lunes, junio 28, 2010

Reyertas 96: Travesuras en Afganistán

La ligereza de palabra suele ser costosa. Por ello, tanto en la política como en la milicia la mesura es una cualidad indispensable. Sin embargo, para el general Stanley Allen McChrystal, quién hasta el pasado 24 de junio se desempeñó como Comandante de las Fuerzas de EE.UU. y de la OTAN en Afganistán. En breve, era el militar más poderoso en territorio afgano. El pecado de McChrystal puede verse como una banalidad: brindarle una entrevista a los reporteros de The Rolling Stone, una legendaria revista especializada en música.
La situación no habría pasado a mayores de no ser por que la lengua del general es más veloz que su cerebro. Con suma facilidad comenzó a responder varias de las preguntas del reportero Michael Hastings dejando ver su desacuerdo con sus propios jefes civiles. A tal punto llevó la crítica hacia la política de Barack Obama respecto a Afganistán que en un momento dado se mofó, en forma soez, de personajes como el vicepresidente Joe Biden, el asesor de Seguridad Nacional James L. Jones, el embajador estadounidense en Afganistán Karl Eikenberry y del representante especial para Afganistán y Pakistán Richard Holbrooke. Los desplantes del militar causaron la furia del máximo representante del imperialismo yanqui, el presidente Barack Obama. Así que sin más trámite que una simple convocatoria, pese a las disculpas ofrecidas por el general, Obama destituyó al general bufón de su encargo, aunque oficialmente sólo le aceptó la renuncia.
El incidente, por demás anecdótico, no tendría porqué tener mayor relevancia, puesto que en otras circunstancias la defenestración del imprudente sería más que suficiente para resolver el problema e imponer de nueva cuenta la disciplina dentro de las fuerzas armadas. No obstante, nada queda resuelto. Tras casi nueve años de invasión estadounidense en Afganistán, las cosas no parecen ir mejor para el imperialismo. El desgaste está ampliando las contradicciones entre el gobierno actual y la jerarquía militar atada a los intereses que representaba George W. Bush.
La anécdota afgana es un buen motivo para reflexionar sobre las dos guerras imperialistas en Asia, principalmente tomando en cuenta los efectos que está tiene en contra de la clase trabajadora del mundo.
1. Los pretextos
Independientemente de las especulaciones que se desataron a escala planetaria con motivo de los atentados del 11 de septiembre de 2001, lo cierto es que desde entonces EE.UU. desplegó una ofensiva militar en contra de sus principales enemigos en Asia. La paranoia de las teorías conspirativas encubre puntos fundamentales para comprender las guerras estadounidenses en Afganistán e Irak. Uno de esos puntos es que en ambos casos se trata de Frankensteins inventados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) durante la Guerra Fría que servir a los intereses de los EE.UU. La idea era crear muros de contención para detener a la Unión Soviética (URSS). El caso de Irak fue producto de una larga cadena de errores cometidos por la CIA, incluso más graves que el intento de invasión a Cuba en 1961. El caso que nos atañe en la presente ocasión es el de la formación de Al Qaeda (la base de información). Esta organización fue organizada por el saudí árabe Osama Bin Laden, quién fue reclutado en 1978 por el príncipe Turki Al Faycal, quién entonces era el director del servicio secreto saudí, para colaborar con la CIA. No se olvide que dentro del mundo árabe el principal aliado de los EE.UU. ha sido Arabia Saudita. A Osama se le encomendó formar una organización paramilitar a comienzos de la década de 1980 para lanzar una Guerra Santa (Yihad) en contra del ejército soviético que invadió Afganistán desde 1979 hasta 1989. Así surgió Al Qaeda.
El dinero aportado por los estadounidenses tuvo buenos réditos, pues Osama consiguió reclutar y entrenar a elementos altamente comprometidos con la liberación afgana. De manera paralela, el gobierno de EE.UU. también apoyó la organización de grupos guerrilleros que surgieron de los campos de refugiados de afganos en Pakistán: los Talibán. El término en español equivale a “estudiantes del Corán”. Dado que ambas organizaciones tienen un origen religioso afín, pues practican el Islam Sunnita, pronto comenzaron a tener una práctica común.
Al paso del tiempo la República Democrática de Afganistán fue derrotada por los guerrilleros musulmanes, pero ello no terminó con el conflicto. Tras el retiro de las tropas soviéticas en 1989 el país quedó repartido entre los Señores de la Guerra. Fue hasta 1996 cuando se consiguió establecer un gobierno fuerte que impuso el orden. Ese Estado estuvo regido por los Talibán. En principio EE.UU. apoyó al nuevo régimen, sobretodo como contrapeso regional contra la influencia que China e Irán pudiesen ejercer sobre las naciones que poco antes se habían independizado de la URSS en Asia Central.
