Por: Círculo de Estudio de Marxismo Ortodoxo Recalcitrante de Frases Cavernosas y Propuestas sin Contenido Histórico
(primera parte)
El artículo que se entrega ahora y su continuación dentro de 15 días se publicó originalmente en el número especial de la revista Palabras Pendientes dedicado a la Otra campaña a finales de 2006, la presente es una versión corregida y aprobada por los autoresEl día en que entraba en vigor el TLC entre México, EU y Canadá, un levantamiento armado hizo voltear la mirada del mundo a Chiapas, México. EL Ejército Zapatista de Liberación Nacional, EZLN, irrumpía en el escenario político declarando la guerra al Estado Mexicano el 1° de enero de 1994.
La situación era compleja: por un lado en el panorama económico se imponía el nuevo modelo de acumulación: el neoliberalismo, y traía consigo las privatizaciones, la pérdida de poder adquisitivo, el aumento masivo del desempleo, la degradación de las condiciones laborales, la falta de seguridad social, el declive de la productividad del campo, el aumento de la deuda y el crecimiento de monopolios con la consecuente quiebra de pequeñas y medianas empresas; por otro, la izquierda anticapitalista seguía sumida en una crisis luego del derrumbe de la Unión Soviética, tratando, con pocas esperanzas, de combatir la avalancha ideológica según la cual este mundo capitalista era el mejor de los mundos posibles. Perfectible y todo, pero al fin la mejor opción.
Es en este contexto, que el EZLN irrumpe ideológicamente aportando a la izquierda mundial una de las primeras caracterizaciones de lo que ahora se entiende como neoliberalismo. El 1er Encuentro Intercontinental por la Humanidad y Contra el Neoliberalismo (I Intergaláctico) organizado por el EZ en 1996, es la primera reunión a nivel mundial en donde se discuten las nuevas formas de agresión capitalista, teorizando y planteando nuevos ejes de lucha y organización. Esta claridad en cuanto a la interpretación de su momento histórico le permitió al EZ establecer alternativas nuevas, renovadas y frescas para la expresión política de la lucha de clases. Por ello mismo, el impacto a nivel internacional fue enorme, incluso podemos ubicar que el origen de las reivindicaciones del movimiento altermundista a nivel global, se remonta a aquel encuentro
Desde sus orígenes, el zapatismo ha tenido que adecuar su lucha, de manera consciente, al proceso histórico que día a día se construye en el mundo, sin que esto implique comprender su acción política como un mero pragmatismo.
Es quizá así como tendríamos que entender la línea adoptada desde la Tercera Declaración, donde se hacía explícito que el interés principal era la autonomía de los pueblos indígenas. Con esta consigna, y llamando en su apoyo a la sociedad civil, el EZ se convirtió en el favorito de muchos intelectuales de la clase política que se autonombran de izquierda y, más aún, fue el consentido de los medios de comunicación.
Fue dentro de esta nueva estrategia que el PRD logró infiltrar y controlar en gran medida el esfuerzo de organización del movimiento zapatista para la sociedad civil: las dos Convenciones Nacionales Democráticas y el Frente Zapatista de Liberación Nacional, FZLN. L@s intelectuales, —muchos subordinados al PRD— por su parte pasaron de denostar al EZLN como antidemocrático a colocarlo en el centro del discurso izquierdista reconociendo en la reivindicación central no más que una reforma que no tocaba la base sobre la que descansaban —descansan— sus privilegios para con el régimen. Est@s intelectuales recibieron con júbilo la declaración de Marcos de que el EZ era rebelde y no revolucionario.
