jueves, marzo 26, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 16:

La Nada

Dialéctica de la fealdad, la falsedad y la maldad

(Tercera y última parte)

Por: Sagandhimeo

4. La Nada

La nada se entiende comúnmente como la ausencia de ser y el concepto de ser posee varios significados. Lo usamos para significar una distinción, por ejemplo, que la uva “es” una fruta y no un animal. También la usamos para significar existencia, por ejemplo, la relación entre pensamiento y “ser”, se refiere a lo que razonamos y a lo que existe, respectivamente. En otras palabras, cada cosa “es” por su singularidad y a su vez cada cosa “es” porque forma parte de la existencia en general. Por lo que la nada también posee dos significados: el que una cosa sea de manera determinada, implica que “no es” de ninguna otra forma y el que una cosa no exista, implica que “no es” de ninguna forma.

Ahora bien, si pensamos en la suma de todo cuanto existe, es decir, en el universo, la ausencia del mismo sería la nada absoluta. Para Parménides la nada no podía existir, pues conceptualmente hablando la nada no es, y el ser es, por lo que sólo existe el ser. El problema radica en que si solamente el ser existe, la suma de lo existente lo ocupa todo y ni siquiera puede haber movimiento, pues el movimiento implica el paso del ser al no ser o nada, es decir, todo objeto es él mismo en la medida en que posee cierta permanencia, pero al mismo tiempo no es él mismo en la medida en que cambia constantemente. Por ello los atomistas griegos idearon el concepto de vacío o nada, donde se posibilita que el ser o los átomos se mueva en el vacío.

Para Hegel, el ser puro y la nada pura no pueden existir, sino que son meras abstracciones, pues si el ser es homogéneo, inmutable y simple: es exactamente igual que la nada pura. Como mirar un paisaje mediante toda la luz o nada de luz, en ambos casos no se puede ver el paisaje, sino blanco o negro, respectivamente.

Por lo tanto, la suma de todo lo existente así como cada una de sus partes: se constituyen por una mezcla de ser y nada, donde el ser significa su singularidad y la nada su posibilidad de movimiento. De este modo recuperamos la defensa de Parménides de que la nada no es nada, pues si fuera algo ya no sería nada. Pero a su vez consideramos que la nada aunque no sea algo concreto sí se constituye como una condición de posibilidad, la cual permite el movimiento del ser, es decir, el devenir.

En matemáticas el ser se constituye por los números y la nada por el cero. Pues el cero no representa nada por sí mismo, pero es condición de posibilidad de la mayoría de los números, como los que siguen del diez y los decimales, basta con compararlo con los sistemas de numeración antiguos que no poseían el cero.

Esto ocurre también en la constitución del universo, donde el ser o suma de lo existente está completamente rodeada por la nada (o vacío) y esto es lo que permite su expansión, pues si el universo lo ocupara todo no podría moverse. Además, las partículas subatómicas se encuentras enormemente separadas unas de otras, lo que implica que el vacío dentro del universo también es condición de posibilidad del movimiento nuclear.

Ahora bien, existen dos tipos de nada, la cualitativa y la cuantitativa, las cuales ya habían sido esbozadas por Aristóteles. Hasta ahora he hablado solamente de la nada cuantitativa, la cual permite el movimiento del universo y de cada entidad física. Pero el universo no es meramente físico, sino que a lo largo de miles de millones de años han emergido nuevos niveles de organización (Bunge), los cuales son el químico, el biológico, el social y el técnico (para mayor profundidad véase mi obra EL SER). Tales niveles fueron posibles gracias a la nada cualitativa, es decir, para que la materia se pudiera organizar en totalidades cada vez más complejas (como los compuestos, los organismos, las sociedades y los artefactos), es necesaria la condición de posibilidad de la complejidad o nada cualitativa, pues de otro modo en universo seguiría siendo meramente físico. En otras palabras, los saltos cualitativos que originaron la vida, la mente y la cultura, fueron posibles gracias a que la materia no ha agotado todas sus posibilidades, sino que su capacidad de organización no posee límites determinados (nada cualitativa), al igual que la magnitud del universo es sumamente grande, pero se sigue expandiendo (nada cuantitativa).

