lunes, mayo 31, 2010

Reyertas 92: La elección de los paras

A unas horas de concluidas las elecciones en Colombia nada supone sorpresas. El candidato del Partido Social de Unidad Nacional (PSUN), Juan Manuel Santos, se perfila como el ganador, aunque posiblemente no en una vuelta. El candidato que probablemente quedase en segundo lugar, Antanas Mockus del Partido Verde, le ha quitado los suficientes votos al delfín de Álvaro Uribe para que no alcance el 50% de la votación. Forzar a una segunda vuelta es un avance para la oposición, pero dada la correlación de fuerzas es poco probable que Mockus tuviese oportunidad en una segunda vuelta. Con un resultado así se garantiza completamente la continuidad de las políticas uribistas. Lo que es una mala noticia para las izquierdas colombianas, pero sobretodo para el proletariado colombiano.

1. El general Uribe

Al igual que otras naciones latinoamericanas, Colombia inició tardíamente su proceso de industrialización. Debió en gran medida a la centralización económica en la agricultura de monocultivo. Los terratenientes se enriquecieron formando una burguesía rentista completamente desinteresada en modernizar las estructuras económicas colombianas. Dicho sacrificio fue el que a comienzos del siglo XX colocó a Colombia como una de las naciones mejor posicionadas de América Latina gracias a la producción cafetalera. Actualmente, Colombia es junto a Venezuela, Perú y Argentina, una economía de tercer nivel en América Latina. Detrás de México (en el segundo plano) y de Brasil (la más relevante de la región).

Como se puede inferir, la problemática colombiana tiene mucho tiempo. La polémica entre liberales y conservadores sobre la modernización desembocó en el Bogotazo. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán el 9 de abril de 1948, detonó la hostilidad cuando algunos de sus partidarios decidieron tomar las armas. Cinco años más tarde, la dictadura del general Gustavo Rojas Pinilla intentó la pacificación, consiguiendo que varios grupos dejasen las armas. Pero los comunistas no aceptaron los ofrecimientos de Rojas; en lugar de ello, se refugiaron en diversas comunidades rurales, incluida la de Marquetalia dónde se encontraba el grupo de Manuel Marulanda (Tirofijo). Tres años más tarde liberales y conservadores comenzaron un proceso de negociación de dos años (1956-1958), el resultado fue el cese de hostilidades entre los bandos y la conformación del Frente Nacional. Los grupos comunistas que mantuvieron la guerrilla quedaron aislados políticamente.

Dado que los grupos revolucionarios integraron regiones autónomas, sin olvidar que como telón de fondo estaba la guerra fría, la ofensiva del ejército colombiano tuvo el respaldo de Estados Unidos. Como consecuencia, en 1964 los grupos guerrilleros dispersos se unieron en torno al grupo de Marulanda para conformar el Bloque Sur que dos años después se comenzó a denominar Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). A la par los grupos guerrilleros que disentían del Partido Comunista de Colombia integraron un nuevo grupo: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que contaba entre sus miembros al sacerdote Camilo Torres, surgió a comienzos de 1965.

Las guerrillas mantuvieron la misma dinámica de combate y organización de las comunidades rurales. Eso comenzó a cambiar en la década de 1980. Durante ésta el gobierno colombiano mostró mayor disposición para negociar con los grupos armados. Durante la presidencia de Belisario Betancur se firmaron treguas con casi todas las guerrillas. Al mismo tiempo, los rebeldes se encontraron en el dilema de involucrarse con los cárteles del narcotráfico, que en aquellos años iban en ascenso. Éstos consiguieron romper la negativa de algunas células guerrilleras mediante el poder económico.

En esa misma década se forjaron intentos de las guerrillas para abrir la vía política, se crearon organismos como la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB) o la Unión Patriótica (UP), pero perdieron fuerza rápidamente. Casi al mismo tiempo surgieron grupos armados creados por el gobierno o por los empresarios agrícolas y ganaderos o por el propio narcotráfico: los paramilitares, cuyo objetivo era combatir a las guerrillas. El principal grupo paramilitar surgido entonces fueron las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) cuya misión era desarticular la base social de las FARC, ELN y grupos similares. Curiosamente durante esa época el empresario militante del Partido Liberal, Álvaro Uribe, era gobernador del departamento de Antioquia (1995-1997). Esa región fue de las que más problemas tuvo con los paramilitares, incluyendo la masacre de El Aro.

Durante el gobierno de Andrés Pastrana (1998-2002) se abrió un proceso de negociación para la paz, que fue aprovechado por las guerrillas para extenderse sobre algunas comunidades rurales. Por el lado opuesto, Pastrana también comenzó la negociación del Plan Colombia que en primer momento estaba planteado como un apoyo que el gobierno de Bill Clinton otorgaría a la nación sudamericana para desarrollar la economía colombiana y restarle base al narcotráfico. Sin embargo, en lugar de ello, desde el comienzo el énfasis estuvo en la militarización de Colombia mediante armamento, tecnología y capacitación técnica estadounidense. Elementos que empleados preferentemente en el combate a las guerrillas.

A comienzos de 2002 se rompió la tregua y el proceso de paz. Reiniciaron las acciones guerrilleras. En ese contexto el Partido Liberal postuló a Álvaro Uribe Vélez, de quién se sospecha que tuvo nexos con el cártel de Medellín. El éxito de Uribe se encontró en que consiguió identificar tanto al narcotráfico como a los paramilitares y a los grupos guerrilleros como un solo problema: la inseguridad. Por ellos, una vez electo como presidente para el período 2002-2006 lanzó una agresiva política denominada: seguridad democrática, cuyo respaldo estuvo en los recursos del Plan Colombia y en la promulgación de la Ley para la Justicia y Paz.

Uribe aprovechó que los intereses de la administración estadounidense de George W. Bush se centraron en la Guerra contra el Terrorismo y en la Guerra contra el Narcotráfico. Para apuntalar el respaldo de la sociedad colombiana a su política, realizó la desmovilización de las AUC.

Respecto al Plan Colombia, gracias a éste los EE. UU. consiguieron darle mayor importancia a sus bases militares en territorio colombiano, lo cuál no es cosa menor. Por su ubicación geográfica, la nación sudamericana es un punto estratégico para los intereses estadounidenses en términos comerciales y militares. Colombia es la única nación de toda América del Sur con costas tanto en el océano Atlántico como en el Pacífico. Mediante el Plan el imperialismo se posicionó ventajosamente con miras a convertir al continente en su espacio vital. Por ello es que el gobierno colombiano ha recibido un trato tan deferente por los EE. UU.

Uribe comprendió bien esta situación, por eso su gobierno ha sido reacio a buscar las vías de una solución más perdurable. Sabe bien que el respaldo imperialista, sumado a su discurso de intolerancia absoluta ante los grupos armados le evita la molestia de tener que negociar con las fuerzas beligerantes.

De lo anterior se infiere con facilidad que el gobierno de Uribe ha conseguido buenos resultados de esa política agresiva. Al menos durante su primer mandato y la mitad del segundo (2006-2010). Su máximo fue alcanzado por el presidente colombiano cuando el ejército anunció el rescate de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt el 2 de julio de 2008. Tras ese último movimiento la popularidad de Uribe se fue a las nubes, pocos colombianos no se creyeron el cuento e incluso hubo quién ensayó con la propuesta de un tercer mandato de Uribe al frente de Colombia.

No obstante, conforme han ido saliendo los escándalos políticos por tráfico de influencias, relaciones del presidente tanto con el narcotráfico como con los paramilitares, las ejecuciones de civiles inocentes que después eran presentados como guerrilleros (falsos positivos) y los intentos de soborno a congresistas de oposición para que aprobasen una reforma a la Constitución que permitió la reelección inmediata de Uribe, el respaldo social hacia el presidente y la coalición de partidos que lo respaldan ha ido en retroceso.

Se le cerró la posibilidad de otra reelección, pero no la de elegir a su candidato para la sucesión. Así, mediante el Partido Social de Unidad Nacional (PSUN o Partido de la U), que se formó para apoyar la reelección de Uribe en 2006, cuando éste abandonó al Partido Liberal, el presidente colombiano consiguió imponer la candidatura de su antiguo ministro de Defensa, Juan Manuel Santos.

2. Juan Manuel Santos

No se trata de un personaje recién llegado a la política ni mucho menos de alguien que guste de pasar inadvertido durante el desempeño de sus gestiones. La formación profesional de Santos incluye su paso por tres universidades estadounidenses, la de Kansas, la de Tufts y la de Harvard. En otras palabras, posee una formación académica pro-imperialista bien consolidada.

Durante algún tiempo ejerció el periodismo, pero desde 1991 comenzó a desempeñar altos cargos de gobierno, cuando fue designado Ministro de Comercio Exterior por el entonces presidente César Gaviria. A partir de entonces no ha dejado de aparecer en los altos cargos públicos. Durante sus primeros 15 años como político, mantuvo su afiliación al Partido Liberal. Cuando Álvaro Uribe decidió renunciar a su militancia en dicho partido en 2006, con el propósito de generar una fuerza más amplia que lo postulase para ser reelecto, Santos fue uno de sus artífices. En medio de ese proceso electoral, se formó el PSUN por miembros del antiguo liberalismo. La participación del ex periodista en la conformación de ese nuevo partido fue importante.

Los esfuerzos desplegados por Santos en apoyo de Uribe fueron bien recompensados cuando se le designó Ministro de Defensa para el segundo mandato presidencial de éste. Desde dicha posición realizó maniobras que tuvieron cierta espectacularidad tanto por los efectos que tuvieron en el combate a los grupos guerrilleros como por los disputas políticas que ocasionó con los gobiernos vecinos, véase la Operación Fénix en que el ejército colombiano masacró en territorio de Ecuador a un grupo de miembros de las FARC entre los que se encontraban Raúl Reyes (alto dirigente de la organización) y algunos estudiantes mexicanos que intentaban realizar un trabajo académico sobre este tipo de organizaciones.

