lunes, agosto 02, 2010

Reyertas 101: El levantamiento

En los minutos finales del jueves 22 de julio el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) llegó a un acuerdo con la Secretaría de Gobernación para instalar una mesa de negociaciones para resolver el conflicto derivado de la liquidación (“extinción”, según Felipillo I, el breve). Unas horas después, en la madrugada del viernes 23, se levantó la huelga de hambre que sostenían 14 trabajadores electricistas. Solamente uno de ellos, Cayetano Cabrera, resistió los 90 días que duró la manifestación. Inicialmente, el 25 de abril, a la acción se sumaron 94 sindicalistas.

Este desenlace implicó una serie de eventos que hacen del suceso un punto crítico en la lucha de los trabajadores. De entrada el gobierno calderonista tuvo que crear las condiciones políticas a su interior para que se abriera la posibilidad. Eso no fue algo tan sencillo como se supondría, implicó el cambio de negociadores, es decir del secretario de Gobernación. El relevo de Fernando Gómez Mont, quién ya había sido debilitado como interlocutor del gobierno federal tras el escándalo del acuerdo anticoaliciones con el PRI del Estado de México (véase Reyertas 85: La carrera), por José Francisco Blake Mora, un perfecto desconocido que ha ido de fracaso en fracaso en los cargos públicos que ha desempeñado, era un movimiento obligado para destrabar la situación con los electricistas dándole nuevo aire al gobierno federal.

Pero, el hecho que el calderonato haya accedido a desbloquear las negociaciones con el SME no se debe a la bonhomía de Felipillo I, el espurio, sino a la movilización de los sindicalistas. Aunque no debe olvidarse que el contexto en que se da ésta, cuenta mucho. No se olvide que sin abandonar del todo su ofensiva contra los trabajadores, recuérdese el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) en contra de los jubilados (véase Reyertas 100: Fallo contra pensionados, sí está intentando despresurizar el descontento social. Tal como indiqué en Reyertas 99: Liberados, la decisión de excarcelar a los dirigentes atenquenses tuvo la doble intención de influir en la carrera presidencial del 2012 al exhibir al precandidato Enrique Peña Nieto, pero también la de distender la movilización de los opositores al gobierno calderonista.

Pero, ¿cuál es el objetivo de perseguir la relajación de las fuerzas opositoras? Muy probablemente se trate de una doble finalidad: magnificar los efectos intimidatorios que tiene sobre la sociedad mexicana la guerra contra el narcotráfico que está desplegando Felipillo I, el teólogo, al mismo tiempo que prepara el terreno legislativo para dos ofensivas: obtener la aprobación del presupuesto para 2011 y le reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT).

Para estrechar la comprensión sobre el momento en que se dio el levantamiento de la huelga de hambre de los esmeitas, es preciso valorar algunos puntos adicionales.

La borrasca

Las elecciones estatales del pasado 4 de julio generaron una serie de confusiones entre los “destacados” analistas políticos de todas las ideologías. Mucha de esa incertidumbre parte de enfocar la elección del poder ejecutivo estatal como lo principal, sin voltear a ver el entramado que se teje desde los otros poderes y niveles de gobierno. Si bien la coalición oportunista entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) consiguió que sus candidatos en Puebla, Oaxaca y Sinaloa ganasen los gobiernos estatales, también es cierto que esos partidos perdieron los estados que gobernaban sus militantes (Aguascalientes y Tlaxcala en el caso del PAN y Zacatecas en el del PRD). Desde la perspectiva de los partidos electorales, la de las clientelas de votantes, los tres estados ganados por la coalición derecha-izquierda representa una mayor cantidad de sufragantes posibles que los tres perdidos. Al revisar los resultados de las elecciones de diputados para los Congresos Estatales resultó que el PRI ganó 11 de los 14 en disputa y que en los otros tres las fuerzas quedaron muy divididas. Esto significa que se mantendrá la capacidad de veto de los priistas hasta en las entidades que perdió. Lo cuál no es muy buen anuncio ni para César Nava, dirigente nacional del PAN ni para Jesús Ortega del PRD.

Los resultados de la elección de gobernador en los seis estados mencionados, e incluso en el total de estados en que hubo comicios, el abstencionismo por regla general superó el 40% de la lista nominal. Esto refleja el desgaste que está teniendo la sociedad mexicana, que aún sin desarrollar una práctica consciente de la democracia burguesa la está abandonando. Es decir, la transición democrática como resultado de la alternancia de partidos en el gobierno muy pronto se le está revelando a los mexicanos como una falacia. En realidad las organizaciones partidarias carecen de una congruencia ideológica debido a que sus prácticas no se distinguen entre sí, lo cuál rápidamente está hartando a la sociedad.

Así, el resultado de las elecciones estatales dejó una situación comprometida para el calderonato. A ello es preciso sumar el pésimo manejo de la recesión económica y la devastación social generada por el combate al narcotráfico. Todos esos elementos hacen explícito que el actual presidente jamás tuvo un planteamiento para enfrentar los problemas del país. Su mérito como fiel devoto del capitalismo librecambista no le ha alcanzado para tomar el control social. Todo se le ha ido en fortalecer las ganancias del capitalismo monopolista.

El desgaste que la sociedad acusa por esa pésima política se ha expresado en algunas movilizaciones sociales y en el abstencionismo en los procesos electorales. Aunque una porción de ese descontento ha quedado diluido por la violencia desatada: la guerra contra el narcotráfico como medio de control social.

Gabinete confrontado

Al menos en apariencia los titulares de las Secretarías de Estado están generando una profunda división en el poder ejecutivo federal. Es difícil darle veracidad a tal divergencia interior, pues el estilo para gobernar ejercido por Felipillo I, el espurio, es el de un personaje que exige obediencia absoluta a sus subordinados. Eso quiere decir que antes de ser designados en los altos cargos del gabinete debieron demostrar una actitud servil para ser considerados siquiera como posibles candidatos para encabezar secretarías federales. En los casos en que los subalternos calderonistas han cometido errores de actuación individualista, sin importar su cercanía con Felipillo I, el breve, han sido defenestrados sin miramientos.

Partiendo de esa base de comportamiento se encuentra que las contradicciones entre secretarios son simuladas. En el caso del SME las desavenencias entre el secretario del trabajo, Javier Lozano Alarcón, y el de Gobernación, Fernando Gómez Mont, obstruyeron las posibilidades de la negociación. En realidad se trataba de prolongar ad infinitum la situación para desgastar a la base trabajadora, pero quitándole la responsabilidad directa al jefe de ambos.

Sin embargo, los más de 90 días que los electricistas permanecieron en huelga de hambre sumada a la necesidad del grupo calderonista por reorganizarse tras las perspectivas negativas para su causa de cara a las elecciones de 2012, fue algo que obligó a abrir la vía de la negociación. Los panistas de Calderón requieren hacer un esfuerzo supremo para crear las condiciones político-sociales que le permitan ganarse de nueva cuenta el respaldo del capital monopolista. En otras palabras, aprobar reformas a la LFT y al régimen fiscal, así como todas aquellas que faciliten el libre flujo de capitales.

Javier Lozano Alarcón ha cumplido con eficacia su papel como ariete en contra de la clase trabajadora. Su desempeño como protector de los intereses empresariales ha sido impecable. En cambio, Fernando Gómez Mont pese a cumplir las encomiendas del presidente se desgastó mucho ante los interlocutores, lo que en un cargo de negociador con las fuerzas políticas es más un obstáculo que algo factible de ser recompensado. De ahí que su sustitución fuese algo anunciado desde febrero pasado, ante el aceleramiento de las condiciones políticas que se suscita tras las elecciones estatales, la remoción de Gómez Mont se hizo inaplazable. En su lugar se colocó a un personaje con una trayectoria política bastante oscura, José Francisco Blake Mora. Quién, salvo su pasó por la Cámara de Diputados en la LVIII Legislatura (2000-2003) como representante del V Distrito Electoral Federal de Baja California, ha ejercido toda su trayectoria como político en su estado natal. Curiosamente el cambio de secretarios se dio una semana antes de la negociación entre Gobernación y el SME, mediante la cuál se alcanzó el acuerdo para el levantamiento de la huelga de hambre.

Hasta ahora ha trascendido en diversos medios de comunicación que el resultado de las conversaciones entre el Blake y Martín Esparza, secretario general del SME, ha sido el compromiso por parte del gobierno federal a reconocer al dirigente sindical que gane un proceso electoral que reponga el realizado en 2009. Además, se estableció que el diálogo se mantendrá sobre el tema para darle una salida a los más de 16,000 electricistas que se niegan a aceptar su liquidación. El SME ha presentado algunas opciones al respecto, como el reconocimiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) como patrón sustituto de los trabajadores o la propuesta de conformar una empresa administrada por los electricistas que se dedique a operar la fibra óptica.

