domingo, septiembre 28, 2008

Reyertas 05: Virajes en América

Justo al momento de cerrar la redacción de las líneas que se entregan ahora se publican los primeros resultados del referéndum constitucional ecuatoriano que permitirá la instauración de un nuevo régimen. En las primeras encuestas de salida se prevé que el “Sí” obtuvo una contundente victoria con un porcentaje entre el 66.4% y el 70% de los sufragios emitidos. De corroborarse los datos ofrecidos hasta ahora, este suceso implicará un avance importante para los movimientos sociales que se enfrentan al imperialismo hegemónico de Estados Unidos. Sin duda noticias terribles para un imperio que se bate contra las adversidades derivadas de una crisis económica que amenaza con arrasar a su sistema financiero.

La nueva constitución ecuatoriana, al menos en los dichos, parte de principios que dan al traste con las políticas recetadas por el Consenso de Washington. Es decir, sus fundamentos son la participación directa de la sociedad para la construcción de una democracia más horizontal, lo cuál incluye la creación de una economía solidaria. Tal vez en la práctica no sea lo suficiente para que hablemos de un socialismo del Siglo XXI, aunque esa sea la meta discursiva, pero esos principios representan un cambio que supera los procesos actuales que conforman el modelo de acumulación de capital: el marco constitucional, de confirmarse, permitiría que Ecuador tenga las herramientas necesarias para desarrollar sus fuerzas productivas creando un mercado interno adecuado a sus necesidades específicas, en lugar de estar supeditado a las necesidades de la Inversión Extranjera.

El proceso ecuatoriano que se abrirá a partir de la confirmación de la Nueva Constitución colocará a esa nación a la altura del desarrollo político que han alcanzado Cuba y Venezuela en la región como protagonistas centrales de la lucha latinoamericana en contra del imperialismo estadounidense. Muy por encima de las limitaciones que enfrentan los procesos antiimperialistas de Bolivia, Nicaragua y Paraguay o las posiciones conciliadoras de Brasil, y Argentina o las defraudantes experiencias de Chile y Uruguay.

Por lo demás, es interesante el contraste entre el avance ecuatoriano con la incertidumbre económica estadounidense, pues en el imperio apenas este domingo 28 de septiembre el Congreso logró ponerse de acuerdo en un plan para estabilizar su sistema financiero, después de pasar una semana de tremenda incertidumbre. Si bien este acuerdo tiene la posibilidad de contener la crisis económica, lo cual significa que habríamos llegado al punto más bajo. El rescatar al sector financiero mediante la absorción gubernamental de la cartera vencida implica que la cantidad de dinero circulante se incremente aún más, que en un panorama de inevitable decremento de la producción y circulación de mercancías, ocasionará la devaluación del circulante (mayor crecimiento de la inflación), al menos en el corto plazo. El efecto más probable que tendrá a largo plazo la postergación de las consecuencias de la crisis actual, será que en el próximo ciclo económico la violencia de la crisis sea todavía más aguda e internacionalizada. Sin duda al imperialismo estadounidense le hará falta redefinir los planteamientos básicos de su modelo de acumulación para poder mantenerse como el hegemónico.

Precisamente en ese plano de las redefiniciones es que resulta tan importante el proceso de viraje fuera del neoliberalismo que se está dando de manera más clara en América Latina. Éste puede tomar dos caminos distintos. Uno sería que, aprovechando el necesario retraimiento por el que debe pasar la política exterior imperialista, se consoliden regímenes que sienten las bases de un modelo socialista. El segundo sería que los experimentos progresistas latinoamericanos terminen por ser la inspiración para los intelectuales orgánicos de la burguesía para sentar las bases económico políticas que revitalicen al capitalismo.

Para poder transitar por el primer camino esbozado, es menester que las sociedades de América Latina tengan un desarrollo político-organizativo mucho más activo: si hasta ahora los Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega han desempeñado un papel importante como catalizadores de la voluntad popular, su propia individualidad los hace propensos a caer en errores que podrían truncar lo conseguido hasta ahora. Los cubanos, venezolanos, bolivianos, ecuatorianos y nicaragüenses deben construir las estructuras necesarias para que los avances sociales dejen de depender de las individualidades. Adicionalmente, el socialismo del siglo XXI debe enriquecerse con la aceleración de los procesos político-organizativos en el resto de América, básicamente, pero también en el resto del mundo. El que en los años recientes hayan llegado al gobierno representantes de las izquierdas implica que hay cierto grado de internacionalización del antiimperialismo, pero hace falta expandirlo más, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Aquí es exactamente donde se requiere que la clase obrera salga de su aletargamiento gremialista para asumir su carácter de actor principal en la tarea de llevar la realidad hacia el pensamiento. De otra manera nos encontraremos a la vuelta de los años que, una vez más, las utopías al realizarse solamente serán el dulce sueño realizado de unos cuantos y la pesadilla abrumadora de las clases subsumidas.

El acontecimiento del segundo camino indicado arriba, que podría darse en paralelo con el primero, implicaría la agudización de las contradicciones en la lucha de clases al darle a la burguesía internacional las herramientas económicas para defender la vigencia del “capitalismo democrático” (Bush II dixit). El peligro para el proletariado y las demás clases subsumidas que derivan de lo anterior, radican en algo que ocurrió a mediados del siglo XX, se restringirían las posibilidades para internacionalizar los avances contra el capitalismo. La intauración de un modelo de acumulación de capital que permita regular la distribución del ingreso sería un obstáculo para el desarrollo de la conciencia de clase, que metería a las organizaciones sociales (comenzando por las obreras) a la dinámica de vanagloriarse en su situación de privilegio y a no exponer nada de lo conseguido, pese a que las condiciones de explotación-opresión sean más fuertes que nunca. En otras palabras, se daría una agudización no en términos de una polarización de las posiciones de clase sino en términos de las condiciones objetivas de explotación-opresión, que quizá en un momento dado, podrían manifestarse en una aceptación tácita, en una subodinación volutaria del proletariado, en una sumisión ante un destino opuesto a la realización del ser humano como tal. Falso dilema es el Patria o Muerte, NECESARIO ES VENCER.

miércoles, septiembre 24, 2008

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 03:

La Episteme
Por: Sagandhimeo
(tercera parte)
FILOSOFÍA

“El escrutinio escéptico es el medio, en ambas ciencia y religión, por medio del cual, los pensamientos profundos pueden ser arrancados de profundos disparates sin sentido”

Carl Sagan

Históricamente, la filosofía se ha encargado de responder a las preguntas fundamentales del hombre, en cada periodo ha brindado las respuestas que las condiciones sociales le brindaban. Por ello la filosofía sufre de una multiplicidad de posturas irreconciliables que dificultan su unificación, por lo cual será insatisfactoria cualquier definición y desarrollo que pretenda dársele. Debido a esto, me concretaré a postular mi propia definición y trataré de fundamentarla en este apartado: la filosofía es el análisis y síntesis de las ideas mediante la inteligencia (cabe mencionar que inteligencia puede entenderse como sinónimo de razón, pero en esta obra se propone a la inteligencia como el dominio de la misma).

INSTRUMENTO: la filosofía ocupa a la inteligencia para buscar el conocimiento verdadero, esto es realizable debido a que con ella es posible evitar las contradicciones, las perogrulladas, las falacias y otros tantos errores lógicos. Pero esto en la práctica no atañe a todos los humanos, pues Schiller explica que “la mayor parte de los hombres están ya demasiado fatigados y abatidos para luchar contra el error. Contentos con evitar el penoso esfuerzo de pensar, dejan con gusto a otros la tutela de sus conceptos, y cuando sienten necesidades más elevadas, adoptan con ávida fe las fórmulas que el Estado y la Iglesia les proporcionan”.

Asimismo, la fe y el deseo como instrumentos de la religión son superados por la inteligencia y la sensibilidad, en lo que concierne a la búsqueda del conocimiento verdadero. Pues los instrumentos artísticos y filosóficos nos acercan a la realidad objetiva y subjetiva, mientras que la fe y el deseo nos sumergen en un mundo imaginario que menosprecia y subordina al mundo real y al humano.

MÉTODO: El método que predomina en la filosofía es el análisis, es decir, la distinción y separación de las partes de un todo hasta llegar a conocer sus principios o elementos. En ese sentido la filosofía es de suma importancia, pues como Whitehead explica, “No es posible pensar sin abstracciones. Por consiguiente, es muy importante estar vigilantes revisando de forma crítica nuestros modos de abstracción. Es en este punto donde la filosofía encuentra su papel fundamental para favorecer la evolución de la sociedad. Este papel consiste en la crítica de las abstracciones. Una civilización que no sepa exorcizar sus abstracciones más corrientes está condenada a la esterilidad después de un pequeño periodo de progreso. Una escuela de filosofía activa es tan importante para hacer evolucionar las ideas como lo es una escuela superior de ingenieros para poner a punto un nuevo motor”.

Por ello, a la filosofía se le ha exigido responder a las grandes preguntas, que por su generalidad no pueden ser respondidas por ninguna otra disciplina, por tanto, la tarea de la filosofía consiste en primera instancia en la crítica (análisis) de las interrogantes.

