lunes, octubre 06, 2008

Reyertas 06: La crisis económica actual

Resulta tentador dedicarle esta entrega a las provocaciones durante la pasada marcha del 2 de octubre o a las protestas de un par de jóvenes en Palacio Nacional contra la ilegitimidad de Felipillo I (el breve). Pero un tema que tiene mucho mayor trascendencia internacional y que, pese a los grandilocuentes discursos que se dan por todos lados, sigue careciendo de explicaciones precisas es: la crisis económica.

Un texto publicado en el blog del camarada Franky explicando la crisis económica estadounidense resulta una extraordinaria pieza de agitación política que logra dar luz sobre las repercusiones que tendría la expansión de la crisis estadounidense hacia el resto del mundo, en particular hacia México. Nuestro camarada deja completamente claro la fragilidad del sector hipotecario nacional y que, ante los problemas en EU, podría colapsarse por la disminución de las exportaciones y las remesas. Sin embargo, cae en dos inexactitudes considerables cuando intenta explicar la crisis actual: 1) repite las consecuencias apocalípticas para el mundo entero y, 2) su lectura sobre el papel desempeñado por el crédito.

Por su parte, Jorge A. Chávez Presa en su texto “Movimientos tectónicos de la economía global” publicado en el suplemento “Ideas” de El Universal concluye que dados los reacomodos económicos que se darán en el mundo, será necesario implementar mejores sistemas regulatorios para la economía mundial. Lo que Chávez Presa no toca es precisamente el fondo del problema de la crisis, que es también el de los ciclos económicos: la contradicción entre el capital y la fuerza de trabajo.

Por principio de cuentas se afirma que nos encontramos ante la crisis más fuerte de los últimos 50 años, algunos la comparan con la crisis de 1929. Hay tres indicadores que nos permiten detectar cuando una crisis económica se presenta: disminución de los puestos de trabajo, intensificación de quiebras y disminución del circulante disponible. Esos tres indicadores son inherentes a la caída abrupta de la tasa de ganancia para los capitalistas. Basta revisar las noticias de las últimas semanas para saber que esas tres cosas han estado pasando en la economía estadounidense: en septiembre se perdieron 159 mil empleos, las quiebras y fusiones llevaron a la desaparición de los cinco bancos de inversión que dominaron Wall Street durante todo el siglo XX, amén de los bancos que han sido absorbidos por la competencia o rescatados por el gobierno; pese a que en febrero pasado la Reserva Federal inyectó 150 mil millones de dólares, a la par que disminuía las tasas de interés para préstamos al sector bancario, la economía estadounidense sigue teniendo una fuerte carencia de liquidez. Por eso se peleó tanto el plan de rescate (Fobaproa a lo bestia), pues las necesidades de los bancos para pagar sus deudas es superior a los 842 mil millones de dólares. Ahora que, el actual momento de crisis no es algo que haya salido de la nada ni que haya sido imprevisible, ni siquiera para los economista burgueses. Desde el 14 de diciembre de 2007 el economista Paul Krugman (quién no es precisamente un crítico del capitalismo) señaló en su artículo para el New York Times, After the Money's Gone, que la situación financiera no se debía a una simple falta de confianza de los consumidores hacia las instituciones financieras sino que se debía a problemas estructurales de la organización mísma del sistema financiero. Faltó agregar: y del modo específico de acumulación del capitalismo.

Pero, ¿cómo se llegó a esta crisis? Antes de esbozar una respuesta a esta interrogante, habrá que señalar aquí que las imprecisiones del camarada Franky se derivan de un problema común a la mayoría de los partidarios de las izquierdas: el desprecio hacia el dinero como mercancía: dada su característica especial de no tener valor propio sino el de la suma total de las mercancías en circulación, suele ser excluida de los análisis o colocada en un papel menor al que desempeña en la economía capitalista. Así, los instrumentos bancarios y financieros (como el crédito) quedan mucho peor ubicados que el dinero circulante, pues se les suele negar su carácter de dinero. El dinero puede no tener valor por sí mismo pero es la forma en la cual se expresa el valor del resto de las mercancías (valor dinerario), es una necesidad histórica. Este punto es relevante porque una de las características principales del neoliberalismo como forma histórica, concreta en que se da la acumulación del capital, radica en que el papel de dinero mundial lo ha asumido el dólar norteamericano desde el rompimiento del pacto de Bretton-Woods en 1972. El dólar solamente era una representación que permitía comparar la producción de los mercados internos en el marcado mundial. Dado que el dólar ya se utilizaba como dinero mundial para las transacciones comerciales entre naciones, el alejamiento del patrón oro como política monetaria, le permitió a los Estados Unidos respaldar su moneda en la circulación de las mercancías de todos los rincones de la tierra, aún sin la necesidad de que EU estuviese involucrado directamente. En cierto modo esto representa la apropiación del comercio mundial por parte de los estadounidenses. Con ello, se convirtió al mundo en deudor del imperialismo norteamericano, pero al mismo tiempo, ese imperialismo se convirtió en deudor de todo el mundo. Esto es, el comercio mundial realizado en dólares estadounidenses le dá respaldo como moneda, pero el gobierno de Estados Unidos debe financiar su propio desarrollo económico mediante la captación de moneda extranjera para que internamente tenga solidez: los bonos del tesoro es el principal instrumento en el cual las naciones mantienen sus Reservas Internacionales.