Perspectivas

Más allá de los chocarreros rumores que corrieron en la prensa nacional sobre la falsedad de la huelga de hambre de los agremiados del SME. O de la trivialización de la lucha que Milenio Diario con notas como la publicada el 25 de julio sobre los $7,000 millones de los que dispondría el sindicato por concepto de las cuotas de los jubilados. Las alternativas que se abren con el levantamiento de la huelga, sobretodo por el contexto de la lucha de clases en México.

Pese a los furibundos ataques de la prensa más reaccionaria que vociferando exige al gobierno de Felipillo I, el teólogo, hacer caso omiso de las demandas sindicales. Para ellos lo que se debería hace es aplastar al movimiento de los electricistas. Lo cierto es lo más probable es que el calderonato solamente de la mayor cantidad posible de largas a cualquier solución de fondo. En todo caso irá soltando algunas pequeñas concesiones para mantener el interés del SME en las negociaciones, así el gobierno se reservaría el privilegio de romper el diálogo. El objetivo, en este escenario que es el más probable, es simple y sencillamente neutralizar al sindicato en lo que llega un momento más propicio para dar el golpe final. Un tanto a la usanza del zedillato en contra de los trabajadores de Ruta100.

El otro escenario con mayor probabilidad, no son los únicos pero sí los más plausibles, es la prolongación del conflicto para esconder por lo bajo la cooptación de los dirigentes del SME mediante el recurso de la corrupción (compra de conciencias). Esto tendría la ventaja para el gobierno de darle la posibilidad de explotar con mayor efectividad la degradación de las organizaciones gremiales, e incluso de la izquierda electoral.

Por parte de los trabajadores, la mejor opción que se tiene es la de ampliar sus alcances hacia el resto de la sociedad. Encausar la manía del SME por crear frentes populares para generar una organización social que salga de los rígidos márgenes del sindicalismo, sin descartar una posible incidencia en los procesos electorales por venir. Ese desdoblamiento de la organización hacia la sociedad es la que permitiría la realización de los planteamientos. Ningún partido por más democrático y de izquierda que se autodefina hará caso si los electricistas dilapidan sus fuerzas en vano. Pero también se trata de construir organización desde el frente opuesto de la lucha, es decir con aquellas agrupaciones que se niegan rotundamente a tocar los procesos electorales. En muchos casos se trata de colectivos conformados en zonas desatendidas, en las cuáles la capacidades técnicas de los semitas serían útiles para erigir proyectos productivos y de cohesión social. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, julio 26, 2010

Reyertas 100: Fallo contra pensionados

En el Diario Oficial de la Federación del 21 de diciembre de 1995 fue publicada una nueva Ley del Seguro Social (LSS) que fue aprobada por el Congreso de la Unión en medio de una crisis durísima para México. En dicha reforma se estableció el final de la solidaridad obrera mediante la sustitución del fondo común de retiro por las cuentas individuales. Fue la trasplantación del pinochetista Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). Para evitar la ira de los trabajadores que en aquél momento padecían los estragos de la crisis, ese año el Producto Interno Bruto (PIB) cayó en 6%, los legisladores le hicieron el favor a los mexicanos de dar un plazo de año y medio para la entrada en vigor de la nueva ley del Seguro Social. En el primer transitorio de LSS se estipula que su validez comenzaría el 1 de julio de 1997.
Tras 13 años de su aplicación el régimen pensionario no resolvió los problemas financieros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero ha precarizado las posibilidades de jubilación de millones de trabajadores.
Coincidentemente, en la actualidad México enfrenta otra etapa de recesión económica. Lo que motivó a que los magistrados de la Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) decidiesen hacerles un gran favor a los trabajadores mexicanos, sobre todo aquellos que realizan trabajo complejo. Simple y sencillamente decidieron sesionar en secreto el 9 de junio recientemente acontecido para resolver la contradicción de tesis 143/2010. El resultado de ella fue que, a partir de ahora los trabajadores que coticen las más de 2,000 semanas necesarias para recibir una pensión completa no podrán recibir más de diez salarios mínimos como límite. Ello representa que un profesionista que decida jubilarse hoy no obtendrá más de $17,000 mensuales, en lugar de los $42,000 que estipulaba el anterior tope. Albricias para los trabajadores mexicanos ya no tendrán el peso de sentirse vulnerables ante la inseguridad pública, pues sus ingresos serán fuertemente acotados. En cambio, los jueces el máximo tribunal están dispuestos a sacrificarse por la nación, pues de jubilarse el día de hoy, cualquiera de los ministros seguirá cobrando el 80% de su último salario, lo que equivaldría a unos $259,000 mensuales. Pero para evitar cualquier especulación indeseable y nociva para los bueno deseos de los ministros, solamente hasta el pasado 22 de julio (mes y medio después) es que se supo de la resolución de la Corte.
La SCJN siempre velando por el bienestar de los trabajadores.
1. Ofensiva antiobrera
A escala internacional la década de los años 1970 fue de un reajuste en el modelo de acumulación capitalista. Al menos en Brasil y México, a finales de esa década, se presentó una oleada que se conoció como nuevo sindicalismo. En nuestra nación ese movimiento obrero se caracterizó por la crítica despiadada al charrismo. No obstante, para mediados de la década siguiente la corriente renovadora de los sindicatos se había desgastado en demasía. Antes de terminar la década, las organizaciones más emblemáticas ya habían abdicado, al menos parcialmente, de los objetivos democratizadores. Para esas alturas el sindicato de telefonistas ya se había neocharrificado bajo el liderazgo de Francisco Hernández Juárez, quién lleva ya más de 30 años al frente de aquél. Poco después los dos sindicatos más importantes del sector educativo darían su paso decisivo: en 1987 los trabajadores de la UNAM derrocaron al cacique Evaristo Pérez Arreola y en 1989 los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) tuvieron un papel clave para destronar al eterno charro Carlos Jongitud Barrios, solamente para sustituirlo con la profesora Elba Esther Gordillo.
La degradación de los movimientos democratizadores de los sindicatos fue bien empleada por los gobiernos de la época (para el caso de México el de Miguel de la Madrid Hurtado y el de Carlos Salinas de Gortari) para neutralizar a las organizaciones de trabajadores. La ferocidad de las críticas hacia el corporativismo quedó nulificada como arma del proletariado, pues al devenir en demagogia se convirtió en mecanismo altamente eficaz para la burguesía. En esos términos, la cooptación de los dirigentes sindicales hizo mucho más sencillo lanzar una ofensiva ideológica en contra de la organización de los trabajadores. El resultado es el debilitamiento del sindicalismo como fuerza defensora de los derechos laborales. Ese fue el primer paso que los gobiernos neoliberales dieron en su política antiobrera.
Una vez que el rechazo a la organización de los trabajadores fue extendido socialmente la implementación de reformas para abolir conquistas históricas se facilitó. El salario fue el primer punto que los empresarios atacaron. Desde 1978 a la fecha el poder adquisitivo de la fuerza laboral ha mantenido una tendencia descendente.
A la par que el salario se pulverizan las normas que limitan la sobreexplotación de los trabajadores. En los 20 años recientes la afiliación sindical se ha reducido considerablemente, mientras las jornadas laborales, días de descanso, pago de horas extra están desapareciendo. Como apunté arriba, en 1995 se reformó la LSS, lo que representó un duro golpe para la clase obrera. En los diez años recientes se ha multiplicado la contratación de trabajadores en la modalidad de subcontratación. Finalmente, se perfila la aprobación de una reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT).
En medio de esa secuencia de acciones, el gobierno no solamente ha tolerado que los dueños de las empresas incumplan las disposiciones establecidas en la LFT sino que tampoco las cumple con sus empleados. En casi todas las dependencias, tanto federales como estatales y municipales, el trabajo de intendencia de intendencia es subcontratado; tampoco es extraño que se evada el pago de prestaciones laborales mediante la contratación de trabajadores bajo el régimen de honorarios profesionales.
2. Suprimiéndolos
La LSS vigente desde el 1 de julio de 1997 no solamente terminó con el concepto de solidaridad obrera del régimen de pensiones que se establecía todavía en la legislación de 1973. En ésta las cuotas patronales se complementaban con un fondo de aportaciones provenientes del salario de los trabajadores en activo, además de las aportaciones del gobierno federal. De ese modo, quiénes decidían o se veían en la necesidad de retirarse, por invalidez o cesantía, tenían el derecho a seguir recibiendo un ingreso garantizado para continuar su vida y la de su familia. Desde la perspectiva patronal eso era veneno puro, pues implicaba seguir pagando una fuerza de trabajo que ya había agotado. Por el contrario, para los trabajadores ese régimen establecía una certeza a futuro, pues una vez concluida su etapa productiva tendría los medios para sustentar su existencia, lo único que debía hacer era cooperar para mantener la de sus compañeros ya retirados.
La introducción del modelo chileno de las cuentas individuales de ahorro para el retiro no solamente acabó con esa certidumbre, también abrió la posibilidad para que los grandes capitales financieros echen mano de ese dinero. La lógica es muy simple. El fondo común de aportaciones era intocable, porque además de ser administrado por el gobierno mexicano através del Seguro Social, los recursos que ingresaban a éste salían para sufragar las pensiones. En cambio, las cuentas individuales permanecen intactas, lo que las convierte en dinero atesorado, pero que por falta de circulación iría perdiendo valor paulatinamente debido a la inflación. Por ello, es que se estableció que esas cuentas fuesen administradas por empresas financieras particulares que pudiesen ofrecerles una tasa de interés a los trabajadores. Lo que desde una perspectiva burguesa parecería algo racional no lo es tanto en la realidad. Las compañías administradoras de fondos de retiro pueden obtener la parte del león mediante dos mecanismos: uno, el cobro de comisiones y dos, la bursatilización de los ahorros. Es decir, dado que las manejadoras de las cuentas no están aisladas del capital financiero sino que son caretas de éste, que a su vez están ligadas al capital monopolista, en realidad el dinero reservado para las pensiones se utiliza durante más de 2,000 semanas de cotizaciones como capital extraordinario para las operaciones especulativas en la bolsa de valores. De ahí se sigue que, al sumar las oscilaciones erráticas del mercado financiero a las comisiones cobradas por las administradoras, los fondos para el retiro tiendan a decrecer con el tiempo. El trabajador tendrá menos dinero para su vejez que en el caso de una pensión proveniente del fondo común.
El gran pretexto en 1995 para operar esa reforma fue que el IMSS se encontraba en una situación financiera demasiado complicada. Se argumento que con dicha reforma se garantizaba evitar la quiebra y ampliar los fondos para solventar el funcionamiento de los centros de salud. Es evidente que transcurridos 13 años desde que entró en vigor la LSS la situación del IMSS no ha cambiado, se sigue pretextando que hace falta dinero para mantener la existencia del instituto, pues hay un enorme hueco financiero que engulle los recursos de operación.
Eso fue lo que los jueces de la Segunda Sala (Sergio Valls, Salvador Aguirre, Margarita Luna, Fernando Franco González y Luis María Aguilar) retomaron para aprobar la jurisprudencia 143/2010. En ella se estipuló derogar el artículo transitorio vigésimo quinto de la LSS, que a la letra dice:

El artículo 28 de esta Ley entrará en vigor el 1 de enero de 2007, el lo relativo al seguro de invalidez y vida, así como en los ramos de cesantía en edad avanzada y vejez. Los demás ramos de aseguramiento tendrán como límite superior desde el inicio de la vigencia de esta ley el equivalente a veinticinco veces el salario mínimo general que rija en el Distrito Federal.
A partir de la entrada en vigor de esta Ley el límite del salario base de cotización en veces de salario mínimo para el seguro de invalidez y vida, así como para los ramos de cesantía en edad avanzada y vejez, será de quince veces el salario mínimo general vigente en el Distrito Federal, el que se aumentará un salario mínimo por cada año subsecuente hasta llegar a veinticinco en el 2007.

A su vez, el artículo 28, al que se refiere dicho transitorio marca los límites de las pensiones, como máximo los 25 salarios mínimos vigentes en el área geográfica A y como mínimo el salario mínimo que esté en vigor en el área geográfica en que viva el trabajador.
La repercusión de la medida afecta a más de un millón de trabajadores según los datos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas (IMEF), que no es precisamente un resabio socialista. Afectar la capacidad de consumo de esos trabajadores jubilados redundaría en polarizar aún más el ingreso al reforzar el subconsumo de la clase trabajadora. Lo que en cierto sentido también lastima los intereses de los capitalistas, pues ralentizaría el desarrollo del mercado interno. Por ello no es extraño que sindicatos empresariales como la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin) se pronuncien en contra de la resolución de la SCJN, pues no se reduce el monto de las cuotas patronales pero sí se les quita capacidad de compra a sus probables consumidores. Aunque, no es improbable que en el futuro la resolución de la Corte sea empleada por esos mismos empresarios para obtener la reducción de sus aportaciones, con lo que reducirían considerablemente el valor de la fuerza de trabajo.
3. El derecho a la jubilación
El argumento de extender la edad mínima de jubilación porque ha crecido la expectativa de vida, no tiene que ser algo que los trabajadores acepten de buena gana, pues va contra sus propios intereses de clase. Reducir el plusvalor debe ser la prioridad. Por ello los sistemas pensionarios necesitan ser más onerosos para el capitalista, con la finalidad de hacer un mejor reparto de la riqueza. Por los mismos motivos es inaceptable que se coloquen límites al monto de las pensiones.
La jubilación es un derecho de los trabajadores que además de servir como instrumento de reparto del ingreso y atenuación de la explotación. Pero esta también requiere ser libremente por trabajador. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, julio 22, 2010

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 36:

La Superación de la religión

Por:Sagandhimeo

Para Cynthia,

por su entrega en la lucha social.

INTRODUCCIÓN

La religión es sin duda uno de los más grandes fenómenos de la humanidad, por ello conocer al ser humano implica conocer las religiones y viceversa.

En este escrito se busca explicar el núcleo de las religiones y así clarificar cómo es posible superarlas, ya que actualmente funcionan como un engaño masivo y un instrumento de opresión, en su mayoría.

1. Religión Primitiva

En sus inicios la religión era radicalmente distinta a como es en la actualidad, una de las principales diferencias es que las primeras religiones eran naturalistas, es decir, la religión primitiva “se dirige a las cosas de la naturaleza (…) a objetos de todo tipo que pueblan la superficie de la tierra, plantas, animales, rocas, etc.” (Durkheim, 2007:53).

En un principio la religión no era una explicación sobrenatural del mundo natural, sino algo totalmente natural, la naturaleza misma estaba encantada, las cosas, las plantas, los animales y todo cuanto nos rodea se concebía como un todo en un solo plano natural, el cual era explicado por la religión naturalista. No podía haber choque entre religión y ciencia porque la única explicación existente era la religiosa, pero estas religiones estaban totalmente compenetradas con la experiencia cotidiana, eran religiones empíricas, por lo que sus concepciones partían de la experiencia racional y no del dogma.

Se cree comúnmente que el origen de la religión es al mismo tiempo el origen de los dioses, pero no es verdad, ya que la religión no surgió por una idolatría o por una mistificación o fetichización de la realidad, sino como un principio de identidad. Ya que lo primero que necesitaron los seres humanos, cuando desarrollaron el uso de la razón, fue un sentido de pertenencia, el cual identificaron con algún objeto, planta o animal que fuera común en su localidad. Es así como surgieron los tótems que simbolizaban la identidad de un grupo determinado.

Otro de los mitos en torno a la religión consiste en creer que ésta surgió del temor a lo desconocido. Sin embargo, en sus inicios “la potencia a la que se dirige el culto, no se la representa volando por encima de él y aplastándolo con su superioridad: está, al contrario, cerca suyo (…) ya que está presente en las cosas que pueblan su medio inmediato y le es, en parte, inmanente a él mismo” (Durkheim, 2007:233).

Claro que había temor en las poblaciones prehistóricas, pero esa no fue la causa de la religión, ya que los primeros cultos estaban relacionados con objetos, animales y plantas familiares al grupo, no los grandes fenómenos naturales, sino las pequeñas cosas que nos brindan una identidad. Estas pequeñas cosas estaban estrechamente a su modo de vida, de cazadores y recolectores, después, con el desarrollo de la agricultura, la religión se desarrolló con los fenómenos naturales, ya que estaban relacionados con el ciclo de cultivo y por ende con su supervivencia.

De este modo, los hombres primitivos empezaron a distinguir aquello que les era familiar, que los unía con su comunidad, de aquello que no les representaba ningún significado y así fue como surgió la diferencia entre lo sagrado y lo profano, que no tiene relación alguna con lo sobrenatural, idea totalmente ajena a la religión primitiva, sino al valor común que se le otorgaba a los objetos, plantas y animales en función de su significado social. Al ser lo sagrado lo que brinda identidad y significado a una comunidad, tiene que ser protegido a toda costa de interferencias mundanas, es decir, de la profanación, pues de lo contrario la comunidad perdería su cohesión social y su sentido de vida.

En el caso de la noción de inmortalidad, las religiones primitivas tienen mucho que aportar, ya que “la noción de alma no implicaba la idea de sobrevivencia, sino que más bien parecía excluirla (…) el alma, aunque se distingue del cuerpo, se cree sin embargo que es estrechamente solidaria con él: envejece cuando él envejece (…) es la perpetuidad del grupo. Los individuos mueren, pero el clan sobrevive” (Durkheim, 2007:273).

Vemos pues que las religiones primitivas no prometían una vida después de la muerte, sino que obedeciendo a esa necesidad de identidad y significado, ofrecían algo muy concreto y real como es la perpetuidad del individuo mediante el grupo, es decir, la trascendencia colectiva y no un atractivo individualista como es la inmortalidad.

