lunes, octubre 04, 2010

Reyertas 110: Cayendo por su propio PSOE

Como adelantaba en Reyertas 97: Hacia la huelga española, la política laboral que el gobierno “izquierdista” de José Luis Rodríguez Zapatero, está cobrándole a los trabajadores españoles los platos rotos de la recesión económica. Esto demuestra el carácter utópico del discurso que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha sostenido desde la transición del régimen a finales de la década de 1970. Según el ideario de los socialdemócratas españoles la única vía posible es la mediación entre las políticas que permitan el desarrollo de la sociedad y el libre mercado. Postulados tan irrealizables hoy como hace más de 200 años, cuando fueron proferidos por Adam Smith.

El viraje del PSOE de un programa político mucho más comprometido con el desarrollo social, primero pasó a una claudicación completa del socialismo. De ahí adoptó la bandera de la tercera vía, bajo la dirección de Felipe González. Sin embargo, en el actual entorno de recesión económica, el socialismo-obrero decidió descararse por completo con la implementación de reformas lesivas a los intereses de la clase trabajadora. Debido a ello, las dos centrales obreras con relativa cercanía al PSOE, la Unión General de Trabajadores (UGT) y Comisiones Obreras (CC.OO.), han estado convocando a huelgas generales. Precisamente en la entrega, referida líneas arriba, del 5 de julio dí cuenta del paro de finales de junio. Ahora se trata de la jornada general de huelga realizada el pasado 29 de septiembre. La cuál, pese a lo que han referido los medios masivos de comunicación, tuvo una gran convocatoria entre los trabajadores españoles. No solamente los de Madrid. Cataluña y el País Vasco fueron las comunidades en que más evidente fue el acatamiento de la huelga.

Pero, para comprender un poco más detenidamente el porqué de la reacción de los trabajadores. Al tiempo que se explica la actitud asumida por el gobierno de Rodríguez Zapatero, es preciso ubicar algunos elementos adicionales.

Por principio de cuentas, como se ha mencionado en entregas anteriores (ver Reyertas 81: La crisis griega y Reyertas 90: …el minotauro seguía ahí), el impacto de la crisis financiera estadounidense se juntó con las desigualdades económicas preexistentes a la conformación del Euro como moneda común. Para estar a tono con el resto de las naciones de la Unión Europea, los gobiernos de Grecia, Portugal y Rumania obtuvieron préstamos más allá de su capacidad de pago real. Cegados por el canto de las sirenas de un modelo económico a prueba de recesiones y que prometía gestionar las crisis con el menor daño posible para todos sus agremiados, ninguno de los gobierno de estos fue capaz de ver los indicios del advenimiento de una crisis tan destructiva. Así, las propias condiciones crediticias, obligaron a que en ese tipo de naciones y en varias otras, entre las que está España, fuese inevitable un incremento de los tipos de interés, conduciendo a estas economías a graves financieras.

El colapso económico no se quedó exclusivamente en los eslabones débiles de la UE sino que está arrastrando a las economías fuertes, como Francia o Alemania. De ahí que para ellas la recesión se esté prolongando en una suerte de Eurodominó.

Hacia finales de la década de 1870 era notorio que el desarrollo entre la economía española y las potencias europeas era abismal. Ello implicó que al momento de realizarse la absorción de la economía española los capitales monopolistas provenientes de Alemania, Francia e Inglaterra, principalmente, tuviesen un gran éxito debido al bajo desarrollo del sector financiero. La idea de tal flujo de exportación de capitales hacia la nación ibérica tenía la intención de generar una estructura industrial a partir del capital proveniente de la Bolsa de Valores. En la actualidad, tal estrategia no está haciendo otra cosa que cobrar sus altos réditos. Una elevada sobreacumulación de capital en el sector financiero que es preciso destruir, lo cuál implica declarar la liquidación de miles de empresas sin que éstas hayan alcanzado un desarrollo pleno. Al mismo tiempo, la fuerza de trabajo que ha ido adquiriendo experiencia, por tanto perfeccionamiento de sus métodos de trabajo, se encuentra ahora fuera del mercado laboral y malgastándose improductivamente. Cuestión que también incumbe a los miles de técnicos y profesionistas entrenados por el reino y que como efecto de la recesión están imposibilitados para ejercer el oficio para el que fueron entrenados.

En síntesis la economía española se encuentra expuesta a dos tendencias completamente opuestas. Dado el bajo desarrollo de sus fuerzas productivas, aún tiene un gran margen para impulsar la inversión en capital fijo. En contraste, la complejización de su sector financiero alcanza para que una vez más, al igual que en los siglos XVI-XVIII, la corona española vuelva a sustentar su poderío en el trabajo de los americanos. En muchos sentidos, España se ha convertido en una Ínsula Barataria.

En algunas naciones europeas se presenta el fenómeno del colaboracionismo de los partidos de izquierda con el capitalismo. So pretexto de defender el trabajo de la gente, han ido aprobando una serie de reformas de corte neoliberal. Si bien esto beneficia a las organizaciones partidarias más conservadoras, ello no es por un incremento masivo de sus partidarios, pues también han acumulado gran desgaste. La falta de alternativas electorales viables está conduciendo a los trabajadores a experimentar con otras formas de lucha. ¡Bien hecho viejo topo!

Así, independientemente de las repercusiones políticas que tenga en el corto plazo una huelga tan acatada como la del 29 de septiembre, lo cierto es que representa un avance para la clase trabajadora. A la postre la conciencia, de llevarse bien, tiene el potencial de coagular en una organización que permita derrocar al mal gobierno, a la dictadura, de los mercados. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

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