Pese a la condena internacional por la violencia que los Talibán emplearon contra la sociedad afgana, el gobierno estadounidense se abstuvo de emitir juicios categóricos contra Afganistán. Ello a pesar que desde aquella época el régimen afgano protegía a Al Qaeda. Para entonces, segunda mitad de la década de los años 1990, la organización dirigida por Osama Bin Laden ya había realizado atentados terroristas contra varios blancos occidentales, incluyendo las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998, así como el ataque suicida al buque de guerra USS Cole en las costas de Yemen. Fue solamente hasta el 11 de septiembre de 2001 cuando los EE.UU. cambiaron su actitud frente a Afganistán. Cabe señalar que, según información publicada en los meses recientes, de ser cierta la versión que responsabiliza a Al Qaeda de los ataques en Nueva York y Washington D.C., la actitud del gobierno de George W. Bush resulta sospechosa, pues su servicio de inteligencia supo con suficiente antelación que se preparaban esos atentados.
Al transcurrir el tiempo quedó completamente evidenciado que para los EE.UU. el objetivo principal de la invasión a Afganistán no estuvo en castigar a los Talibán o a Al Qaeda, sino en dos elementos de mayor alcance: 1) su posición estratégica en Asia Central, y 2) obtener el control absoluto del cultivo de amapola (planta de la cuál se obtiene la goma de opio).
La ubicación geográfica de Afganistán le otorga un doble valor: por un lado, es clave para el transporte de hidrocarburos desde las naciones del sur del mar Caspio hacia el mar Arábigo. Por el otro, dada su complicada orografía (el 75% de su territorio es montañoso con varias cumbres que superan los 6,000 metros), es un enclave económico-militar frente a tres posibles rivales del imperialismo estadounidense: India, Irán y China.
Antes de la invasión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), comenzada el 7 de octubre de 2001 (menos de un mes después de los atentados en EE.UU.), Afganistán ya era el principal productor de amapola en el mundo. No se olvide que los opiáceos más consumidos, la heroína y la morfina, tienen su principal mercado entre la población estadounidense. El cultivo de amapola ha crecido de forma desmesurada en los casi nueve años que lleva la invasión. De manera curiosa, justo un día antes que estallase el escándalo del general McChrystal se difundió la noticia sobre la duplicación del consumo de opiáceos en el propio Afganistán. El que más de un millón de afganos sean adictos al hachís o algún derivado del opio, solamente es posible por la superabundancia de narcóticos. De hecho el 90% de los opiáceos que se consumen en el planeta son producidos en el Afganistán liberado por la OTAN y los EE.UU.
2. Trampa Afgana
I. Nuevos gobiernos
Arriba señalé que el territorio afgano se compone de cadenas montañosas que cubren casi en su totalidad, la principal de ellas es la Hindu Kush. La población tradicionalmente subsiste de la agricultura y de la ganadería de especies pequeñas. El principal grupo étnico son los pastún. A lo largo de la historia Afganistán ha sido motivo de codicia por parte de diversos imperios, comenzando por el persa, el griego con Alejandro Magno, los hunos, los árabes, los turcos, los mongoles, los británicos y los rusos.
En el siglo XIX la expansión de los zares puso en peligro la independencia del pueblo afgano, pero éstos consiguieron derrotar a los rusos. Sin embargo, esa guerra obligó a que los ejércitos de Afganistán se concentrasen en las fronteras con el imperio ruso, lo que fue aprovechado por la corona británica para hacer su propia expedición de conquista. Sin embargo, fueron rechazados en 1847. Para finales de ese mismo siglo, el imperialismo inglés intentó una nueva ocupación que también fue repelida.
Sin embargo, la influencia de la Gran Bretaña se hizo sentir, pues los ejércitos de esta nación permanecían en la colonia británica de la India, que incluía el territorio del actual Pakistán. La corona inglesa no reconoció la soberanía de Afganistán, así que tras el final de la Primera Guerra Mundial hicieron un nuevo intento por ocupar el territorio. La tercer guerra Anglo-Afgana, de 1919, la cuál volvió a ser perdida por los británicos.
Una vez reconocida su independencia, el gobierno de la URSS brindó mucho apoyo económico y técnico para Afganistán. El objetivo era atraerla hacía su influencia para establecer un obstáculo geográfico entre los soviéticos y la colonia inglesa de India. No obstante, la fragmentación de la sociedad afgana, debido al atraso político, en tribus evitó que los intentos de modernización cuajasen. En parte, porque los jefes tribales se oponían a las reformas occidentalizadoras, en parte por el conflicto entre los pro-soviéticos contra los pro-británicos. La inestabilidad política redujo, o de plano impidió, la implementación de una estructura económico-política moderna en Afganistán. Al tiempo que los conflictos entre grupos de poder evitó que se instalase un verdadero gobierno para toda la nación. Afganistán se debatía entre la República y la Monarquía Constitucional.