Por medio de este método es posible responder a una gran interrogante como lo es la existencia de Dios. Esto es posible dado que al analizar la idea de dios se evidencia que es absurda y contingente, por lo cual no puede haber nada en la existencia real que corresponda con tal idea (todo ello lo expongo en mi artículo “El No Ser”). Pues como ya se ha explicado, la idea de Dios surge por un deseo (emocional) y no por una existencia de la cual derive tal idea. El argumento que trata de refutar lo aquí expuesto consiste en pretender que sólo se puede creer en Dios mediante la fe y no por la inteligencia, sin embargo, ya expuse la incapacidad de la fe para responder cualquier pregunta (en el apartado de la religión). Además, por medio del análisis se facilita la coherencia y retroalimentación del conocimiento, pues el desmenuzamiento de las ideas permite clarificarlas, no así con el método dogmático de la religión, con el cual se está en permanente conflicto con otros dogmas irreconciliables o irracionales.

Por otro lado, aun cuando la filosofía y el arte pueden coordinarse para hallar el conocimiento verdadero: no deben confundirse, es decir que, como explica Rosa Krause, “el investigador es un escritor en la medida en que redacta sus ideas, pero no tiene por qué ser un artista. La literatura y la filosofía no siempre se han dado la mano. El lenguaje metafórico, en vez de beneficiar la lectura de una obra filosófica, la oscurece, por eso es mejor que el filósofo utilice un lenguaje neutro y se conforme con escribir sus obras de acuerdo con las reglas de la sintaxis gramatical”. Por tanto, mientras la filosofía genera definiciones y conceptos que nos ayudan a comprender la realidad, los artistas que se disfrazan de filósofos pretenden exponer su sentir contraponiéndolo a su pensar y argumentan que los conceptos encasillan la realidad al grado de alejarse de ella; pero se contradicen, pues si no fuera por los conceptos ni siquiera serían capaces de exponer su propio argumento; en ese sentido, el sentir es el instrumento del arte y genera el conocimiento propio de tal disciplina, por ello no encasilla la realidad, pero cuando se trata de conocimiento objetivo es necesario fragmentar la realidad en conceptos para así poder entenderla detalladamente y no sólo expresar una generalidad. Por ejemplo, el arte puede exponer la idea del amor de forma que nos conmueva y de ese modo apreciemos su complejidad, pero también necesitamos a la filosofía para entender lo que diferencia al amor de otra cosa y lo que diferencia a los diversos tipos de amor. Asimismo, los artistas que se disfrazan de filósofos (como Nietzsche) pretenden anteponer la interpretación al análisis (como Heidegger y la hermenéutica). La interpretación puede ser entendida como “concebir, ordenar o expresar de un modo personal la realidad”; con esa sola definición se puede evidenciar que tales filosofastros pretenden aplicar el instrumento propio del arte a la filosofía y con ello pierden la posibilidad de explicar objetivamente la realidad, pues hay tantas interpretaciones como humanos, pero la realidad es una. Cabe mencionar que no es posible suplir categóricamente la interpretación por el análisis, pues como seres humanos no podemos suprimir nuestra subjetividad, pero en la medida en que procuremos analizar por encima de la mera interpretación: nos acercaremos a la objetividad filosófica. De igual modo, la metáfora y la paradoja son métodos que utiliza el arte para mostrar la realidad como apariencia y así cumple su cometido de construir un mundo subjetivo que nos ayude a comprender la realidad objetiva, pero la filosofía no puede usar tales métodos, pues generan un doble problema: explicar la realidad y explicar la metáfora o paradoja, por lo que el objetivo de generar conocimiento objetivo no se cumple, sino todo lo contrario.

El método que complementa al análisis es la síntesis, pues si sólo se aplica el análisis no se puede llegar a un conocimiento verdadero, sino sólo a un desmenuzamiento de lo analizado. Por ello, la filosofía sólo está completa cuando se hace una síntesis de lo examinado, tal como se intenta hacer en esta obra.

CAMPO: Si el mejor instrumento para filosofar es la inteligencia y el mejor método es el análisis, no es posible abordar la realidad directamente, pues la filosofía no posee un método experimental que interactúe con la realidad. Por lo cual, toda filosofía que pretenda hablar de la realidad directamente errará (es decir, sin la inmediación de otras disciplinas que tengan por método la experiencia). Dicho error deriva de intentar hacer filosofía de la experiencia cotidiana, lo cual sólo puede resultar en opinión y aunque existan opiniones verdaderas, el riesgo de equivocarse es muy grande. Por tanto, el análisis de las ideas no puede hacerse sobre la realidad, sino de las ideas que derivan del lenguaje común, la ciencia (que usa la experiencia objetiva), la religión (como fenómeno, pero no como disciplina legítima), el arte (sólo para señalar sus características, ya que genera conocimiento no conceptual), la praxis (sólo señalando sus límites y alcances) y la propia filosofía (todo ello es justamente lo que se hace en esta obra). De este modo, el idealismo (en sus diversas formas) se equivoca, pues pretende hacer encajar la realidad en sus nociones preconcebidas, la fenomenología intenta mostrar el objeto, limitando la posibilidad de conocerlo, con lo cual pretende hablar de la realidad mediante la mera experiencia cotidiana; el existencialismo pretende hablar de la propia existencia mediante la misma experiencia simple o en todo caso con la experiencia subjetiva del arte mediante la cual ya vimos que no es posible argumentar; de igual forma sucede con el postmodernismo, el deconstructivismo, el estructuralismo, el psicoanálisis y toda filosofía continental. Curiosamente Bunge ha denominado a todos ellos como neorrománticos, esto concuerda con lo aquí expuesto, pues confunden los instrumentos y métodos del arte (o incluso de la religión) con los de la filosofía.

En la actualidad, las filosofías que utilizan adecuadamente su propio método e instrumentos son: el marxismo de la praxis, y los analíticos contemporáneos como Frondizi y Hospers. En ese sentido, no toda la filosofía que se denomina analítica o marxista cumple con los requisitos aquí expuestos, pues no todas respetan el evitar hablar de la realidad directamente, el partir de la realidad ante todo, o el hacer el correspondiente proceso de síntesis. En particular, los errores que han cometido derivan de pensar que “todo es lenguaje” como el segundo Wittgenstein o “todo es lógica” como Frege, o en una falsa interpretación del marxismo, suprimiendo el factor de la praxis revolucionaria (lo que se verá en el apartado de la praxis).

Finalmente, la tarea del filósofo es mayor de la que comúnmente se piensa, pues como explica Bunge, “la mayoría de los filósofos se limitan a comentar ideas de otros, o a hacer especulaciones estériles: no abordan problemas nuevos, no se enteran de lo que pasa en las ciencias y las técnicas, ni se ocupan de los principales problemas que afronta la humanidad. Por ejemplo, los ontólogos imaginan mundos posibles (como hace la religión tomándolos por verdaderos) pero ignoran el único real; los gnoseólogos siguen creyendo que las teorías científicas son paquetes de datos empíricos; los filósofos morales discuten a fondo el problema del aborto, pero descuidan los problemas mucho más graves del hambre, la opresión y el fanatismo”. Por tanto, la tarea del filósofo es decisiva en la sociedad, siempre que se concrete a analizar las ideas que derivan del lenguaje, de sí misma y de las otras disciplinas.

CUESTIÓN: Debido a que la filosofía no posee un método para abordar la realidad no le es posible responder a las preguntas fundamentales de manera directa. Sin embargo el procedimiento del análisis permite someter los elementos de las otras disciplinas al escrutinio lógico, por lo que puede responderse cuáles elementos corresponden a una categoría y cuáles a otra, es decir, una labor de ordenamiento, por tanto la congruencia en las disciplinas puede ser suministrada por la filosofía, y mediante la síntesis nos proporciona una visión coherente de la realidad.

(Continuará...)

domingo, septiembre 21, 2008

Reyertas 04: La amenaza no fantasma

El estallido de una granada de fragmentación al finalizar la ceremonia del Grito en la ciudad de Morelia, causó un gran revuelo en los medios de comunicación durante toda la semana. La gran mayoría de los sesudos analistas políticos sugiere que el evento fue obra de los grupos armados al servicio del narcotráfico. La otra, la minoritaria, duda de las versiones oficiales y deja entrever que los grupos de poder en torno al gobierno federal tienen más motivos para realizar una acción de ese tipo. Sin embargo, resulta poco relevante el saber quién fue el verdadero artífice de tal atentado frente a las consecuencias que se han venido dando en los días posteriores. El discurso que Felipe I, el breve, dirigió a la nación desde el monumento a la Independencia con motivo del desfile militar que conmemoró el 198 aniversario del inicio de la guerra de independencia, tuvo un sesgo de oportunismo político dirigido a menoscabar a la oposición política. Con el pretexto de hacer un llamado a la unidad de los mexicanos, algo que idealmente siempre es deseable, el discurso presidencialista incluyó un golpe que descalifica a todo el que no esté de acuerdo con él, o mejor dicho, nos otorga el derecho a disentir, pero no a actuar en función de nuestras ideas. Véase nada más la joya que es el la siguiente referencia:

La Patria, la Patria exige la unidad nacional, unidad que supone un repudio unánime y sin matices a tan repudiables hechos, unidad que implica dejar ya, a un lado acciones o intereses que buscan dividir a los mexicanos, unidad que supone apoyar la tarea del Estado para hacer frente a los criminales. Unidad que asume el hecho de que toda la fuerza de los mexicanos concentrada en las instituciones que lo representan y en el Estado que organiza a la Nación se aboque, precisamente, a esta prioridad nacional. La Patria exige unidad en los mexicanos. Se puede discrepar pero no deliberadamente dividir y enconar. Se puede opinar distinto en la libertad que nos han heredado nuestros próceres, en el marco de libertad que el propio Estado garantiza pero no se puede atentar contra el Estado mismo. (ver discurso completo)

Sin mucho pudor de por medio Felipillo I supone que él es el Estado: no posible estar oponerse en la práctica a lo que él realiza como actos de gobierno. La gran diferencia entre el Jefe de Estado y el Estado mismo radica en que el segundo es el conjunto amplio de instituciones, formales e informales, que integran la nación mexicana. El Jefe de Estado es parte integrante del gobierno, es decir, del conjunto de instituciones que tienen por objeto el regular las relaciones en el Estado. La necesidad social por una instancia que regule las relaciones dentro del Estado existe debido a que no solamente hay una gran diversidad de ideas dentro de éste, sino porque las prácticas sociales concretas suelen contraponerse constantemente, y, a menudo, no por desdeñables ligerezas como supone el inquilino de Los Pinos.