La alianza tácita con el PRD quedó también manifiesta en la dura crítica que el EZ expresaba en sus comunicados contra el priísmo y el panismo, en las que soslayaba al perredismo, así como en el hecho de que varias organizaciones críticas al perredismo fueron expulsadas o no aceptadas en las Convenciones. Pero a través de este accionar consiguió al menos dos objetivos para el zapatismo: por un lado, cobertura en su accionar político-militar frenando la brutal represión “desde arriba” (a través de ese partido y su llamado a una solución pacífica del conflicto); y por otro, le permitió allegarse a grandes contingentes de eso que llamó la “sociedad civil” y movilizarse masivamente en contra de la militarización y para presionar al gobierno e intentar arrancarle, entre otras cosas, la firma de los Acuerdos de San Andrés.
El gobierno y los medios de comunicación también centraron la atención en ese punto, lo que bastaba para terminar con el conflicto en Chiapas era un reforma política que desde luego, por su carácter no estructural, podría negociarse, aún en el Congreso de la Unión. Gobierno y medios recibieron la iniciativa de la Marcha del Color de la Tierra con gusto diciendo que era la consolidación de la democracia, que hacía posible que todos se expresaran. Incluso utilizaron la entrada del EZLN a las cámaras para menospreciar y marginar a otras luchas, tratando de reducirlas también a problemas “locales o étnicos”.
Por el análisis y el cálculo político realizado, el EZLN supo sortear el aislamiento y sectarización al que se ven orillados los movimientos que no pueden hacer uso de las estructuras del sistema, lo que este logró gracias a un novedoso discurso, al generar expectación en los medios y, a través de estos, en la sociedad.
Podríamos hablar de un proceso de acumulación de fuerzas llevado a cabo por el movimiento zapatista utilizando diferentes estrategias muy innovadoras para una organización de izquierda, que se tradujeron en aportaciones importantes para la lucha de clases. Hubo, sin embargo, un elemento sin el cual no podría comprenderse el éxito de esa lucha política y la enorme fuerza moral que le permitiría, algunos años después, hacer una convocatoria nacional a formar un movimiento independiente y anticapitalista, y este elemento es: su trabajo de base.
Después de los fracasos sufridos en la intención de sacar su lucha de Chiapas (las Convenciones, las marchas, la Consulta y el Frente para crear una organización sólida fuera del estado y que respondiera a las necesidades de transformación) y ante la aprobación de una ley en contradicción con los Acuerdos de San Andrés, el EZLN rompió el diálogo con el gobierno y empezó a trabajar para un nuevo viraje estratégico aprendiendo de sus errores y aciertos.
Tras el fortalecimiento de las comunidades zapatistas, hace un año hizo un llamado, por medio de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, a emprender un movimiento de izquierda y anticapitalista en México y en el mundo. Si bien este nuevo paso obedece a un momento histórico determinado de la lucha zapatista y al aprendizaje —como hemos visto— de sus aciertos y errores, es importante señalar que se enmarca también en un momento histórico determinado de la lucha de clases a nivel nacional e internacional.
En los últimos cinco años la economía mundial ha atravesado los estragos de una depresión económica que secundó la crisis de 2001. La nación que más ha resentido la fase depresiva ha sido E.U., que de representar en 2000 la tercera parte de la economía mundial, hoy significa la cuarta parte. No es casual que en el último año, el gobierno de George II haya lanzado dos ofensivas contra la clase trabajadora que afectan tanto a los salarios como a otras prestaciones (salud, pensiones, jubilaciones, educación, etc.) La primera dirigida contra los sindicatos, y aunque la unidad sindical impidió que se impusieran todos los puntos de esa agenda patronal, la burguesía sí avanzó en la reforma al régimen de salud y pensiones. La segunda ofensiva se enfoca hacia el abaratamiento de la mano de obra de los inmigrantes, mediante reformas legales proscriptivas.
Para superar este periodo económico, manteniéndose como la potencia hegemónica mundial, los Estados Unidos junto con otros países —en Europa no se presenta algo esencialmente distinto— han recurrido a una agresiva política expansionista, cuyos casos más extremos son las guerras en Afganistán e Irak, que incluye el interés de ampliar el mercado.