Hacia la década de 1970 los republicanos consiguieron mantenerse con apoyo de la URSS. Una vez establecido el nuevo régimen, hubo una escisión entre los republicanos y los socialistas; los primeros intentaron alejarse de la influencia soviética, incluso acercándose al régimen iraní del mullah Jomeini. Los segundos buscaron el apoyo de la URSS, la cuál apoyó el golpe de Estado del 27 de abril de 1978. Las protestas de los jefes tribales no se hizo esperar, por lo que al año siguiente Moscú ordenó la incursión de sus tropas en territorio afgano, invasión que perduró hasta 1989.
Los duros reveses que las potencias occidentales han sufrido en los dos siglos más recientes, no les enseñaron nada a los estadounidenses que se sintieron con la suficiente superioridad en tecnología militar como para derrotar a los afganos. En cierta medida tuvieron razón, la operación Libertad Duradera derrocó al régimen de los Talibán en tan sólo unas semanas. Pero ni todos sus supuestos objetivos se han cumplido (no ha conseguido derrotar a Al Qaeda), ni mucho menos ha obtenido los verdaderos: controlar Afganistán.
II. Extensión de la guerra
El gobierno impuesto por los estadounidenses, el de Hamid Karzai, no ha sido capaz de pacificar a la región. Por el contrario, poco a poco el conflicto se extiende en una doble dimensión: se está prolongando en el tiempo, pues en ocho años y medio de intervención yanqui ni los Talibán ni Al Qaeda ni los grupos rebeldes que surgieron en oposición a la invasión han podido ser desmantelados. Los atentados en contra de objetivos militares y civiles por parte de los insurrectos se mantienen como una constante.
La otra dimensión en que se ha extendido el conflicto afgano es el territorial. Los grupos sobrevivientes de los Talibán, así como de las otras resistencias, han encontrado cobijo en Pakistán. En cierta medida por la afinidad que el actual régimen pakistaní tiene hacia el extremo Islam sunnita que practican los estudiantes del Corán. Aunque también en parte, por la habilidad de los combatientes afganos para eludir los ataques que EE.UU. está desplegando en territorio de Pakistán. Un tercer motivo que alienta la expansión de la guerra hacia territorio pakistaní es que el gobierno de éste está más ocupado en resolver su conflicto por los límites fronterizos con la India. El resultado es una compleja situación política que está descomponiendo aceleradamente a las sociedades de esa región asiática. Hasta el momento lo único que sí ha obtenido el imperialismo estadounidense es el, ya mencionado, incremento de la producción de opio y que algunas de sus compañías exploten los pequeños yacimientos de gas natural que se ubican en la región norte de Afganistán.
3. Confrontados
El episodio McChrystal es evidencia de los estragos que la presión política ejercida por la sociedad estadounidense en contra de las guerras de invasión está profundizando acelerando las contradicciones internas del imperialismo. Mientras los cárteles del armamentismo, la construcción y el petróleo empujan al sector más fanatizado de la milicia yanqui, en el otro lado varios políticos van construyendo la manera en cómo sacar a EE.UU. del atolladero con el menor daño posible para su hegemonía imperialista.
Lo más grave de todo es que esas mismas contradicciones se expresan dentro de la sociedad estadounidense pero en una forma mucho más descarnada. Las irresponsables opiniones vertidas por McChrystal no hacen más que reforzar la ideología supremacista que reconforta a muchos anglosajones. Para éstos, los EE.UU. tiene el deber moral de dictarle al mundo la manera en que deben vivir, por tanto, el ejército estadounidense tiene el derecho de invadir cualquier nación en el momento que así lo considere; y más aún, a las fuerzas armadas yanquis, al ser los buenos de la película, les corresponde el triunfo sin importar el costo. Frente a esos fanáticos de los hot dogs, hamburgers & Coke tenemos a los profesionales de la política, verdaderos administradores al servicio del capital monopolista, cuyo trabajo es generar las condiciones más favorables para que el conjunto de los monopolios, no únicamente un puñado, tengan el respaldo de un Estado fuerte. Para ese fin requieren que la estructura de gobierno cuente con los elementos objetivos y subjetivos indispensables para imponer las necesidades imperialistas en el mundo. Por desgracia, esos son los únicos dos polos sociales que han gobernado a los estadounidenses. Juegan entre ellas a responsabilizarse de las graves condiciones en que se halla EE.UU. Unos apuntan a los otros de ser los responsables de la crisis económica de 2008 por sus políticas irresponsables con la sociedad. Los otros señalan a éstos como los culpables de los reveses militares en Afganistán e Irak porque son débiles: no incrementan aún más el presupuesto militar ni se deciden a exterminar por completo a sus enemigos asiáticos.
Sin embargo, hay una tercera posición que se ha manifestado. La que comprende que el camino que está tomando EE.UU. es el de la autoaniquilación. Son los trabajadores que entienden perfectamente la necesidad de integrar plenamente a los migrantes. La que opta por el pacifismo, pero no en los términos de la candidez pequeño burguesa, sino porque sabe que las transformaciones requeridas por los EE.UU. pasan por eliminar el imperialismo que rige su política. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, junio 21, 2010

