(Primeras impresiones sobre el escenario del trienio que viene)
En la entrega anterior (Reyertas 46) comencé a abordar los primeros elementos dejados por los resultados de la elección de 2009. En aquella ocasión toqué tanto aspectos generales sobre el proceso en sí como la posición en que quedó el Partido Acción Nacional (PAN).
La canción sigue siendo la misma
Al obtener más de doce y medio millones de votos, equivalente a 36.68% del total, el Partido de la Revolución Institucional (PRI) está de regreso. En realidad nunca se fue sino más bien las condiciones en lo interno y en lo externo no le habían sido los suficientemente favorables para desplegar con brío su maquinaria. Pero ¿qué fue lo que hizo del gran perdedor en las elecciones de 2006 el gran ganador de las elecciones de 2009? ¿Renovó su estructura? ¿Su propuesta política es más radical hoy? Nada de eso.
Recuérdese que en el proceso electoral de 2006 el PRI tuvo una pésima dirigencia. La torpeza de Roberto Madrazo puso en riesgo las estructuras más sólidas que conserva ese partido. El enfrentamiento con Elba Ester Gordillo y con el grupo Atlacomulco le ganaron al priísmo adversarios poderosos que podían destruirlo desde adentro. En su ambición desmedida por ser el candidato presidencial en 2006, Madrazo le cerró los espacios a sus contrincantes internos. Gordillo fue defenestrada de la dirigencia de la cámara de diputados en la LIX legislatura y Arturo Montiel tuvo que ser sacrificado como aspirante a la candidatura priísta gracias a la campaña publicitaria negativa que Madrazo desató aprovechando los turbios manejos inmobiliarios del exgobernador del Estado de México.
Bajo el triunvirato que en la práctica han construido la presidente nacional del partido, Beatriz Paredes Rangel, el coordinador del priísmo en el Senado, Manlio Fabio Beltrones, y el coordinador de los diputados priístas, Emilio Gamboa Patrón; el corporativismo priísta volvió a funcionar, a tal grado que pasará de ser la tercera fuerza en la Cámara de Diputados en la LX legislatura con apenas 106 integrantes a ser la primera para la LXI, donde posiblemente alcanzará los 237 escaños. Así, los siguientes tres años del gobierno de Felipillo I, el espurio, muy posiblemente se conviertan en una abierta guerra de la Presidencia (todavía más aguda y constante) contra el Congreso: para gobernar ahora Calderón deberá consultar al priísmo y, aunque tanto el PAN como el PRI tienen un programa muy similar, no representan al mismo grupo específico de capitalistas y cada uno compite por ser el partido que represente a todos los capitalistas en México. Por tanto, en su proyección hacia el futuro, el PRI perseguirá obtener las condiciones más óptimas para ejercer la presidencia después de 2012, ello les representará un punto de flexión que Felipillo I podría utilizar para avanzar su posición en las negociaciones.
En resumen, el gran avance del PRI en las elecciones del 2009 tuvo que ver tanto con los grandes fracasos del calderonato en la guerra contra el narcotráfico y la inepta forma en que se ha enfrentado la crisis económica (la cual si sobre pasa el pronóstico del -7% que ya se maneja en algunas instituciones, será la más grave desde 1932 cuando el PIB perdió 14%), como con el aprovechamiento de la excesiva e ilegal propaganda que Televisa ha regalado al PRI, en la promoción de la imagen del actual gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.
Sí, todo esto puede representar el regreso del PRI, que la canción sigue siendo la misma. Pero para que en 2012 funcione corporativismo priísta, dependerá de que en el proceso de selección de candidato las previsibles diferencias internas no consigan volver a inmovilizar las fuerzas de dicho partido. Este escenario es mucho más factible de lo que podría imaginarse en este momento. Por ahora, los dos contendientes más visibles por la candidatura presidencial priísta de 2012 son Beltrones y Peña Nieto, quienes todavía no agudizan la lucha interna, pero eventualmente tendrán que hacerlo, al igual que los contendientes que se vayan sumando.
El ocaso
La paliza que recibió por todos lados el PRD demuestra que los eventos de los últimos dos años fueron el inicio de su fin. De iniciar como Partido de la Revolución Democrática, por la vía de los hechos, antes de cerrar su primera década de existencia ya se había transformado en Partido del Reformismo Dogmático y ahora bajo la errática (concediéndole beneficio de la duda) dirección del Chucho mayor (Jesús Ortega) la metamorfosis lo ha conducido a erigirse como el Partido de la Regresión Despótica.