2. Religión derivada

Con el desarrollo de la agricultura surgió la civilización y con ella la religión se transformó. Uno de los primeros cambios que sufrió la religión fue su conversión de naturalismo al animismo, es decir a atribuir conciencias a las cosas, animales y plantas.

En tal sentido, aquellas fuerzas impersonales que daban significado a la identidad de una comunidad, se transmutaron en fuerzas personificadas, tales como dioses, que si bien conservan los valores que sacralizan a una comunidad, su constitución se superpone al mundo natural. De este modo surgió la división entre lo natural y lo sobrenatural, entre los dioses y los hombres, entre lo animado y lo inanimado.

Estas dualidades no son gratuitas, obedecen a una situación histórica determinada, en la cual la producción material de alimentos y otros recursos hizo posible la toma de poder de un grupo o de un individuo, con el correspondiente sometimiento de otros. Esta dominación requería de su oportuna justificación ideológica, pues no bastaba con mantener el dominio por la fuerza, había que justificar tal relación religiosamente.

En tales circunstancias, la religión primitiva debía ser transformada gradualmente, el naturalismo se convirtió en animismo, donde se propició el temor ante la naturaleza, ya que cada fenómeno natural es una entidad furiosa, dispuesta a aniquilarnos. Además sólo los dominadores podían tener acceso al conocimiento del mundo, de modo que sólo ellos podían comunicar cómo funciona el mundo, con autoridad y razón indiscutible, es decir, con el dogma. De este modo el conocimiento racioempírico de la religión primitiva degeneró en dogma irracional (revelado) de la religión derivada.

Vemos pues, que las principales características de las religiones modernas no existían en la religión originaria, sino en su desarrollo posterior. Dogmas, dioses, temor e incluso inmortalidad fueron creados para dominar y someter a la población, pues la promesa en la vida después de la muerte eliminaba toda aspiración de trascendencia terrenal y social.

El animismo se consolidó como politeísmo, es decir, las almas o conciencias que habitaban los fenómenos u objetos del animismo, tomaron identidad propia y poderes absolutos en el politeísmo, mejorando así el instrumento de dominación social. Con la invención del monoteísmo se perfeccionó dicho instrumento, pues bastaba formular un solo ser supremo para mantener a la población sometida. Pero el monoteísmo rara vez fue asimilado en su totalidad por la población, ya que a menudo se conservaron rezagos politeístas como la trinidad o los santos, éstos últimos permitieron un acercamiento más personal del pueblo con las religiones oficiales, ya que el dios monoteísta servía más para el temor y los santos servían más para la consolación.

El monoteísmo no fue enteramente negativo en el desarrollo de la humanidad, ya que facilitó la unificación de creencias que no permitía el politeísmo y con ello propició la formación del Estado, ya que la unidad ideológica generó cierta unidad política. Una de las primeras religiones monoteístas fue el judaísmo, que en sus inicios tuvo un Estado teocrático.

Dentro del cristianismo se formularon las tres virtudes teologales necesarias para la dominación: fe, esperanza y caridad.

2.1 Fe. Para la religión primitiva no era necesaria la fe, pues la realidad y la creencia estaban estrechamente entrelazadas, ya que toda creencia religiosa tenía una fuerte base racioempírica. Pero las religiones derivadas tenían que imponer dogmas en franca contradicción con la realidad, para poder engañar al pueblo. La fe sirve para que pueda creerse en algo que contradice la experiencia, es decir, para que las personas confíen en un ser supremo ajeno a la realidad, desnaturalizado y poderoso. La fe tenía que formularse como una virtud, como algo deseable, para que el pueblo lo asumiera como suyo y lo integrara en su cosmovisión.

2.2 Esperanza. En la religión primitiva no hacía falta esperanza de ningún tipo, pues su cosmovisión implicaba una integración a la naturaleza y a la comunidad que no requería de un mundo sobrenatural. Por el contrario, el sometimiento social que requieren las religiones derivadas, hace necesaria la formulación de una esperanza de bienestar después de la muerte, que haga soportable la pesada carga de la existencia terrenal. Carga provocada por los grupos de poder y no por voluntad divina.

2.3 Caridad. La caridad como virtud teologal es lo mismo que la llamada regla de oro: ama a tu prójimo como a ti mismo. Nuevamente, en la religión primitiva no hacía falta una regla que dictara amar, ya que las comunidades eran capaces de vivir en armonía con los pocos recursos que tenían. Por el contrario, cuando un grupo de personas somete a otro, es necesario formular una regla de amor, para así moralizar la conducta de los oprimidos y amansarlos lo más posible, de modo que sea menor el riesgo de una revuelta.

Vemos entonces que las religiones derivadas no son más que una deformación de las religiones espontáneas de la época primitiva, que sólo sirven como instrumentos de dominación y de engaño, pero sobre todo de enajenación, ya que el invento del mundo sobrenatural (como el cielo) subordina y desvaloriza el mundo real y a nosotros mismos, haciendo que todo pierda significado y se genere una falsa identidad.

3. Religión degenerada

Ante la falta de significado de las religiones derivadas, surgió una amplia gama de religiones degeneradas, las cuales son un intento desesperado por poseer un sentido e identidad, a falta de opciones religiosas o sociales.

La religión degenerada es la predominante en la sociedad actual, pues aunque la mayor parte de la población se considere de alguna religión oficial, su actuar obedece a una falta de sentido y de identidad, ya que predomina el individualismo. El problema de la mayor parte de los ateos radica en que se limitan a atacar a las religiones y a los dioses, pero no ofrecen nada semejante a lo que las religiones brindan, como el significado o la identidad.

La búsqueda de identidad y significado es inmanente al ser humano, como la religión actual no es capaz de satisfacer esa necesidad, la sociedad ha generado válvulas de escape, tales como el fanatismo patriótico, deportivo o musical. Si comparamos estos fenómenos con lo que fue la religión primitiva, vemos que se asemejan mucho. Por ejemplo, un aficionado típico al futbol se siente identificado con un club y comparte actividades y lugares con los otros fanáticos, el club tiene simbolizado un animal o algún otro emblema que les brinda una identidad grupal, la pasión que tiene por el equipo le da significado a su afición e incluso a su vida y los accesorios del club son de
un valor absoluto, es decir, sagrados.

Otra forma de religión degenerada es la llamada “nueva era” que aprovecha la falta de respuestas de la religión derivada y los avances de la ciencia para mezclar todo tipo de creencias orientales, occidentales, religiosas, astrológicas, mitológicas y científicas, con el objetivo de hacer grandes negocios. Uno de sus mayores éxitos es la metafísica cristiana, que tiene como su principal argumento: lo que pienses se hará realidad.
Evidentemente que con un lenguaje sencillo y con palabras atractivas gran parte de la población ignorante y desorientada aceptó ciegamente las ofertas de la nueva era, que es muy lucrativa, no sólo por la venta de libros, sino por las conferencias, exposiciones y venta de accesorios de todo tipo.

¿Qué encontramos en la nueva era? No brinda una identidad y un significado como la religión primitiva, pues es una mezcla heterogénea de culturas y creencias contradictorias. No es el producto de la civilización y el desarrollo histórico como la religión derivada, sino la mezcla arbitraria de creencias y supersticiones. No es como el anatismo deportivo o musical que al menos ofrece cierta identidad y diversión sana (regularmente). La nueva era es uno de los engaños y estafas más grandes en materia de religión que haya existido y una gran ofensa para la cultura y la inteligencia humana.

Todo este fenómeno es consecuencia de la falta de significado e identidad que generan las religiones derivadas, las cuales son un instrumento de dominación ideológica de las clases poderosas para mantener al pueblo ignorante y manso. Los fanatismos deportivos, musicales y de la nueva era, entre otros, contribuyen al mismo control social, pero esto puede cambiar, como veremos en adelante.

4. Religión libertaria

Las religiones derivadas son un instrumento de opresión, sin embargo, muchas de ellas tomaron como base las religiones populares que ofrecían cierto significado e identidad, pues tenían que partir de lo que creía el pueblo para dominarlo con sus propias herramientas.

Este es el caso del cristianismo, pues las enseñanzas cristianas eran un instrumento de lucha contra la injusticia y la opresión de Roma contra los pueblos dominados. Luego Constantino tomó el poder e hizo del cristianismo la religión oficial, neutralizando toda insurrección.

Los argumentos del cristianismo perduraron en la Biblia como letra muerta y sólo hacía falta que las condiciones históricas fueran propicias para su aprovechamiento. Este fue el caso de América Latina, donde surgió la Teología de la Liberación en 1968. La cual recupera las enseñanzas cristianas en cuestiones de lucha social. Esta corriente contiene aspectos tanto de la religión primitiva como de la derivada, ya que maneja cierta inmanencia, como se explicará en adelante.