Lejos de solicitar el perdón de los afectados por las arbitrariedades ordenadas, Santos se caracterizó por vanagloriarse de sus designios al frente del ministerio. A la Operación Fénix y el escándalo de los falsos positivos es preciso agregar las denuncias de los opositores que fueron espiados por el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) bajo las órdenes de Juan Manuel Santos. Esa forma de proceder le costó que en 2007 hubiese estado muy cerca de ser vetado por el Congreso.

Finalmente, cuando la Corte declaró improcedente un referendo que abriese la puerta para otra reelección de Uribe, Santos se convirtió en el candidato del oficialismo para las elecciones del 30 de mayo. Durante toda la campaña ha estado al frente de las preferencias electorales, aunque en algunos momentos tuvo al opositor Antanas Mockus muy cerca. Con todo, las previsiones hasta el momento indican que Santos obtendrá el 45% de los votos, lo cuál no es suficiente para evitar la segunda vuelta, pero de darse ésta el uribista fácilmente podría obtener el apoyo de los partidos menores como el del Cambio Radical y el Partido Conservador. Ello le supondría una victoria relativamente sencilla en la segunda vuelta.

3. Antanas Mockus

Su trayectoria política comenzó dentro de la vida universitaria en 1990, cuando fue designado Rector de la Universidad Nacional de Colombia, aunque perdió el cargo en 1993 debido a su comportamiento frente a la comunidad estudiantil. Posteriormente ejerció el cargo de alcalde de Bogotá en dos ocasiones. La primera entre 1995 a 1998 y la segunda de 2001 a 2004. Su carácter ligero le permitió forjarse la imagen de un político independiente cuya eficiencia lo popularizó ante la población capitalina.

Ha postulado sus candidaturas a la vicepresidente, congresista y presidente, en 1998, 2006 y 2010, respectivamente. Al menos en las dos primeras fue derrotado por sus adversarios, en la oportunidad presente lleva una disputa algo cerrada con el candidato del oficialismo, Juan Manuel Santos, pero todo indica que también saldrá derrotado, aunque sería hasta una segunda vuelta, pues aunque se cree que obtuvo el 20% de los votos emitidos, eso sería suficiente para evitar que Santos obtenga el 50% que le daría el triunfo en una ronda.

Para Mockus su propio partido, el Verde, es un elemento que permite identificarlo con posiciones programáticas y prácticas políticas que no se alejan demasiado del uribismo. Sobre los verdes pesa el hecho de tener su origen en la Alianza Democrática M19, organización que pasó de la guerrilla al paramilitarismo. Además, tómese en cuenta que el Partido Verde está más identificado con sectores de la pequeña burguesía con cierta educación pero carentes de una conciencia social clara, cuando más llega a postular temas sobre preservación ambiental o participación ciudadana, y mucho menos de una conciencia de clase.

4. Sustituyendo nombres

Aunque en términos de desarrollo económico la gestión de Uribe no fue mala, pues se obtuvo un promedio de crecimiento superior al 4% anual, mientras la inflación se mantuvo alrededor del 7% y se diminuyó el déficit en balanza comercial a un equivalente inferior al 3% del PIB. Los problemas colombianos son más agudos que eso. Primero, la diversificación de su economía aún es escasa pues depende de la producción de unos cuantos artículos. Segundo, la distribución de la riqueza es crecientemente desigual, se concentra en una capa cada vez menor de la sociedad.

Y tercero, la política de Seguridad Democrática está ocasionando más problemas que beneficios: en la legislatura electa para 2006-2010 fueron procesados por nexos con las organizaciones paramilitares 80 congresistas. En las elecciones parlamentarias del marzo reciente ya se han identificado algunos nombres tales como: Arleth Casado, Raimundo Méndez, Antonio Guerra de Esprinella y Héctor Julio Alfonso. Éste último con el agravante de haber sido postulado por el Partido de Integración Nacional (PIN) que fue fundado por Luis Alberto Gil desde la celda donde permanece recluido por sus nexos con las AUC. Paralelamente a los problemas en la política profesional, la Seguridad Democrática también está yendo en contra de la oposición social colombiana. Más de una vez los pueblos indígenas han sido acusados de apoyar a las guerrillas; en consecuencia de las fuerzas armadas se ha vuelto una constante.

En esos términos, independientemente de quién gane la elección en Colombia, lo cierto es que ni siquiera habría un verdadero cambio en las formas de desempeñar la administración pública: los vicios del uribismo y la mano del imperialismo están muy arraigadas como para que algo cambie.

5. Isla continental

La continuidad política, sea con Santos o con Mockus, dejaría en una situación difícil para Colombia frente a sus vecinos del subcontinente. Aunque el cambio de gobernante sería suficiente pretexto para reducir las tensiones con Venezuela, Ecuador y Bolivia. El ser un representante embozado de los intereses del imperialismo estadounidense, tarde o temprano, hará que el próximo gobierno colombiano se distancie del resto de Sudamérica, siempre y cuando la tendencia de gobiernos de izquierda no varíe en el mediano plazo. Aunque el distanciamiento no necesariamente se traducirá en confrontación política, solo ocurrirá ésta en condiciones muy especiales. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, mayo 24, 2010

Reyertas 91: Entre tsunamis y tigres

En las semanas recientes la violencia empleada los opositores al régimen tailandés se apoderó de cierto lugar en los medios de información que emplean la red mundial. Lamentablemente, al menos en México, los sucesos en Tailandia no han tenido la difusión que ameritan. Quizá por la lejanía geográfica o por la falta de identificación cultural, pero el hecho es que poco se mencionan. La propia izquierda ignora lo que acontece en el sudeste asiático. Particularmente me queda la impresión, muy subjetiva eso sí, que el problema se debe a que las organizaciones políticas en nuestro país sustituyen la formación política por lo inmediato. Es decir, son provincianas.

Respecto a las organizaciones conservadoras la ausencia de interés sobre los asuntos orientales no extraña, pues su concepción es individualista, su atención por lo exterior es limitada. Por el lado de las izquierdas, la ausencia de esfuerzos por informar y explicar lo que está pasando en Tailandia es desalentadora. Uno de los principios normativos de las organizaciones políticas alineadas en el flanco izquierdo del espectro, sobretodo las socialistas, es el internacionalismo.

Podría ser que al encontrarnos en el llamado hemisferio occidental, tan próximos al imperialismo hegemónico amén de la gran cantidad de elementos culturales que retomamos de los europeos, el deslumbrante brillo de éstos nos impida observar los procesos de acumulación de capital que se están manifestando en el extremo oriental de Asia. Lo que está provocando tensiones sociales con el Estado. Esos enfrentamientos entre los partidarios del Frente Unido Nacional por la Democracia contra la Dictadura (FUNDD), mejor conocidos como los camisas rojas, y quienes respaldan al gobierno del primer ministro Abhisit Vejjajiva, Alianza Popular por la Democracia (APD) o los camisas amarillas; no son manifestaciones aislada: vienen repitiéndose desde 2006 cuando ocurrió el más reciente golpe de Estado. Aunque tampoco son ajenos a la región ese tipo de conflictos. En Nepal e India las guerrillas maoístas siguen presentes, en Myanmar, Camboya y Sri Lanka son comunes las protestas por democratizar a sus respectivos regimenes. Por ello, los eventos en el reino de Tailandia ni son nuevos ni son aislados. Lo que sugiere que algo importante está ocurriendo en el sudeste asiático. Por el momento, me conformaré por ensayar una exposición sobre la situación tailandesa.

1. Tailandia, guía no turística

El Reino de Tailandia se encuentra, junto a Vietnam, Laos, Camboya, Malasia y Myanmar, en la península de Indochina. Salvo en el norte, es una nación costera de tierras bajas. No hay precisión sobre el momento en que comenzó el poblamiento de la región, pero se calcula que fue alrededor del IV milenio a.C. La mayoría de la población pertenece a las etnias thai y lao, ambas provenientes del territorio que ocupa la actual China.

Durante el primer milenio de nuestra era, la región estuvo controlada por el imperio Jemer, con sede en Angkor (hoy Camboya). Fue hasta el siglo XIII cuando los thai formaron su primer Estado: Sukhothai. Con ello se estableció la religión budista. Del siglo XIV al XVIII la inestabilidad política en la península permitió que cambiase continuamente la dinastía gobernante, lo que se agravó con la expansión del Islam en el sudeste asiático. Fue hasta 1782 cuando, el hasta entonces reino de Siam, obtuvo una relativa estabilidad política con el ascenso de la dinastía Chakri. Ese mismo año se estableció la capital en Bangkok, como es actualmente.

El comercio de azúcar hacia China le permitió a esta dinastía afianzarse a comienzos del siglo XIX, pese a que en la misma época la península fue presa del colonialismo europeo. En 1826 los británicos invadieron Birmania, en respuesta el reino siamés firmó acuerdos con occidente permitiendo el establecimiento de consulados en Bangkok. Décadas después, en 1867, Francia reclamó para sí el territorio de Camboya; para evitar ser colonizado el reino de Siam renunció a sus derechos dinásticos sobre aquella nación. Más adelante, aún en el siglo XIX, el despojo continuó: los franceses le arrebataron Laos y Gran Bretaña se apoderó de la península de Maluca.

A finales del siglo XIX e inicios del XX se comenzó en Siam un proceso de modernización del país al estilo occidental. Bajo el reinado de Rama V se estableció un gobierno basado en una burocracia centralizada, a la usanza europea de la época, fue abolida la esclavitud y se eliminó lo que quedaba de feudalismo.

Sin la Primera Guerra Mundial no tuvo mayores repercusiones para el reino de Siam, su economía sí estuvo fuertemente lesionada por la crisis de 1929. Esto ocasionó conflictos internos que desembocaron en el golpe de Estado de 1932, el cuál permitió establecer un régimen de monarquía constitucional. Poco después, el proceso democratizador siamés cambio el nombre oficial, así en 1939 comenzó a llamarse Reino de Tailandia (tierra de los Thai).

