El Fin
Análisis filosófico del significado de la vida
(Primera de dos partes)
Por: Sagandhimeo
INTRODUCCIÓN
Una de las preguntas más importantes de nuestra existencia es ¿Para qué existimos los seres humanos?, ¿Hay algún propósito o sencillamente somos producto de un mero azar? En esta obra se analizan tales interrogantes contemplando nuestra constitución biótica, psicológica y social, así como nuestro desarrollo cultural en la religión, el arte, la filosofía, la ciencia y la práctica social.
1. Sentido biológico.
Durante miles de millones de años no hubo vida en el universo, pues las estrellas primitivas no poseían la complejidad suficiente para producir estructuras orgánicas. Con los residuos de las primeras estrellas se formaron las de segunda generación, donde se incluye nuestro sol (Motz). Tales estrellas poseen elementos como el hidrógeno, el carbono, el oxígeno y el nitrógeno, los cuales propiciaron la vida en la tierra.
El universo tiende a la entropía, es decir, al equilibrio térmico, lo cual significa que la vida es una excepción y no la norma. En otras palabras, en la mayor parte del universo no hay vida pues la energía tiende a distribuirse uniformemente y no a concentrarse en unidades como los seres vivos. Sin embargo, cuando por azar se concentran ciertos elementos y determinadas fuerzas como la electromagnética, es posible que las moléculas se combinen de tal modo que generen estructuras complejas. Algunas de tales estructuras fueron capaces de dividirse para generar copias de sí mismas (Sagan), así es como surgió la vida en nuestro planeta.
En sentido netamente biológico ningún ser vivo posee un propósito determinado, es decir, ninguno está hecho para algo, pues hemos sido generados por azar, aunque no solamente por eso, pues para que la vida haya surgido y se haya mantenido hasta nuestros días requirió de ciertas regularidades naturales, las cuales evidencian que desde su inicio el universo poseía el potencial de la vida, mas no el propósito de la vida, pues esta sería una afirmación antropomórfica y no objetiva.
Todos los organismos buscan seguir existiendo, para ello tienen que luchar contra la entropía del medio ambiente y competir con otros seres vivos por la supervivencia. Pero no todo es lucha, también han encontrado cómo cooperar e incluso convivir con otros seres vivos, en la medida de lo posible.
Tal competencia puede alcanzar extremos que calificaríamos de inhumanos, por ejemplo, existen plantas que son propensas a incendiarse y que poseen semillas resistentes al fuego, de modo que cuando se prenden aceleran la incineración de sí mismas y de los organismos contiguos, dejando el campo libre para sus semillas. Esto también evidencia que en cierto sentido no fue el ser humano el primero en aprovechar el fuego para su supervivencia (Sagan).
Los primeros organismos se reproducían por división celular, de modo que eran inmortales, pues en vez de perecer se partían en dos. Pero este tipo de reproducción suele ser inconveniente, pues disminuye las mutaciones y por ende tiende al estancamiento. En un ambiente donde la competencia por la supervivencia es intensa, sobrevivirá aquella especie que sea capaz de mutar más rápidamente. De este modo surgió la reproducción sexual, la cual viene acompañada de la muerte, pues al producir un organismo nuevo en vez de partirse en dos: la especie deja de necesitar a los padres y su vida sólo dura lo necesario para que sus crías se basten a sí mismas (Los humanos vivimos un poco más, pero esto es gracias a los avances médicos, hay que recordar que en la prehistoria la esperanza de vida rondaba en los 40 años).
Es decir, como las especies tienden a adaptarse lo más rápido posible no necesitan que un solo organismo viva indefinidamente y provocan que en cierto tiempo sus células dejen de regenerarse, propiciando envejecimiento, enfermedades y la muerte.
Esta lucha por la supervivencia es muy activa, tanto que las mutaciones pueden acontecer de una generación a otra. Cazador y presa evolucionan rápidamente por su constante interacción y esto les da ventaja sobre especies aisladas. Por ejemplo, cuando un virus viaja de un continente a otro tiende a atacar masivamente a la población, cosa que no sucede con la población de donde viene, pues tales organismos ya han generado defensas para tratar de combatir la epidemia durante muchas generaciones. Otro ejemplo, las espinas en las plantas, el veneno que producen o el mal sabor son defensas contra los herbívoros, los cuales también producen resistencia. El hecho de que la mayoría de los mexicanos coman chile muestra tal evolución.
