lunes, junio 14, 2010

Reyertas 94: Ablandamiento

En ocasiones anteriores he abordado el tema de la huelga en Cananea que fue estallada por la sección 65 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM). En las más recientes ocasiones, Reyertas 78: Cananea y Reyertas 82: Criminalización del trabajo, referí las complicaciones que estaban amenazando a los mineros con la decisión del Segundo Tribunal Colegiado en Materia del Trabajo de dar por terminadas las relaciones contractuales entre el sindicato y la empresa. El pasado 7 de junio tal amenaza se cumplió cuando la policía federal tomó con lujo de violencia las instalaciones mineras de Cananea.
1. Rememorando
Es preciso recordar que las diferencias entre el Grupo México y el SNTMMSRM provienen desde bastante tiempo atrás. Al menos en Cananea hubo un par de huelgas durante el primer lustro del siglo XXI. Sin embargo, la situación se volvió más difícil entre las partes cuando el derrumbe en la mina carbonífera de Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, Coahuila, cegó la vida de 65 trabajadores. Curiosamente dicha mina también es propiedad del Grupo México.
En lugar de perseguir a los verdaderos responsables de la falta de medidas que garantizasen la seguridad industrial en las instalaciones coahuilenses, el gobierno en sus distintos niveles se dedicó a culpabilizar al SNTMMSRM. En aquel momento los personeros del presidente Vicente Fox, el alto vacío, dirigieron todas sus baterías en contra de un dirigente sindical que tienen una enorme cola para pisar: Napoleón Gómez Urrutia, Napito. La idea era matar dos pájaros de un solo tiro al tomar esa impresentable figura sindical como el chivo expiatorio para acallar las protestas en contra de la pasividad de las autoridades, al tiempo que se eliminaba del medio a uno de los pocos dirigentes sindicales que se opone a la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) que pretenden imponer los neoliberales.
Pero, el lancé no prosperó. Ni napito ha podido ser detenido ni las acciones para ocultar los crímenes de Pasta de Conchos fueron olvidarlos. Por el contrario. Mientras las viudas se convirtieron en botín político para todo mundo, incluyendo para los neozapatistas, y Gómez Urrutia se volvió en prófugo de la justicia; las violaciones a los Contratos Colectivos de Trabajo en las minas que pertenecen al Grupo México poco a poco quedaron exhibidas. Lo cuál dio origen a varias huelgas a lo largo de la república mexicana. Cananea, Zacatecas, Guanajuato, Nacozari, Lázaro Cárdenas son únicamente las más conocidas mineras que han estallado huelgas en los cuatro años recientes. De éstas la más notoria, sin duda, es la de Cananea tanto por la capacidad de resistencia de los mineros como por la manera en que se ha ido resolviendo el asunto por parte del Grupo México.
Desde sus primeros momentos la empresa descalificó la acción de la sección 65 aduciendo que no se trataba de un problema laboral sino político. Se pretendió emplear la reputación adversa que pesa sobre napito para deslegitimar las demandas obreras. En complicidad con la patronal, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) declaró improcedente la huelga. Aunque para desgracia de la causa anti-obrera, al sindicato se le concedieron amparos que les permitieron continuar con la huelga.
Desde entonces la respuesta del frente empresa-autoridades fue patrocinar la conformación de sindicatos blancos que favoreciesen los intereses de la patronal, que además estuviesen encabezados por traidores al SNTMMSRM. Para no dejar cabos sueltos, Grupo México promovió ante las autoridades la supresión del CCT y el cierre de la mina. Esta última estratagema fue la que más resultados le ha rendido al frente empresa-gobierno, pues como señalé arriba, el reciente 11 de febrero se declararon inexistentes las relaciones obrero patronales.
2. El desalojo
Sin duda que el pretexto legal argüido por las autoridades federales para que ordenasen el desalojo de la mina, no tiene justificación en la LFT vigente sino en las reformas que se le pretenden hacer y que fueron presentadas por Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo, en febrero del año anterior y ratificadas por la bancada panista en la Cámara de Diputados al final del período legislativo concluido en abril. Al amparo de la LFT actual no hay fundamento que pueda dar por concluida la relación laboral, pues la misma inexistencia de un CCT vigente es motivo legal para estallar una huelga en México. Tampoco se puede hablar que haya sido resuelta puesto que las demandas de los trabajadores no han sido satisfechas ni las negociaciones han tenido éxito ni hubo un arbitraje aceptado por ambas partes. En consecuencia ni la resolución de la Corte del 11 de febrero ni la negativa del Juzgado Noveno de Distrito para concederles el amparo a los trabajadores ante el desalojo tienen sustento en las leyes vigentes.
Según el testimonio de varios de los mineros que fueron desalojados, en el operativo participaron autoridades de los tres niveles de gobierno. La Policía Federal (PF) no se limitó al uso de los gases lacrimógenos y las balas de goma sino que también percutió balas letales. Ello lo afirman varios de los testigos de la localidad que pudieron recoger los casquillos de diversos calibres tras el asalto.
Curiosamente, pocas horas después de la ofensiva contra los mineros cananenses, las autoridades federales desplegaron un segundo operativo para recuperar instalaciones propiedad del Grupo México: Pasta de Conchos. Desde hace cuatro años, un grupo de deudos de los 63 trabajadores, cuyos cuerpos permanecen atrapados en el interior de la mina, se mantenía frente a las instalaciones de la empresa para evitar que fuese sellado el acceso a los túneles. A lo largo de todo ese tiempo Grupo México ha insistido en que se clausure la entrada sin realizar el mínimo intento por recuperar los cadáveres. El objetivo claramente es evitar que emane cualquier evidencia de su responsabilidad en el accidente. Por ello, aprovechando las circunstancias en Cananea el frente Grupo México-Gobierno Federal también arrasó con el campamento de los deudos y tomó bajo su control. Así las posibilidades para rescatar los cuerpos de los mineros caídos y de paso conocer cuál fue la verdad del accidente quedarán completamente descartadas.