Tras la invasión japonesa a Camboya, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, Tailandia se alió con el Eje. La consecuencia fue que al terminar la guerra con la derrota de los japoneses en 1945, los conflictos internos se recrudecieron a tal punto que el rey Rama VIII en 1946. A partir de ese momento los tailandeses han combinado largas dictaduras militares con cortos períodos de gobiernos civiles.

En medio de la Guerra Fría, Tailandia se alineó con el bloque capitalista, lo que le valió ser un socio estratégico para los intereses estadounidenses en las guerras de Vietnam y Camboya. En un momento dado, el territorio tailandés se convirtió en un refugió político para los desplazados surgidos de las guerras en Indochina. Finalmente, en 1992 se logró establecer un gobierno civil más perdurable aunque su existencia se limitó hasta 2006 cuando un nuevo golpe de Estado derrocó al Primer Ministro Thaskin Sinawatra.

Además del gobierno ineficiente de Thaskin hay que sumar la crisis económico-social ocasionada en la región por los tsunamis que en diciembre de 2004 la arrasaron. Las protestas que antecedieron al golpe de 2006 fueron suscitadas por el pésimo manejo de las secuelas dejadas por la catástrofe. Pero los problemas no se detuvieron ahí. El nuevo régimen no fue considerado legítimo debido a la manera en que se instauró, dando pie a oleadas de protesta como las de 2008-2009 y la de 2009-2010, ambas encabezadas por los camisas rojas. Para 2010 el gobierno de Vejjajiva cuenta con un cuerpo de partidarios, los camisas amarillas cuya misión es frenar a los opositores al régimen que emanen de la sociedad tailandesa.

Pese a que, al igual que América Latina, Tailandia intentó industrializarse a finales del siglo XIX lo cierto es que sus esfuerzos apenas comenzaron a concretarse en el último tercio del siglo XX. La rama textil ha sido el centro de dicho esfuerzo. En cierta medida ello ha permitido el desarrollo urbanizador de centros como Bangkok y Thon Buri, los únicos considerables. Con todo, la economía tailandesa sigue siendo básicamente agrícola, sobresaliendo el cultivo del arroz.

2. A la sombra de los tigres

Como señalé arriba, a diferencia de Hong Kong, Taiwán, Singapur y Corea del sur (los denominados tigres asiáticos) que consolidaron fuertes centros industriales; Tailandia ha tenido grandes problemas para hacerlo. No obstante, el desarrollo acelerado de los tigres ha conseguido supeditar la economía tailandesa a las fluctuaciones de éstos. El desplome de esas cuatro economías en 1997, conocido como el efecto dragón, tuvo un efecto altamente nocivo para las naciones vecinas, caso de Tailandia, pues gran parte de sus ingresos comerciales dependen de las materias primas que les venden. Durante más de tres años los tailandeses estuvieron pagando los costos de la crisis originada por sus vecinos. Para contrarrestar los daños recibidos, el gobierno puso en práctica en el año 2000 un plan de reestructuración.

La ganancia económica del plan fue inmediata, en mucho ayudada por la recuperación de los tigres asiáticos. Si bien la economía tailandesa no recobró las tasas de crecimiento superiores al 8% que le fueron habituales a lo largo de la década de 1990, lo cierto es que desde 2000 hasta 2009 el crecimiento anual promedio es del 4%. Mientras su inflación en el mismo período ronda el 2.5% al año. Vale la pena aclarar que esas condiciones positivas dependen por completo de su balanza comercial. Con excepción de 2005 la balanza comercial tailandesa registra superávit en cada año desde 1998. Esto es, exporta más mercancías que las que importa. Aunque justamente esas exportaciones se dirigen hacia las naciones de la región.

3. Crisis política

Si el proceso de industrialización tailandés parece avanzar en buenos términos, bajo la mesa se encubre una serie de abusos políticos, que bien cumplen aquella máxima atribuida al escritor francés Honoré de Balzac que reza: “Detrás de cada fortuna hay un crimen”. Lo anterior viene a colación pues el origen de la situación actual en Tailandia se encuentra en la corrupción de sus políticos profesionales. Más precisamente durante la época en que el cargo de Primer Ministro fue ejercido por el empresario Thaksin Shinawatra. Su gobierno estuvo plagado de irregularidades que derivaron en un escándalo por tráfico de influencias que se descubrió a comienzos de 2006.

Conforme fue creciendo el descontento social frente al gobierno de Thaksin, la corte real fue abandonándolo. El propio desarrollo de la situación la volvió insostenible. El 19 de septiembre de 2006, faltando menos de un mes antes para los comicios del 15 de octubre, y aprovechando que el Primer Ministro se encontraba en Nueve York para una conferencia de las Naciones Unidas, los militares encabezados por Sonthi Boonyaratglin derrocaron al gobierno con la venia del rey Rama IX. Los sublevados crearon el Consejo para la Reforma Democrática bajo la Monarquía Constitucional para asumir los poderes ejecutivo y legislativo de gobierno.

Las protestas en contra del golpe militar no se hicieron esperar, unas horas después de ocurrido éste se dieron las primeras manifestaciones de descontento social. En ellas participaron tanto partidarios de Thaksin como sus críticos, incluyendo a la Alianza Popular por la Democracia (APD), pero opuestos a la vía golpista. Buena parte de las clases subsumidas se integraron a las movilizaciones. Sin embargo, la facción que se impuso al interior de los manifestantes fue la que apoyaba al magnate derrocado. Así se dio origen al Frente Unido Nacional por la Democracia contra la Dictadura (FUNDD). Como resultado de las protestas los gobiernos militares de los generales Sonthi, primero y luego el de Surayud Chulanot tuvieron que acelerar la transición hacia un gobierno civil.

Bajo la nueva Constitución de 2007 se realizaron elecciones parlamentarias en diciembre de ese año, en las cuales obtuvo la mayoría el recién formado Partido del Poder Popular (PPP). Un mes después (enero de 2008) asumió el cargo de Primer Ministro Samak Sundarajev. Dado que todo ese nuevo régimen seguía estando custodiado por los militares, los camisas rojas del FUNDD volvieron a las protestas a mediados de 2008. Las protestas se fueron agudizando hasta que en el 9 de septiembre Samak renunció al gobierno. Días después su partido eligió como nuevo Primer Ministro a Somchai Wongsawat. El descontento no cesó, además el Tribunal de Justicia comprobó que el PPP cometió fraude en las elecciones parlamentarias de 2007, por condena Somchai fue separado de su cargo a comienzos de diciembre. Unos días después fue electo como Primer Ministro Abhisit Vejjajiva, principal dirigente del partido conservador APD, por la mayoría que se conformó tras la disolución del PPP. Los camisas rojas consideraron que el nuevo gobierno seguía estando bajo la tutela militar, además acusaron a Abhisit y su partido de traicionar la democracia.

Después de una tregua de cuatro meses, el FUNDD volvió a las calles en abril de 2009. Los disturbios fueron reprimidos por el ejército mientras Abhisit declaraba el estado de excepción el 12 de abril. Pero el problema no se resolvió, solo se postergó.

Casi un año después de la represión de 2009, el 14 de marzo del presente, los camisas rojas volvieron a las calles de Bangkok. Durante las nuevas jornadas de protesta se incluyeron derramamientos simbólicos de sangre frente a los edificios de gobierno. Seis días después, el 20 de marzo, más de 100,000 camisas rojas provenientes del campo y de las zonas urbanas marginadas realizaron la toma pacífica de Bangkok. Las protestas iban en aumento aunque la violencia se mantenía contenida.

La situación comenzó a cambiar a partir del 3 de abril, cuando los militantes del FUNDD decidieron sitiar el distrito financiero. Los enfrentamientos entre los manifestantes y las fuerzas armadas se extendieron. Comenzó a haber muertos como resultado de los disturbios. Para el 19 de abril el gobierno decidió militarizar la zona financiera, al día siguiente dio instrucciones para que se abriese fuego contra los camisas rojas en casos extremos. Aunque el descontento continuó, sobre todo con la intervención de los camisas amarillas (militantes del APD que pertenecen a la burguesía y pequeña burguesía).

El FUNDD intentó darle una solución al conflicto al proponer adelantar las elecciones, hasta cierto punto dejando de lado su demanda por la renuncia inmediata de Abhisit y la disolución del parlamento actual para poder integrar uno nuevo. Lo que fue rechazado en primera instancia por el Primer Ministro. Sin embargo, para el 3 de mayo fue el propio Abhisit quién le propuso a los camisas rojas que se realizasen elecciones el 14 de noviembre. Ello fue recibido por los manifestantes como un comienzo favorable para llegar a acuerdos perdurables. Sin embargo, el 5 de mayo los camisas amarillas se opusieron al acuerdo, recrudeciendo los enfrentamientos entre militantes del FUNDD y los de la APD.

Las confrontaciones le dieron pretexto al gobierno para desconocer los acuerdos alcanzados el 13 de mayo, por lo que se le dio un ultimátum a los camisas rojas para desalojar Bangkok a más tardar el día 17. Sin embargo, las protestas continuaron con la diferencia que se había incrementado la violencia, hasta el 3 de mayo solamente había 27 muertos. En cambio, a partir del desconocimiento de los acuerdos hasta la ofensiva final del ejército contra los piquetes de los camisas rojas el 19 de mayo, se menciona en la prensa internacional que hubo al menos 37 muertos, incluyendo al general Khattiya Sawasdiphol (afín a los manifestantes).