Hemos visto que la religión derivada se fundó en el engaño y la opresión. Los primeros cristianos lo evidenciaron: “Dime, ¿De dónde te viene a ti ser rico?, ¿de quién recibiste la riqueza? Y ése ¿de quién la recibió? Del abuelo, dirás, del padre. ¿Y podrás, subiendo el árbol genealógico, demostrar la justicia de aquella posesión? Seguro que no podrás, sino que necesariamente su principio y su raíz han salido de la injusticia” (citado en Miranda, 1971:30). Este aspecto no es meramente moral, en el sentido de que todos busquemos ser pobres, sino que es político, pues evidencia que la acumulación de riqueza implica el robo, así como declara Ambrosio: “No le regalas al pobre una parte de lo tuyo, sino que le devuelves algo de lo que es suyo” (citado en Miranda, 1971:31).

Esta injusticia que permite la existencia de clases sociales es evidentemente justificada por la ley, de modo que todo intento de insurrección por causa de la justicia será reprimido, es por eso que la propia Biblia está en contra de la ley: “Habéis roto con Cristo cuantos buscáis la justicia en la ley; os habéis apartado de la gracia” (Gal 5,4).

La Biblia contiene una infinidad de argumentos contra la riqueza y la injusticia, pues los poderosos parten de las creencias populares y las institucionalizan para someter al pueblo con sus propios instrumentos, es por eso que la religión derivada se funda en premisas políticas populares, pero que son mediatizadas por la institución hasta trastocarlas en valores morales, de modo que se mantenga la desigualdad intacta. En otras palabras, “que a los ojos de la Biblia la sociedad dividida en clases es mala en sí misma, no por causa de esencias, sino porque es absolutamente imposible que llegue a existir sin la violencia y el despojo que un grupo ejerce sobre todo el resto de la población” (Miranda, 1971:37).

Un ejemplo de este trastrocamiento moral de un fenómeno político lo encontramos en Sodoma, pues la religión institucional pretende interpretarlo como un caso de pecado moral, incluyendo la sodomía, en vez de atenerse a las razones bíblicas, “Este fue el crimen de tu hermana Sodoma: lujo, opulencia y despreocupada seguridad fue el delito de Sodoma y sus hijas: no asistió al pobre y al indigente (Ez 16,49).

La búsqueda de justicia en el cristianismo no es uno de tantos preceptos, sino el principal, tanto que sólo mediante él es posible conocer a Dios. Es decir, la práctica religiosa que, según la Biblia, nos permite acercarnos a la divinidad es la justicia terrenal, pues en un pasaje se expresa: “defendió la causa del pobre y del indigente. ¿No es esto conocerme? Dice Yavé” (Jer 22,16). Por la misma línea, el amor al prójimo de la Biblia no es ese amor romántico y ambiguo que suele predicarse, sino un amor-justicia que lucha no sólo en sentido moral, sino políticamente, contra los poderosos y no
sólo contra la “maldad”.

En la Biblia hay evidencia de una religión inmanente, es decir, de naturalismo. Un ejemplo de ello radica en esta frase: “Los injustos serán exterminados, la estirpe de los inicuos se extinguirá, los justos poseerán la tierra, la habitarán por siempre jamás” (ps 37, 28-29). En tal sentido, para esta religión la divinidad no busca realizarse en lo más alto, sino aquí en la tierra, desea instalar el reino de Dios en la tierra, lo cual sólo es posible ejerciendo la justicia terrenal, que está en clara contraposición con soportar el sufrimiento por la esperanza de la vida eterna. Pues incluso “como última enemiga será destruida la muerte” (1 Cor 15,26). Es evidente que si se quiere vencer a la muerte no se está confiando en una vida eterna fuera de este mundo, sino en realizarla terrenalmente. El reino de Dios no es de este mundo, pero sólo se realiza en este mundo.

Además, es probable que la idea de Dios en la Biblia sea sólo una metáfora, la cual nos permite actuar significativamente en función de la identidad social. En otras palabras, “la Biblia entiende el espíritu de Yavé como una manera de ser y de actuar, como caracterización cualitativa, más que como hipóstasis o entidad o persona” (Miranda, 1971:191). En ese sentido, parece que la idea de Dios en la Biblia no es otra cosa que una herramienta conceptual para establecer la justicia como la máxima de acción y como un
proyecto de realización terrenal, por eso Miranda apoya la traducción de Ex 3, 14 como “seré el que seré” y no como “soy el que soy” referido a Yavé (1971:248).

En síntesis, si bien la religión derivada manipula los libros sagrados a su beneficio, los que los escribieron apostaban por una lucha contra la injusticia, la acumulación de riqueza y la opresión. De este modo, la propuesta de los primeros cristianos y de los teólogos de la liberación consiste en buscar la justicia terrena y la realización, identidad y significado del ser humano mediante la lucha social, contrario a la religión institucional que promete la dicha eterna a cambio del sufrimiento en vida.

5. Religión superada

Suele argumentarse que la religión es la base de la sociedad y que de hecho somos seres religiosos, sin embargo, hemos visto que lo que genera la religión es una necesidad de identidad y significado, los cuales no necesariamente requieren de una religión.

Sería ingenuo idealizar a la religión primitiva como una supuesta Edad de Oro, pero tampoco podemos rechazarla como mero salvajismo. Tenemos que valorarla en su justo medio, resaltando que brindaba identidad y significado sin necesidad de dioses, inmortalidad o sobrenaturalidad. También sería ingenuo pretender regresar a ese pasado primitivo, lo que no implica dejar de recuperar aspectos positivos de nuestros ancestros.

En el caso del cristianismo primitivo, retomado por la teología de la liberación, tenemos que rescatar esa propuesta de lucha social contra la injusticia, lo que brinda un significado complementario a la religión primitiva y tenemos que rechazar su dogmatismo, que está en contradicción con el conocimiento racioempírico de la comunidad primitiva.

La única forma de salvar los aspectos positivos de la religión consiste en integrarlos en una visión dialéctica, que sea capaz de actualizarlos. Y la única forma de evitar los rezagos sobrenaturales que generan enajenación consiste en poseer una visión materialista. En ese sentido, la propuesta de este escrito es el materialismo dialéctico.

Consecuentemente, el marxismo (o materialismo dialéctico) sostiene una visión naturalista, pues afirma que cuando conozcamos a fondo las leyes de la naturaleza y de la sociedad “volverán los hombres, no solamente a sentirse, sino a saberse parte integrante de la naturaleza y más imposible se nos revelará esa absurda y antinatural representación de un antagonismo entre el espíritu y la materia, el hombre y la naturaleza, el alma y el cuerpo” (Engels, 1961:152). En tal sentido, aquélla visión racioempirista que tenía la religión primitiva, es semejante a la visión científica del mundo, de modo que la mejor forma de conocer las leyes de la naturaleza y de la sociedad consiste en partir de la ciencia y no del dogma religioso.

Por la misma línea, el marxismo propone una identidad que esté con los explotados y los oprimidos, por eso sugiere una conciencia de clase, que nos identifique dentro de un todo social y nos brinde un significado histórico de lucha contra la injusticia, semejante a la teología de la liberación, pero sin los rezagos de la religión derivada, como Dios y lo sobrenatural.

Inclusive, mediante el marxismo podemos sugerir una identidad que trascienda lo humano y nos haga sentir identificados con el cosmos, pues si en la historia del universo la materia se ha desarrollado desde lo físico hasta lo social y técnico, esto sugiere que podemos contribuir a dicho sentido con el desarrollo de la sociedad. De este modo aquélla identificación del hombre primitivo con su entorno, puede ser ecuperada de manera dialéctica, donde los conocimientos científicos sean la base de una visión que nos identifique con el universo, pues como decía Sagan, estamos hechos de polvo de estrellas.

Del mismo modo, la perpetuidad colectiva que ofrecía la religión primitiva y que la religión derivada tergiversó en inmortalidad del alma, puede ser recuperada con la trascendencia en sentido histórico que sugiere el marxismo, es decir, no buscar una vida eterna, sino trascender nuestro tiempo mediante la lucha social. Se vence a la muerte cuando se le acepta como algo natural, no cuando se busca vivir indefinidamente.

El marxismo es un proyecto de emancipación, por lo que aún está por realizarse y a semejanza del dios bíblico, “será el que será”. En otras palabras, el proyecto socialista del materialismo dialéctico es aún una utopía, pero no en el sentido de que jamás
se realizará, sino que tiene posibilidades de efectuarse en razón de que parte de las condiciones históricas para proponer una sociedad justa y plenamente desarrollada.