Por su parte, la unidad que tanto exige Felipillo I es una unidad abstracta sin fuerza, carente de verdadero sentido social. Resulta, por consiguiente, que se pretende dar los elementos concretos a partir de adjetivos imprecisos que llegan a ser completamente falsos. Al calificar los sucesos del 15 de septiembre en Morelia, se dice que fueron “terroristas” y quienes los realizaron son “traidores” a la patria. En el caso del primer adjetivo empleado: el de terrorismo, según la definición del Código Federal Penal (CFP) el ataque podría entrar en tal definición. Aunque, es cierto que la definición dada por el artículo 139 de dicho Código es tan ambigua que cualquier cosa podría ser calificada como terrorismo, incluso la protesta más pacífica lo sería si un funcionario argumenta que ese hecho es violento contra su persona e intenta presionarlo para que tome alguna determinación. Aún partiendo de que la definición del CFP es la válida, según las leyes mexicanas, resulta irresponsable que sea el representante del poder Ejecutivo el que se apresure a calificar el delito pasando por encima de las instancias Judiciales. Más irresponsable, todavía es emitir un juicio de ese tamaño, cuando aún no se tenían los primeros resultados de las investigaciones.

En el caso del calificativo de “traidores”, se da a entender en el discurso que a la patria, resulta más preocupante la ligereza con que se emplea. Suponiendo que, en efecto, fue un acto de terrorismo lo ocurrido en Morelia y aunque es cierto que el numeral XV del artículo 123 del CFP considera al terrorismo como una de las causales para tipificar la traición a la patria, la misma fracción de dicho artículo también señala que debe cumplirse la condición de que haya una declaración formal de guerra, cosa que no puede hacerse sin concederle a los grupos narcotraficantes el estatus de grupos beligerantes. Así, resulta claro que viniendo de un Jefe de Estado tal calificativo no es más que una irresponsabilidad imperdonable que puede tener como consecuencia una mayor polarización social que desuna a los mexicanos.

El discurso de Felipillo I deja en claro, también, que la estrategia presidencial es ganar la legitimidad que no se obtuvo en el proceso electoral de 2006 es, en lugar de la de limpiar la elección, la de aprovechar cualquier tragedia para presentarse como el paladín que defiende a los mexicanos. Algo que no difiere mucho de lo hecho por George Bush II después de los atentados que demolieron las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2001.

Además de quedar al descubierto esa mezquina estrategia, quedan exhibidas otras dos cosas más. Por el lado de las consecuencias que traerá la detonación de esa granada en Morelia, dada la actuación que ha tomado el gobierno federal, es de esperarse, como se ha señalado en otros medios, que se incremente la presión para la endurecer las leyes judiciales más severas y para la aprobación de las reformas petrolera y laboral. Es de esperar que parte de dicha presión se refuerce la persecución contra los disidentes, lo cuál en el escenario más difícil podría llegar al grado de reeditar los crímenes de Estado que se cometieron durante la llamada “Guerra sucia”.

El otro elemento que quedó descubierto con los sucesos de Morelia, y que no suelen ser mencionados, es el incremento en el tráfico de armas que se ha venido haciendo de forma silenciosa. Al respecto resulta esclarecedor el artículo de Alejandro Gutiérrez, “La 'doble moral'” publicado en el semanario Proceso (núm. 1663, 14/IX/2008), en el se da cuenta del negocio redondo que están haciendo las empresas armamentistas españolas con la venta de armas, incluso a particulares, en México. Curiosamente, las empresas españolas fabricantes de armas han sido denunciadas por organizaciones defensoras de Derechos Humanos porque fabrican... granadas de fragmentación.

El panorama para quienes nos oponemos al modo de producción capitalista y/o al modelo de acumulación neoliberal pinta bastante complicado. Pero también puede ser un punto de arranque para ir construyendo una unidad sobre bases concretas, y no sobre los buenos deseos, que permita repeler la intención oficialista por aislar a sus opositores, al tiempo que endurece la represión contra ellos.

miércoles, septiembre 17, 2008

Cavilaciones 02: La otra teoría. Tareas pendientes, 2

Por: Círculo de Estudio de Marxismo Ortodoxo Recalcitrante de Frases Cavernosas y Propuestas sin Contenido Histórico

(segunda y última parte)

El artículo que se entrega ahora y su primera parte hace 15 días se publicó originalmente en el número especial de la revista Palabras Pendientes dedicado a la Otra campaña a finales de 2006, la presente es una versión corregida y aprobada por los autores