4. La herencia

Los enfrentamientos en Tailandia no son un evento anecdótico que pueda olvidarse a la vuelta de los años. Por más que Thaksin sea el representante político de una burguesía industrializada que se vale de una base social integrada por las clases subsumidas, que él mismo explota, también es cierto que todo lo sucedido en los años recientes es resultado de un largo proceso de industrialización en que ni se consigue afianzar un desarrollo de las fuerzas productivas ni el antiguo régimen rentista es ultimado. La burguesía terrateniente representada por el ejército y la APD están consiguiendo imponerse y posiblemente la organización popular haya sufrido un golpe definitivo, pero las demandas sociales por mayor democratización tendrán que ir siendo asimiladas por el régimen, lo que invariablemente ocasionará cambios profundos, aunque es incierto hasta qué punto y con qué velocidad. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, mayo 17, 2010

Reyertas 90: …el minotauro seguía ahí

En meses recientes se vienen desdoblando dos fenómenos al seno de la Unión Europea cuya incubación ha sido larga. Primero, el derrumbe de las economías integradas muy forzadamente a la comunidad económica, cuyo caso más dramático hasta el momento es el de Grecia. Segundo, el derrocamiento en las urnas del partido laborista en Inglaterra. Sobre el primer caso hay un acercamiento disponible en este blog para que el lector lo consulte en Reyertas 81: La crisis griega. En el segundo tema, aunque no había sido abordado aquí, era un elemento que se venía gestando a lo largo de la década reciente. No se olvide que el primer ministro saliente, Gordon Brown, llegó al cargo como heredero de Tony Blair quién, debido a su complicidad con George W. Bush para las guerras contra Afganistán e Irak, había perdido mucho del apoyo del pueblo británico.

Algo que no debe pasar inadvertido para los dilectos lectores de este medio virtual es que la situación política que terminó con más de una década de gobiernos laboristas en Gran Bretaña está estrechamente ligada a la debacle de las economías del PIIGS (despectivo acrónimo en inglés que se refiere a Portugal, Irlanda, Islandia, Grecia y España). Por ello es preciso hacer una actualización de los comentarios vertidos dos meses atrás, haciendo a la par el esfuerzo por exponer los puntos de contacto con las elecciones parlamentarias inglesas.

1. El rapto de Europa

Desde la perspectiva capitalista la crisis griega tiene una explicación muy simple: la irresponsabilidad del gobierno heleno al haber gastado más de lo que tenía. En realidad esa dilucidación más que simple es simplista. El afán por simplificar en lugar de aclarar el fenómeno no hace más que oscurecerlo más. Por el contrario, desde el punto de vista del materialismo histórico la situación económica griega tiene una complejidad mucho más profunda que atraviesa no solamente el tema financiero, sino que implica asuntos de política mundial, mercado mundial, mercado interno, política europea, mercado europeo, sociedad europea y griega, además de la situación para las fuerzas productivas y la fuerza de trabajo tanto en la república helena como en toda Europa.

La información que poco a poco se va difundiendo nos permite constatar que la crisis económica en Grecia se inscribe en el contexto de una guerra financiera que los imperialismos anglosajones están librando en contra de la Unión Europea. Sería un grave error suponer que, dado lo anterior, la Hélade es una víctima colateral. Por el contrario, la banca estadounidense la enfocó como un objetivo para inmiscuirse en el control monetario para desestabilizar las finanzas europeas. En otras palabras, Grecia se convirtió irónicamente en el caballo de Troya de los yanquis.

El razonamiento económico en realidad es muy simple, es el mismo que los monopolios aplican desde hace más de un siglo: fomentar una especulación bursátil que ellos mismos controlan a través de la manipulación de la oferta y la demanda financiera. Desde la puesta en circulación del euro el 1 de enero de 2001 más de un entusiasta vaticinó que el futuro de la hegemonía imperialista estaba en la Unión Europea como sustituto natural de los Estados Unidos.

Tal candidez no contaba con que el imperialismo estadounidense no se dejaría morir tan sencillamente. Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 los EE. UU. lanzaron un par de guerras con el pretexto de combatir al terrorismo. Pero en realidad fueron desplegadas para contener a los posibles imperialismos competidores, incluida la Unión Europea. A la par que se intentaba controlar el mercado petrolero mediante la irrupción en el Medio Oriente (Irak) y el control sobre una zona estratégica para el transporte de hidrocarburos hacia China, India y el mar Índico (Afganistán), los estadounidenses aprovecharon su situación como productor de la moneda mundial, el dólar estadounidense, para incrementar sin límites la circulación de ésta. De esa forma los EE. UU. pretendían apropiarse de la producción internacional de mercancías. El hecho es que al aumentar el circulante su capacidad de compra se incrementó sustancialmente. Con ello mató dos pájaros de un solo tiro, porque además de incrementar sus importaciones también consiguió elevar la circulación interna de mercancías, todo lo anterior sin tener que forzar su productividad ni elevar desproporcionadamente la inflación. Tan sólo en el período 2001-2006 la balanza comercial estadounidense duplicó su déficit, lo que significa que tuvo más importaciones que exportaciones. En 2001 las mercancías importadas excedieron en casi US$398,272 millones, en cambio para el 2006 el excedente superó los US$803,546 millones; lo que equivale a un incremento del 102%. Ese déficit comercial es el que ha sostenido el nivel de vida de la sociedad estadounidense, pues en contraste con aquél la inflación en 2001-2009 solamente ha crecido 22%, menos del 3% en promedio anual.

Sin embargo, como es menester, el valor del dinero circulante es equivalente al de las mercancías en circulación, ello presupone que al haber un incremento de circulante haya una elevación de los precios. Así que el problema es hallar dónde ocurrió esa inflación. La respuesta es bastante obvia: en el resto del mundo. Desde 2003-2004 se viene manifestando de manera más clara en el mercado de las materias primas: petróleo, oro, platino, plata, cobre, etc.

A la par que se da ese repunte de los precios como consecuencia del incremento del circulante de moneda mundial el resto de las monedas de las naciones altamente industrializadas se fortalecen. Eso reduce la capacidad de exportar, pues al tener un valor cambiario alto, los posibles compradores prefieren reducir o buscar otros vendedores. Para las grandes potencias europeas (Francia, Alemania e Italia) eso podría parecer un asunto sin mayor significado puesto que sus mejores ingresos provienen de la exportación de capital, no de mercancías. Pero para las naciones que apenas aspiran a ser tan imperialistas como las que encabezan la U. E. la situación se vuelve trágica: quedan atrapados entre la incapacidad para exportar y la falta de liquidez para importar o pagar sus deudas.

A continuación este embrollo siguió desarrollándose de la siguiente manera. Mientras la saturación mundial de dólares fortalecía a monedas como el euro o el yuan chino, los genios financieros de Wall Street se ocupaban de introducir los caballos de Troya en Europa aprovechando la desigualdad existente entre las potencias y economías como la de España, Portugal, pero sobretodo con Grecia. Los gobiernos griegos contrataron deuda con Alemania y Francia principalmente, la cuál posteriormente cambiaron por Hedge Funds y credit default swaps (seguros de incapacidad de pago) haciendo caso de los consejos que Goldman Sachs le había dado, tal como lo reveló el New York Times el 14 de febrero de 2010. Lo ocurrido posteriormente fue un auténtico acto de sabotaje. Tal como lo expuso la socióloga Danielle Bleitrach, militante del Partido Comunista Francés (PCF) en su artículo ¿Nos damos cuenta que somos víctimas de una jugada mortífera?, publicado en español por el portal rebelión.org, estas empresas financieras de Wall Street comenzaron a ir a contracorriente del resto de los especuladores unas semanas antes que estallase la crisis en Grecia. Es decir, mientras todo mundo cambiaba dólares por euros, estos sicarios financieros estadounidenses, como los denominó el Juan Manuel Bueno Soria (experto en derecho internacional), vendían euros a US$1.50, los cuales ahora pueden recomprar a US$1.30. Esa práctica monopolista encareció a tal punto el euro que eventualmente la deuda griega se volvió impagable.

Durante los dos meses recientes el asunto griego ocasionó una polémica al interior de la U. E., sobre el rescate financiero a la economía de Grecia. Finalmente este fue aprobado el 7 de mayo por una cantidad de más de 110,000 millones. El motivo del retardo se debió a varias razones, por un lado es claro que la crisis griega ya tuvo efectos muy fuertes sobre el resto de las economías europeas, comenzando con las más débiles: Portugal y España. A ellas dos les urgía que Grecia fuese rescatada, pero no eran las únicas pues al menos 13 de las 16 naciones que integran la zona del euro tuvieron que aplicar recortes de emergencia antes sus elevados déficit presupuestales. En términos del propio presidente de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico (OCDE), José Ángel Gurría (el ángel de la dependencia), el contagio de la crisis griega ya ocurrió.

Por el otro lado, había dos motivos de preocupación para los opositores al rescate financiero griego. Uno el legal, se generaría un mal precedente pues según el acuerdo de Maastricht prohíbe el rescate de las naciones insolventes. Dos el financiero, dado el tamaño mucho mayor de las economías portuguesa y española, una insolvencia similar sería terrible para la zona euro, por lo que rescatar a Grecia limitaría la capacidad financiera para auxiliar a éstas en caso de urgencia.

El nerviosismo sobre Portugal y España no es menor, el primero tiene una deuda pública que equivale al 77% de su PIB, para colmo las agencias calificadoras redujeron a fines de marzo la calificación de esta nación, lo que afectará la capacidad portuguesa para contratar deuda e incrementa los tipos de cambio que debe cubrir. La segunda, es la que presenta un mayor índice de desempleo en toda la U. E., 20.05% en el primer trimestre de 2010, y una deuda pública equivalente al 53.2% del PIB español.

2. ¿Prometeo en overol?

Pese a ser una guerra entre capitalistas e incluso entre imperialismos, la clase trabajadora quedó atrapada en medio de estas refriegas como la parte sacrificable en aras del bien nacional de la Unión Europea. El rescate griego incluye la condicionante de realizar reformas estructurales para reducir el gasto público, pero también para reformar el sistema de pensiones. Pero también los programas internos que están aplicando los gobiernos de España y Portugal incluyen la inmolación de su proletariado. En el caso de los lusitanos se plantea el congelar los salarios de los empleados públicos, lo que se extendería a muchas empresas del sector privado. Del lado español las medidas que está adoptando el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero incluyen la propuesta de reformar la ley para extender la edad de jubilación hasta los 67 años.

