El Género
Análisis filosófico del amor
(Segunda y última parte)
Por: Sagandhimeo
3. El amor en el capitalismo
El desarrollo del comercio hizo necesario el surgimiento del capitalismo y por consecuencia el amor pasó a ser una mercancía, es decir, un objeto que se produce para venderse. Un ejemplo típico es el comercio que se promueve en el día del amor, donde el consumo equivale a la cantidad de amor que se brinda.
Otro aspecto del amor en la actualidad consiste en la cosificación de las personas. Donde la gente es vista y se percibe a sí misma como un objeto sexual, esto es explícito en el comercio sexual e implícito en las tradiciones conyugales, como veremos en adelante.
De forma explícita la prostitución se da tanto en hombres como en mujeres, para satisfacer tanto a unos como a otros, pues aunque se tiende a cosificar más a la mujer, no podemos negar que tal fenómeno es multilateral. Además, la prostitución no implica solamente la cópula, pues cualquier forma de lucro mediante la exhibición de atributos físicos es prostitución, como las llamadas eróticas, los bailes sensuales y más sutilmente la elección de personas atractivas para el medio del espectáculo en general. No es casualidad que las personas más atractivas dominen este medio y que las menos atractivas se dediquen, por ejemplo, a la política.
De forma implícita el comercio sexual acontece de diversas formas. Por ejemplo, la fiesta de quince años se originó para anunciar ante la sociedad que la mujer ya está en edad de procrear, ofreciéndola para posteriores propuestas matrimoniales, no es contingente que la mujer menstrúe entre los 9 y 14 años. El anillo de compromiso es otro ejemplo, el cual surgió para que en caso de que el hombre se arrepienta la mujer pueda vender la joya y recuperar el tiempo perdido con dinero. O para que la mujer valore cuánto vale para el hombre que la corteja.
En el hogar la mujer tiende a ser ama de casa, en donde es todo menos “ama”, pues ejerce un trabajo escasamente retribuido y recibe la opresión del marido e incluso de sus hijos. Tal situación puede orillarla a refugiarse en la fantasía sentimentalista de las telenovelas o en la vida privada de los famosos, pues si no encuentra el amor en su hogar lo comprará televisivamente (por no decir “televisamente”).
Esta opresión tiende a justificarse ideológicamente, donde se considera a la mujer como el “sexo débil” en todo sentido: en el biológico por su menor fortaleza física, en el plano psíquico se argumenta que es menos inteligente o más sentimental, cuando es el medio sociocultural el que la orilla a no desarrollar su inteligencia y en el plano social se le discrimina y agrede o se le impide la igualdad de oportunidades. Por otro lado, la misma cultura obliga al hombre a reprimir sus emociones y a discriminar a la mujer para reafirmar su supuesta superioridad.
Por otra parte, el hecho de concebir al amor como una mercancía genera que la mujer (y también el hombre) invierta demasiado tiempo y dinero en embellecer y conservar su cuerpo, incluso que conciba su apariencia como lo más importante. Al mismo tiempo el hombre ve en ella tan sólo un objeto de deseo. Por tanto la relación sentimental difícilmente se constituye como una relación integral y de crecimiento mutuo. Más bien consiste en una constante lucha de la mujer por retener sexualmente al hombre, o del hombre por retenerla económicamente.
Además se concibe al amor como algo estático, que “aparece” y puede permanecer por siempre, cuando el enamoramiento dura como máximo 30 meses y el amor requiere de una constante alimentación que en las relaciones sociales, entorpecidas por las relaciones comerciales, difícilmente perdurará.
El feminismo como postura política surgió en esta etapa de liberalismo para luchar por los derechos de la mujer, a semejanza de los derechos universales del hombre. En sus inicios adquirió el mismo carácter burgués que poseía
Sin embargo “el capitalismo arrancó a la mujer del ámbito privado. Acabó con los designios oscurantistas de
4. El amor en el proyecto socialista
Este dominio por parte del hombre sobre la mujer, refleja el dominio desmedido que el humano ejerce sobre la clase trabajadora y sobre la naturaleza. El cual puede llevarlo al extremo de la extinción de la nuestra raza.