Reyertas 95: ¡Santos aprietos!

La jornada electoral, segunda ronda, que se realizó ayer en Colombia para definir quién será el sucesor de Álvaro Uribe en la presidencia arrojó un resultado bastante esperado. La ventaja que había tomado el candidato oficialista, Juan Manuel Santos, sobre su rival, Antanas Mockus del Partido Verde, fue definitiva. Según los primeros recuentos Santos obtuvo más de nueve millones de votos, que equivalieron al 69% de los sufragios, en tanto que Mockus apenas consiguió captar poco más de tres millones 500,000 papeletas, que representaron el 27.5% del total, para su causa. El abrumador resultado deja una estela de consecuencias que es importante tener claras, pues incidirán no solamente en el futuro colombiano, sino que afectarán de manera importante el desarrollo político, económico y social de América Latina.

Hace unas semanas, en Reyertas 92: La elección de los paras presenté un panorama general sobre la elección colombiana. En esa ocasión señalé que independientemente del triunfador en la segunda vuelta habría un margen demasiado estrecho para cualquier cambio. No se trata de un asunto de personajes, aunque el estilo para gobernar sea relevante, sino que es un asunto de la estructura que se ha construido en Colombia.

La oposición tuvo un gran avance ante el uribismo al forzar la segunda vuelta, sin embargo, tal cual los mencioné líneas arriba, los más de 40 puntos porcentuales de diferencia entre ambos candidatos son un cheque en blanco para que Santos gobierne a su antojo. Ese resultado favorecerá el endurecimiento de las políticas de Álvaro Uribe.

