Una semana después de la “Iluminación de México” y de que el calderónico chivo ciclista hiciese el ridículo cayendose de la bicicleta, como si en Los Pinos no hubiese espacio para aprender a andar en ella, los medios de comunicación oficialistas no han cesado de enfocar los distintos ángulos de esa dignísima movilización. En la entrada anterior de reyertas justamente anticipabamos que la clase hegemónica explotaría hasta más no poder ese gran acontecimiento.
Pero la difusión de la marcha iluminada contrasta con el tratamiento que esos mismos medios de comunicación le han dado a las diversas movilizaciones que han realizado los trabajadores a lo largo de toda la semana. Desde los actos realizados en torno al paro cívico del primero de septiembre en contra de las reformas estructurales (petrolera y laboral) y el incremento acelerado de precios, hasta el amparo ganado por un trabajador de Wal-Mart que exhibió las prácticas neoporfiristas de esa “honorable” trasnacional, pasando por la generalización del descontento en el magisterio contra la lianza por la Calidad de la Educación (ACE).
En todos los aspectos cuantificables (cantidad, asistentes, duración, persistencia) las movilizaciones de las clases subsumidas ha sobrepasado con creces a la marcha iluminada, pero ¿eso ha sido suficiente para que el gobierno federal se vea obligado a cambiar su accionar? Por el contrario. Durante la primera semana de septiembre la ofensiva presidencial, para imponer los intereses de la clase a la cual representa, realizó acciones muy específicas endureciendo su postura, que no deben ser tomadas a la ligera por los trabajadores. Para reforzar su promoción del mundo ideal que nos espera a los mexicanos solamente si se aprueba la reforma petrolera calderonista, la publicidad oficial en radio y televisión se ha vuelto cada vez más agresiva (aparentando que existe una mayoría social que ruega impaciente por ella), para reforzar esa táctica publicitaria, nada más en lo que va de septiembre las autoriades federales han decretado tres aumentos a los precios de las gasolinas y el diesel. Si es tan razonable su propuesta petrolera ¿por qué necesita nuestro chivo ciclista meterle más presión a la sociedad para que la acepte? Por el lado de la reforma laboral, entre el gobierno y los empresarios desplegaron tres acciones, una para cada línea de trabajo establecida, por un lado el secretario del trabajo ratificó que su propesta de reforma pasará de cualquier manera. Por otro, la orden de aprehensión, otorgada por un juzgado en condiciones irregulares, contra Napito está encaminada a seguir debilitando a las organizaciones sindicales que se oponen a las reformas estructurales. Cierto que Gómez Urrutia es un dirigente indefendible, pero el efecto más profundo de esa acción gubernamental no es contra un individuo aislado sino contra el obrero social, al subyugar a las organizaciones sindicales se anula la capacidad de los trabajadores para resistirse al capital. La tercer acción que el capital ha venido desplegando en estos días ha sido la intensificación de las presiones de los grupos empresariales hacia el Congreso para que éste deseche por completo una propuesta para regular a las compañías que ofrecen fuerza de trabajo subcontratada (outsourcing). ¿Realmente nos hemos percatado los trabajadores de la magnitud que está adquiriendo la ofensiva neoliberal?
En su colaboración para el blog Mujeres por la democracia del 4 de septiembre, Pedro Echeverria V., comentaba, a propósito de las movilizaciones magisteriales en Morelos, que: lo que le hace falta a los movimientos populares en México es la unidad. En cierta medida, Echeverria concluyó que lo necesario para los trabajadores mexicanos es retomar la experiencia de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) y comenzar la construcción de Asambleas Populares en todos los estados de la República, aprovechando el descontento generado por el ACE. La propuesta parece muy sensata, a primera vista. Sin embargo, tal vez hará falta realizar reflexiones más profundas sobre la situación que permitió el surgimiento de la organización oaxaqueña mencionada, por una parte, y por la otra, reflexionar colectivamente sobre las necesidades organizativas específicas que se desarrollan en cada entidad. Uno de los más graves probleas que ha aquejado a la izquierda revolucionaria a lo largo de la historia, y no nada más en México o en América Latina sino en el mundo entero, es esa tendencia a importar modelos organizativos sin mayores cuestionamientos. Para muestra baste recordar ese fenómeno acontecido después del triunfo de la Revolución Cubana, cuando la teoría del foquismo se propagó por cada rincón del continente sin lograr mayores resultados que las derrotas sistemáticas de los movientos guerrilleros. Aún hoy en día existen resabios de esa idolatría irreflexiva entre las izquierdas revolucionarias. No se trata aquí de una exhortación a que se renuncie a alguna forma particular de lucha, sería un error imperdonable. Lo que intetamos hacer notar es que cualquier forma organización de lucha, así como su métodos, deben ser un producto de la reflexión colectiva y responder a las necesidades particulares de la comunidad.