Agregar a lo anterior: la autonomización de las transnacionales con respecto a su imperialismo protector. Dado el desarrollo de las fuerzas productivas y del mercado interno en Estado Unidos, las grandes firmas han logrado expandirse a tal grado que han ido desmantelando el sistema productivo norteamericano para llevarlo a lugares que les faciliten dominar al mercado mundial. Pero, en el mundo, al igual que en Estados Unidos, la sobreproducción también genera crisis económicas al saturar los mercados o fomentar la especulación. Justamente ese fue uno de los motivos que detonaron la crisis actual (todos estos elementos que ni por error menciona Chávez Presa). Si uno asume la postura que pontifica que los consumidores tienen toda la culpa de la crisis porque se están dando una vida que no pueden pagar, que adquirieron su casa o sus pertenencias pensando que después ya verían, se asumiría la misma forma de razonamiento del secretario de Hacienda, Agustín Carstens, quién explica la crisis estadounidense aduciendo una inadecuada “cultura financiera”.

Para entender, porqué el sector hipotecario fue la parte más delgada recuérdese que para resolver la crisis económica del ciclo anterior, la Reserva Federal recurrió a la disminución de las tasas de interés hasta mínimos históricos: la principal tasa referencial de interés llegó a ser de 1% entre 2002 y 2003. Esas condiciones permitieron que los prestamistas redujesen sus ganancias, para compensarlas masificaron el otorgamiento de créditos, lo cual supone inevitablemente, facilitarlos. Muchas personas aprovecharon las condiciones ventajosas que les ofrecía el mercado para costear mejores condiciones de subsistencia; condiciones que durante dos años pudieron pagar sin problemas. Pero, nothing last forever (como dicen los gringos) y menos las bajas tasas de interés: conforme la producción se reactivó la inflación se fue incrementando gracias, en parte, a que los especuladores comenzaron a beneficiarse de la recuperación de la tasa de ganancia. De ahí, a los crupieres de la economía se les ocurrió bursatilizar los títulos de préstamo hipotecario, mediante los Hedge Funds, para potenciar las ganancias. Pero, la inflación debía ser controlada y las tasas de interés se incrementaron más allá de las posibilidades de pago de personas que habían adquirido sus bienes pagando 3 ó 4 veces menos intereses. El desplazamiento de las tasas hacia arriba obligó a muchos especuladores a escapar de los Hedge Funds, llevándose su dinero a inversiones seguras como las materias primas, dónde ya ocasionaron destrozos considerables para la humanidad con la irracional elevación de los precios de los alimentos, combustibles, minerales y demás.

Por su parte, Chávez Presa presenta en su texto un panorama de hacia dónde dirige al capitalismo la debacle de la doctrina neoliberal. Tiene dos grandes méritos (no importa que otros ya los hayan señalado antes), descubre que el libre mercado es tan utópico como las teorías Bakunianas y señala que el próximo paso del capitalismo es la implantación de mecanismos reguladores: un punto intermedio entre el Keynesianismo y el Liberalismo. Sin embargo, a diferencia del camarada Franky, este economista burgués percibe una elemento fundamental: el capitalismo puede y necesita regenerarse creando una nueva estructura, una nueva expresión concreta, pero capitalismo al fin y al cabo. Justamente ahí está el riesgo que corre el Socialismo del siglo XXI, convertirse en la salida teórica para la regeneración del capitalismo: ser su nuevo aliento opresor. Es esa opresión la que conduce a la muerte de la humanidad entera, por eso la muerte no debe ser una opción para nosotros: ¡Necesario es vencer!

1 comentario:

Franky dijo...

Agradezco profundamente al compañero y amigo Asaltante Rojo (no se si el autor desee o no que se conozca su identidad así que respetaré su seudónimo) sus criticas y aportes al artículo con el que pretendí aportar algunos elementos al balance de la situación actual.
Es precisamente el enriquecimiento en el debate y la profundización de las ideas el objetivo fundamental de las líneas que escribimos, con lo que en este caso se cumple con mucho el enriquecimiento del planteamiento.
Por lo demás solo me resta pedirle al autor que pudiera autorizar la publicación del texto, citando la fuente, o de uno similar escrito por él con dicho fin, en la segunda edición de la Revista Barricada, pues al el texto al que hace mención fue publicado en la primera entrega de la misma y creo que este complementa algunas de las ideas.
Sin otro particular envío un saludo.
Franky.