Ante esa situación los trabajadores no se han quedado cruzados de brazos. A finales de abril los sindicatos portugueses realizaron una serie de huelgas que duró tres días en las que, incluso los trabajadores de los trenes programaron paros de labores durante las horas de mayor tránsito. En Grecia, apenas este sábado 15 de mayo se llevó a cabo una manifestación encabezada por el Partido Comunista Griego que reunió a 12,000 personas que se oponen a las medidas de austeridad y recortes a las pensiones que pretende implantar el gobierno del socialista Georgios Papandreu.

Una de las acciones que se preparan para los próximos meses, a la cuál se convocó durante dicha manifestación, es la realizar un paro general de labores para el 20 de mayo en contra de los recortes. La respuesta del gobierno del Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) ha sido la represión. Tan sólo el pasado 5 de mayo la policía reprimió una movilización de trabajadores que tuvo saldo de decenas de heridos y tres muertos.

De primera instancia el movimiento griego no ha tenido la capacidad para obligar al partido gobernante a someterse a los intereses de la clase trabajadora, mas es notable como viene creciendo cuantitativamente el movimiento obrero en Grecia. Es posible que no detengan las reformas al gasto, pero están sentando un precedente todavía más considerable que las manifestaciones de 2008-2009, pues se percibe menor espontaneidad organizativa ahora. Que además tiene las posibilidades de expandirse hacia las naciones europeas en riesgo.

3. El colapso laborista

Desde 1997, en el Reino Unido (RU), la Cámara de los Comunes había sido controlada por una mayoría del partido laborista, lo cual se rompió en las acuerdos del 11 de mayo entre los el partido de los Tory (conservadores) y los liberales demócratas tras la falta de una mayoría clara en las recientes elecciones legislativas. Dado el desvanecimiento de las líneas ideológicas entre los partidos del R. U., hay poca diferencia entre quién encabeza el gobierno británico. Sin embargo, es preciso recordar que el Partido Laborista (Labour Party) es una organización que surgió con un sentido de clase. El laborismo tuvo su origen en el Comité de Representación de los Trabajadores que en 1900 decidieron conformar a esta organización partidaria. Formaron algunos gobiernos durante el siglo XX, aunque manteniendo su filiación socialdemócrata a toda prueba. Fue hasta la década de 1990 que, de la mano de los Miliband (Ralph y su hijo David) que el Partido Laborista abandonó todos sus principios socialistas al eliminarlos de sus estatutos en 1992. Cinco años después, asumieron de nueva cuenta el gobierno al ganar 179 de los 650 escaños del Parlamento, lo cuál permitió que su dirigente Anthony Blair asumiese la dirección. Pero durante su gestión fue evidente que todo interés social había desaparecido del partido. Bajo el gobierno de Blair no solamente se profundizaron las políticas neoliberales impuestas por los Tories desde la época de Margaret Tatcher (1979-1990), sino que la G. B. se convirtió en la comparsa de los Estados Unidos en sus aventuras bélicas de Afganistán e Irak.

La tendencia mostrada por el laborismo le fue restando apoyo social al gobierno de Blair, en las sucesivas elecciones de 2001 y 2005 fue perdiendo escaños, por ello es que para conservar el poder tras la renuncia de Blair en 1997, el partido maniobró par que quedase otro de los suyos en lugar de convocar a nuevas elecciones. Así, Gordon Brown asumió la primera magistratura británica, pero mantuvo la misma política que su antecesor.

Esa política neoliberal permitió el fortalecimiento del sector financiero inglés. El poder de este fue empleado para otorgarle préstamos a las naciones más endebles de la Unión Europea: Portugal, España y Grecia. Con lo anterior, la banca británica hizo un gran negocio que le permitía mantener un nivel de ingreso alto a los sectores sociales más cercanos. Los fuertes efectos de la crisis comenzada en EE.UU. ya habían hecho mella en la economía británica. Los problemas de pago de Grecia profundizan el problema para los financieros ingleses. Este elemento es solamente una de las múltiples causas que motivaron el derrumbe electoral de Gordon Brown y su partido laborista. El ascenso del conservador David Cameron parece cuestión de horas.

4. Nueva quiebra socialdemócrata

En Europa, los años recientes nos dejan como saldo una serie de derrotas de los partidos de izquierda: Italia, Alemania, Francia, incluso Gran Bretaña. La crisis es uno de los factores que está alejado a la sociedad de los socialdemócratas. De hecho en España no se ve lejano que empeore la situación para el PSOE de Rodríguez Zapatero. En Portugal, pese al apoyo mayoritario de la sociedad, el gobierno del Partido Socialista (PS), encabezado por el Primer Ministro José Sócrates, perdió la mayoría absoluta en 2009; entre la crisis y las medidas para resolverla, el PS bien podría volverse indeseable para la sociedad portuguesa, Mientras tanto, en Grecia el partido de Papandreu (PASOK) pronto podría ser un nuevo damnificado de la crisis. Aunque si en Grecia el movimiento obrero no ha madurado lo suficiente se corre el riesgo de abrirle el paso franco a los representantes más duros del capital monopolista. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, mayo 10, 2010

Reyertas 89: Marea Negra

El 20 de abril la perforación de un pozo petrolero en el llamado prospecto Macondo frente a las costas de Plaquemines Parish, Louissiana, se hallaba en su fase final cuando se registró una explosión en la torre de la plataforma perforadora Deepwater Horizon. Ésta había sido arrendada por la empresa británica British Petroleum (BP) a la compañía Transocean para que abriese el pozo en aguas ultra-profundas (a 1,500 metros bajo el nivel medio del mar) que más tarde sería explotado comercialmente. Dos días después la situación se hizo insostenible, las llamas no había podido ser controladas, por lo que la Deepwater Horizon se hundió haciendo imposible controlar el derrame petrolero en el Golfo de México.

Más allá del desastre ecológico que se genera con tal acontecimiento, el desastre es también una evidencia más de la voracidad de las grandes compañías petroleras. Bajo los parámetros de éstas están basando en criterios de mercado, es decir la mayor ganancia en el menor tiempo posible. Así resulta claro que una actividad estratégica como la extracción de hidrocarburos no puede ser realizada partiendo de dicha idea, pues se pone en peligro tanto a los trabajadores de la industria petrolera como al medio ambiente, además de la afectación a millones de trabajadores que también terminan siendo afectados por el derrame al no poder desempeñar sus actividades económicas en la región.

1. Sed negra

Desde 1999 el precio internacional de los precios del petróleo venía creciendo constantemente. Aunque en aquella época el principal marcado de referencia, el West Texas Intermediate (WTI), promedió US$19.31. La crisis económica de 2000-2001 no afectó al sector petrolero que incluso en medio de los primeros signos de la crisis los precios siguieron incrementándose cada vez con mayor velocidad. Los especuladores financieros, al entrar en pánico ante la debacle económica que comenzaba, tuvieron la reacción inmediata de refugiar sus inversiones en el mercado petrolero, el cuál se disparó. Durante el año 2008 el WTI se vendió en promedió a US$100.06. Ello sin mencionar que algunas variedades de mejor calidad como el Nigerian Focados tuvieron precios medios ligeramente por encima del de referencia. Aunque como el resto de las materias primas, el petróleo, también estuvo afectado a la larga por la crisis económica. Para el 2009 el WTI se vendía en US$61.92 que pese a ser menor en 40% a la cotización del año previo, si es muy superior a los precios de finales del siglo XX. Es probable que en el año corriente los precios del petróleo quedasen por encima de 2009. Lo que deja claro que este mercado tiene una gran rentabilidad para los capitalistas ávidos por obtener ganancias rápidas.

Las jugosas ganancias del mercado petrolero estimularon dos facetas del proceso extractivo que se habían abandonado por años: la generación de nuevas tecnologías y la exploración de nuevos yacimientos. En diversos momentos esos dos componentes se combinan, pues en algunos casos la propia fase explorativa requiere de tecnologías novedosas para rastrear las reservas que se van descubriendo.

En esa forma naciones como Canadá, Venezuela o Brasil han aprovechado la década de altos precios para costear proyectos de exploración que están rindiendo frutos pletóricos. Así, Venezuela se convirtió en la segunda mayor reserva probada a escala planetaria al certificar hidrocarburos por más de 172,300 millones de barriles, mientras Canadá y Brasil aprovecharon la bonanza para ubicarse como la segunda y cuarta reserva petrolera, respectivamente, de América; por encima de potencias históricas de la región como Estados Unidos y México. Otras naciones como Noruega o Brasil han aprovechado el período de auge para desarrollar tecnologías importantes para la extracción. En el caso de Noruega se han venido creando instrumentos para las regiones polares. En cambio, en Brasil se generaron los mecanismos necesarios para la perforación en profundidades marinas superiores a los 400 metros. Incluso, esas nuevas tecnologías han permitido el descubrimiento de la joya de la corona de Petrobras, los campos Júpiter y Tupi. Ambos son grandes reservorios de hidrocarburos que se encuentran a más de 2,000 metros de agua más 5,000 metros de excavación en el lecho marino.

La bonanza petrolera inflamó la codicia de los grandes empresarios estadounidenses, que aprovechando las nuevas tecnologías están presionando al gobierno de Obama para que abra zonas vedadas a la exploración petrolera en el Golfo de México y Alaska. A la cabeza de los apremios están las cuatro compañías (ExxonMobil, Chevron-Texaco, Royal Dutch Shell y British Petroleum) herederas de las Siete Hermanas que monopolizan la industria petrolera desde la década de 1960. Cada una de dichas compañías tiene sus propios representantes que negocian con los parlamentarios estadounidenses para obtener ventajas legales, práctica conocida como cabildeo. Más aún, estás mismas multinacionales entregan jugosas aportaciones económicas a las campañas de los principales partidos políticos: demócratas y republicanos. Pocos funcionarios federales tienen las manos limpias de petróleo. De hecho, según lo reportado por el Center for Responsive Politics, citado por Alejandro Maciel en el semanario Proceso (“Los costos del cabildeo”, 9/mayo/2010, p. 48-49) el principal beneficiario con dinero de BP durante las campañas electorales de 2008 fue Barack Obama, quién recibió US$71,000.