En estos últimos días ha quedado claro que ni los medios de comunicación ni l@s intelectuales subordinados al sistema cederán con respecto a la disputa ideológica y seguirán sin concebir ni promover el proyecto en ciernes como una opción de participación para la sociedad. Este punto es importante, porque entre los desafíos que nos presenta la situación actual, como era de esperarse, junto a la otra forma de hacer política, deberá existir otra forma de hacer teoría.
Primero habrá que superar las posiciones triunfalistas y las pesimistas que, aunque parecen antagónicas, tienen en común una carencia de discusión y valoración de las condiciones reales. Decir pues, sin el debido análisis, que la Otra Campaña “ha sido superada por el movimiento contra el fraude electoral” es tan erróneo como afirmar que por nuestra respuesta coordinada frente a la represión, o porque hay adherentes de todos los estados de la República, “tenemos ya una organización nacional”. Hace falta construir tal organización sobre bases sólidas, sobre análisis conjuntos de la realidad, compartiendo un rumbo y un programa, evitando la improvisación y las reacciones viscerales. Todo ello hay que hacerlo sin precipitarnos, discutiendo y llegando a acuerdos para avanzar.
Es en este sentido que se nos presenta la tarea pendiente de hacer Otra Teoría, pero no sólo en el sentido de las grandes disertaciones o las tremendas argumentaciones que hacen referencia a autores de fama mundial, sino también de la teoría que nace de las reflexiones propias, sobre el actuar cotidiano en la lucha, la teoría de todos los días.
Para las nuevas formas de hacer teoría, es fundamental aprender de nuestros errores y aciertos, porque estos son el producto de una práctica consciente y deben convertirse en su causa. Así, por un lado, se asume que la única forma válida de promover las reflexiones es a la par y desde una práctica constante, para garantizar la terrenalidad y funcionalidad de nuestras críticas y propuestas; por otro lado, resulta imperante, al menos al seno de la “Otra Campaña”, superar la figura del intelectual que pretende erigirse por arriba de la sociedad para juzgar la práctica de los demás y que promueve también, la existencia de una sociedad estratificada.
Es preciso dejar atrás la concepción de que la otra teoría la harán l@s intelectuales que están “de este lado”, pues eso sería reproducir esa división del trabajo aberrante y que ha conducido a tantos desatinos (muchos a propósito) en el trabajo intelectual. En definitiva, o la hacemos entre tod@s o no hay nueva teoría, pues esta Otra Teoría no se diferencia de la oficial sólo por su contenido, sino por la práctica que le da forma y sentido. Nuestra teoría será nuestro producto histórico, hasta ella nos habrán traído nuestras propias necesidades.
Es momento de negar al intelectual como proceso histórico producto de la división capitalista del trabajo, como el único pensante o el iluminado que da orientaciones al resto de l@s compañer@s, que sólo son “prácticos”. Más que exigir a l@s académic@s e intelectuales de oficio –incluso a aquéll@s que decidida y comprometidamente están dentro de la Otra- que sean consecuentes con la verdad y dejen de hacer teoría para el poder, lo que queda pendiente es constituirnos en nuevos sujetos para hacer teoría, y darle contenido en la acción a la horizontalidad y la construcción en colectivo.
La negación del intelectual va de la mano con la reivindicación de nuestros medios de comunicación y nuestros espacios de discusión, esos que construimos desde y para la práctica revolucionaria, así como con la construcción de una organización en donde tod@s y cada un@ de nosotr@s, tengamos las herramientas y oportunidades para aprender, escuchar y opinar. La participación integral de tod@s l@s involucrad@s en el proceso es imprescindible para la gestación de una teoría que contemple conceptos y categorías de acuerdo con la realidad y las necesidades de tod@s nosotr@s. Por supuesto, esta toma del poder sobre el conocimiento y la teoría no niega a l@s intelectuales como personas, ni llama al desconocimiento de las contribuciones que SÍ han hecho a esta nuestra lucha. Se trata de superar esta división de tareas, poniéndole fin a la comodidad de quienes delegan en otr@s el deber de reflexionar, analizar y trazar los objetivos y rumbos que nos atañen a todos.
La implicación de una nueva teoría es la de una nueva práctica teórica. Para ello superar el individualismo se vuelve imperativo. La división de las tareas y la “especialización de l@s teóric@s” lleva, aún sin pretenderlo, a la realización individualista de la teoría. La superación de esta división de tareas promoverá la práctica teórica colectiva, dialógica, y por lo mismo, más compleja y larga de miras. Incluso es posible que nos aporte elementos para superar la confusión entre lo que es importante, como la autonomía y la identidad individual o de grupo, y los extravíos como la mistificación de la diferencia y un culto a la pluralidad que disocian los esfuerzos y no permiten avanzar en la construcción de una organización.
El opuesto de este individualismo es llegar a consensos a través de la discusión y de un análisis que tendrá que encontrar otras vías porque no es posible de hacer únicamente en las asambleas. Con esto no se afirma que la diferencia sea irrelevante, por el contrario, se hace una distinción entre las diferencias que nos enriquecen, aportan visiones nuevas a nuestra tarea y que debemos respetar y otras que son creadas y mantenidas por el sistema como un medio de control que no podemos reproducir. En ambos casos, lo importante es ver las diferencias y entenderlas en su contexto, sin prejuicios que nos alejen, pero tampoco cayendo en la coexistencia que, en la apariencia del “respeto”, ignora al otro o a la otra.
Otro aspecto importante es que no puede soslayarse ningún aspecto de la realidad para hacer un análisis, no podemos partir de lo que queremos ver, sino de lo que necesitamos ver. La consigna de “no voltear hacia arriba” debe entenderse en términos de no subordinar nuestro proceso al de la élite política, a los tiempos, dinámicas, prácticas, etc., y no como una forma de dividir en dos partes independientes a la realidad: la de arriba y la de abajo, en cuyo caso se vuelve una consigna romántica que pudiera conducir a errores irremediables en el actuar político o a retrasar nuestro propio proceso de organización. No podemos negar lo existente sólo porque nos parece inapropiado, injusto o incluso incorrecto. Es importante entender que todo forma parte del contexto en el que damos nuestra lucha, y que ciertas condiciones facilitan o dificultan nuestro actuar.
Consecuentemente con esta disposición a la Otra Teoría, habría que erradicar el romanticismo en el análisis que conduce a voluntarismos en la práctica. No podemos caminar sin ver alrededor, aunque ese alrededor sea justamente lo que haya que poner en cuestión. Se nos vuelve una necesidad abandonar el romanticismo al que nos conduce nuestra idealización de los procesos. El pragmatismo y el protagonismo son otros vicios que arrastramos y que podemos superar mediante la construcción y el ejercicio de una nueva forma de hacer teoría, pues será posible el trabajo conjunto que deje de lado las acciones individuales o de grupo, aisladas, en favor de las tareas coordinadas, coherentes entre sí y que aportan más al movimiento en general.
Respecto a nuestro papel específico como estudiantes y jóvenes en la construcción de Otra Teoría, también es urgente hacer una reflexión colectiva. Es aceptado de común que la teoría se origina a partir de las universidades y las instituciones educativas para los jóvenes. Esto es cierto, lo cual significa que ahí se forman los intelectuales a quienes debemos superar. La cuestión es si lo necesario es superarlos a través de la propia práctica académica o en la práctica fuera de las escuelas. Este cuestionamiento coloca al sector estudiantil y juvenil –hoy llamado a discutir en estas páginas- directamente vinculado a esta discusión sobre la otra teoría.
Comencemos diciendo que como producto de nuestra formación, que nos da acceso a libros, discusiones, artículos, etc., aunado a esa concepción que erróneamente señala que sólo l@s jóvenes estudian, existe una inercia por la que tendemos a posicionarnos por encima del movimiento y a juzgar como falso todo lo que no entra en nuestros “parámetros revolucionarios”, bajo el supuesto de teorías que pierden su validez sin una participación activa.
Esta inercia puede llevar a uno o a varios caminos errados. Por ejemplo, frases como la que reza que “la revolución está fuera de los muros de la universidad”, conducen en ocasiones a negar la necesidad del estudio teórico; en otros casos, nos lleva a optar por un “asistencialismo revolucionario” que mantiene al estudiante como el intermediario indispensable entre el saber y la gente. Incluso nos puede llevar a la pretensión de salir a dirigir movimientos sobre los que poco conocemos. La verdad de esa frase no se pone en cuestión, se discute aquí la necesidad de asumirla como parte de una concepción clara del proceso, como producto de un convencimiento real que nos obligue a poner al servicio de esos movimientos las herramientas que adquirimos dentro de las aulas, para comprender, no para imponer; para contribuir, no para dirigir. Reconociendo la disociación inicial entre nuestro conocimiento y nuestra realidad hay que impulsar su unidad, la unidad teoría-práctica, incomprensible una sin la otra.
Se transita, pues, a esa nueva teoría apropiándonos los métodos de conocimiento disponibles, colocando esas herramientas en manos de quienes no se vieron privilegiados por el sistema para recibir educación formal. Nuestra negación de la teoría tradicional no puede llevarnos a renunciar a aquello de lo que disponemos, sino a usarlo a favor de la mayoría, entregarlo a los actores de la nueva teoría para que lo juzguen –juzguemos– de acuerdo a los parámetros que habremos de desarrollar, a la luz de nuestra práctica.
Por encima del desencanto y el desánimo que se promueve desde las clases dominantes para nuestras generaciones, el sector estudiantil y juvenil tiene grandes experiencias que reivindicar y de las cuales aprender. Tenemos como jóvenes y estudiantes cuentas pendientes con nuestras propias experiencias organizativas recientes como el movimiento en la UNAM de 1999 y en el IPN en 2002, la defensa de un lugar en las instituciones de educación media superior y superior, o las movilizaciones altermundistas de los últimos años y no podemos esperar aportar a una nueva forma política si no aprendemos de nuestros errores y aciertos.
La no reflexión sobre aciertos y errores cometidos en los últimos años nos representa un problema, pues el sector reproduce las prácticas que promovieron las condiciones idóneas para la ofensiva estatal, por ejemplo cuando la entrada de la PFP a la UNAM: el sectarismo, la falta de humildad y fraternidad o, al interior del movimiento, el surgimiento de corrientes que en lugar de comprender el sentir de las bases y presentar propuestas serias, buscan imponer su posición y terminan enredadas en pugnas de poder entre sí, olvidando, en más de un sentido, que el enemigo está afuera.
Hemos demostrado que sabemos organizarnos dentro y fuera de nuestras escuelas y salir a las calles a promover y practicar las diferentes expresiones de la izquierda. Los jóvenes hemos sido una parte importante de la “Otra Campaña” y no podemos olvidar la responsabilidad que tenemos como parte del pueblo oprimido.
En suma, no deberíamos tener miedo a definir nosotr@s mism@s el papel histórico que nos corresponde como jóvenes y estudiantes en estos procesos revolucionarios. No será suficiente con intercambiar esa certeza por consignas vacías que disfrazan nuestra incapacidad de construir dentro y fuera de las escuelas. Cuando hablamos de nuestro “papel histórico” no queremos decir que esté ya determinado, porque no podría estarlo. No es otra de esas frases hechas que nos sirven de disculpa, no responde ni siquiera a tareas asignadas al estudiantado en función de alguna teoría. Hay que buscarlo para afrontarlo, y no lo encontraremos aislados y especulando.
La consigna de La Otra Campaña es ahora la libertad de los presos políticos, y eso lo conseguiremos a través del fortalecimiento de nuestra organización, del avance en la discusión de los programas, los objetivos, las formas, los alcances. Es preciso tener claro que tales actos represivos sólo podrán revertirse, y evitarse en el futuro, si promovemos las discusiones y les damos poco a poco mayor profundidad, para organizarnos despacio y cada vez mejor, promoviendo nuestra formación en colectivo y llegando a consensos. La tarea apremia y es mejor empezar temprano.  

domingo, septiembre 14, 2008

Reyertas 03: Dos sindicalismo en México

Cada vez se hace más recurrente entre los mexicanos de todas las clases sociales esa idea que propagan los medio de comunicación sobre el lastre que representa el sindicalismo para la economía nacional. No es raro escuchar todos los días a los Lorets, Dórigas, Brozos, Alatorres, Sarmientos, Maerkers, Gómez Leyvas y demás personajes de la comunicación, alguna expresión de denuesto a las organizaciones sindicales. Según ellos, los sindicatos obreros (sobre todo los más combativos) impiden la democracia verdadera e impiden el libre desarrollo del mercado al ser un obstáculo para alcanzar la mayor productividad de las empresas mexicanas. Tal vez no debería generarnos tanto asombro que los defensores mediáticos de los intereses de la burguesía propaguen ferozmente esas ideas. El problema es que tal ocurrencia sea repetida por los mismos trabajadores.

De alguna manera, los excesos en el uso del centralismo contribuyeron a confeccionar la deplorable imagen de los sindicatos como organizaciones inútiles que solamente benefician a los dirigentes obreros y a los patrones. Es cierto que, en muchos casos los dirigentes sindicales tienden a fungir como oficiales del capitalista que cumplen con el sometimiento de la voluntad del obrero social. Pero esto no siempre ha sido ni es así. Claro que cuando se observa el comportamiento servil de enormes corporativos como el Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) o a cualquier otra de las organizaciones integrantes de la Confederación de Trabajadores de México (CTM) no queda otra que ver a su dirigencia como parte integrante del capital: subordinada a su dirección despótica. Sin embargo, la historia nos brinda ejemplos magníficos de lo que puede lograr el sindicalismo para la clase trabajadora. Desde la perspectiva de la defensa de los derechos inmediatos de los trabajadores hay que recordar que la expropiación petrolera en México comenzó con una huelga en la compañía petrolera El Águila, el Contrato Colectivo (obtenido gracias a la lucha del SME) de los trabajadores de Luz y Fuerza es uno de los que incluyen prestaciones que desearía tener el trabajador de cualquier otra empresa, la Cooperativa Pascual Boing funciona actualmente gracias a que sus trabajadores la rescataron de la liquidación que pretendían hacer los antiguos dueños. Cuando la lucha sindical ha trascendido los grados inmediatos de consciencia, en el mundo, han tenido participaciones decisivas. Los sindicatos revolucionarios fueron decisivos durante la Primera Guerra Mundial, primero para el retiro de Rusia y después para mermar la capacidad ofensiva de los alemanes y austro-húngaros. En ambos casos, el sabotaje a la industria fue la contribución revolucionaria de los sindicatos; qué en Rusia se hayan dado las condiciones para concretar una revolución, mientras que en Alemania los socialistas no lo hayan conseguido, dependió de las particularidades de la dirección revolucionaria en cada lado.

