo dice en el gobierno del señor Felipillo I, el espurio, que su administración respeta la legalidad) es dejar en suspenso la liquidación (que no extinción, pues como señalan los especialistas en derecho, esa figura no existe) de LFC. Por el otro lado, se informa que la JFCA se vio obligada a reconocer la personalidad jurídica que posee el SME como organismo que representa los intereses de los trabajadores electricistas. Como consecuencia de este par de sucesos, la propia JFCA tuvo que admitir que las relaciones laborales entre la patronal y el sindicato, persisten y por tanto se mantiene la vigencia del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).

Sin embargo, en el caso hondureño, el que los golpistas hayan aceptado que la restitución de Zelaya sea sancionada por el Congreso local no implica que realmente vayan a ceder. A estas alturas se requiere que el pueblo hondureño y la comunidad internacional incrementen la presión (tanto en términos de magnitud como de eficacia) en contra del gobierno de Micheletti. Ya quedó claro que los golpistas harán todo lo que esté a su alcance para retrasar lo más posible el cumplimiento de los acuerdos. Parten de la idea de que entre más tiempo pase y ellos tengan el control del gobierno más difícil será que se les arrebate en las elecciones del próximo 29 de noviembre. Es un gran avance que la burguesía rentista que hegemoniza a Honduras haya cedido, al menos en el discurso, en algo que podría sacarles del poder. Por ello es que éste no puede ser el momento de sentarse a celebrar que los golpistas estén apunto de caer, por el contrario, es ahora cuando se requiere mayor entereza y que el proletariado hondureño por fin comience la ofensiva final contra los golpistas. Cabe aclarar que dicha ofensiva no solamente debe enfocarse a sacarlos del gobierno sino que hace falta sellar también las posibilidades de un triunfo electoral que les restituya de manera “legítima” en el gobierno de Honduras, y que además elimine las trabas que durante los últimos cuatro meses han impuesto los golpistas a cualquier intento de reformar el orden constitucional en favor del pueblo hondureño. Claro que en esa tarea se debe tener siempre claro que Zelaya es un aliado de los trabajadores, pero uno del cuál no se puede esperar demasiado; uno al cuál se le debe ejercer una presión muy bien calibrada para que abra los espacios en que el movimiento revolucionario puede avanzar y no caer en el inmovilismo que se regodea con sus triunfos parciales.

En el caso del SME sucede algo similar. La suspensión del decreto no quiere decir, siquiera, que el poder judicial vaya a otorgar el amparo en contra de la decisión del gobierno de Felipillo I, el católico. Tampoco puede festejarse demasiado la decisión que el Distrito Federal y el municipio hidalguense de Tetepango estén en disposición de interponer una controversia constitucional contra el decreto del sabadazo que “extinguió” a LFC. No por nada, el propio secretario del exterior del SME, Fernando Amezcua, difundió un boletín firmado por el Comité Central y las Comisiones Autónomas del sindicato y firmado con día 3 de noviembre, que ya la juez Guillermina Coutiño Mata está siendo víctima de todo tipo de presiones provenientes desde el gobierno federal para que no emita la suspensión definitiva del decreto de liquidación de LFC.

A Felipillo I, el breve, le urge desaparecer a los electricistas no nada más por el asunto de la fibra óptica, como lo han sugerido muchos columnistas, sino porque sería un elemento clave para la imposición de reformas neoliberales más profundas; como en el caso de la Reforma Laboral Neoliberal. Véase nada más el carácter que se le está imprimiendo al presupuesto federal para 2010: se incrementan los impuestos a los contribuyentes que perciben menores ingresos mientras se premia a los grandes corporativos manteniendo los regímenes de consolidación que les permiten diferir el pago de impuestos o incluso no pagar lo que deben.

Si nuestros electricistas del SME claudican y/o no consiguen involucrar al pueblo en su justa demanda de restitución de su materia de trabajo, solamente tendrían un futuro posible: ser la repetición del caso de los miembros del Sindicato Único de Trabajadores de Autotransporte Urbano de Pasajeros de Ruta 100 (SUTAUR 100), en el caso de los activos. Además de que se repetiría con los jubilados la situación que hoy están padeciendo los antiguos jubilados del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), a los cuáles se les prometió que se respetarían las condiciones establecidas por en el Contrato Colectivo de Trabajo, pero en la actualidad, esos trabajadores están padeciendo porque en las reformas más recientes sus jubilaciones simplemente desaparecieron sin que el eterno líder del sindicato, el señor Víctor Flores, haya movido un dedo para apoyarlos.

Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!