Sin embargo, con el avance de la producción, cabe la posibilidad de que el ser humano logre madurar socialmente y con ello logre un equilibrio con su entorno, donde cada quien trabaje según sus capacidades y se beneficie según sus necesidades (Marx).
Lográndose tal proyecto, el desarrollo sociocultural será pleno y el amor dejará de ser una mercancía. Pues al ser un producto meramente humano, su plena realización consiste en su libre desenvolvimiento. Dicha libertad no es mera arbitrariedad, ni tampoco un mero conocimiento de la necesidad, sino un ejercicio autodeterminativo (véase mi obra
En ese sentido, el amor a la humanidad no puede darse en una mera filantropía, donde a pesar del esfuerzo desinteresado por beneficiar a los demás, tales actos mantienen intacto el sistema de explotación y opresión capitalista. Pues incluso los grandes donativos, al ser deducibles de impuestos, son promovidos por las grandes corporaciones para atribuírselos (como en el Teletón), aprovechándose del sentimentalismo del pueblo y de la falta de servicios gubernamentales de salud, entre otros.
El auténtico amor a la humanidad sólo puede darse cuando la clase trabajadora tome conciencia de la explotación en la que vive, donde su trabajo no es justamente atribuido. Tal conciencia involucra hacer de los intereses universales sus propios intereses, tales como la educación, la salud, la alimentación y la vivienda para todos (véase mi obra
En ese sentido, la división del trabajo es necesaria para la especialización y cooperación entre las personas, pero tal división ha llegado a extremos enajenantes (Gramsci), donde se aliena el trabajo intelectual del manual y donde se tiende a enfrascar a la mujer en labores de crianza. Por el contrario, si logramos madurar socialmente y desarrollar la producción óptimamente, será posible que todos trabajemos pocas horas diarias y practiquemos actividades de la más diversa índole, como labores domésticas, científicas, artísticas y técnicas entre otras, de modo que la cooperación sea equitativa y nuestro desarrollo personal sea tan vasto como el desarrollo social.
Inclusive, la búsqueda de pareja puede alcanzar una libertad inmensamente superior a la actual, donde nuestra bisexualidad (Freud) pueda desarrollarse sin tapujos. De ese modo, las parejas homosexuales serán tan comunes como las heterosexuales, pues nuestra sexualidad biopsicosocial es mucho más compleja que la mera reproducción animal (el clítoris que no posee funciones reproductivas es una muestra de ello, como ya se ha mencionado).
Además, será posible el libre ejercicio del amor de pareja en más de dos personas, es decir, la formación de “triejas”, “cuatriejas” y así sucesivamente. En la actualidad estas relaciones se efectúan en la clandestinidad. Tales relaciones se denominan poliamorosas y no son nuevas, pues ya hemos visto que eran predominantes en la comunidad primitiva.
Por otro lado, se volverá innecesaria la operación del cambio de sexo que actualmente se llega a practicar, pues tal decisión es consecuencia de la extrema polaridad en la sexualidad. Pero en una sociedad donde los caracteres masculinos y femeninos que todos poseemos sean desarrollados libremente, la androginia (personas con personalidad o características bisexuales) predominará, por lo que las operaciones de cambio de identidad serán obsoletas.
Por último, con el avance de la tecnología será posible generar robots altamente desarrollados, lo cual puede suponer que podrán llegar a “amar”, pero la complejidad del amor requiere de componentes biopsicosociales, que sólo son posibles en seres tan complejos como los humanos, por lo que la única posibilidad de crear seres amorosos se dará con la ingeniería genética.
CONCLUSIONES
Las fuerzas de atracción y repulsión (como la electromagnética) han propiciado la evolución del universo y la generación de vida. En nosotros radica contribuir a ese mismo desarrollo usando tales fuerzas a nivel social como el amor, la cooperación, la solidaridad y la conciencia social. Todo lo cual no puede concebirse al margen de las relaciones sociales, donde las desigualdades económicas reposan sobre la propiedad privada y el trabajo no retribuido.