Todo lo anterior viene a colación por el acontecimiento, en días recientes, de dos fenómenos contrapuestos. Por un lado, tenemos que el Congreso del Trabajo (CT) firmó un acuerdo con la Secretaría del Trabajo y con las principales representaciones patronales del país que coloca en grave riesgo los intereses de la clase obrera nacional. El pasado 11 de septiembre el organismo obrero firmó la Declaratoria conjunta de los Sectores Productivos y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, según el boletín de prensa dado a conocer por dicha secretaría, el CT se compromete a poner en práctica las acciones estipuladas en el Acuerdo Nacional por la Seguridad, la Justicia y la Legalidad del 21 de agosto y publicado en el Diario Oficial de la Federación el 25 del mismo mes. Tal acuerdo, a todas luces, conduce a generar condiciones de trabajo que efectivicen la coerción del capital sobre el trabajo: los artículos del LXI al LXIV van en la dirección de fomentar la denuncia de las prácticas “ilegales” en los centros de trabajo y a endurecer los registros de las plantillas laborales, fijando plazos que van desde los seis meses hasta los dos años. Podría pensarse que el fomentar las denuncias ante actos ilícitos o injusticias laborales se incrementaría la seguridad pública ante los delitos contra la sociedad, pero al quedar como algo ambiguos los conceptos de ilícitos e injusticias queda completamente abierta la posibilidad para que los capitalistas puedan reprimir cualquier cosa que ellos consideren que va contra su derecho supremo: la acumulación de ganancias. Por su parte, el homologar los registros de la plantilla laboral con la base de datos del CURP, algo que representa un avance de facto de la Reforma Lozano, se abre la posibilidad de que los trabajadores considerados “peligrosos” sean boletinados para quedar excluídos de cualquier centro de trabajo.

La firma del CT a dicho Acuerdo Nacional no es más que otro más de los actos de traición a la clase obrera que realiza esa organización y la coloca en el papel de brazo ejecutor de la coerción del capital para someter la resistencia de los trabajadores a la explotación capitalista.

En oposición a lo hecho por el CT tenemos la radicalización que se ha venido expresando al interior del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) que tiene el objetivo de echar para atrás las condiciones leoninas de trabajo que se le quiere imponer al magisterio por vía del Acuerdo para la Calidad de la Educación (ACE) y evitar la conversión de las escuelas normales en centro de formación de trabajadores del sector del turismo. Hasta el momento, las acciones más fuertes las ha desarrollado la sección 19 de Morelos, pero ya han comenzado a realizarse paros en los estados de Quintana Roo, Oaxaca y Guerrero, además en el Distrito Federal, la sección 9 ha aprovechado las condiciones para evitar que le sea impuesta la dirigencia afín a Elba Esther Gordillo. Los primeros resultado de las movilizaciones también ya se han dejado sentir, en Baja California Sur el gobierno estatal declaró que no se pondrá en práctica la ACE, en Zacatecas y Michoacán los gobernadores han expresado algunas reticencias a que se aplique el Acuerdo: en Guerrero el gobernador ha recibido exhortos de los partidos que conforman el Frente Amplio Progresista (FAP) para que se de marcha atrás en la aplicación de la línea educativa oficialista. Cada uno de esos titubeos no son más que logros (aunque insuficientes aún) de la movilización del magisterio.

No obstante, lo que está en el fondo de la lucha magisterial no es nada más evitar la aplicación de reformas neoliberales en la educación, si no el desarrolló de una verdadera democracia sindical que permita construir una organización de trabajadores que a más largo plazo esté en condiciones de fomentar la lucha de toda la clase obrera en contra del capital. La afirmación anterior podría parecer un tanto temeraria si se toma en cuenta el antecedente inmediatista que han mostrado las dirigencias opositoras de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE). Pero si partimos de que no es posible que las organizaciones obreras tengan un verdadero carácter revolucionario cuando carecen de verdadera democracia sindical, lo temerario se va destiñendo poco a poco. Pero, ¿dónde está el carácter democratizador del actual movimiento magisterial? Por principio de cuentas habría que recordar que fue en este mismo 2008 que fuimos testigos de los actos de manipulación electoral más arteros que haya realizado la profesora Elba Esther para colocar a sus adictos en las dirigencias estatales del sindicato, así como en el Comité Ejecutivo Nacional. Gran parte del descontento magisterial fue provocado por tal manipulación. Por el otro lado, la movilización de profesores ha ido ganando cierto apoyo social, incluso en los estado donde se realizan paros de labores, los padre de familia y los estudiantes han participado evitando el rompimiento de las protestas. Conforme el apoyo de la sociedad se incremente, los profesores se verán más obligados a no ceder las demandas centrales ante sus intereses de corto plazo, ni los dirigentes tendrán la misma capacidad de maniobra para traicionar a las bases. Tal y cómo aconteció en Oaxaca en 2006 con el surgimiento de la APPO. El conseguir un sindicato magisterial realmente democrático que sea capaz de brindarle a nuestra nación la educación que requiere, solamente puede darse en función de que la sociedad releve a las dirigencias estatales del mando del movimiento, de otra manera no será más que otro infiernito que exhiba el desgaste de la profesora Gordillo como dirigente sindical, pero no una amenaza verdadera a su poder.

Para cerrar, hay que señalar la importancia que tiene el surgimiento del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) que si bien es necesario aún ver cuál es la dirección programática que toma, no cabe duda que representa un nuevo intento por coordinar la lucha en contra del neoliberalismo, y en el peor de los casos, el de que se diluya, será una experiencia considerable y al mismo tiempo un indicador del descontento social contra la política neoliberal.


miércoles, septiembre 10, 2008

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 02:

La Episteme
Por: Sagandhimeo
(segunda parte)
La religión... (continuación)
Si no hay un criterio en el cual podamos confiar, pues cada religión muestra pruebas igualmente dudosas, ¿Por qué la gente tiene una religión? Y allí es donde entra el otro instrumento que propongo: el deseo. Ante lo desconocido o ante los contratiempos, tendemos a desear que todo ocurra en nuestro beneficio, el ejemplo más claro es el de justicia. En el aspecto individual, deseamos ser recompensados por nuestras acciones y por ello inventamos un cielo (o semejantes) y por otro lado, deseamos que los que nos hacen mal sean castigados y así inventamos el infierno (o semejantes), deseamos que alguien nos ame e inventamos un Dios que nos ama, deseamos vivir para siempre e inventamos la inmortalidad. Pero ninguna de las anteriores ha sido probada indiscutiblemente, pues lo único que demuestran es que las deseamos, pero que deseemos algo no significa que se hará realidad. Por la misma línea se puede refutar el argumento que postula que, como la mayoría de las culturas en todos los tiempos han creído en dioses o en vida eterna, necesariamente deben existir; pues eso sólo evidencia que tales culturas han deseado las mismas cosas, pero no que sean reales, pues también han deseado ser cada una el pueblo elegido y no podrían serlo todas ellas por separado.

MÉTODO: El método en la religión sigue un camino que marcha de la revelación al dogma. Dicho proceso consiste en la comunicación de una verdad sagrada, desde un ser divino a un individuo elegido para recibir tal información, con la consecuente aceptación sin más. Si solamente existiera una sola revelación y una sola interpretación de la misma: sería sencillo conocer la verdad divina. Pero como hay un sin fin de doctrinas que pretenden partir de la revelación: la decisión se complica. Y más aun cuando el otro método aplicado es el dogma, es decir, la doctrina sostenida por una autoridad que no admite réplica. Este método es muy reducido, pues requiere de una aceptación irracional y de una cerrazón hacia toda postura que la contradiga, por lo cual nos mete de nuevo en esa incertidumbre de no poder elegir entre un dogma y otro, sin un gran riesgo de errar. Pero incluso si aceptáramos, por ejemplo, el dogma de la Biblia por ser el más leído (olvidando la propagación violenta del cristianismo), existen decenas de versiones de la misma, e inclusive para la misma versión hay varias interpretaciones e incluso se puede hablar de interpretaciones personales en paralelo con la fe individual; por lo que las posibilidades de atinar a la religión, obra, versión e interpretación verdadera es mínima, y esto en razón de que el método dogmático no admite correcciones que puedan acercarlo a la realidad. Además, dicho método, promueve una falta de sentido crítico, lo cual resulta paradójico, pues para defender una postura sobre otra, es necesario poseer un mínimo de análisis para no contradecirse uno mismo o para distinguir la creencia propia de la ajena.