El gran mérito de la APPO fue que logró colocar en su lugar, es decir relegar a un segundo plano, las divisiones internas de la sección 22 del SNTE, lo cual se alcanzó gracias a la participación de la amplios sectores de la sociedad oaxaqueña en la organización. Ese es justo el elemento más valioso que las izquierdas revolucionarias requieren rescatar de la experiencia oaxaqueña. Por lo demás es preciso recordar que las condiciones específicas de Oaxaca no son las condiciones que rigen en todos las entidades del país, pues además de que el magisterio democrático carece de una verdadera fuerza política en muchos estados ni el desarrollo de las fuerzas productivas es igual en todos lados. Por consecuencia la composición de los actores sociales es heterogenea y dado eso las formas organizativas deben adecuarse a las características regionales sin perder la perspectiva de una coordinación nacional, que fue, quizá, el defecto principal de la APPO. Con el objetivo de realizar efectivamente el Poder Popular la Asamblea Popular es una alternativa altamente recomendable para aquellas entidades donde la formación económico-social es similar a la de Oaxaca, pero no para aquellas donde el capital ha alcanzado grados más desarrollados.
Ahora bien, no cabe duda que independientemente de la forma de organización social que se adopte en cada región, sin excepción, cada una necesita compartir con el resto los principios de horizontalidad y coordinación nacional bajo un programa de lucha que sea más que una simple suma de demandas sectoriales. Como se verá las tareas son muchas y muy diversas, pero impostergables si es que realmente estamos dispuestos a cumplir con la necesidad de vencer al capital.
4 comentarios:
Sólo un comentario breve al respecto de las formas organizativas.
Me parece que es importante el punto que se resalta sobre la necesidad de que los movimientos se articulen bajo "los principios de horizontalidad y coordinación nacional bajo un programa de lucha que sea más que una simple suma de demandas sectoriales".
El punto es que estos dos elementos han sido muy mencionados pero poco desarrollados en la práctica. Al final, la horizontalidad termina siendo un llamado a la no- organización y el programa nacional de lucha una utopía teórica que alguien más deberá escribir para que los demás lo suscribamos.
Habría que reflexionar que la horizontalidad no niega la división del trabajo al seno de los colectivos y las organizaciones. Tampoco niega la necesidad de jerarquizar en la práctica las actividades ni la necesidad de la disciplina. Lo que implica la horizontalidad es el reconocimiento de la capacidad de cualquiera para asumir tareas de dirección, la importancia de todas y cada una de las actividades dentro de la organización, y la posibilidad de rotar las responsabilidades en función de las necesidades prácticas.
En cuanto al programa de lucha, me parece que no hemos avanzado mucho en la consciencia de que no basta un pliego petitorio "acumulado" con las demandas gremiales o sectoriales. En eso quedó el Programa Mínimo del Diálogo Nacional y en eso anda el Plan Nacional de la Otra Campaña. Hace falta el trabajo de abstracción del fondo de nuestras demandas, de la identificación del enemigo común y la capacidad de ver a más largo plazo, para no pretender la resolución de nuestras necesidades inmediatas sino el cambio de fondo.
El tiempo y el espacio no alcanzan mas que para señalar la necesidad de estas discusiones, pero esperamos que en este espacio pueda abrirse una reflexión más amplia sobre estos puntos. Gracias.
Gracias por tu comentario Ana Clara, coincidimos con ellos de manera plena.