El resultado de las maniobras del cártel petrolero está dando resultados positivos para éste. Aprovechando la necesidad del presidente estadounidense por impulsar en el congreso una reforma energética que disminuya la dependencia norteamericana de fuentes extranjeras de abastecimiento, los cabilderos del cártel consiguieron que se retirase las prohibiciones para la explotación petrolera. A tal grado que, el propio Obama conminó el 31 de marzo del presente año a las compañías a acelerar los trabajos de exploración para reponer las reservas.

2. Petróleo mundial

Resulta hasta un pleonasmo señalar que en la actualidad se consumen hidrocarburos como nunca antes en la historia. Lo que no resulta tan evidente es que ninguno de los países que son grandes consumidores es autosuficiente en extracción de petróleo y gas natural, son grandes procesadores, sí, pero no productores de crudo. En cambio, las naciones que poseen grandes reservas de hidrocarburos o que generan millones de barriles cada día son, por el contrario, naciones subordinadas. Hasta la fecha, tal como lo fue en gran parte del siglo XX, el principal consumidor es Estados Unidos que durante el 2009 consumió en promedio 18.7 millones de barriles diariamente. Es decir, para ser la economía más poderosa del mundo requiere de ser la que más hidrocarburos emplea.

La segunda economía que más petróleo consume es la que tiene la mejor tasa de crecimiento en la actualidad: China. Los crecimientos de dos dígitos que mantiene la economía china pese a la crisis mundial exigen el consumo de poco más de 8.6 millones de barriles cada día. Con toda razón puede afirmarse que la deidad del crecimiento económico exige ofrendas de hidrocarburos para apaciguar los ánimos del libre mercado.

Contrariamente, ninguno de las dos naciones extrae el petróleo suficiente para satisfacer su demanda interna. Mientras los EE.UU. obtienen un promedio diario de 7.2 millones de barriles, en cambio China produce 3.8 millones de barriles diarios. En cada caso menos de la mitad de sus respectivos consumos. Eso sí, cada una de estas naciones tiene una gran capacidad de procesamiento de crudo que limita las importaciones de petrolíferos. Los norteamericanos poseen una capacidad instalada de refinación que supera los 17 millones de barriles diarios, mientras que la de China es de 8.6 millones. Es curioso, pero estas economías que por tamaño del Producto Interno Bruto (PIB) son la primera y la tercera, en tanto que en términos de consumo de hidrocarburos tienen los lugares uno y dos en el planeta, también tienen los dos primeros lugares mundiales por capacidad instalada para la refinación (¿pues no que el negocio está en la simple exportación de crudo, como decían los burócratas neoliberales con Felipillo I, el breve, al frente?)

No obstante, la materia prima de esas refinerías tiene su fuente en regiones completamente ajenas a las dos naciones referidas. La importación masiva de crudo que pueda mantenerse en el largo plazo solamente se da en dos regiones el mundo: el Medio Oriente y Venezuela. Las naciones árabes, con Arabia Saudita a la cabeza, poseen en total reservas probadas por 754,200 millones de barriles. Por su parte, en Venezuela se tienen reservas por 172,300 millones de barriles. Para dar una dimensión de lo que significan esas magnitudes vale la pena pensar que al ritmo de consumo actual de los EE.UU. y China sumados, podría ser sostenido por Medio Oriente aunado a Venezuela por más de 90 años.

Tanto para chinos como para estadounidenses ambas regiones representan un apetitoso banquete. Aunque ambas regiones tienen un grave inconveniente: están fuertemente influidas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Este cártel surgido en 1960 ha venido a colocarse como un contrapeso al monopolio de las Siete Hermanas, pues al incluir a las principales naciones productoras con el objetivo de nacionalizar los beneficios de la industria petrolera, han limitado el poder de aquéllas. Esto principalmente en la década más reciente, en que la fuerza de la OPEP se ha visto incrementado por el distanciamiento de Venezuela e Irán de las políticas estadounidenses. En gran medida el reposicionamiento de la OPEP explica el incremento en los precios del petróleo. A su vez eso ha obligado a que naciones como Canadá o Brasil consoliden sus avances en el procesamiento de arenas bituminosas y perforación en aguas ultra-profundas, respectivamente.

3. Lecciones para México

Transcurrido poco más de año y medio desde la aprobación de la reforma petrolera posible, la realidad de la industria petrolera mexicana sigue siendo el franco abandono en la espera que con el tiempo los mexicanos se dejasen de anacronismos como la defensa de PEMEX. Como se mencionó en Reyertas 10: La victoria pírrica, si bien la reforma aprobada no era lo que deseaban los neoliberales más recalcitrantes, tampoco fue benéfica para la clase trabajadora. Un tanto porque sí abrió la posibilidad a la inversión privada en el sector, otro tanto porque ha sido el pretexto perfecto para que el calderonato abandone a su suerte a la industria petrolera en una especie de sabotaje programado a mediano plazo. Para Felipillo I, el espurio, los objetivos de su propuesta de reforma eran dos: abrir completamente la posibilidad de la inversión privada a través de los Contratos Riesgo y la exploración en las aguas ultra-profundas del Golfo de México. Sin embargo, el siniestro en la plataforma Deepwater Horizon demostró con creces que dichos objetivos, de persistir en ellos, serían un grave error para la política petrolera mexicana. La propia tecnología desarrollada hasta el momento, carece de los elementos de seguridad indispensables para las aguas ultra-profundas del Golfo. Sin mencionar que las compañías privadas, en su afán de lucro inmediato, prescinden de los más elementales procedimientos de seguridad industrial.

La indolencia de BP, Transocean, Deepwater Drilling, PLC y Halliburton, así como a varias subsidiarias de éstas, todas ellas involucradas directamente en el desastre de la Deepwater Horizon, demuestra que la peor decisión es permitir que los criterios de mercado controlen la industria petrolera de una nación. Esta calamidad tiene el potencial para superar el hundimiento del ExxonValdez, el 24 de marzo de 1989 en las costas de Alaska, que representó el mayor derrame de petróleo de la historia. Este tipo de sucesos deberían ser suficientes para que el inquilino de Los Pinos y su camarilla de sicofantes renunciasen a su proyecto de política petrolera para México. Por su parte, la clase trabajadora en México también tendría que verse en el espejo de la Deepwater Horizon para impedir que los criterios de mercado se apoderen de los hidrocarburos mexicanos a la par que se rescata la propiedad de la nación, no del gobierno, de PEMEX. El proletariado requiere una nueva nacionalización de su industria petrolera. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

viernes, mayo 07, 2010

Memoria 10: Día Internacional de los Trabajadores

Introducción

De algunos años a la fecha, la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores ha sido objeto de denuestos viscerales provenientes de los medios de comunicación masiva. En resumidas cuentas se pretende hacer ver a la más importante de las manifestaciones anuales del movimiento obrero internacional, como una simple fiesta que cae en la paradoja de celebrar el trabajo sin que los trabajadores vayan a laborar. Un reduccionismo que pese a su simplismo, o quizás gracias a él, funciona entre los elementos menos claros de la clase trabajadora y en estimula la chabacanería de la pequeña burguesía reaccionaria. Por su parte, el charrismo sindical, tan extendido en nuestro país, refuerza las ideas erróneas sobre la importancia del Primero de Mayo. Dada esa situación, es importante el retomar el punto para hacerles claro a los trabajadores que no se trata de un día de fiesta sino uno de lucha. Para ello es importante ponerles sobre la mesa los elementos, la información, del contenido histórico que tiene el día del trabajo.

1. La Revolución Industrial: Nace el proletariado

Una gran cantidad de los elementos que forman parte de las sociedades contemporáneas fueron desarrollados durante la Ilustración. Desde la aparición de las ciencias como tales hasta la consolidación de las ideas políticas sobre la democracia, pasando por la aparición de nuevas tecnologías, el Siglo de las Luces fue una etapa de grandes y rápidos cambios para la humanidad. Uno de esos grandes cambios aportados por la Ilustración fue el derrocamiento de los regímenes feudales para dar paso a la era del capitalismo.

Ese paso fue posible debido a la invención de la máquina de vapor. Patentada en 1784 por el ingeniero escocés James Watt, el nuevo invento abrió paso para que las fábricas sustituyesen a los talleres artesanales y a los de manufactura. La burguesía se acercaba a tomar su papel histórico como clase hegemónica en la sociedad, al tiempo que daba vida a una nueva clase social en la que cimentó todo su poder en la sociedad: el proletariado o clase obrera o clase trabajadora.

El término de proletariado viene del latín proletarius: linaje o descendencia. Era una clase social en la antigua Roma que carecía de cualquier cosa y solamente podía contribuir con el Estado entregando a sus hijos a la milicia. Durante el feudalismo esta clase quedó en casi completo desuso, puesto que el vasallaje proveía de soldados suficientes a los monarcas y señores feudales. Pero con el proceso de la acumulación originaria de capital que comenzó a dar frutos palpables en el siglo XIV tanto en el norte de la península Itálica como en Holanda e Inglaterra, los campos comenzaron a prescindir de una gran cantidad de mano de obra con la sustitución de la servidumbre por los jornaleros asalariados.

Como aplicación a diversos campos de la producción, la máquina de vapor hizo más sencilla la producción de mercancías, pero también exigió una mayor cantidad de unidades productivas. Regiones enteras de Inglaterra se transformaron rápidamente en grandes centros fabriles que atrajeron a miles e incluso millones de jornaleros sin trabajo. En su Situación de la clase obrera en Inglaterra de 1845, Engels presenta un cuadro muy duro de cómo ocurrió ese largo proceso de conformación de la clase obrera moderna, tema que después retomó en parte Karl Marx en el capítulo XIV “La acumulación originaria del capital” del primer tomo de El Capital. Las enormes ventajas comerciales que se obtuvieron con la industrialización se obtuvieron a costa de segar la vida de cientos de nuevos trabajadores y del someter a éstos a regímenes de trabajo infrahumanos.