CAMPO: Si la noción común a toda religión es lo sagrado, tiene que haber un mundo o instancia sobrenatural en el cual residan los entes divinos, pues que algo sea sagrado en el mero plano terrenal no tendría sentido religioso. Ahora bien, por el mero instrumento de la fe y con los métodos estrechos de la revelación y el dogmatismo: habrá una infinidad de visiones sobre el mundo divino y todos con la misma posibilidad de ser falsos e inclusive, con la posibilidad de que todos sean falsos. Más aún, el postular un mundo divino para explicar el mundo terreno: ocasiona tener que explicar la situación de dos mundos en lugar de uno, y si ya de por sí nuestro mundo es complejísimo comparado con nuestras capacidades psíquicas, postular la existencia de más de un mundo es imprudente. Y peor aún, si lo que se concibe dogmáticamente como mundo divino deriva de un deseo y no de un estudio de la realidad.

Finalmente, la religión muestra dos pruebas de su autenticidad: la experiencia religiosa y las profecías. En la primera, habría que establecer un criterio para asegurar que fuera una vivencia auténticamente religiosa y no una mentira, una esquizofrenia o una experiencia sensible. Pero tal criterio no existe. Ahora bien, suponiendo que existe una experiencia religiosa genuina, es difícil concluir algo al respecto, pues una experiencia sin más no nos diría cuál fe es la verdadera, cuál es el mundo divino o cómo hay que actuar en la vida. A menos que dicha experiencia viniera anexada con un manual, el que además tendría que ser claro y conciso para que no hubiera más de una interpretación. Por tanto, si hubiera una experiencia religiosa indiscutible, a lo sumo se podría probar a sí misma, lo cual nos dejaría tan ignorantes como antes, pues la fe sin contenido es nula. En la segunda prueba, ninguna profecía es suficientemente clara para poder asegurar que en verdad predijo un acontecimiento, pues debido a que están redactadas mediante metáforas: basta con esperar que sucedan grandes eventos para acomodar la profecía con los mismos. Peor aún, las profecías de diversas religiones son incompatibles sin que haya un criterio de validez convincente, pues cada una acomodará su discurso con el evento en turno.

CUESTIÓN: La religión, a pesar de no poseer criterios de validez eficientes, pretende lo que ninguna otra disciplina: responder todas las preguntas que puedan formularse, por ello aparenta resolver todos los problemas de la vida y de la muerte. Así, pretende determinar qué existe sin un criterio para distinguir lo imaginario de lo real, pretende mostrar cómo funciona el mundo sin estudiarlo, por qué ocurren los acontecimientos sin investigarlos y para qué existe el humano sin indagarlo. Por lo que las disciplinas como el arte religioso, la teología y la práctica religiosa: tienen pocas probabilidades de generar conocimiento verdadero.

  

ARTE

“el arte es la mentira que nos permite comprender la verdad”

Pablo Picasso

Históricamente el arte significaba técnica y por ello se suele ocupar casi en cualquier cosa (arte de amar, arte de cocinar, arte de caminar, arte de la guerra). Esta definición genera problemas, pues la técnica existe en toda disciplina y no toda disciplina es arte, además, no existe una definición única de arte, por lo que propondré mi propia definición y la fundamentaré en este apartado: el arte consiste en el uso de la sensibilidad y de la imaginación para la expresión y contemplación de diversas representaciones de la realidad, lo que puede entenderse propiamente como bellas artes. Por otro lado, la característica definitoria de la obra de arte es su carácter estético, el cual comúnmente se define como aquello que disfruta de libertad, fluidez y seguridad, así como una armonía rítmica, es decir que no basta con que una obra se acople a la definición que he propuesto, sino que requiere de ciertos patrones que le brinden calidad. Asimismo, el arte se distingue de la mera técnica cuando el valor intrínseco supera al valor instrumental (Hospers), en otras palabras, cuando se aplica la técnica para un fin en particular se la está utilizando como medio, en cambio las bellas artes se tienen a sí mismas como fines (a diferencia de la religión que pretende subordinar los valores humanos a lo supuestamente sagrado), por ello, como explica Schiller, “es contradictorio el concepto de un arte instructivo (didáctico) o edificante (moral), porque nada se contrapone tanto al concepto de belleza (es decir, estética), como otorgarle al ánimo una determinada tendencia.” Por lo cual, siempre que el arte tenga, en primera instancia un fin, no será propiamente arte sino mera técnica, por ejemplo: la publicidad no será nunca arte pues su fin primario es vender un producto; pues aún cuando el arte sea un negocio, seguirá siendo arte en tanto su fin principal sea la expresión y no el comercio o la propaganda. Esto no debe entenderse llanamente, pues es evidente que, concordando con Bourdieu, en la realidad nunca encontraremos un arte puro, es decir, como nuestra naturaleza humana se constituye por deseos, condicionamientos biosociales e intenciones insuprimibles: el artista y el receptor genuino pueden alcanzar, a lo sumo, una creación o apreciación cercana al arte ideal, pero nunca absoluta. En ese sentido, la ideología del artista no puede suprimirse de su obra y para evitar que sea tendenciosa, la ideología debe constituirse como un ingrediente más de la obra y no como el factor determinante, tal como explica Sánchez Vázquez.

Ahora bien, por lo regular se divide el arte en abstracto y concreto, así por ejemplo, la música sin voz o la pintura cubista es abstracta y el cine o la literatura naturalista son concretos, sin embargo estos criterios no son rígidos, pues toda obra de arte conlleva rasgos abstractos y concretos en diferente proporción. Lo que concierne a esta obra es que mientras más abstracto sea, menos generará conocimiento sobre el mundo, pues contendrá solamente las formas de las cosas o de los sonidos, y mientras más concreto sea, mostrará aspectos particulares de la realidad, por lo que brindará dicho conocimiento.

INSTRUMENTOS: El arte utiliza la experiencia subjetiva, es decir, la sensibilidad, la cual contempla tanto las sensaciones como las emociones, es decir que por medio de la sensación el artista percibe el mundo y mediante la emoción se apropia de tal percepción, luego mediante la imaginación construye una totalidad, por ello, el arte nos permite conocer el mundo como un todo, es decir que nos proporciona una información directa del mundo, pero no de aspectos conceptuales, sino de su conjunto. Cabe mencionar que el arte utiliza la inteligencia en lo técnico, pero como cualquier otra disciplina también la utiliza en tal aspecto: no representa su instrumento distintivo.

Consecuentemente, propongo que la supuesta experiencia religiosa no es más que una experiencia sensible, en la que se toma por real la imaginación que la acompaña, pues saltar de una emoción humana a una divina no tiene fundamento. En otras palabras, el error de la religión consiste en tomar como real lo que la sensibilidad percibe y la imaginación concibe. Igualmente las ideas de Dios y de la inmortalidad son posibles en nuestra imaginación y han sido desarrolladas cabalmente en el arte, lo cual es muy distinto a tomarlas como reales.

MÉTODO: la expresión permite al artista transmitir su conocimiento subjetivo sobre el mundo, en donde se consienten, cohabitando, una infinidad de posturas contrapuestas, pues cada una de ellas muestra un enfoque de nuestra humanidad y del mundo. La contemplación es el método que complementa a la expresión, el cual es utilizado por el receptor para así asimilar la obra expuesta. Asimismo, la expresión oscila entre la mera proyección de las emociones personales y la proyección de la realidad mediante el artista. En ese sentido tanto el creador como el receptor generan auténtico arte y auténtico conocimiento cuando son capaces de expresar o contemplar una representación de la realidad y no sus meras emociones personales. Allí es donde entra el factor objetivo en el arte, pues la mera subjetividad vulgariza el arte y lo priva de conocimiento, ya que muestra una visión excesivamente personal y no un enfoque de la realidad como totalidad.

CAMPO: Debido a que el arte parte de la sensibilidad y se aplica mediante la expresión, sólo puede emplearse en su propio mundo. Esto no significa que el mundo subjetivo sea como el mundo divino, pues el mundo subjetivo es evidentemente una apariencia que no pretende ser real, sino que nos permite comprender el mundo real de manera indirecta y no pretende menospreciarlo o subordinarlo como las religiones. Es decir que, “la apariencia es estética sólo si es sincera (si renuncia explícitamente a todo derecho de realidad) y sólo si es autónoma (si prescinde de todo apoyo de la realidad)”, según explica Schiller. En ese sentido, un reportaje no es arte en tanto intenta mostrar la realidad tal cual es: sin trascenderla, por lo que permanece como mera técnica descriptiva o explicativa, pero no expresiva; a diferencia del arte de la fotografía que aun cuando capte la imagen fidedigna de la realidad, quien toma la foto muestra un enfoque subjetivo y por ello es una representación, pues convergen diversos factores como el ángulo, la distancia y la iluminación, los cuales derivan de la intención del artista. Asimismo, el conocimiento subjetivo del arte es capaz de mostrarnos una cultura en su máxima expresión y generarnos un conocimiento más profundo en determinados aspectos, que las otras disciplinas Por ejemplo: mediante una película histórica podemos conocer la cultura prehispánica como si estuviéramos presentes, lo que no es posible con las otras disciplinas, pues éstas se ven obligadas a fragmentar la realidad para su estudio objetivo (lo que se verá en filosofía y ciencia). En otras palabras, el arte nos provee de conocimiento subjetivo, que no por ello deja de ser conocimiento genuino (aunque no conceptual).