Evidentemente que cualquier proyecto de emancipación corre el peligro de fracasar, por eso necesitamos de la esperanza, pero no de una esperanza como virtud teologal, que no es más que una medida de control social, sino un principio de esperanza como el que propone Bloch (2007). Esta esperanza no es irracional como en la religión derivada, sino una herramienta más dentro de la lucha contra la injusticia, ya que “la razón no puede florecer sin esperanza ni la esperanza puede hablar sin razón; ambas en unidad marxista” (Bloch, 2007:500). Es decir, requerimos poseer la esperanza de superar la injusticia social, para que tal proyecto sea racional; del mismo modo que tenemos que racionalizar la esperanza para que ésta sea un instrumento de lucha y no una mera añoranza.

En tal sentido, el marxismo no es una religión, sino la única forma de superar a la religión, pues la mera negación de las deidades que sugiere el ateísmo no basta para emancipar a la humanidad de sus creencias sobrenaturales. El único modo de “derrocar a los dioses” consiste en que el pueblo tome el poder, pues sólo de esa forma es posible destruir ese aparato ideológico que engaña a la población y favorece el sometimiento e ignorancia de los oprimidos. La religión y lo dioses existirán en la mente de las personas mientras éstas vivan en la injusticia que conlleva el sistema capitalista y la ignorancia anticientífica que supone el dogma, sólo puede lograrse la emancipación religiosa cuando se forje la emancipación social, no a la inversa.

6. Conclusión

La religión fue necesaria históricamente e incluso otorgó una identidad y un significado a la vida de las comunidades primitivas. Pero actualmente sirve como un instrumento de enajenación, dominación, opresión y engaño que debe ser superado. Dicha superación no puede efectuarse en el plano ideológico, sino con la lucha política, aquélla lucha que nos permita recuperar identidad y significado a la vida, de modo que vivamos armoniosamente con la naturaleza y nuestros semejantes. Esto sólo es posible en el socialismo científico, donde el objetivo no es regresar a un pasado ancestral, sino conocer y transformar objetivamente la realidad social y natural, con la esperanza racional en un mundo justo, libre y mejor.

BIBLIOGRAFÍA

Bloch, Ernst (2007) El Principio de Esperanza (3). Madrid, Trotta.

Durkheim, Émile (2007) Las Formas Elementales de la Vida Religiosa. México, Colofón.

Engels, Federico (1961) Dialéctica de la Naturaleza. México, Grijalbo.

Miranda, José Porfirio (1970) Marx y la Biblia. México, edición del autor.

lunes, julio 19, 2010

Reyertas 99: Liberados

Por una u otra causa había postergado el comentario sobre un suceso importante para las clases subsumidas: la liberación de los dirigentes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Tanto el amparo otorgado por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) como la consecuente libertad de Ignacio del Valle, Felipe Álvarez, Héctor Galindo, Óscar Hernández, Inés Rodolfo Cuéllar, Julio César Espinosa, Juan Carlos Estrada, Edgar Eduardo Morales, Jorge Alberto Ordóñez, Román Adán Ordóñez, Narciso Arellano y Alejandro Pilón. La excarcelación de estas doce personas es un triunfo indiscutible de la movilización social. Aún pretendiendo enfocar el asunto como una concesión del Estado es importante recordar que éste nada cede por su “buena” voluntad sino en función de sus intereses. En esos términos, sin liberar a un grupo de presos políticos le resulta más redituable que mantenerlos en prisión, sin duda que lo hará en las condiciones que menos le perjudiquen.

Dado lo anterior, la pregunta es: ¿qué gana el Estado al liberar a los atenquenses? La algarabía que con justeza debe inundarnos tampoco debe ser un obstáculo para comprender qué hay detrás de ella. No se olvide que esta “justiciera” Corte es la misma que hace unos días falló en contra de los electricistas al convalidar el decreto de liquidación (que no extinción) de Luz y Fuerza del Centro (LFC).

Terca memoria

Como es ampliamente conocido, la aprehensión de los atenquenses derivó de los hechos ocurridos el 3 y 4 de mayo de 2006. En aquél momento las autoridades municipales de Texcoco, emanadas del PRD, rompieron un acuerdo que tenían con vendedores de flores provenientes de San Salvador Atenco, para que éstos pudiesen vender sus productos aprovechando la demanda por el día de la Santa Cruz. Los reclamos de los atenquenses contra la contumaz negativa municipal dieron lugar para que la policía estatal aplicase una política represiva hacia el FPDT.

El sitio policiaco quedó establecido en Atenco. Por desgracia, la desesperación y falta de claridad de los dirigentes atenquenses hizo más grande el asunto. El mismo día 3 se estaba realizando en Tlatelolco, Ciudad de México, un mitin en apoyo a la Otra Campaña, proyecto al cuál se integró el FPDT por su cercanía con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Durante el acto le fue concedido el uso de la palabra a América del Valle quién solicitó que los presentes se trasladasen al municipio de San Salvador Atenco para engrosar la masa social. La intención era que con ello quedasen disuadidas las intenciones del gobierno estatal por reprimir a los activistas. A todas luces el gobierno del Estado de México, respaldado por el federal, estaba colocando una trampa para desbaratar las fuerzas atenquenses y pro neozapatistas, además de generar mayor tensión política en la elección presidencial de ese año. Sin embargo, ni siquiera los neozapatistas, encabezados durante el acto en Tlatelolco por el subcomandante Marcos, fueron capaces de advertir la celada; mucho menos de ofrecer una alternativa de organización para que la masa alcanzase el objetivo de disuadir la represión.

La disposición solidaria con Atenco ocasionó una presencia de miles de personas dispuestas a colaborar contra el ataque de la policía estatal. Sin embargo, la magnitud resultó ser una debilidad más que una fortaleza. La indisciplina, desorganización y carencia de una estrategia de resistencia hicieron que la masa desarmada fuese un blanco fácil. Los abusos de los elementos policíacos abarcaron todo el catálogo de arbitrariedades.

El comentario anterior no significa que los neozapatistas o el FPDT sean culpables por la represión brutal de los días 3 y 4 de mayo. Pues si bien es cierto que los dirigentes están obligados a velar porque su base social no exponga su seguridad más allá de lo necesario en las acciones donde la confrontación es inminente, cosa que no ocurrió en aquél momento. También es cierto, y tiene mucho mayor peso, que el Estado tiene la obligación de garantizar la integridad de sus habitantes, incluso en la de aquellos que no están de acuerdo con alguna decisión del gobierno. No había justificación para el empleo de la fuerza pública en la situación, mucho menos la había para la serie de arbitrariedades, que fueron desde agresiones sexuales hasta el homicidio de dos personas, que se cometieron por los efectivos de la policía estatal.

La coronación de los abusos de la autoridad estuvo en la acusación contra algunos dirigentes atenquenses por el delito de secuestro equiparado de funcionarios de gobierno. Aunque tal imputación no se limitó para los hechos del 3 y 4 de mayo, sino que fueron añadidas algunas acciones de protesta que se realizaron el 8 de febrero y 6 de abril del mismo año. Bajo ese cargo se procesó a quienes fueron aprehendidos durante el asalto a San Salvador Atenco. Además se giró orden de arresto en contra de América del Valle, hija de Ignacio del Valle (quién es identificado por las autoridades como el principal dirigente del FPDT).

Una gran parte de los detenidos fue liberada paulatinamente. Solamente quedaron cautivos doce integrantes del frente. A nueve de ellos se les condenó a purgar una pena de 31 años de prisión. En cambio, a Felipe Álvarez y Héctor Galindo se les sentenció a 67 años. Finalmente a Ignacio del Valle se le impusieron 112 años de castigo (67 en primera instancia más 45 de la segunda).

Más allá de la venganza del Estado contra el FPDT por evitar la construcción del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, la trampa que involucró a los tres niveles de gobierno, tenía la intención de desmovilizar a una organización social con el potencial para conseguir mejores avances para las clases subsumidas. La idea era que con los principales dirigentes encarcelados u obligados a escapar no hubiese organización posible ni vinculación con otros movimientos. En el peor de los escenarios para los gobernantes se forzaría al FDPT a meterse en la dinámica de rescatar a sus presos, lo que los precisaría a abandonar otras causas; e incluso atraería la atención de las organizaciones solidarias, convirtiendo a los atenquenses en un elemento de distracción política.

Persistencia

En lugar de exterminar a la organización atenquense la represión los hizo más visibles a escala internacional. El rotundo triunfo que obtuvieron en 2002 no se disipó en el aire sino que sirvió para consolidar una estructura organizativa en la región. Es cierto que al conseguir su objetivo el regreso a la cotidianidad una buena parte de la comunidad abandonó la participación directa, pero no perdió del todo la cohesión. La reducción de la organización a su mínima expresión lejos de significar su aniquilamiento se fue tornando en un elemento subjetivo que estimuló durante los años subsecuentes a las luchas sociales que aparecieron en el país. No obstante, la disminución cuantitativa tuvo sus efectos que marcaron los límites de la acción atenquense. Al mismo tiempo, la impresionante habilidad del FPDT para concretar la atención de los medios de comunicación para magnificar sus fuerzas. La obtención de sus demandas suprimió el interés de los medios por el frente, salvo algunas esporádicas menciones. Eso redundó en atenuar la proyección nacional e internacional de la organización.