En síntesis, la vida no surgió por mero azar, pero tampoco obedece a ningún propósito, sino que el universo posee el potencial suficiente para generar vida, la cual busca sobrevivir y trascender mediante una lucha y cooperación constante con el medio y entre los mismos seres vivos. Simpson explica que la evolución no es azarosa ni teleológica, en tanto que la divergencia entre las especies evidencia que no se dirigen a ningún punto determinado y la convergencia entre sus características (como la similitud entre el ala de una mariposa y de un pájaro) muestra que no es mero azar, sino que cada especie busca (aunque no de modo intencional como el humano) su supervivencia y su desarrollo con un sentido o dirección, lo cual no excluye la posibilidad de que algunos organismos se planteen propósitos, como veremos en adelante.
2. Significado pasional.
Hemos visto que la vida en general posee un “sentido”, pero si en vez de seguir llanamente una dirección buscamos autodeterminarnos, es decir, hacer que nuestras acciones se encaminen a un fin específico, logramos darle “significado” a la vida. En adelante se examinarán los posibles significados que pueden conducirnos.
El desarrollo de la psique humana logró superar la mera función biológica de los demás seres vivos y nos brindó la capacidad de razonar, lo cual implica que podemos proponernos objetivos y no meramente obedecer a nuestros instintos. Pero tales instintos no desaparecieron, sino que se transformaron en pasiones. Es decir, nuestra necesidad de supervivencia individual adquirió nuevas formas, las cuales veremos a continuación.
La ausencia de un objetivo predeterminado en nuestras vidas propicia que tengamos que buscarlo por nosotros mismos, o simplemente alimentarnos y reproducirnos como animales. Este problema ha generado que busquemos modelos a seguir, como la idea de éxito, la cual deriva directamente del mismo elemento que contribuyó al desarrollo de nuestra razón: la capacidad de resolver problemas. En otras palabras, aquél que logre resolver de mejor forma sus problemas ante la vida será aquél que obtenga mayor éxito.
El problema radica en que no poseemos un parámetro para determinar cuáles problemas son primordiales y hasta qué punto su resolución alcanza el éxito. Por ejemplo, uno de los más atractivos objetivos para considerar a una persona exitosa es la riqueza material, y la propiedad privada. Es decir, nuestra capacidad para resolver problemas de supervivencia, tales como la vivienda, la alimentación y la salud, puede garantizarse con un exceso de recursos materiales. Pero esto sólo satisface nuestras funciones biológicas, por lo que tal riqueza no nos brinda un significado de la vida, sólo su mantenimiento.
Otro objetivo que suele buscarse es el placer en cualquier de sus formas, como el sexo, las drogas, el amor e incluso la maternidad y la paternidad. Es decir, si no hallamos el significado de la vida, al menos podemos disfrutarla al máximo antes de morir, de este modo algunas personas enfocan su existencia en tales placeres, pues no podemos negar que hasta la maternidad y la paternidad son unos de los más grandes placeres que pueda experimentar el ser humano.
Además la paternidad suele constituirse como la búsqueda de trascendencia, para sentir que dejamos algo de nosotros mismos antes de morir. Inclusive la búsqueda de fama y reconocimientos obedece a esta búsqueda por inmortalizarnos. Pero tales trascendencias son meramente biológicas o ególatras según el caso, por lo que no brindan un significado a la vida humana.
Todas estas actividades derivan de una base biológica, aunque su complejidad sea mayormente psicológica, en tanto que el organismo nos brinda placer sexual para impulsar la reproducción, las drogas surten un efecto extremo del placer que nos producen nuestras propias hormonas y el amor fue generado para impulsar la supervivencia colectiva (véase mi obra EL GÉNERO). Pero tales objetivos sólo nos brindan una plenitud pasajera y meramente biopsicológica, de ningún modo nos otorgan un significado en la vida.
Por la misma línea, la legendaria piedra filosofal ofrecía riqueza (al convertir los metales en oro) y juventud eterna (como la fuente de la juventud), lo cual es paradójico, pues la filosofía busca el significado de la vida y la piedra que lleva su nombre brindaría exactamente lo opuesto: aquellos placeres carentes de significado, ya que brinda una pasión psicológica (la riqueza) y una función biológica (la longevidad). En tanto que la mera sucesión de la vida (vivir por vivir) no significa nada por sí misma, provocando una trascendencia meramente cuantitativa, lo que requerimos es forjarnos objetivos sustanciales, como veremos más adelante.