Es importante repensar y replantear el problema de la horizontalidad porque entendida en términos llanos (como suele hacerse) más bien se queda en un llamado a adoptar un membrete, pero sin el compromiso de fondo. Esa laxitud deja a todo mundo en el individualismo, viendo nada más los intereses personales o de grupo, pero no el interés de clase. El otro problema que detectamos en el uso ambiguo del principio de horizontalidad, es que se emplea para renegar de la verticalidad: la práctica demuestra que en asuntos muy inmediatos e impostergables se requieren ejecución más ágil, por lo cuál, no es posible eliminar por completo la verticalidad, solamente se puede estrecharla para evitar abusos.
Por el lado del programa, el problema es que cada sector hace su cartita de reyes basándose (si bien nos va) en el diagnóstico de su sector, pero no penetrando en el conjunto de las condiciones objetivas nacionales. Antes que nada hace falta un diágnostico nacional, serio, profundo, integral y objetivo.
Ni los problemas organizativos ni la elaboración del piso teórico para la transformación de la sociedad (el diagnostico) se pueden dar en encerronas de tres días cómo lo fue el Diálogo de Querétaro, habrá que establecer instancias más amplias que trabajen continuamente y después sean sancionados los resultado por las bases. Pero esas estructuras solamente se pueden construir en función de que se extienda la discusión.
Hola que tal!!! reciban un cordial saludo de su servidor y amigo David.
Yo si quiero ahondar en la organización,pero creo que se debe de hacer desde el punto de vista de la practica. Me eexplico: Teorizar sin trabajar no sirve de nada. En relación al sabotaje de los movimientos sociales por parte de la derecha, arrebatándole banderas de lucha y tomando la iniciativa en la organización de los movimientos sociales, se debe en gran parte por la "incapacidad" de la izquierda para enfrentar a la burguesía gobernante. Se debe también a la inmediatéz de las demandas, al oportunismo de los grupos, partidos y corrientes de supuestamente apoyar la espontaneidad de los movimientos y al poco compromiso real de los otros grupos que se niegan a entender que una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica, cuando no debiera ser así y deberían corresponderse mutuamente.
Que mejor manera de educar ahora con el tema de la violencia que informar con la verdad.
Que mejor forma que quitarle la careta a tantos pseudolíderes que mostrando certeramente de que lado están.
Por otra parte, es necesario decir que se requiere organización. si organización y mucho trabajo cotidiano, talacha como diriamos, solo así podrá hacerse algo.
Me gustaría por otra parte saber como puedo ponerme en contacto con todos ustedes, que leen y visitan este Blog. Mi correo es : davehjxdf@hotmail.com Estoy a sus órdenes.
Bienvenido camarada David. Recibe un cordial saludo de parte de quienes participamos en la construcción de este espacio de discusión.
Con respecto al comentario que haces, se percibe que hay varias coincidencias, sino es que todas, pero sí sería pertinente agregar un matiz a lo que señalas sobre el principio que debe regir sobre toda la estructura organizativa. En efecto, ésta debe partir desde el punto de vista de la práctica, pero siempre y cuándo ese "desde" incluya también el que sea una práctica "para" la práctica (en función de los objetivos de clase) y la práctica de la teoría.
Porque es completamente cierto que la elaboración intelectual sin práctica es inútil, pero el inverso es igualmente inservible para transformar a la sociedad. La práctica sin teoría lleva al pragmatismo más grosero y oportunista: ejemplos de ello abundan en nuestra historia, nada más baste ver lo que ocurre actualmente con el galimatías que se ha convertido el PRD. El pragmatismo sin objetivos claros lo a llevado a su anulación.
Hacen falta muchas consideraciones al respecto, pero hay algún tiempo aún. Por lo pronto agradecemos que hayas dejado la forma de contactarte abierta para que quienes están al pendiente de lo publicado en este espacio pueda contactarte, además, ten la seguridad que quienes nos encargamos de redactar y administrar este espacio estaremos en contacto contigo enviándote avisos sobre las actualizaciones de este espacio. Saludos.
Publicar un comentario