1. Perspectivas complicadas

Pese al alto abstencionismo, superior al 50% de los electores, el porcentaje de votación obtenido por Juan Manuel Santos le permitirá desprenderse de cualquier compromiso que haya adquirido con los pequeños partidos que se adhirieron a su candidatura tras quedar eliminados en la ronda del 30 de mayo. De esa manera los partidos Conservador y Liberal, pese a la retórica promesa de un gobierno de unidad nacional, pocos frutos palpables conseguirán del presidente electo.

Por el otro lado, la muy previsible derrota de los Verdes se suma a la que padecieron las organizaciones electorales de izquierda en la primera vuelta, además del resultado adverso que tuvieron en las elecciones legislativas de marzo reciente. Con base en ese conjunto de circunstancias, la consecuencia será el ampliar las facilidades para que el gobierno neocolonizado endurezca su posición. Oportunidad que casi con seguridad será cristalizada, dada la premura que tiene el imperialismo por avanzar en América Latina y el estilo autoritario, incluso más que el propio Uribe, exhibido por Santos en sus más inmediatos cargos en el gobierno.

Al menos en el caso de la izquierda colombiana que participa en los procesos electorales el fracaso es grande. Si no consigue generar una reestructuración orgánica que pase por el replanteamiento de sus demandas, así como por sus mecanismos de vinculación con la sociedad (principalmente con las clases subsumidas) y desarrolla unidad entre las diversas fuerzas políticas (independientemente de la estrategia de lucha que prioricen), difícilmente habrá un contrapeso real a las políticas de Santos. Cuando más el embellecimiento que pueden aportar los Verdes y liberales.

2. Santos sin santidad

En la entrega del 31 de mayo se presentó una breve reseña de la trayectoria de Juan Manuel Santos, la cuál vale ampliar un poco para entender porqué se afirma que el estilo del presidente electo es más duro que el del saliente Álvaro Uribe.

Santos nación en Bogotá el 10 de agosto de 1951 en el seno de una familia involucrada en la política, los agronegocios y el periodismo. Su abuelo paterno, Enrique Santos Montejo (Calibán), fue un conocido periodista colombiano; el hermano de éste, Eduardo Santos Montejo, fue el dueño del diario El Tiempo (el más importante de aquella nación) y además fue presidente de Colombia de 1938 a 1942. Su primo Francisco Santos funge como vicepresidente de Álvaro Uribe.

La formación profesional de Santos está cargada de escuelas con sede en Estados Unidos e Inglaterra. Después de su pasó como cadete en la Escuela Naval de Cartagena, cursó estudios en economía y administración de empresas en la Universidad de Kansas. Continuó con maestrías en economía en la London School of Economics y en administración en la de Hardvard. Posteriormente recibió becas de las fundaciones Fulbright y Nieman, en la primera para cursar estudios en la escuela de derecho y diplomacia de la Universidad de Tufts y la segunda para periodismo en la Universidad de Hardvard. Por cierto que esa universidad le otorgó el doctorado Honoris Causa en derecho.

Todos esos modernos títulos nobiliarios le han servido al señor Santos para desempeñarse en el triple papel de profesor universitario, empresario, periodista y político, en ese orden. Ejerció como profesor de economía política en la Universidad de los Andes. Entre 1972 y 1981 fungió como miembro de la Federación Nacional de Cafeteros de Colombia a la cuál representó durante nueve años ante la Organización Internacional del Café, con sede en Londres. A su regreso a Colombia se incorporó al negocio familiar, el diario El Tiempo, en el cuál desempeñó el cargo de subdirector entre 1981 y 1991.

Sus labores al frente del periódico se interrumpieron cuando César Gaviria creo el Ministerio de Comercio Exterior y se designó a Juan Manuel Santos como el primero en ocupar esa cartera. Al frente de ese cargo negoció Tratados de Libre Comercio con cinco naciones y la Comunidad del Caribe (Caricom). Sus méritos en campaña le valieron para ser designado por el presidente como Senador en 1993 y lo catapultó al interior del Partido Liberal (PL). Posteriormente estuvo en el triunvirato que dirigió a su partido de 1995 a 1997. Durante el gobierno de Ernesto Samper (1994-1998) promovió la idea de crear una zona de distensión para crear las condiciones de diálogo con las guerrillas, aunque, según las acusaciones realizadas por Salvatore Mancuso en 2007, por lo bajo la intención de Santos era generar las condiciones para dar un golpe de Estado y derrocar al propio Samper.