Por otro lado, al ser el arte un medio de comunicación, requiere de un medio social para realizarse, por ello, una obra de arte que nunca se haya visto o que no haya sido apreciada estéticamente: estaría incompleta, pues sólo sería artística para el creador. Del mismo modo, aun cuando los comerciales de televisión, las obras rupestres o el paisaje natural no hayan surgido con una intención artística: si los espectadores la perciben en sentido estético, la convertirán en una obra de arte para ellos. En ese sentido, para que las obras de arte consigan su realización total, necesitan ser artísticas tanto para el artista como para los espectadores, es decir, para todos. Esto requiere de una socialización del arte (Sánchez Vázquez), en la cual todo individuo posea la capacidad de ser artista y espectador genuino, es decir, donde se supere el mero arte de élite.

CUESTIÓN: Debido al carácter subjetivo del arte, su posibilidad de generar conocimiento es discreta. Mediante la sensibilidad percibe qué existe y mediante la imaginación concibe qué puede existir. Esto sucede en razón de que el arte no posee métodos objetivos para abordar la realidad, por lo que no puede (ni quiere) responder cuáles elementos son reales o imaginarios o cómo funcionan las cosas o por qué actuamos de cierta manera o para qué actuar de cierta forma. Sin embargo no tiene por qué hacerlo, el hecho de mostrar qué existe o puede existir (como las utopías) es ya una contribución invaluable, pues suministra la materia prima que la filosofía, la ciencia y la praxis pueden utilizar para conocer o mejorar la realidad (como se explicará en adelante), dado que brinda una pluralidad de perspectivas que contribuyen a combatir las visiones unilaterales.

(Continuará...)

lunes, septiembre 08, 2008

Reyertas 02: Vicisitudes del chivo ciclista



Una semana después de la “Iluminación de México” y de que el calderónico chivo ciclista hiciese el ridículo cayendose de la bicicleta, como si en Los Pinos no hubiese espacio para aprender a andar en ella, los medios de comunicación oficialistas no han cesado de enfocar los distintos ángulos de esa dignísima movilización. En la entrada anterior de reyertas justamente anticipabamos que la clase hegemónica explotaría hasta más no poder ese gran acontecimiento.

Pero la difusión de la marcha iluminada contrasta con el tratamiento que esos mismos medios de comunicación le han dado a las diversas movilizaciones que han realizado los trabajadores a lo largo de toda la semana. Desde los actos realizados en torno al paro cívico del primero de septiembre en contra de las reformas estructurales (petrolera y laboral) y el incremento acelerado de precios, hasta el amparo ganado por un trabajador de Wal-Mart que exhibió las prácticas neoporfiristas de esa “honorable” trasnacional, pasando por la generalización del descontento en el magisterio contra la lianza por la Calidad de la Educación (ACE).

En todos los aspectos cuantificables (cantidad, asistentes, duración, persistencia) las movilizaciones de las clases subsumidas ha sobrepasado con creces a la marcha iluminada, pero ¿eso ha sido suficiente para que el gobierno federal se vea obligado a cambiar su accionar? Por el contrario. Durante la primera semana de septiembre la ofensiva presidencial, para imponer los intereses de la clase a la cual representa, realizó acciones muy específicas endureciendo su postura, que no deben ser tomadas a la ligera por los trabajadores. Para reforzar su promoción del mundo ideal que nos espera a los mexicanos solamente si se aprueba la reforma petrolera calderonista, la publicidad oficial en radio y televisión se ha vuelto cada vez más agresiva (aparentando que existe una mayoría social que ruega impaciente por ella), para reforzar esa táctica publicitaria, nada más en lo que va de septiembre las autoriades federales han decretado tres aumentos a los precios de las gasolinas y el diesel. Si es tan razonable su propuesta petrolera ¿por qué necesita nuestro chivo ciclista meterle más presión a la sociedad para que la acepte? Por el lado de la reforma laboral, entre el gobierno y los empresarios desplegaron tres acciones, una para cada línea de trabajo establecida, por un lado el secretario del trabajo ratificó que su propesta de reforma pasará de cualquier manera. Por otro, la orden de aprehensión, otorgada por un juzgado en condiciones irregulares, contra Napito está encaminada a seguir debilitando a las organizaciones sindicales que se oponen a las reformas estructurales. Cierto que Gómez Urrutia es un dirigente indefendible, pero el efecto más profundo de esa acción gubernamental no es contra un individuo aislado sino contra el obrero social, al subyugar a las organizaciones sindicales se anula la capacidad de los trabajadores para resistirse al capital. La tercer acción que el capital ha venido desplegando en estos días ha sido la intensificación de las presiones de los grupos empresariales hacia el Congreso para que éste deseche por completo una propuesta para regular a las compañías que ofrecen fuerza de trabajo subcontratada (outsourcing). ¿Realmente nos hemos percatado los trabajadores de la magnitud que está adquiriendo la ofensiva neoliberal?

En su colaboración para el blog Mujeres por la democracia del 4 de septiembre, Pedro Echeverria V., comentaba, a propósito de las movilizaciones magisteriales en Morelos, que: lo que le hace falta a los movimientos populares en México es la unidad. En cierta medida, Echeverria concluyó que lo necesario para los trabajadores mexicanos es retomar la experiencia de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y comenzar la construcción de Asambleas Populares en todos los estados de la República, aprovechando el descontento generado por el ACE. La propuesta parece muy sensata, a primera vista. Sin embargo, tal vez hará falta realizar reflexiones más profundas sobre la situación que permitió el surgimiento de la organización oaxaqueña mencionada, por una parte, y por la otra, reflexionar colectivamente sobre las necesidades organizativas específicas que se desarrollan en cada entidad. Uno de los más graves probleas que ha aquejado a la izquierda revolucionaria a lo largo de la historia, y no nada más en México o en América Latina sino en el mundo entero, es esa tendencia a importar modelos organizativos sin mayores cuestionamientos. Para muestra baste recordar ese fenómeno acontecido después del triunfo de la Revolución Cubana, cuando la teoría del foquismo se propagó por cada rincón del continente sin lograr mayores resultados que las derrotas sistemáticas de los movientos guerrilleros. Aún hoy en día existen resabios de esa idolatría irreflexiva entre las izquierdas revolucionarias. No se trata aquí de una exhortación a que se renuncie a alguna forma particular de lucha, sería un error imperdonable. Lo que intetamos hacer notar es que cualquier forma organización de lucha, así como su métodos, deben ser un producto de la reflexión colectiva y responder a las necesidades particulares de la comunidad.

El gran mérito de la APPO fue que logró colocar en su lugar, es decir relegar a un segundo plano, las divisiones internas de la sección 22 del SNTE, lo cual se alcanzó gracias a la participación de la amplios sectores de la sociedad oaxaqueña en la organización. Ese es justo el elemento más valioso que las izquierdas revolucionarias requieren rescatar de la experiencia oaxaqueña. Por lo demás es preciso recordar que las condiciones específicas de Oaxaca no son las condiciones que rigen en todos las entidades del país, pues además de que el magisterio democrático carece de una verdadera fuerza política en muchos estados ni el desarrollo de las fuerzas productivas es igual en todos lados. Por consecuencia la composición de los actores sociales es heterogenea y dado eso las formas organizativas deben adecuarse a las características regionales sin perder la perspectiva de una coordinación nacional, que fue, quizá, el defecto principal de la APPO. Con el objetivo de realizar efectivamente el Poder Popular la Asamblea Popular es una alternativa altamente recomendable para aquellas entidades donde la formación económico-social es similar a la de Oaxaca, pero no para aquellas donde el capital ha alcanzado grados más desarrollados.

Ahora bien, no cabe duda que independientemente de la forma de organización social que se adopte en cada región, sin excepción, cada una necesita compartir con el resto los principios de horizontalidad y coordinación nacional bajo un programa de lucha que sea más que una simple suma de demandas sectoriales. Como se verá las tareas son muchas y muy diversas, pero impostergables si es que realmente estamos dispuestos a cumplir con la necesidad de vencer al capital.

miércoles, septiembre 03, 2008

Cavilaciones 01: La otra teoría. Tareas pendientes

Por: Círculo de Estudio de Marxismo Ortodoxo Recalcitrante de Frases Cavernosas y Propuestas sin Contenido Histórico

(primera parte)

El artículo que se entrega ahora y su continuación dentro de 15 días se publicó originalmente en el número especial de la revista Palabras Pendientes dedicado a la Otra campaña a finales de 2006, la presente es una versión corregida y aprobada por los autores