La simplicidad del trabajo fabril condenó a los nuevos obreros a sacrificar sus capacidades físicas e intelectuales frente a las máquinas, el ejercicio físico y la agilidad mental que exigían los métodos de producción artesanales, incluso los de la antigua manufactura, fueron sustituidos por la monotonía de la operación del mecanismo que además demandaba la completa atención del obrero por jornadas superiores a las 12 horas y que fácilmente podían alcanzar las 18 ó 20 horas diarias. Además, la mano de obra calificada comenzó a ser menos demandada por los dueños de las fábricas, pues la simplicidad de las labores requería poca preparación; en consecuencia se prefirió a la mano de obra no calificada que tenía el plus de ser más barata. Así las mujeres y los niños (menores de 13 años) fueron incorporados a las tareas industriales, sin miramientos en el tipo de responsabilidades pero con ingresos menores a los de sus pares varones. Para colmo, en los talleres fabriles las condiciones de seguridad e higiene que restringiesen las enfermedades y accidentes laborales no era una preocupación de los capitalistas.

Las condiciones de vida de los trabajadores junto a sus familias tampoco eran las más paradisíacas que puedan imaginarse. Las principales ciudades inglesas multiplicaron su población en cuestión de unos cuantos años. Pero no había una planificación que pudiese sustentar un crecimiento demográfico tan acelerado. Por tanto, las condiciones de vivienda fueron deplorables. En los barrios obreros a la miseria del ingreso se sumaba el hacinamiento, la falta de servicios que garantizasen la higiene. Consecuentemente brotaron las epidemias infecciones, al tiempo que proliferaron los problemas sociales como la promiscuidad, la drogadicción, violencia intrafamiliar y la propagación de los crímenes.

Es decir, el nacimiento del proletariado estuvo marcado por la explotación y opresión en los centros productivos, sí. Pero también por las difíciles condiciones de subsistencia. Aunque no solamente fue así para los obreros de las ciudades, tampoco los obreros agrícolas encontraron condiciones de bonanza. Por el contrario, a la miseria heredada hubo que sumar el incremento en las cargas de trabajo. La migración hacia los centros industriales, como consecuencia de la falta de trabajo en el campo, se revirtió con la acumulación de labores que los jornaleros que se mantuvieron ahí debieron padecer.

2. Utopía ilustrada

Mientras en Inglaterra se consolidaba la Revolución Industrial en Francia las ideas de la Ilustración estaban por ser el detonante de un gran cambio social. Para 1789 la toma de La Bastilla fue el banderazo de salida que marcó una nueva era de cambios con la liquidación del Ancien Régime: la Revolución Francesa. La importancia de ésta radicó en que; si bien la Revolución Industrial aportó una nueva estructura social, la lucha política en Francia estableció una nueva superestructura cimentada en las ideas de la Ilustración.

Las ideas planteadas por ilustrados como Montesquieu, Rousseau, Voltaire, Quesnay fueron poniéndose en práctica durante los nuevos gobiernos emanados de la Revolución. Creando todo un entramado novedoso para las relaciones sociales, políticas y jurídicas, que se consolidaron en forma definitiva durante la época napoleónica. Pese a los períodos de restauración monárquica que padeció Francia, tras las derrotas de Napoleón Bonaparte, la hegemonía de la nobleza quedó liquidado a favor de una nueva clase social: la burguesía.

Si bien la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano es el documento fundacional de la superestructura de la sociedad capitalista, la Revolución Francesa también fue el origen de las formas ideológicas antagónicas a las triunfantes. Curiosamente, el partido más consecuente con la defensa de la igualdad y la libertad como principios supremos de la Revolución fue el primero en defender los intereses de las clases subsumidas: los jacobinos. En particular la facción conformada por los Montañeses (Montagnards) y de los Descalzonados (Sans Culottes) fueron los grandes defensores del pueblo. No es gratuito que un personaje como Jean Paul Marat (El Amigo del Pueblo) fuese un férreo jacobino. Aunque, paradójicamente, los primeros teóricos del socialismo, así como de la clase trabajadora surgió de entre la añeja aristocracia francesa —más proclive a militar del lado de los Girondinos. Claude Henri de Rouvroy, conde de Saint-Simon fue el primero en plantear algo que a la postre Federico Engels caracterizó como el Socialismo Utópico. El planteamiento de Saint-Simon se basaba en la justicia, pues aunque comprendía a la industrialización como algo positivo también planteaba que era necesario crear un sistema justo basado en el reparto de la riqueza en función de la productividad de cada cuál.

Las ideas de Saint-Simon le abrieron el camino a muchos otros pensadores que asumieron la meta de pensar una sociedad en que las diferencias sociales fuesen suprimidas. Étienne Cabet, Graco Babeuf, Charles Fourier, Louis Blanc y Robert Owen, entre otros, dieron continuidad a los esfuerzos intelectuales de Saint-Simon, pero siguieron dando soluciones poco terrenales a los problemas emanados de la industrialización. Estos pensadores basaron sus salidas en el cooperativismo. De hecho los falansterios de Fourier y las granjas cooperativas de Owen fueron los únicos intentos que tuvieron alguna aplicación temporal. Aunque ninguno de esos experimentos sobrepasó los 20 años de existencia. Uno de los problemas comunes, que llevaron al fracaso a esos experimentos, fue que se intentaba generar una sociedad con valores nuevos pero implantándolos a personas que se habían formado en la naciente sociedad capitalista. Por tanto, el pretendido tránsito automático del privilegiar los valores morales en sustitución de los valores económicos fue imposible, al ser la fuente de una gran cantidad de conflictos tanto entre los colonos de los experimentos como entre los propios organizadores.

A pesar de su rotundo fracaso las tentativas del socialismo utópico fueron importantes para la eclosión del movimiento obrero a mediados del siglo XIX.

Luddismo

Por sus propias limitaciones el socialismo utópico, principalmente francés, estuvo alejado de los procesos productivos capitalistas reales, por tanto no logró tomar fuerza entre el naciente proletariado. En contraste, el acelerado proceso de industrialización en Inglaterra fue dejando secuelas muy rápidamente en la misma sociedad inglesa. Los nuevos trabajadores padecían en carne propia el régimen del terror de las máquinas. Aunque carecían de la formación intelectual de los utopistas, algunos obreros británicos se movilizaron en contra de la tiranía maquinista, entre ellos se encontraba el mítico Ned Ludd en Leicestershire. Un par de décadas después el movimiento luddista cobró fuerza en Inglaterra, grupos de trabajadores intentaron emular las hazañas de su héroe entre 1811 y 1816, cuándo desplegaron cuatro oleadas de destrucción de talleres industriales. No obstante su virulencia el luddismo terminó siendo aplastado por el imperio británico. Su actuación práctica era demasiado costosa para la burguesía inglesa, además jamás lograron desarrollar elaboraciones teóricas que le diesen congruencia a la organización de los trabajadores. Hasta cierto punto, el fracaso del luddismo era previsible. Representó el último coletazo de una clase que se negaba a conformarse aún como clase en sí.

El luddismo consideraba a la máquinaria como la peor enemiga de la humanidad

Cartismo

En 1838 apareció en Inglaterra La Carta del Pueblo (The People’s Charter) que fue el primer documento presentado por el movimiento obrero que iba más allá de las simples demandas inmediatas. Para esas alturas del proceso de industrialización los trabajadores se habían dado que uno de sus problemas fundamentales como clase era la falta de representación ante las instancias del gobierno británico. En la misiva de los trabajadores se incluyeron demandas sobre el derecho al sufragio y condiciones para tener representantes propios en el parlamento. Los seis puntos que se incluyeron fueron:

  1. Sufragio universal masculino para mayores de 21 años
  2. Circunscripciones electorales de igual tamaño
  3. Votación por medio del sufragio secreto
  4. No fuese necesario el ser propietario para poder ser miembro del parlamento
  5. Dieta par a los miembros del parlamento
  6. Parlamentos trimestrales

Sin una cohesión más firme, el cartismo solamente alcanzó para lanzar tres intentos (1838-1839, 1842 y 1848) para alcanzar sus demandas, además de la abolición de las Leyes sobre Pobres. En cada ocasión, el gobierno inglés terminó por aplastar a los cartistas. Sin embargo, este movimiento obrero sí tuvo algunos triunfos que mejoraron las condiciones de vida de la clase trabajadora. Entre ellos, la limitación de la jornada laboral de 12 horas, inicialmente, y posteriormente a 10.

El movimiento cartista, o mejor dicho, los movimientos cartistas representaron un primer paso para que el propio proletariado tomase nota de su condición como clase en sí.

Manifestación de cartistas en 1842

3. Los socialismos obreros

A finales de febrero de 1848 el acuerdo europeo para reestablecer las monarquías, la Santa Alianza comenzó a resquebrajarse. El día 23 comenzó en París una insurrección que consiguió derrocar al rey Luis Felipe de Orleáns. A la postre se instauró la Segunda República Francesa por parte del gobierno provisional encabezado por el socialista utópico Louis Blanc.

Para esas alturas la industrialización se había generalizado por toda Europa, así como las condiciones económicas subsecuentes. También se extendió por todo el continente la Primavera de los Pueblos. En la Confederación alemana, los estados italianos, Dinamarca, Suiza, Austria, Hungría y los pequeños estados del centro de Europa acontecieron levantamientos populares exigiendo la liberalización de los regímenes. No obstante, la mala organización de los grupos revolucionarios, así como su relativo aislamiento de sus pares de otras naciones les costó ser reprimidos rápidamente por sus respectivos gobiernos, salvo en Austria.

Como muchos otros resultados del ciclo revolucionario de 1848 la aparición de nuevas teorías socialistas fue algo que se presentó subrepticiamente en los años posteriores. Si bien Joseph Marie Proudhon, Karl Marx y Friedrich Engels participaron en ese período revolucionario llevando consigo el embrión de sus teorías (el anarquismo para el primero y el comunismo para los dos últimos) lo cierto es que no tuvieron en primera instancia que sus postulados tuviesen una influencia fuerte entre los revolucionarios. De tal manera, mientras Luis Napoleón Bonaparte (sobrino de Napoleón Bonaparte) se ceñía la corona del Imperio Francés, anarquistas y comunistas comenzaron a desplegar una ardua labor entre los trabajadores.