En síntesis, mediante el desarrollo de la conciencia y el raciocinio logramos superar la mera funcionalidad biológica, esto generó la posibilidad de forjarnos objetivos de vida, pero si tales objetivos son meramente pasionales no obtendremos un significado plenamente humano, sino una mera desviación de nuestra animalidad, por lo que habrá que buscar dicho significado en otro ámbito.
3. Significado religioso.
El hecho de que podamos proponernos objetivos en la vida implica (1) la posibilidad de que la existencia misma tenga un objetivo en general; además, (2) las pasiones en exceso pueden ser perjudiciales y (3) el sufrimiento y la muerte son más duros en el humano que en otros seres vivos en tanto somos más conscientes de ellos. Estos tres factores propiciaron el surgimiento de las religiones, pues la mayoría de ellas se relacionan con dichos elementos.
En ese sentido, la mayoría de las religiones nos ofrecen un significado de la vida que supera la mera función biológica o el mero goce pasional, ya que su sentido es sobrenatural. El problema radica en que no se busca el sentido de esta vida en sí misma, sino mediante la suposición de que la existencia reside en otra vida, con la posibilidad de que esta otra también radique en otra más y así al infinito. ¿No será mejor concretarse en buscar el significado en esta vida?
La religión también ofrece un freno a las pasiones desmedidas (comúnmente llamadas pecados) y brinda consuelo al sufrimiento (el cual es necesario para la supervivencia, pues nos avisa del daño o peligro). De este modo, las funciones biológicas se transformaron en pasiones psicológicas y éstas a su vez se combatieron mediante la pasión religiosa, pues debido a que las religiones tienden a la imposición de dogmas, su seguimiento sólo puede realizarse pasivamente. El problema consiste en que tal sumisión puede engendrar diversos problemas: la represión, la hipocresía o la enajenación.
La represión surge cuando las instituciones religiosas son tan opresivas que los fieles reprimen sus pasiones, ya que éstas derivan de funciones biológicas y no pueden extirparse de la constitución humana. Esto provoca por ejemplo, que las expresiones religiosas sean a menudo eróticas (como en El Cantar de los Cantares). La hipocresía consiste en una represión a la que no le basta manifestarse indirectamente y provoca (por ejemplo) la pedofilia en los sacerdotes, pues no todo hombre es capaz de abstenerse sexualmente, esto no justifica el crimen de pederastia, sólo intenta explicarlo. Por último, si nuestras pasiones no se subliman en la expresión religiosa, ni se liberan en la hipocresía, provocarán que nos sintamos ajenos a nuestro organismo, repudiándolo como algo ajeno y sufriendo trastornos psicológicos.
Por otra parte, nuestro instinto de supervivencia se transformó en miedo a la muerte y ésta derivó en creencia en la inmortalidad. De este modo, las religiones ofrecen una salida a tal temor mediante la extensión indefinida de la existencia y una trascendencia sobrenatural.
Pero la inmortalidad no resuelve el significado de la vida, lo único que hace es alargarla. Peor aun, puede restarle significado, pues al durar mucho valoramos menos cada momento. Por eso los griegos preferían ser mortales y disfrutar de la vida que obtener la inmortalidad de los dioses y aburrirse por toda la eternidad, pues la levedad de la existencia es la que le brinda intensidad.
Asimismo, el nirvana sufre de deficiencias similares, si para evitar el sufrimiento evitamos el placer, lo mismo da que no existamos, pues no estamos experimentando la vida. Y en el caso del Cielo, una dicha eterna sin sufrimiento pierde todo su sentido, pues sin riesgos toda emoción se anula (basta imaginar un juego de azar donde siempre se gana).
En la actualidad la religión ha perdido fuerza, aun así existen personas que han hallado otra forma de enfocar su pasión religiosa: el fanatismo deportivo y musical, entre otros. Toda persona que se obsesione con algún personaje que admire, al grado de basar su felicidad en la entrega que siente sobre tal persona (o imaginario), estará apasionada religiosamente sin tener religión, tal ejercicio podrá brindarle cierto sentido a su vida, pero de ningún modo un significado pleno, pues seguirá derivando su dicha de una pasión enajenada.
En síntesis, lo rescatable de la religión consiste en que intenta brindarnos un significado de la vida, pero como el sentido que propone consiste en una evasión a esta vida, no nos otorgará un significado en sentido estricto, sino en función de agentes externos, por lo que seguiremos con nuestra búsqueda.
