ARTE
“el arte es la mentira que nos permite comprender la verdad”
Pablo Picasso
Históricamente el arte significaba técnica y por ello se suele ocupar casi en cualquier cosa (arte de amar, arte de cocinar, arte de caminar, arte de la guerra). Esta definición genera problemas, pues la técnica existe en toda disciplina y no toda disciplina es arte, además, no existe una definición única de arte, por lo que propondré mi propia definición y la fundamentaré en este apartado: el arte consiste en el uso de la sensibilidad y de la imaginación para la expresión y contemplación de diversas representaciones de la realidad, lo que puede entenderse propiamente como bellas artes. Por otro lado, la característica definitoria de la obra de arte es su carácter estético, el cual comúnmente se define como aquello que disfruta de libertad, fluidez y seguridad, así como una armonía rítmica, es decir que no basta con que una obra se acople a la definición que he propuesto, sino que requiere de ciertos patrones que le brinden calidad. Asimismo, el arte se distingue de la mera técnica cuando el valor intrínseco supera al valor instrumental (Hospers), en otras palabras, cuando se aplica la técnica para un fin en particular se la está utilizando como medio, en cambio las bellas artes se tienen a sí mismas como fines (a diferencia de la religión que pretende subordinar los valores humanos a lo supuestamente sagrado), por ello, como explica Schiller, “es contradictorio el concepto de un arte instructivo (didáctico) o edificante (moral), porque nada se contrapone tanto al concepto de belleza (es decir, estética), como otorgarle al ánimo una determinada tendencia.” Por lo cual, siempre que el arte tenga, en primera instancia un fin, no será propiamente arte sino mera técnica, por ejemplo: la publicidad no será nunca arte pues su fin primario es vender un producto; pues aún cuando el arte sea un negocio, seguirá siendo arte en tanto su fin principal sea la expresión y no el comercio o la propaganda. Esto no debe entenderse llanamente, pues es evidente que, concordando con Bourdieu, en la realidad nunca encontraremos un arte puro, es decir, como nuestra naturaleza humana se constituye por deseos, condicionamientos biosociales e intenciones insuprimibles: el artista y el receptor genuino pueden alcanzar, a lo sumo, una creación o apreciación cercana al arte ideal, pero nunca absoluta. En ese sentido, la ideología del artista no puede suprimirse de su obra y para evitar que sea tendenciosa, la ideología debe constituirse como un ingrediente más de la obra y no como el factor determinante, tal como explica Sánchez Vázquez.
Consecuentemente, propongo que la supuesta experiencia religiosa no es más que una experiencia sensible, en la que se toma por real la imaginación que la acompaña, pues saltar de una emoción humana a una divina no tiene fundamento. En otras palabras, el error de la religión consiste en tomar como real lo que la sensibilidad percibe y la imaginación concibe. Igualmente las ideas de Dios y de la inmortalidad son posibles en nuestra imaginación y han sido desarrolladas cabalmente en el arte, lo cual es muy distinto a tomarlas como reales.
MÉTODO: la expresión permite al artista transmitir su conocimiento subjetivo sobre el mundo, en donde se consienten, cohabitando, una infinidad de posturas contrapuestas, pues cada una de ellas muestra un enfoque de nuestra humanidad y del mundo. La contemplación es el método que complementa a la expresión, el cual es utilizado por el receptor para así asimilar la obra expuesta. Asimismo, la expresión oscila entre la mera proyección de las emociones personales y la proyección de la realidad mediante el artista. En ese sentido tanto el creador como el receptor generan auténtico arte y auténtico conocimiento cuando son capaces de expresar o contemplar una representación de la realidad y no sus meras emociones personales. Allí es donde entra el factor objetivo en el arte, pues la mera subjetividad vulgariza el arte y lo priva de conocimiento, ya que muestra una visión excesivamente personal y no un enfoque de la realidad como totalidad.
CAMPO: Debido a que el arte parte de la sensibilidad y se aplica mediante la expresión, sólo puede emplearse en su propio mundo. Esto no significa que el mundo subjetivo sea como el mundo divino, pues el mundo subjetivo es evidentemente una apariencia que no pretende ser real, sino que nos permite comprender el mundo real de manera indirecta y no pretende menospreciarlo o subordinarlo como las religiones. Es decir que, “la apariencia es estética sólo si es sincera (si renuncia explícitamente a todo derecho de realidad) y sólo si es autónoma (si prescinde de todo apoyo de la realidad)”, según explica Schiller. En ese sentido, un reportaje no es arte en tanto intenta mostrar la realidad tal cual es: sin trascenderla, por lo que permanece como mera técnica descriptiva o explicativa, pero no expresiva; a diferencia del arte de la fotografía que aun cuando capte la imagen fidedigna de la realidad, quien toma la foto muestra un enfoque subjetivo y por ello es una representación, pues convergen diversos factores como el ángulo, la distancia y la iluminación, los cuales derivan de la intención del artista. Asimismo, el conocimiento subjetivo del arte es capaz de mostrarnos una cultura en su máxima expresión y generarnos un conocimiento más profundo en determinados aspectos, que las otras disciplinas Por ejemplo: mediante una película histórica podemos conocer la cultura prehispánica como si estuviéramos presentes, lo que no es posible con las otras disciplinas, pues éstas se ven obligadas a fragmentar la realidad para su estudio objetivo (lo que se verá en filosofía y ciencia). En otras palabras, el arte nos provee de conocimiento subjetivo, que no por ello deja de ser conocimiento genuino (aunque no conceptual).
Por otro lado, al ser el arte un medio de comunicación, requiere de un medio social para realizarse, por ello, una obra de arte que nunca se haya visto o que no haya sido apreciada estéticamente: estaría incompleta, pues sólo sería artística para el creador. Del mismo modo, aun cuando los comerciales de televisión, las obras rupestres o el paisaje natural no hayan surgido con una intención artística: si los espectadores la perciben en sentido estético, la convertirán en una obra de arte para ellos. En ese sentido, para que las obras de arte consigan su realización total, necesitan ser artísticas tanto para el artista como para los espectadores, es decir, para todos. Esto requiere de una socialización del arte (Sánchez Vázquez), en la cual todo individuo posea la capacidad de ser artista y espectador genuino, es decir, donde se supere el mero arte de élite.
CUESTIÓN: Debido al carácter subjetivo del arte, su posibilidad de generar conocimiento es discreta. Mediante la sensibilidad percibe qué existe y mediante la imaginación concibe qué puede existir. Esto sucede en razón de que el arte no posee métodos objetivos para abordar la realidad, por lo que no puede (ni quiere) responder cuáles elementos son reales o imaginarios o cómo funcionan las cosas o por qué actuamos de cierta manera o para qué actuar de cierta forma. Sin embargo no tiene por qué hacerlo, el hecho de mostrar qué existe o puede existir (como las utopías) es ya una contribución invaluable, pues suministra la materia prima que la filosofía, la ciencia y la praxis pueden utilizar para conocer o mejorar la realidad (como se explicará en adelante), dado que brinda una pluralidad de perspectivas que contribuyen a combatir las visiones unilaterales.
(Continuará...)
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