La agresión de los días 3 y 4 de mayo, aunado al subsecuente proceso penal abierto a los detenidos y los abusos no castigados por la justicia mexicana, le dieron nueva proyección a los atenquenses. La difusión que obtuvieron no se limitó a la opinión pública mundial sino que tocó las esferas de la política internacional. Lo más notable fueron los pronunciamientos en el Parlamento Europeo. Las condenas de los partidos Verde y Socialista europeos causaron cierta incomodidad en el gobierno mexicano.

Implicaciones

El fallo emitido el 30 de mayo a favor de los presos del FPDT es el motivo por el cuál se les excarceló a los doce sentenciados el día 1 de julio. Uno de los proyectos de resolución de la Corte que hicieron posible el amparo fue elaborado por el ministro Juan Silva Meza, el mismo que elaboró el dictamen de la SCJN en contra de los electricistas, lo que convalidó el decreto de liquidación de LFC. Los poco más de cuatro años de lucha rindieron frutos, aunque para el cese de la persecución judicial en contra de América del Valle, hija de Ignacio, todavía fue necesario esperar un par de semanas más

Es innegable que los macheteros supieron conducir con destreza su lucha. Al conseguir que la sociedad civil nacional e internacional se involucrase en su caso hicieron que su capacidad de movilización se incrementase. Personalidades con una reputación internacional como la premio Noble Jody Williams o de la farándula como la actriz Ofelia Medina o el actor Bruno Bichir exhibieron ampliamente su simpatía por la causa de los atenquenses. También fue un gran acierto que sirvió para consolidar la fuerza de las movilizaciones, la solicitud de asilo político que se hizo al gobierno de Venezuela para América del Valle tuvo gran repercusión. La presión internacional derivada de tal situación convirtió a los atenquenses en una ficha de cambio. A la par que el proceso judicial corría para el caso de los doce macheteros presos, el gobierno federal se embarcó en un conflicto que le está acarreando problemas más fuertes: el cierre de LFC.

Para el gobierno federal mantener abiertos dos frentes de movilización que atraen la atención de la sociedad internacional significaba demasiado desgaste, por ello eligió sacudirse la presión concediendo lo que le resultaba menos oneroso: liberar a los presos. Un tercer elemento que influyó en la decisión de la Corte fue el asunto de la próxima sucesión presidencial, aunque en forma menor. El priismo peñanietista debe estar agradecido con que la resolución del poder Judicial se halla limitado a establecer la excarcelación, pues si en verdad los ministros hubiesen sido motivados por su interés en la justicia se habría abierto proceso penal en contra de los abusos cometido por el gobierno estatal. Pero es claro que el calderonato no está dispuesto a cometer el mismo error que el foxismo: apuntalar la candidatura del aspirante más adelantado mediante su persecución judicial.

Al corregir las determinaciones del gobierno estatal, la Corte le quitó al Estado mexicano la presión ejercida por la comunidad internacional, especialmente la proveniente de la Unión Europea. Además, se le favorece al gobierno federal al ponerle una máscara de apertura, mientras que al del estado de México se le responsabiliza.

Con esa despresurización y tras dejar pasar un margen de tiempo prudente, el gobierno calderonista podría endurecer su postura ante los trabajadores comenzando por el SME, para agilizar la reforma laboral. Claro que durante el compás de espera, es posible que se simulen acercamientos con los trabajadores, pero con la finalidad de entramparlos en negociaciones sin salida. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, julio 12, 2010

Reyertas 98: La corriente Corte

En los nueve meses transcurridos desde la liquidación de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC), la lucha del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se ha convertido en un tema recurrente para este blog. El objetivo ha sido abordar el problema lo más objetivamente posible para no extraviarnos (ni al autor ni al lector) con visiones reduccionistas que desemboquen en el maniqueísmo ramplón. Eludir el simplismo de los “buenos” contra los “malos” es una tarea fundamental para conocer el estado exacto de la realidad que pretendemos transformar. Pretender que la justicia asiste a las causas, y que nada más por ello merecen triunfar, es una posición por demás ingenua. Al inmiscuirse en la política viva debe tenerse completamente claro que las fuerzas transformadoras están obligadas a demostrar su justeza y, por tanto, su derecho a existir es algo por ganarse. En cambio, para persistir en la hegemonía de su política, los capitalistas harán lo posible por defenderla: es preciso tener consciente que la burguesía está dispuesta a todo con tal de sostenerla.

Lo anterior viene a colación por las repercusiones que podrían derivar de la resolución que el 5 de julio pronunció el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) al otorgarle completa validez al decreto de extinción (sic) de LFC. Pocos días después de la liberación de los presos políticos de San Salvador Atenco, tema que abordaremos en una próxima entrega, hecho que atenúa un tanto la condena nacional e internacional por las decisiones que tomadas por los poderes de gobierno. En otras palabras, se trocó una arbitrariedad a cambio de conceder un triunfo.

Pero para poder poner en perspectiva el nuevo giro que le está dando la decisión de la SCJN al asunto de los electricistas del SME es necesario hacer un análisis que incluya la visión histórica del problema.

1. El presidente contra el empleo

Durante su campaña electoral Felipillo I, el espurio, se presentó como quién sería el presidente del empleo. Su dicho se sustentaba en otra promesa de campaña: ser el garante de la institucionalidad republicana capaz de hacer cumplir el Estado de derecho para dar la certeza jurídica que requieren los grandes capitales extranjeros. En contraposición, el entonces candidato presidencial, colocaba a sus adversarios rivales como auténticos destructores del orden constitucional que nada más con llegar al gobierno ahuyentarían a las inversiones extranjeras. El peor pecado capital en la era neoliberal. En el discurso calderonista el priismo fue identificado con un pasado de atraso económico-social que de volver a la presidencia significaría la pérdida de competitividad internacional. A las izquierdas electorales se les calificó como un peligro para México, cuyo populismo haría que se perdiese toda la estabilidad económica que el país ganó en el sexenio foxista.

A cuatro años de aquella polémica elección presidencial de 2006, los resultados son muy distintos a la realidad. Ni el PRI ni la izquierda aglutinada en torno al PRD representan verdaderos virajes en política económica. Los gobiernos estatales de ambos partidos lo corroboran. Ninguna entidad de la república mexicana aplica un proyecto distinto a las políticas librecambistas empleadas por el gobierno federal. Las diferencias más profundas se encuentran en la forma en que se ejercen los recursos del presupuesto destinado a programas sociales. Los estados priistas siguen empleando los recursos sociales de manera corporativa, así quiénes perciben los beneficios son unos cuantos dirigentes que se encargan de organizar a los miembros de su sector. Los perredistas hacen una gran faramalla en su liberalidad, pero no hacen más que utilizar los programas sociales de manera asistencial. Es decir, se utilizan esos recursos para fomentar un mínimo de consumo social. En cambio, el panismo, tanto a nivel federal como estatal, ejerce un asistencialismo electorero. Es decir, se subejerce el presupuesto para generar ahorros que solamente son utilizados en los períodos electorales.

Como se puede apreciar, ninguna de las tres políticas ataca el problema de fondo: el bajo desarrollo de las fuerzas productivas del país. El cuento calderonista de velar por el cumplimiento del Estado de derecho ni es la panacea que supone el trasnochado conservadurismo mexicano, ni se ha buscado como un objetivo real.

El segundo elmento señalado salta a la vista en una nación que no fue capaz de esclarecer las dudas emanadas de la elección del 2006, ni siquiera se tiene esa certeza. Además, Felipillo I, el apocalíptico teólogo, ha gobernado con legislaciones de facto que pretende que el Congreso le apruebe a posteriori. No se olvide que en el caso de la industria petrolera el gobierno está concediendo espacio a inversionistas privados en actividades que ni la reforma de 2008 permite. En la industria eléctrica los Productores Independientes de Electricidad (PIE) no están vendiéndole a la Comisión Federal de Electricidad sus excedentes, como reza la legislación vigente, sino que han instalado plantas que producen fluido eléctrico con la finalidad de venderlo íntegramente a la paraestatal (para abundar en el tema, cfr. el documento de trabajo del Comité Nacional de Estudios de la Energía, elaborado por Rosío Vargas y Mario Govea Sansón, Mayores espacios para las corporaciones trasnacionales: contradicciones y riesgos para el sistema eléctrico, México, CNEE, 2010). Más allá del sector de la energía, el calderonato también ha transgredido el régimen constitucional con su guerra al narcotráfico, pues emplea al ejército en ella sin que haya un marco normativo al respecto. Finalmente, los derechos de los trabajadores tampoco han sido defendidos en el marco de la legislación vigente, sino que en casos como el de los mineros y electricistas se han empleado decisiones jurídicas como si los planteamientos elaborados por la Confederación Patronal Mexicana (Coparmex) y presentados como propios por el titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).