Las agresiones hacia los mineros tanto en Cananea como en Pasta de Conchos tuvieron su justificación ideológica a través de los medios de comunicación masiva que defienden la posición del capital. Por el lado de los deudos se ha pretendido mostrar las acciones de éstos como una serie de necedades por parte de una pequeña minoría intransigente: durante cuatro años esa es la imagen que se ha querido venderle al resto de los mexicanos. Por el lado de Cananea la ofensiva informativa ha corrido en tres direcciones: 1) un capricho de Gómez Urrutia para que se le reconozca como dirigente del SNTMMSRM, 2) el costo económico que ha tenido para la comunidad una huelga de tres años y 3) la destrucción que los trabajadores han hecho de las maquinarias de Grupo México.
Curiosamente en Pasta de Conchos se demostró que existen condiciones suficientes para intentar un rescate, mientras en el caso de Cananea los mineros hicieron trabajar los aparatos frente a la prensa, la empresa ha explicitado su intención de reabrir la mina pero con un sindicato que le ofrezca menor costo (que tenga menores prestaciones para los trabajadores) y además el gobierno ha tolerado que el propio Grupo México incumpla compromisos con él mismo para mejorar las condiciones sociales de vida. Para muestra véase la complacencia con la que el gobierno de Eduardo Bours permitió que la corporación de Larrea dejase de entregar los recursos comprometidos para el funcionamiento óptimo del Hospital del Ronquillo, que atiende a toda la población cananense, incluyendo a los jubilados y pensionados de la minera. Curiosamente esos recursos fueron redestinados por Grupo México para la candidatura de Alfonso Elías al gobierno de Sonora (Proceso, 14 de marzo de 2010, p. 40-43.)
3. Grupo México
Minera México, mejor conocida como Grupo México es la empresa propietaria del yacimiento minero de Cananea. Constitucionalmente se diría que no es de esa manera, porque los recursos del subsuelo le pertenecen a la nación, según lo que reza el artículo 27. Sin embargo, las reformas neoliberales que se implementaron durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hicieron que de facto la propiedad sobre los recursos minerales del país pasasen a manos de particulares. Durante la década de los años noventa la mina fue propiedad de Mexicana de Cananea hasta que a comienzos de la década de 2000 fue adquirida por Grupo México. Éste consorcio ya era propietario de otros yacimientos minerales en el país. En mucho el auge de este monopolio de la minería se fundamenta en las relaciones que Germán Larrea Mota Velasco construyó con el gobierno federal así como con los estatales.
La cercanía con el foxiato y el calderonato le están redituando al señor Larrea lo suficiente para estar dentro de los mexicanos que mayor riqueza concentran. Según la revista especializada Forbes su fortuna se estima en más de siete billones (en anglosajón) de dólares, suficiente para colocarlo en el lugar 127 a escala mundial. Mientras tanto su cártel, el Grupo México, está dentro de las tres principales productoras de cobre a escala mundial a la par de la chilena Codelco y la estadounidense Asarco. Con respecto a los principales monopolios cuyo origen es mexicano el de Larrea se ubica dentro de los cinco que mayores ganancias extraen del país, a la par de Telmex, Maseca, Cemex o Bimbo.
Pero como en el mundo de los negocios todo es azaroso, el indefenso Grupo México recibió del calderonato la ayuda que requería para poner en paz a esos despiadados e injustos trabajadores que de mala saña pretenden frustrar el incremento de la tasa de ganancia que los altos precios del cobre le ofrecen al señor Larrea y compañía. El agradecido gobierno de Felipillo I, el espurio, no solamente sometió a esos egoístas trabajadores sino que para colmo anunció un proyecto que subsidiará al Grupo México: la inversión de 113,000 millones de pesos para la reactivación económica de Cananea.
4. El presagio
Más allá de los resultados inmediatos o particulares que tendrá el desalojo en las minas propiedad de Grupo México, lo que presagia el hecho no son tiempos fáciles para el proletariado mexicano. La primera de ellas es el previsible endurecimiento de la represión contra el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), lo cuál acerca más la posibilidad de un desalojo del campamento que mantienen los electricistas en el Zócalo capitalino. Impedir que algo de tal magnitud ocurriese requerirá de una gran capacidad negociadora por parte del SME, pues si algo han demostrado los panistas a la hora de emplear la fuerza represiva del Estado es que carecen de cualquier dejo de sofisticación. Son brutales al mando, no hay más.
El segundo augurio que surge de este asunto es la mayor cercanía de la reforma laboral neoliberal. Para el calderonato el eliminar a los opositores más reacios es casi un hecho: los mineros fuertemente golpeados con los desalojos, el SME sometido a entidad perteneciente al limbo político y el sindicalismo charril y neocharril con pocas perspectivas de insurreccionarse. Para Felipillo I, el teólogo (por aquello de los cinco jinetes del Apocalipsis), el punto crucial sería a más tardar el período de sesiones del Congreso de la Unión del primer semestre de 2011. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

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