De este modo, los seres vivos emergieron gracias a que la materia posee la condición de posibilidad (o nada cualitativa) para generar organismos capaces de almacenar información genética y reproducirse, y también se produjo una pluralidad de especies, gracias a la nada cuantitativa.

A su vez emergieron las sociedades humanas por la condición de posibilidad (o nada cualitativa) de generar una conciencia individual (Engels) y una organización económica, política y cultural. También se generó una multiplicidad de culturas (nada cuantitativa) sin olvidar que tales procesos requirieron de miles de años de formación.

En ese sentido, lo que cada uno de nosotros como individuos somos y podemos llegar a “ser”, se relaciona con nuestra “nada”. Es decir, de acuerdo con nuestra constitución biopsicosocial y partiendo de nuestras condiciones de posibilidad: cualitativas y cuantitativas; es como podemos plantearnos un objetivo de vida, siguiendo cada cual su propio proceso y evitando así plantearnos metas que sobrepasen nuestras capacidades.

Y por último, lo que la humanidad es y puede llegar a ser, también se relaciona con la nada. Esto es, de acuerdo a nuestras condiciones socio-tecnológicas (nada cualitativa), es posible que mejoremos nuestras relaciones económico-sociales, de modo que superemos las desigualdades y generemos la tecnología suficiente para que todos podamos vivir con dignidad y desarrollarnos culturalmente.

En ese sentido, el nihilismo no tiene cabida, pues la nada nunca se encuentra separada del ser, por lo que el sentido de la existencia puede conseguirse mediante una óptima combinación de ser y nada, donde la existencia y sus posibilidades formen una unidad.

CONCLUSIÓN

El método dialéctico nos permite abordar la realidad en su mayor complejidad, pues considera cada aspecto dinámicamente y contemplando la unidad que forma con su opuesto, lo cual nos permite superar las visiones unilaterales y elitistas que buscan imponer sus patrones de belleza, verdad, bien y ser.

Es decir que la verdad, la belleza, el bien y el ser absolutos, son materialmente imposibles, pues nuestros instrumentos son imperfectos, la belleza y el bien son sólo perspectivas y el hecho de que cada elemento forme una unidad con su opuesto: impide que pueda alcanzarse el absoluto, pues esto ocasionaría que dejaran de moverse en relación a su contrario y se petrificaran. Es decir, una dialéctica como la de Hegel que tiende a lo absoluto y por ello al estatismo, es una dialéctica a medias, pues como dijo Cervantes, “el camino es siempre mejor que la posada”, o como se suele decir popularmente: “el éxito no consiste en llegar a la cima, sino en nunca dejar de subir a ella”.

En otras palabras, una dialéctica consecuente es aquélla que interpreta a cada elemento en relación a su contrario en un movimiento infinito, tal como exponen Marx y Engels, donde la utopía no es una meta a realizar, pues esto nos llevaría al estatismo, sino un proyecto que nos conduce a una óptima apreciación (estética), conocimiento de la realidad (epistemología), acción social (ético-política) y visión del mundo(ontología).

 

Bibliografía

Aristóteles, Metafísica

Bunge, La relación entre la filosofía y la sociología

Bunge, Tratado de filosofía

Bunge, Materialismo y Ciencia.

Engels, Dialéctica de la naturaleza.

Gramsci, Antología.

Gribbin, Génesis. Los orígenes del hombre y del universo.

Hegel, Ciencia de la lógica

Lenin, Materialismo y empiriocriticismo.

Llano, Etiología de la idea de la nada.

Marx, Manuscritos económico-filosóficos.

Mor (Documento colectivo), Perspectivas ante el periodo 2006-2012.

Sánchez Vázquez, Filosofía de la praxis.

Schiller, Kalias

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