El día en que entraba en vigor el TLC entre México, EU y Canadá, un levantamiento armado hizo voltear la mirada del mundo a Chiapas, México. EL Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, irrumpía en el escenario político declarando la guerra al Estado Mexicano el 1° de enero de 1994.
La situación era compleja: por un lado en el panorama económico se imponía el nuevo modelo de acumulación: el neoliberalismo, y traía consigo las privatizaciones, la pérdida de poder adquisitivo, el aumento masivo del desempleo, la degradación de las condiciones laborales, la falta de seguridad social, el declive de la productividad del campo, el aumento de la deuda y el crecimiento de monopolios con la consecuente quiebra de pequeñas y medianas empresas; por otro, la izquierda anticapitalista seguía sumida en una crisis luego del derrumbe de la Unión Soviética, tratando, con pocas esperanzas, de combatir la avalancha ideológica según la cual este mundo capitalista era el mejor de los mundos posibles. Perfectible y todo, pero al fin la mejor opción.
Es en este contexto, que el EZLN irrumpe ideológicamente aportando a la izquierda mundial una de las primeras caracterizaciones de lo que ahora se entiende como neoliberalismo. El 1er Encuentro Intercontinental por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo (I Intergaláctico) organizado por el EZ en 1996, es la primera reunión a nivel mundial en donde se discuten las nuevas formas de agresión capitalista, teorizando y planteando nuevos ejes de lucha y organización. Esta claridad en cuanto a la interpretación de su momento histórico le permitió al EZ establecer alternativas nuevas, renovadas y frescas para la expresión política de la lucha de clases. Por ello mismo, el impacto a nivel internacional fue enorme, incluso podemos ubicar que el origen de las reivindicaciones del movimiento altermundista a nivel global, se remonta a aquel encuentro
Desde sus orígenes, el zapatismo ha tenido que adecuar su lucha, de manera consciente, al proceso histórico que día a día se construye en el mundo, sin que esto implique comprender su acción política como un mero pragmatismo.
Es quizá así como tendríamos que entender la línea adoptada desde la Tercera Declaración, donde se hacía explícito que el interés principal era la autonomía de los pueblos indígenas. Con esta consigna, y llamando en su apoyo a la sociedad civil, el EZ se convirtió en el favorito de muchos intelectuales de la clase política que se autonombran de izquierda y, más aún, fue el consentido de los medios de comunicación.
Fue dentro de esta nueva estrategia que el PRD logró infiltrar y controlar en gran medida el esfuerzo de organización del movimiento zapatista para la sociedad civil: las dos Convenciones Nacionales Democráticas y el Frente Zapatista de Liberación Nacional, FZLN. L@s intelectuales, —muchos subordinados al PRD— por su parte pasaron de denostar al EZLN como antidemocrático a colocarlo en el centro del discurso izquierdista reconociendo en la reivindicación central no más que una reforma que no tocaba la base sobre la que descansaban —descansan— sus privilegios para con el régimen. Est@s intelectuales recibieron con júbilo la declaración de Marcos de que el EZ era rebelde y no revolucionario.
La alianza tácita con el PRD quedó también manifiesta en la dura crítica que el EZ expresaba en sus comunicados contra el priísmo y el panismo, en las que soslayaba al perredismo, así como en el hecho de que varias organizaciones críticas al perredismo fueron expulsadas o no aceptadas en las Convenciones. Pero a través de este accionar consiguió al menos dos objetivos para el zapatismo: por un lado, cobertura en su accionar político-militar frenando la brutal represión “desde arriba” (a través de ese partido y su llamado a una solución pacífica del conflicto); y por otro, le permitió allegarse a grandes contingentes de eso que llamó la “sociedad civil” y movilizarse masivamente en contra de la militarización y para presionar al gobierno e intentar arrancarle, entre otras cosas, la firma de los Acuerdos de San Andrés.
El gobierno y los medios de comunicación también centraron la atención en ese punto, lo que bastaba para terminar con el conflicto en Chiapas era un reforma política que desde luego, por su carácter no estructural, podría negociarse, aún en el Congreso de la Unión. Gobierno y medios recibieron la iniciativa de la Marcha del Color de la Tierra con gusto diciendo que era la consolidación de la democracia, que hacía posible que todos se expresaran. Incluso utilizaron la entrada del EZLN a las cámaras para menospreciar y marginar a otras luchas, tratando de reducirlas también a problemas “locales o étnicos”.
Por el análisis y el cálculo político realizado, el EZLN supo sortear el aislamiento y sectarización al que se ven orillados los movimientos que no pueden hacer uso de las estructuras del sistema, lo que este logró gracias a un novedoso discurso, al generar expectación en los medios y, a través de estos, en la sociedad.
Podríamos hablar de un proceso de acumulación de fuerzas llevado a cabo por el movimiento zapatista utilizando diferentes estrategias muy innovadoras para una organización de izquierda, que se tradujeron en aportaciones importantes para la lucha de clases. Hubo, sin embargo, un elemento sin el cual no podría comprenderse el éxito de esa lucha política y la enorme fuerza moral que le permitiría, algunos años después, hacer una convocatoria nacional a formar un movimiento independiente y anticapitalista, y este elemento es: su trabajo de base.
Después de los fracasos sufridos en la intención de sacar su lucha de Chiapas (las Convenciones, las marchas, la Consulta y el Frente para crear una organización sólida fuera del estado y que respondiera a las necesidades de transformación) y ante la aprobación de una ley en contradicción con los Acuerdos de San Andrés, el EZLN rompió el diálogo con el gobierno y empezó a trabajar para un nuevo viraje estratégico aprendiendo de sus errores y aciertos.
Tras el fortalecimiento de las comunidades zapatistas, hace un año hizo un llamado, por medio de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, a emprender un movimiento de izquierda y anticapitalista en México y en el mundo. Si bien este nuevo paso obedece a un momento histórico determinado de la lucha zapatista y al aprendizaje —como hemos visto— de sus aciertos y errores, es importante señalar que se enmarca también en un momento histórico determinado de la lucha de clases a nivel nacional e internacional.
En los últimos cinco años la economía mundial ha atravesado los estragos de una depresión económica que secundó la crisis de 2001. La nación que más ha resentido la fase depresiva ha sido E.U., que de representar en 2000 la tercera parte de la economía mundial, hoy significa la cuarta parte. No es casual que en el último año, el gobierno de George II haya lanzado dos ofensivas contra la clase trabajadora que afectan tanto a los salarios como a otras prestaciones (salud, pensiones, jubilaciones, educación, etc.) La primera dirigida contra los sindicatos, y aunque la unidad sindical impidió que se impusieran todos los puntos de esa agenda patronal, la burguesía sí avanzó en la reforma al régimen de salud y pensiones. La segunda ofensiva se enfoca hacia el abaratamiento de la mano de obra de los inmigrantes, mediante reformas legales proscriptivas.
Para superar este periodo económico, manteniéndose como la potencia hegemónica mundial, los Estados Unidos junto con otros países —en Europa no se presenta algo esencialmente distinto— han recurrido a una agresiva política expansionista, cuyos casos más extremos son las guerras en Afganistán e Irak, que incluye el interés de ampliar el mercado.
Por otro lado, la fase de depresión económica ha contribuido a que en América Latina, especialmente en México, se acelere la destrucción de fuerzas productivas. En realidad las únicas fuentes sólidas de generación de recursos que tiene el país son las remesas que envían los trabajadores migrantes y las exportaciones petroleras. A estas variables económicas hay que sumar las pugnas interburguesas que viven los países no desarrollados entre capitalistas nacionalistas y capitalistas neoliberales.
Estos períodos donde se agudizan las pugnas interburguesas posibilitan la movilización social mediante el resurgimiento de alianzas entre gremios y sectores populares. Caso de esto último son los movimientos populares en América Latina (AL) y las resistencias ideológicas y militares en oriente, pudiéndose interpretar como un avance en la conciencia popular los últimos procesos electorales en diferentes regiones de AL.
En este panorama cobra sentido el llamado a una organización sólida y capaz de enfrentar las agresiones sistemáticas de los Estados que buscan garantizar la proliferación del capitalismo. Esta organización se define como un movimiento de “abajo y a la izquierda”. Su origen lo tiene en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, que incluye elementos fundamentales para la lucha de clases, comenzando por la definición del propio zapatismo como una fuerza anticapitalista, la crítica a las formas tradicionales de hacer política, el llamado a luchar con unidad y organización para derrotar al capitalismo y la inclusión de la problemática de los migrantes, elemento que casi nadie ha reivindicado y, como hemos visto, muy importante.
El proceso se proyectó como un recorrido de reconocimiento de problemáticas y luchas por todos los estados del país, el apoyo y comunicación entre sí y con las luchas internacionales: la Otra Campaña. Sin embargo, en el contexto de la agresión mundial a las fuerzas subversivas por parte del sistema en la búsqueda desenfrenada de su supervivencia, se presentó la represión contra el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco.
Este episodio, más que una venganza, como algun@s compañer@s lo han querido ver, fue un duro golpe a toda la movilización popular en México, y para que tuviera la contundencia deseada, los neoliberales aprovecharon dos de las fortalezas que ha demostrado tener el FPDT: su capacidad de respuesta y su capacidad para aglutinar en torno a sí a otros movimientos populares. Con estos hechos (3 y 4 de mayo), el recorrido se vio interrumpido y se aceleró la primera etapa de la Otra, pues ocasionó que se actuara ya en lo hechos como una coordinación para luchar contra la represión y por la libertad de nuestros presos.
No se trata de hacer una cronología, sino de esbozar la coyuntura y lo que representó para la Otra. En este sentido, hay que apuntar que la necesaria coordinación para hacer frente a la represión provocó también la adopción de formas y estructuras al margen de una discusión colectiva. Es importante notar que la agresión estatal habrá cumplido parte de sus objetivos si no somos capaces de frenar la dispersión de los colectivos e individuos de la Otra Campaña y de no ajustar los errores que pudieron haberse generado a partir de la toma de decisiones de manera improvisada.
A esto habrá que sumarle que los grandes medios de comunicación han promovido una dinámica favorable para la sectarización y marginación de la Otra Campaña insistiendo en tratar el tema sólo en cuanto a las críticas partidistas y la condena al PRD, empeñándose en reducir el naciente proyecto a largo plazo a una “visceral crítica” a las formas actuales y a la proliferación de “fuego amigo” entre los que trabajan “en pro de la democracia”. El problema, más allá del discurso de arriba, es que dentro de la Otra asumimos estas dinámicas de discusión de manera inconsciente e irreflexiva. A esta imposición mediática se añade la postura oportunista de algunos intelectuales que bajo el falso supuesto de imparcialidad se rasgan las vestiduras ante las críticas fundamentadas, que la Otra hace al PRD.

(Continuará...)