Cierto que el calderonato no ha hecho el mínimo esfuerzo por cumplir con el Estado de derecho. Pero éste, contrariamente a lo que el idealismo de los politólogos supone, no basta para garantizar el desarrollo de las fuerzas productivas. Tanto el marco jurídico como su efectivo cumplimiento son únicamente la forma dentro de la cuál se desarrolla la producción de una nación. El desdoblamiento del mercado interno está más vinculado a que las relaciones de producción mantengan una independencia relativa del mercado mundial, aunque sin dejar de participar de éste. En otras palabras, incluso dentro del capitalismo, el desarrollo de las fuerzas productivas requiere de alejarse del neocolonialismo. En ese sentido, el problema de fomentar la Inversión Extranjera Directa, no es el origen de ese capital sino su uso como instrumento de sometimiento imperialista. Si algo ha fomentado el calderonato es que el capital monopolista se apropie del mercado interno mexicano, por ello es que la recesión ha sido tan severa para México. La economía del país es la segunda de peor desempeño en América Latina, solo delante de Haití, lo que se traduce en el duplicación del desempleo, pese a los esfuerzos de maquillaje de la STPS. Del 1.3 millones de mexicanos sin trabajo que se registraban en 2006, en el presente año se calcula que la cifra pasó a 2.7 millones. Ello sin contar la pérdida del poder adquisitivo del salario.

2. Sobrevivencia sindical

La liquidación, que no extinción, de LFC representó el cierre de una fuente de trabajo que empleaba a más de 40,000 personas de manera directa. A ellas habrá que agregar el golpe que representa para todos los proveedores de servicios que satisfacían las necesidades de consumo tanto de los trabajadores como de sus familias. La arbitraria cancelación del poder adquisitivo que padecen los electricistas derivados del cierre de la empresa no puede tener más que dos vías de solución para los éstos. O se agregan al segmento informal de la economía (en que por supuesto se incluyen todas las actividades ilegalizadas), en el cuál no se genera valor sino que exclusivamente se facilita el consumo de mercancías. O se endurece gradualmente la resistencia de los trabajadores. La disyuntiva, en términos formales, afecta exclusivamente al obrero individual, pues en como un conjunto se presentan ambas. Así tenemos que la porción de electricistas que aceptaron la liquidación, en su inmensa mayoría, están concentrados en sobrevivir mediante actividades informales que, debido a la dura competencia en el sector, están destinadas por regla general a perecer.

En el otro extremo, la misma desesperación que condujo a la claudicación de una parte de los electricistas, está llevando a otra bastante numerosa, más de 16,000, a endurecer su lucha. Tanto el plantón instalado en el Centro Histórico de la Ciudad de México como la huelga de hambre que poco más de una veintena de electricistas mantiene desde finales de abril, son demostración clara de la desesperación de los trabajadores pero también de su disposición a la lucha.

Pero la resolución de ofrendar la propia vida por la causa no es el único elemento en que se percibe la combatividad de los electricistas. Tanto el campamento como la propia persistencia del SME serían imposibles sin la solidaridad del pueblo, bien sea de manera individual o mediante las organizaciones sociales. Ésta no se como producto del altruismo expiatorio de pecados que sustenta a las instituciones religiosas, sino que es el resultado del trabajo de movilización de los propios agremiado al SME. Para tener una idea del cómo se manifiesta en la práctica la solidaridad popular vale la pena consultar el artículo que la reportera Rosalía Vergara, “Entre la convicción y la desesperación”, Proceso, 30 de mayo de 2010, p. 38-42. En dicho documento se puede apreciar que es la propia gente que responde al trabajo realizado por los electricistas la que dona todo tipo de productos útiles para mantener el campamento, la huelga de hambre, así como a todo el movimiento.

3. Indecisión directiva

Lamentablemente no bastan ni la disposición de la base ni la cantidad masiva que esta pueda alcanzar para conseguir el triunfo de un movimiento social. Siempre hace falta que al gran desarrollo de esos elementos se corresponda con una dirección capaz. Por desgracia para el SME la actual dirigencia no ha dado demasiadas muestras de habilidad política. El principal error de Martín Esparza como Secretario General del sindicato ha sido su incapacidad para cohesionar a la organización o al menos conseguir neutralizar a las principales corrientes opositoras. Incluso, alejó a algunos de sus antiguos promotores, como en el caso de su antecesor en el cargo Rosendo Flores. Esa incapacidad fue la que originó la ruptura interna del sindicato, lo que se expresó en la aparición de Alejandro Muñoz como aspirante de la oposición a la Secretaria General. Como se ha señalado anteriormente en este medio, el principal respaldo de Muñoz era Jorge Sánchez, otro de dirigente opositor al interior del sindicato, quién encabezó una serie de acciones con la intención política de plegar el SME al calderonismo en medio del conflicto postelectoral de 2006.

Para colmo, la obstinación de Esparza en frivolidades profundizó las contradicciones internas. Para la elección de 2009 una gran parte de la base sindical estaba descontenta con la gestión del presupuesto sindical que se había realizado hasta ese momento. Muñoz aprovechó la situación para postularse a la secretaría general con la venia del calderonista Sánchez. El lance fue utilizado por el gobierno federal para profundizar las divisiones sindicales. Así, la STPS desconoció la elección de la Secretaría General, generando condiciones favorables para dar el paso definitivo en el cierre de la empresa. Pero el papel de comparsa desempeñado por Muñoz no se quedó ahí. Una vez que había sido liquidada LFC el protagonismo del opositor sirvió para desactivar a gran parte de los sindicalistas. En otras palabras, se le utilizó como a un títere. Por cierto, dado que Roma no paga traidores, reza un refrán, hasta la fecha ni Muñoz ni sus seguidores han obtenido la gran recompensa ofrecida por “haber obedecido al presidente”.

Por su parte, la dirección del SME mantiene la resistencia, sí, pero es preciso reconocer que el rompimiento de la unidad sindical se complementó con las actitudes personalistas de Martín Esparza. La falta de imaginación ha conducido a desperdiciar las demostraciones de fuerza del sindicato, pues se insiste en utilizarlas sólo como elemento de presión contra el gobierno de Calderón en lugar de emplearla para abrir otras vías de negociación con fuerzas del Estado.

El otro error ha sido reducir la idea de las movilizaciones a tres tipos de acción: marchas, mítines y plantones. Habría que buscar otras formas que vinculen al sindicato con la sociedad. Más ahora que el GDF obligó al SME ha una tregua de movilizaciones (marchas).

4. La Tremenda Corte

El fallo resuelto en poco menos de tres horas y media por la SCJN asienta un precedente nocivo tanto para los trabajadores como para la nación misma. Lo que los once ministros (incluyendo a la ausente Olga Sánchez Cordero) avalaron con su decisión poderes extrajudiciales para el poder ejecutivo federal al negar el amparo en contra de la “extinción” de LFC. Según la determinación expuesta por el ministro Juan Silva Meza, el artículo 16 de la Ley Federal de Entidades Paraestatales (LFEP) es completamente compatible con el artículo 16 constitucional. Ni al ministro Silva ni a sus colegas les importó que dicho artículo no reglamenta parámetros objetivos mediante los que se pueda mesurar si un organismo deja de cumplir su finalidad, o si económicamente es de interés nacional, todo queda al libre arbitrio del titular del ejecutivo federal. Estos argumentos jurídicos no son exclusivamente la opinión del autor de las presentes líneas, sino que también las han argumentado especialistas en derecho constitucional como el doctor Raúl Carrancá y Rivas, de quién pueden decirse muchas cosas menos que es un prócer de la lucha anticapitalista.

Es cierto que los magistrados dejaron abierta una opción para los trabajadores del SME al no pronunciarse sobre la figura del patrón sustituto, la cuál tendría que hacerse válida para los 17,000 trabajadores que no se han liquidado al persistir la materia de trabajo. Sin embargo, hasta esa misma salida está acotada pues se encargó a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA), dependiente de la STPS que emita una resolución al respecto. El problema es que en la dependencia a cargo de Javier Lozano Alarcón no se garantiza el cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo sino proteger a los capitalistas de la perversidad de los trabajadores.

El fallido fallo de la SCJN no es el final de la historia, sino uno más de los prolegómenos por venir en la industria eléctrica. Las facultades extrajurídicas que le reconoció al presidente, posibilitarán que se elimine del mapa a las empresas estatales para concederle la materia de trabajo a la iniciativa privada. Algo delicado en función de la voracidad del capital monopolista que difícilmente desarrollare las fuerzas productivas nacionales para fortalecer el mercado interno, más bien persiguiere el lucro para su matriz. En otras palabras, la decisión de la SCJN abre el precedente para que en el futuro PEMEX o la misma CFE sean desaparecidas y sus tareas asumidas por trasnacionales. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!