En la presidencia de Andrés Pastrana (1998-2002) colaboró como Ministro de Hacienda en los últimos dos años de ese período presidencial. Sin embargo, eso no le fue suficiente para ser hecho a un lado en el primer mandato presidencial de su compañero de partido Álvaro Uribe (2002-2006). En esos cuatro años Santos volvió a la tarea de ir haciendo méritos personales con suma paciencia. La oportunidad de recuperar un lugar en el gobierno le vino cuando se presentó la reelección de Uribe en 2006. Debido al rompimiento entre el presidente con el PL fue necesario generar una coalición amplia de partidos que apoyase el proyecto reeleccionista, uno de esos partidos fue creado por Juan Manuel Santos con antiguos miembros del liberalismo: el Partido Social de Unidad Nacional (PSUN), mejor conocido como Partido de la U. En recompensa por su destacada intervención y dado que ese partido obtuvo la mayoría en el Senado, Álvaro Uribe designó a Santos como su Ministro de Defensa para su segundo período presidencial. La adhesión a la política de seguridad democrática que propagaba el uribismo fue tan plena que durante esa etapa 2006-2009 el Ministerio de Defensa se vio involucrado en dos grandes escándalos: los falsos positivos y el espionaje contra opositores a través del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS). En ambos casos se mencionó, aunque sin comprobar fehacientemente, que Santos estuvo directamente involucrado en ellos, pero al final fue salvado por los congresistas tanto de su propio partido como por los aliados del uribismo: el Partido Cambio Radical.

Hacia la sociedad colombiana la imagen que se despliega de Santos a través de los medios de comunicación masiva es la del gran orquestador de la Operación Fénix (en que fue ultimado Raúl Reyes en territorio ecuatoriano) y de la Operación Jaque (liberación de Ingrid Betancourt y once miembros de las fuerzas armadas colombianas). Se le ve como el cerebro o, al menos, como el principal responsable de la ofensiva del gobierno que ha precarizado la situación de las guerrillas tanto del Ejército de Liberación Nacional (ELN) como de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Por si todos esos milagritos fuesen insuficientes para darse una idea de quién es en realidad Juan Manuel Santos, baste con recordarle al dilecto lector que junto a Tony Blair fue autor del libro La Tercera Vía que teoriza sobre la implementación del neoliberalismo a través de gobiernos socialdemócratas. Además es el creador de la Fundación Buen Gobierno (FBG) que ha justificado la implementación de las reformas estructurales librecambistas.

3. La marcha del tío Sam

Como señalé en Reyertas 92 el Plan Colombia ha sido en gran instrumento mediante el cuál los Estados Unidos se apoderaron de la nación sudamericana. Dicho plan fue puesto en marcha por el gobierno de Bill Clinton pero aprovechado extensamente por el de George W. Bush. El motivo del imperialismo es evidente: proteger sus intereses en la región que considera su espacio vital. Para EE.UU. Colombia representa una clave estratégica en lo político (mantener ingerencia directa en Sudamérica), en lo comercial (es la única nación bioceánica de la región), en lo económico gran fuente de materias primas como el café y receptora importante de capitales exportados desde EE.UU.) y militar (su ubicación geográfica cierra el Caribe, además de la extensa frontera que tiene con la nación petrolera, Venezuela).

No es casual que en el Plan Colombia estén involucrados fondos provenientes de diversos mecanismos establecidos por el gobierno estadounidense: Andean Counterdrug Initiative (ACI), Foreign Military Financing (FMF) y Department of Defense’s Central Counternarcotics Account. Tampoco lo es que oficialmente el plan establezca que solamente la tercera parte de los fondos se dediquen al combate contra el narcotráfico y el 0.8% a consolidar las negociaciones con los grupos guerrilleros. El resto de los fondos tendrían finalidades sociales y de gobierno: desarrollar la economía colombiana así como para solucionar las deficiencias del gobierno; en la práctica la mayor parte de los fondos se han destinado al combate contra los grupos guerrilleros.