Por otro lado, la fase de depresión económica ha contribuido a que en América Latina, especialmente en México, se acelere la destrucción de fuerzas productivas. En realidad las únicas fuentes sólidas de generación de recursos que tiene el país son las remesas que envían los trabajadores migrantes y las exportaciones petroleras. A estas variables económicas hay que sumar las pugnas interburguesas que viven los países no desarrollados entre capitalistas nacionalistas y capitalistas neoliberales.
Estos períodos donde se agudizan las pugnas interburguesas posibilitan la movilización social mediante el resurgimiento de alianzas entre gremios y sectores populares. Caso de esto último son los movimientos populares en América Latina (AL) y las resistencias ideológicas y militares en oriente, pudiéndose interpretar como un avance en la conciencia popular los últimos procesos electorales en diferentes regiones de AL.
En este panorama cobra sentido el llamado a una organización sólida y capaz de enfrentar las agresiones sistemáticas de los Estados que buscan garantizar la proliferación del capitalismo. Esta organización se define como un movimiento de “abajo y a la izquierda”. Su origen lo tiene en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, que incluye elementos fundamentales para la lucha de clases, comenzando por la definición del propio zapatismo como una fuerza anticapitalista, la crítica a las formas tradicionales de hacer política, el llamado a luchar con unidad y organización para derrotar al capitalismo y la inclusión de la problemática de los migrantes, elemento que casi nadie ha reivindicado y, como hemos visto, muy importante.
El proceso se proyectó como un recorrido de reconocimiento de problemáticas y luchas por todos los estados del país, el apoyo y comunicación entre sí y con las luchas internacionales: la Otra Campaña. Sin embargo, en el contexto de la agresión mundial a las fuerzas subversivas por parte del sistema en la búsqueda desenfrenada de su supervivencia, se presentó la represión contra el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) de San Salvador Atenco.
Este episodio, más que una venganza, como algun@s compañer@s lo han querido ver, fue un duro golpe a toda la movilización popular en México, y para que tuviera la contundencia deseada, los neoliberales aprovecharon dos de las fortalezas que ha demostrado tener el FPDT: su capacidad de respuesta y su capacidad para aglutinar en torno a sí a otros movimientos populares. Con estos hechos (3 y 4 de mayo), el recorrido se vio interrumpido y se aceleró la primera etapa de la Otra, pues ocasionó que se actuara ya en lo hechos como una coordinación para luchar contra la represión y por la libertad de nuestros presos.
No se trata de hacer una cronología, sino de esbozar la coyuntura y lo que representó para la Otra. En este sentido, hay que apuntar que la necesaria coordinación para hacer frente a la represión provocó también la adopción de formas y estructuras al margen de una discusión colectiva. Es importante notar que la agresión estatal habrá cumplido parte de sus objetivos si no somos capaces de frenar la dispersión de los colectivos e individuos de la Otra Campaña y de no ajustar los errores que pudieron haberse generado a partir de la toma de decisiones de manera improvisada.
A esto habrá que sumarle que los grandes medios de comunicación han promovido una dinámica favorable para la sectarización y marginación de la Otra Campaña insistiendo en tratar el tema sólo en cuanto a las críticas partidistas y la condena al PRD, empeñándose en reducir el naciente proyecto a largo plazo a una “visceral crítica” a las formas actuales y a la proliferación de “fuego amigo” entre los que trabajan “en pro de la democracia”. El problema, más allá del discurso de arriba, es que dentro de la Otra asumimos estas dinámicas de discusión de manera inconsciente e irreflexiva. A esta imposición mediática se añade la postura oportunista de algunos intelectuales que bajo el falso supuesto de imparcialidad se rasgan las vestiduras ante las críticas fundamentadas, que la Otra hace al PRD.
(Continuará...)
1 comentario:
me gustó la crítica contra la postura oportunista que se rasga las vestiduras.
También me agradó la crítica a los parámetros revolucionarios, pues una visión-acción integral es fundamental en la praxis revolucionaria.
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