La poco más de una década que duró el reflujo revolucionario en Europa permitió que el anarquismo se consolidase teóricamente con la aparición del ruso Mijail Bakunin; en tanto que exiliados en Inglaterra Marx y Engels afinaron muchos de los puntos del comunismo científico. Cuando el movimiento obrero logró asimilar la traición de los sectores burgueses y pequeño-burgueses participantes en la Revolución de 1848, por fin consiguió retomar un paso ascendente a comienzos de la década de 1860. Así, para 1864 las condiciones estaban dadas para una Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) o Primera Internacional que se fundó el 28 de septiembre de 1864 en el Saint Martin’s Hall de Londres, Inglaterra.

Las intensas polémicas entre comunistas y anarquistas marcaron el rumbo de la Primera Internacional. La unidad entre ambas fracciones se mantuvo hasta que la Guerra Franco-Prusiana de 1870-1871 acabó con el imperio de Napoleón III y el gobierno provisional de Adolphe Thiers fue incapaz de reestablecer el gobierno republicano francés. El resultado fue la insurrección popular conocida como La Comuna de París. La Primera Internacional se solidarizó con el experimento obrero, para ello desplegó toda sus fuerzas a favor de los comuneros. De hecho, muchos de los participantes en ese nuevo gobierno parisino eran integrantes de la AIT. Los 71 días que duró la comuna arrojaron una gran cantidad de enseñanzas para la clase obrera, aunque su interpretación tuvo diversas tendencias. Las dos principales fueron la del anarquismo y la del comunismo.

Los caminos que se abrieron para cada doctrina socialista acicatearon los enconos entre las ellas. Hasta que la separación definitiva llego en 1872 tras el V Congreso, realizado en La Haya. Poco tiempo más tarde (1876) la Primera Internacional fue disuelta. La existencia de la AIT coincidió con una etapa de consolidación de demandas obreras: la supresión de las leyes de salario máximo e implantación de los salarios mínimos, la implantación de la jornada laboral máxima de 10 horas, entre otras. Es decir, de las primeras conquistas grandes de los trabajadores.

En cambio, la disolución de la Primera Internacional fue el resultado de un reflujo del movimiento obrero que se prolongó desde la derrota de la Comuna de París, hasta comienzo de la década de 1870, hasta mediados de los años 1880. Durante ese tiempo de letargo los socialismos continuaron su penetración en los movimientos obreros. Comenzaron a surgir partidos socialdemócratas y laboristas que pugnaban por la defensa de los derechos del proletariado.


Reunión de la Asamblea Internacional de Trabajadores


Hacia mediados de la década de 1880 sobrevino una nueva oleada revolucionaria que derivó en la obtención de nuevas conquistas: derecho a la sindicalización, de huelga, jornada laboral de 8 horas, la expansión del derecho al sufragio sobretodo con el reconocimiento del voto de las mujeres, entre otras. Un papel importante en la consolidación de esas demandas en derechos lo tuvo la Segunda Internacional, fundada en 1889. Pese a esta organización obrera la consecución de tales avances tuvo altos costos.

4. Haymarket

Durante el último tercio del siglo XIX surgió en Estados Unidos una organización vinculada a la francmasonería que pretendía erigirse como la garante de la igualdad en el mundo del trabajo: la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo. Esta organización se basaba en la construcción de una hermandad entre los trabajadores y los patrones, en sus filas admitían tanto a trabajadores anglosajones como negros, mujeres; por igual, pero al mismo tiempo a los propietarios del capital. Las exclusiones más bien eran hacia los miembros de la sociedad que los Caballeros consideraban improductivos: médicos, corredores de bolsa, apostadores, abogados o fabricantes de licor. Por cierto, los Caballeros del Trabajo, pese a su “humanismo” francmasón, fomentaron la exclusión social de los trabajadores asiáticos en los Estados Unidos. El punto es que esta organización fue la primera en proponer en 1882 la celebración de un día del trabajo, para el cuál se tomó el primer lunes de septiembre.

En la misma época comenzó a promoverse la idea de reducir la jornada laboral a 8 horas. La principal organización que impulsó dicha demanda fue la incipiente central sindical American Federation of Labor (AFL), de raíz anarquista. Para 1886 la AFL convocó a una jornada de huelgas y movilizaciones de trabajadores a lo largo de todo EE.UU., pero solamente tuvo amplia repercusión en la zona urbana de Chicago, que era el segundo centro industrial estadounidense de la época. La jornada comenzaría el 1 de mayo. Unos días antes de estallar las manifestaciones la prensa estadounidense se lanzó en una cruzada contra los trabajadores a la cuál se adhirió la Noble Orden de los Caballeros del Trabajo.

Para el 1° de mayo más de 200,000 trabajadores estallaron la huelga en Chicago. Todas las fábricas cerraron con excepción de la McCormik, de maquinaria industrial, que funcionaba gracias a los esquiroles. Mientras las protestas continuaron los días 2 y 3 la represión policiaca tomaba su parte disolviendo las concentraciones de trabajadores. Hasta que justo el día tres se presentó un enfrentamiento entre los esquiroles que salieron a golpear a un grupo de trabajadores que se habían apostado frente a la McCormik para realizar un mitin. La policía intervino abriendo fuego en contra de los trabajadores. Al menos seis manifestantes fueron abatidos por los disparos, más decenas de heridos por las balas. En respuesta, el movimiento obrero convocó a un mitin para el día siguiente en la plaza de Haymarket.

Volante convocando a la realización del mitin de Haymarket el 4 de mayo de 1886

A las 21:30 hrs. había más de 20,000 personas concentradas en la plaza cuando la policía de Chicago intervino para disolver la manifestación, pero en esta ocasión los trabajadores no se dejaron someter tan dócilmente. Un grupo de anarquistas detonó un explosivo para defenderse de la agresión policiaca. La respuesta fue nuevamente el disparar en contra de la multitud desarmada. Hasta la fecha no se conoce el número de muertos y heridos. De inmediato se declaró el estado de sitio. Durante los días siguientes cientos de trabajadores fueron arrestados y torturados hasta que por fin las autoridades judiciales de la ciudad responsabilizaron de los hechos a ocho trabajadores, de los cuales cinco fueron condenados a la horca y el resto a trabajos forzados o cadena perpetua.

El impacto que tuvieron los eventos de mayo de 1886 obligó al gobierno de los Estados Unidos a tomar varias medidas para contener el ímpetu de la clase trabajadora. Por una parte se aplicó sin restricciones la Ley Ingersoll, que había publicado el presidente Andrew Johnson en 1868 pero que hasta entonces había quedado sin practicarse. Por otra, un año después de los disturbios de Haymarket el presidente Grover Cleveland apoyó la iniciativa del los Caballeros del Trabajo para celebrar el Labor’s Day el primer lunes de septiembre. La intención era reducir el carácter socialista que se le estaba dando ya a los mártires de Chicago.

Los socialistas respondieron difundiendo los sucesos a escala internacional, a tal grado que durante el primer congreso de la Segunda Internacional, en julio de 1889, se acordó conmemorar el 1° de mayo como el Día Internacional de los Trabajadores. En parte para recordar la brutalidad que son capaces de asumir las clases propietarias cuando sienten amenazados sus intereses y en parte como una fecha que sirva para politizar a los trabajadores sobre sus derechos como clase, no solamente como trabajadores.

Aunque en Estados Unidos y en la mayoría de los países de habla inglesa no se conmemora el May Day, como llaman al Día Internacional de los Trabajadores, el proletariado estadounidense supo darle su lugar en la historia a los Caballeros del Trabajo, quienes perdieron por completo su influencia. En cambio, la AFL fue extendiendo su influencia en el proletariado estadounidense, aunque paulatinamente fue reduciéndose a las demandas inmediatas de los trabajadores, por lo que abandonó las de clase.

5. Actualidad

En México el Día Internacional de los Trabajadores se conmemora abiertamente desde 1913, por instancias de la Casa del Obrero Mundial. Para el desfile de 1921 estuvo presente Mary Harris “Mother” Jones, una de las principales figuras del Partido Socialista de Estados Unidos que había sido parte de los Caballeros del Trabajo pero renunció a dicha organización tras la masacre de Haymarket. La conmemoración fue tomando mayor fuerza al quedar en el contexto de la revolución triunfante. Los gobiernos posrevolucionarios aprovecharon la fecha para acercarse al sector obrero. Incluso con Lázaro Cárdenas sirvió para apuntalar el corporativismo a través de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). De ahí que durante mucho tiempo el primero de mayo fue uno de los rituales del oficialismo priista hasta que en la movilización de 1984 el contingente de la Preparatoria Popular Tacuba lanzó bombas incendiarias hacia el balcón presidencial donde se encontraba Miguel de la Madrid Hurtado, presidente de México en aquél momento. A partir de ese momento se fue generando una fuerte división entre los sectores obreros democráticos, o al menos los más proclives a ella. Durante la época del neoliberalismo las manifestaciones del Día del Trabajo se han convertido en un termómetro que indica el estado de la lucha de clases en nuestro país. En ello, al igual que en todo el mundo, ha influido mucho el derrumbe del bloque soviético a comienzos de la década de los años noventa.

Entre la falta de referentes internacionales, la lucha ideológica desplegada por el capital monopolista que intenta minimizar la conmemoración a un acto realizado por holgazanes y oportunistas políticos; el sentido de la manifestación del 1° de mayo perdió parte de su contenido ante los ojos de las masas obreras. En muchas ocasiones ni siquiera se conocen las demandas de los trabajadores actuales, ya no se diga el origen de las conmemoraciones. Una tarea esencial de todo revolucionario en la formación de la conciencia de clase, es esclarecerle al resto de los trabajadores el sentido que tiene el Día Internacional de los Trabajadores.


Marcha de los sindicatos democráticos conmemorando el 1° de mayo (1° de junio) de 2009
Como consecuencia de la epidemia de Influenza se retrasó un mes la movilización