4. Peligro de extinción

La prensa ya no registra nombres de narcotraficantes con tanta espectacularidad como se hizo con Pablo Escobar, pero ningún cálculo serio señala que se haya conseguido una disminución de la producción y envíos de cocaína hacia Estados Unidos y Europa, por el contrario se habla de ligeros incrementos en ambos rubros. Desde esa perspectiva el Plan Colombia debería considerarse un fracaso. Pero no lo es ni para el imperialismo estadounidense ni para el gobierno neocolonial de Colombia. El verdadero objetivo del plan han sido las organizaciones guerrilleras. Los tres años recientes han tenido la constante de las grandes operaciones militares contra las FARC. A tal punto ha llegado la ofensiva, reforzada con el fallecimiento de Tirofijo en 2008, que ya hay fuertes diferencias en la dirección entre los partidarios de buscar la negociación y los que pretenden endurecer sus posiciones.

Tras más de 40 años de existencia, las guerrillas parecen estar en una crisis terminal en Colombia. No obstante, los métodos militaristas e intervencionistas que está empleando el gobierno de Uribe, los que seguramente endurecerá Santos, no son una solución de fondo a las contradicciones reales en Colombia. Por el contrario, el fondo de la problemática colombiana permanecería vigente, aunque muy posiblemente los grupos guerrilleros se desarticularían políticamente. Pero no desaparecerían dado que el atraso en que permanecen varias comunidades rurales, lo que a la postre seguiría alimentando la existencia de los grupos guerrilleros.

5. ¿Colombianos revolucionarios?

En las condiciones que se proyectan para Colombia, las esperanzas para verdaderas transformaciones en aquella nación sudamericana recaen en las organizaciones de izquierda que se identifican con la revolución, aunque no optan por la vía armada como su método principal o prioritario de lucha. Tampoco se trata de los grupos que priorizan el trabajo electoral, como Polo Democrático Alternativo (PDA). Por un lado, el gobierno neocolonial tiene neutralizada la opción guerrillera. Por el otro, la presencia en las urnas es prácticamente testimonial, el propio PDA no representa más que la cuarta fuerza electoral, muy lejos de los contendientes. Su presencia en los procesos electorales ha rendido lo suficiente como para tener, entre representantes y senadores, doce congresistas en la actualidad.

Urge en consecuencia la maduración de las organizaciones sociales colombianas. Lo cuál no es algo sencillo dado que la política represiva del uribismo, que formalmente lleva el nombre de seguridad democrática, también ha golpeado fuertemente a las principales estructuras organizativas. Las condiciones de lucha no son las más favorables. Mientras las organizaciones campesinas e indígenas son perseguidas con el pretexto de ser colaboradoras de las guerrillas, aunque cabe reconocer que tanto las FARC como el ELN también han realizado ataques contra ellas al concebirlas como instrumentos del gobierno, el sindicalismo tiene una fuerte influencia del PL. La principal central sindical de izquierda, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), es encabezada por el liberal Tarsicio Mora Godoy. El problema no es el de la militancia partidaria del dirigente sino la vinculación con un partido que actualmente se divide entre los partidarios del uribismo y los opositores al estilo de la senadora Piedad Córdova, sin contar que tras el éxodo de 2006 el PL quedó reducido a posiciones muy secundarias en las elecciones. Por tanto, hace falta un desarrollo más independiente en el sindicalismo. En cuanto a los trabajadores organizados más allá de sindicatos, organizaciones populares, aún no tienen el avance que sí tiene este tipo de movimientos en la vecina Venezuela. Aunque dado el crecimiento de las desigualdades sociales su potencial orgánico va en aumento.