Por otra parte, la discriminación hacia la mujer no es un fenómeno aislado, sino el reflejo de una sociedad enajenada, donde las relaciones sociales toman la forma de meras relaciones mercantiles. Una auténtica emancipación sexual es aquélla que logra liberar las relaciones de género del yugo capitalista, donde se forje la igualdad de oportunidades y se supere la visión meramente reproductiva de la mujer, reconociendo que su potencial intelectual y social, entre otros, es similar al hombre.
Asimismo, cuando la extrema polarización masculino-femenino logre erradicarse, cada persona tendrá la posibilidad de desarrollar libremente su sexualidad, tanto en preferencia (hetero, homo o bisexual) como en identidad (masculina, femenina o andrógina), con una o más parejas, en el momento que decida y con la intensidad sexo-sentimental que prefiera. Ya que nuestra sexualidad supera, por mucho, la mera función biológica y su desarrollo social requiere de la libre autodeterminación, como cualquier otra actividad que sea propiamente humana.
Bibliografía
Beauvoir, El Segundo Sexo.
Burin, Género y Familia.
D´Atri, Pan y Rosas. Pertenencia de género y antagonismo de clases en el capitalismo
Engels, El Origen de
Freud, Obras Completas.
Marx, Formaciones Económicas Precapitalistas.
Marx, Critica al Programa de Gotha.
Sagan, Sombras de Antepasados olvidados.
Scott en Bourque (comp.), Género,
7 comentarios:
Después de leer la segunda parte de tu texto me quedaron algunas dudas que te expongo de manera breve.
1) Dado que en el capitalismo el amor se vuelve una mercancía, ¿realmente se puede considerar que el amor no era antes del capitalismo una mercancía? Esta duda me surge, debido a que en varias partes del mundo se practicaban los matrimonios arreglados por los padres de los cónyuges, en ellos una de las partes terminaba pagando cierta cantidad de bienes o de dinero para acceder a la posibilidad de casarse y reproducirse. La famosa "dote" es un ejemplo de esos acuerdos.
2) Sobre el feminismo que nace con la revolución francesa, me quedó la impresión de que igualas a éste el resto de los feminismos que se han desarrollado. ¿Realmente todos son tan homogéneos en esa postura?
3) No me queda muy claro el por qué con la desaparición del capitalismo y el libre desarrollo de la sociedad, el bisexualismo se volvería una constante en la sociedad. Hasta donde tengo entendido, en las etapas tempranas de la sociedad la incidencia de las tendencias homosexuales y bisexuales estuvieron por debajo de la incidencia de la heterosexualidad. Ojo, también estoy a favor del libre ejercicio de la orientación sexual, pero también trato de ser lo más objetivo para comprender a la sociedad.
4) Me gustaría que abundaras un poco más sobre el comercio sexual en el sentido capitalista, me gustaría entender mejor las diferencias entre la prostitución en el capitalismo y en los modos de producción anteriores (claro sí tienes oportunidad). Tengo entendido que en estudios recientes se descubrió que los chimpancés en libertad practican una forma de prostitución, lo que sugiere que ésta se practicaba ya por el ancestro común con los seres humanos. Ojalá sí tengas esta posibilidad.
5) Esta no es una duda sino un desacuerdo. Por la promoción que haces del "poliamor" me queda la impresión de que pones como prioridad en un proyecto socialista que las relaciones de pareja priorizarían el individualismo, el placer hedonista. No creo que haya oposición entre el socialismo y el desarrollo del individuo, pero me queda claro que en cuanto a la pareja, lo más importante es la consciencia de clase, lo cuál incluye que el amor en la pareja se tendría que basar en la solidaridad y el compromiso, antes que en el place egoísta.
Recibe un fuerte abrazo, es un gran esfuerzo de desarrollo teórico el que estás haciendo con estas reflexiones filosóficas. Saludos.
respondo a tus dudas:
1)En los matrimonio arreglados el amor no era una mercancía, sino la unión conyugal, el amor se vuelve una mercancía cuando se pretende demostrar cariño con regalos o se compra amor por televisión al ver novelas, por ejemplo.