Como buen discípulo de aquel oscuro personaje, Rafael Aguilar Talamantes, quién dedicó su carrera política al saboteaje de las opciones de izquierda, sirviéndole como punto de apoyo al autoritarismo príista; Jesús Ortega ha venido realizando un trabajo de destrucción interna del PRD. Eso hacía previsible desde 2007 que si él contendía para la presidencia de dicho partido, los días de éste estaban contados. Entre las diversas expresiones de la izquierda la falta de identificación con el PRD creció entre 1991 y 2005, la candidatura de Andrés Manuel López Obrador sirvió para que muchos antiguos decepcionados por el corporativismo perredista se acercasen de nueva cuenta y con mayores esperanzas a ese partido. Pero fue inútil, la obcecación de los dirigentes de Nueva Izquierda (NI) por apoderarse de los puestos de dirección, a cualquier costo y bajo cualquier circunstancia, no ha hecho más que dilapidar y alejar de nueva cuenta a las expresiones de las izquierdas.
Los conflictos derivados de la elección interna del PRD en 2008, propiciados esencialmente por NI, solamente le dejaban a ese partido dos opciones, y ambas de inevitables consecuencias fatales. Por un lado, de haber ganado la presidencia del PRD Alejando Encinas, se habría enfrentado al sabotaje interno encabezado por NI. Tal práctica no nueva para esa corriente, recuérdese que durante la campaña presidencial de 2006 una de las razones que permitió el éxito del fraude fue la inoperancia de los chuchos para impulsar y defender el voto en favor del peje. La estructura electoral era entonces coordinada por Jesús Ortega y la defensa jurídica por Horacio Duarte. Al primero le pasaron inadvertidas las trampas que en todos los niveles realizó el gobierno federal y el segundo fue incapaz como representante del PRD ante el Consejo del IFE de articular una demanda de impugnación eficiente, con lo cuál se desperdició el enorme esfuerzo de movilización que realizaron las masas afines al PRD en 2006. El otro elemento que demuestra la mezquindad con la que actúa NI se puede encontrar en el caso de la candidata a delegada para Iztapalapa, donde originalmente Clara Brugada había ganado las elección interna debido a que los perredistas iztapalapenses están hartos del manejo patrimonialista que NI estaba realizando en esa delegación. El clan de los hermanos René Arce y Víctor Hugo Círigo, no soportó que los perredistas en Iztapalapa se sublevasen, por lo cual, recurrieron a todas las artimañas legaloides posible (incluyendo la negociación con el gobierno de Felipillo I) para imponer la candidatura de Silvia Oliva (esposa de Arce) como si en Iztapalapa operase una monarquía hereditaria trienal. A final de cuentas el resquebrajamiento del PRD se dio en Iztapalapa aunque la señora Oliva se quedó con las ganas de heredar la jefatura delegacional. Sin embargo, lo importante con estos dos botones de muestra es que exhiben el punto hasta el cuál están dispuestos a llegar los chuchos en su frenética búsqueda del control del partido.
No obstante, la alternativa fatal para el PRD que se dio fue el ascenso de NI a la dirección del partido. La trayectoria de los chuchos se ha caracterizado por ser la facción más proclive (lo cual es decir) a entregar los intereses de la base con tal de obtener privilegios desde el poder. Y en estos dos años han traicionado a todo mundo al interior del PRD menos a su propia historia. El papel de paleros del calderonato que los legisladores de NI realizaron con motivo de la Reforma Petrolera evidenció que dicha corriente no está dispuesta a defender los intereses de la base que representan (véanse Reyertas 9 y 10), sino que cambian la posición política por los puestos. Encabezados por Graco Ramírez los legisladores de NI se abstuvieron de participar en la toma de la tribuna, fueron sumisos a la hora de votar la reforma admitiendo varias de las propuestas neoliberales más groseras al respecto y todo a cambio de una posición entre los nuevos Consejeros profesionales: la de Fluvio Ruiz Alarcón.
En síntesis, dado que el PRD se ha convertido en un cadáver insepulto es evidente su próxima transformación. Ésta necesariamente se hará en función de la ruptura entre los chuchos y los convencionistas, el resultado más probable es que nuevamente las izquierdas vuelvan a carecer de una expresión electoral sólida. Por ahora el espacio se terminó, así que el final de esta reflexión lo daremos en la siguiente entrega. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!
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