4. Significado Artístico.
Las pasiones psicológicas resaltan nuestra naturaleza animal y las pasiones religiosas nos alejan de este mundo, pero el arte nos acerca a la realidad y esto lo logra en razón de que tanto el artista como el espectador requieren partir de la realidad para imaginar y crear sus obras, esto sucede en tanto el ser humano posee capacidad inventiva y esto no es otra cosa que su libertad.
En otras palabras, el arte evidencia que el humano es libre, donde la libertad no consiste en una mera arbitrariedad ni tampoco en un mero determinismo, es decir, “…la inseguridad basada en la ignorancia, que elige al parecer, caprichosamente entre un cúmulo de posibilidades distintas y contradictorias, demuestra precisamente de ese modo su falta de libertad, demuestra que se halla dominada por el objeto al que debiera dominar. La libertad consiste, pues, en el dominio de nosotros mismos y de la naturaleza exterior, basado en la conciencia de las necesidades naturales”, tal como explica Engels.
Dicho de otro modo, para que el arte se realice plenamente, tenemos que ser capaces de dominar la naturaleza exterior (como los materiales) y la naturaleza interior (como las pasiones), pues una obra de arte es aquella que logra efectuarse mediante la libre autoderminación y sólo así podrá crear y no meramente copiar.
En consecuencia no se trata de reprimir nuestra animalidad como suele hacer la religión, sino en dominar nuestras pasiones y sólo es posible asimilándolas. Al reprimirlas estamos dejando de vivir y al dominarlas estamos viviendo en libertad. (Continuará…)
3 comentarios:
Saludos estimado camarada Sagandhimeo;
Muchas felicidades por la interesante reflexión (al menos en su primera parte) que nos entregas en esta ocasión. Nada más que para no variar me has vuelto a dejar con algunas dudas que espero en un momento dado puedas aclararme, y con la esperanza de que eventualmente podamos entablar una discusión que permita profundizar en este tema. Bueno, a lo que te truje:
1) En la primera parte señalas que los organismos no siempre están en lucha por la sobrevivencia, sino que en ocasiones practican la cooperación. ¿No será en dado caso, que la cooperación es una forma de lucha más compleja y, en cierto sentido, superior?
2) En el segundo apartado cuando hablas del instinto en oposición a las pasiones, al principio no me quedó del todo clara la diferencia entre ambas, por lo que me surgió la duda: ¿las pasiones se distinguen de los instintos porque aquéllas requieren de un mínimo de racionalización intelectual?
3) Cuando te refieres a que no existen parámetros definidos para el éxito, me llama la atención que en los ejemplos que das se hace referencia a ciertos elementos, como la riqueza, que son elaboraciones sociales. Por lo que me surgió la duda: ¿No será que más bien los parámetros del éxito están determinados por la estructura social histórica?
Bueno, hasta aquí me dio por hoy para dudar, lo que sí espero con ansias la próxima entrega, el significado artístico se cortó justo cuando comenzaba a ponerse más interesante.
Un abrazo, cuídese.
hola que tal, gracias por las felicitaciones. Paso a comentarte tus dudas.
1) se podría decir que la cooperacion es una forma de lucha más compleja, puesto que es una lucha en conjunto contra el medio, efectivamente.
2)así es, las pasiones son instintos "humanizados".
3)si, parámetros determinados por la estructura social, no lo mencioné porque me refería más a que no hay parámetros absolutos.
Saludos y gracias red.
Gracias Javier por tu apoyo.
Con un poco de retraso, pero acá estoy respondiéndote por fin Sagandhimeo.
Tengo dos comentarios rápidos:
1) Sobre la cooperación como forma de lucha. Tal vez los trabajadores tendríamos que ir aprendiendo un poco mejor de la naturaleza al respecto. Se puede ser muy fuerte y muy capaz en la lucha diaria. Pero, como la naturaleza, podríamos conseguir más con la cooperación como clase. Finalmente, la producción capitalista depende de la cooperación en el proceso de trabajo. Falta que los trabajadores cooperen para mejorar la sociedad que envuelve al proceso de trabajo.
2) Sobre los parámetros. Es muy pertinente la aclaración que haces entre el nivel del parámetro absoluto y el de los parámetros determinados, porque en el texto estos se confunden de primera instancia. Creo que con la aclaración la interpretación del artículo cambia profundamente.
Gracias por tus respuestas y saludos.
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