2)No todos los feminismos son homogéneos, pero en la medida en que no demanden justicia social caen dentro de la categoría que propongo.
3)No necesariamente seremos todos bisexuales, sino se propiciará un ejercicio más libre de nuestra sexualidad y de nuestra feminidad-masculinidad, que están polarizados en el capitalismo
4)en efecto, Desmond Morris habla de prostitución animal, y en la historia así como la explotación era explícita en las formaciones precapitalistas así también la prostitución, en el capitalismo se hace creer que la explotación no es tal así como la prostitución se disfraza de "medio del espectáculo" o de "Table dance", pero son mercancía sexual como lo es la explotación en el "mercado libre".
5) hice énfasis en el placer, porque me parece importante, pero siempre partiendo del desarrollo social y de la conciencia.
saludos y gracias.
Finalmente tampoco yo quedè convencido de mis argumentos, despuès de mucho meditar lleguè a varias conclusiones: 1. no tengo suficiente informaciòn sobre la historia de la mujer como para hacer una reflexiòn plena. 2. tal vez el problema del gènero no sea un problema fundamental del universo y lo forcè para que encajara en mi proyecto.
Mi soluciòn consiste en renunciar a este texto y elaborar otro que hable solamente del amor como relaciòn social, rescatando la parte biològica del presente texto. Proximamente se publicarà en este espacio.
Gracias por la crìtica.
Oye, es una pena que llegues a tal conclusión. Finalmente en el subtítulo de tu columna dejas en claro cuáles son las líneas temáticas que consideras como parte de los problemas fundamentales el universo. Entre ellos incluyes a la LIBERTAD. Estoy de acuerdo en que no se debe asumir tan rápidamente ese concepto de "género", valdría primero someterlo al rigor crítico, pero me queda completamente claro que una parte fundamental de la libertad es la liberación de las mujeres (lo cuál tienes razón implica replantear el papel social de los hombres) porque si bien no puede haber una auténtica liberación de las mujeres sin una revolución proletaria, también es cierto que ningún intento socialista puede sobrevivir sin la liberación de las mujeres. Al respecto, considero, la filosofía tiene mucho qué aportar porque bien puede señalarnos algunos caminos mediante los cuáles se podría ir construyendola superación de la opresión hacia las mujeres.
Saludos.
Creo que a lo que te refieres es a una consigna política y no filosófica, como filósofo estoy en favor de la libertad en cuestiones de género, pero como problema filosófico sólo puedo hablar de la posibilidad de la libertad y dejar lo de género a las ciencias sociales, ya que la filosofía atiende problemas generales y meterme en los particulares sería caer en idealismo, ya que requieren de estudios concretos y no de "generalidades".
El genero y la sexualidad si es un problema fundamental del universo, ya que esta dentro del proceso evolutivo, lo que hay que aclarar es que la procreación como fin único es una falacia, el placer sexual gratificante debe vivirse sin culpa y a plenitud, quitar las deformaciones culturales y permitirnos amar y ser amados, desear y ser deseados.
Mastrubación, homo y heterosexualidad, poliamor, expresiones naturales que no deben restringirse con bases meta-naturales, la verdad es es el amor y el placer es lo que nos hacen vibrar y vivir plenamente.
problema fundamental es aquél que brinda razon de ser a la existencia. Género y sexualidad son problemas importantes para la sociedad, pero de ningun modo tienen la importancia filosófica del ser, la nada o el desarrollo dialéctico.
Por otro lado el placer sexual y el amor (que mencionas) pueden ser abordados desde un enfoque que parta de cuestiones fundamentales, donde se explique por qué el amor y el placer nos hacen vibrar y vivir plenamente, partiendo de las condiciones históricas y de sus posibilidades concretas sin caer en reduccionismo, lo cual expondré en un escrito próximo a publicarse.
Gracias por tus comentarios.
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