El previsible endurecimiento de la represión durante la presidencia de Juan Manuel Santos, cuyo gobierno comenzará el próximo 7 de agosto, haría más difícil la organización política para los partidos de izquierda y organizaciones sociales. Aunque la apertura que necesitará EE.UU. de Colombia podría ser una opción para el enriquecimiento en la teoría revolucionaria y en la experiencia organizativa. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, junio 14, 2010

Reyertas 94: Ablandamiento

En ocasiones anteriores he abordado el tema de la huelga en Cananea que fue estallada por la sección 65 del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana (SNTMMSRM). En las más recientes ocasiones, Reyertas 78: Cananea y Reyertas 82: Criminalización del trabajo, referí las complicaciones que estaban amenazando a los mineros con la decisión del Segundo Tribunal Colegiado en Materia del Trabajo de dar por terminadas las relaciones contractuales entre el sindicato y la empresa. El pasado 7 de junio tal amenaza se cumplió cuando la policía federal tomó con lujo de violencia las instalaciones mineras de Cananea.
1. Rememorando
Es preciso recordar que las diferencias entre el Grupo México y el SNTMMSRM provienen desde bastante tiempo atrás. Al menos en Cananea hubo un par de huelgas durante el primer lustro del siglo XXI. Sin embargo, la situación se volvió más difícil entre las partes cuando el derrumbe en la mina carbonífera de Pasta de Conchos, en San Juan de Sabinas, Coahuila, cegó la vida de 65 trabajadores. Curiosamente dicha mina también es propiedad del Grupo México.
En lugar de perseguir a los verdaderos responsables de la falta de medidas que garantizasen la seguridad industrial en las instalaciones coahuilenses, el gobierno en sus distintos niveles se dedicó a culpabilizar al SNTMMSRM. En aquel momento los personeros del presidente Vicente Fox, el alto vacío, dirigieron todas sus baterías en contra de un dirigente sindical que tienen una enorme cola para pisar: Napoleón Gómez Urrutia, Napito. La idea era matar dos pájaros de un solo tiro al tomar esa impresentable figura sindical como el chivo expiatorio para acallar las protestas en contra de la pasividad de las autoridades, al tiempo que se eliminaba del medio a uno de los pocos dirigentes sindicales que se opone a la reforma a la Ley Federal del Trabajo (LFT) que pretenden imponer los neoliberales.
Pero, el lancé no prosperó. Ni napito ha podido ser detenido ni las acciones para ocultar los crímenes de Pasta de Conchos fueron olvidarlos. Por el contrario. Mientras las viudas se convirtieron en botín político para todo mundo, incluyendo para los neozapatistas, y Gómez Urrutia se volvió en prófugo de la justicia; las violaciones a los Contratos Colectivos de Trabajo en las minas que pertenecen al Grupo México poco a poco quedaron exhibidas. Lo cuál dio origen a varias huelgas a lo largo de la república mexicana. Cananea, Zacatecas, Guanajuato, Nacozari, Lázaro Cárdenas son únicamente las más conocidas mineras que han estallado huelgas en los cuatro años recientes. De éstas la más notoria, sin duda, es la de Cananea tanto por la capacidad de resistencia de los mineros como por la manera en que se ha ido resolviendo el asunto por parte del Grupo México.
Desde sus primeros momentos la empresa descalificó la acción de la sección 65 aduciendo que no se trataba de un problema laboral sino político. Se pretendió emplear la reputación adversa que pesa sobre napito para deslegitimar las demandas obreras. En complicidad con la patronal, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) declaró improcedente la huelga. Aunque para desgracia de la causa anti-obrera, al sindicato se le concedieron amparos que les permitieron continuar con la huelga.
Desde entonces la respuesta del frente empresa-autoridades fue patrocinar la conformación de sindicatos blancos que favoreciesen los intereses de la patronal, que además estuviesen encabezados por traidores al SNTMMSRM. Para no dejar cabos sueltos, Grupo México promovió ante las autoridades la supresión del CCT y el cierre de la mina. Esta última estratagema fue la que más resultados le ha rendido al frente empresa-gobierno, pues como señalé arriba, el reciente 11 de febrero se declararon inexistentes las relaciones obrero patronales.
2. El desalojo
Sin duda que el pretexto legal argüido por las autoridades federales para que ordenasen el desalojo de la mina, no tiene justificación en la LFT vigente sino en las reformas que se le pretenden hacer y que fueron presentadas por Javier Lozano Alarcón, Secretario del Trabajo, en febrero del año anterior y ratificadas por la bancada panista en la Cámara de Diputados al final del período legislativo concluido en abril. Al amparo de la LFT actual no hay fundamento que pueda dar por concluida la relación laboral, pues la misma inexistencia de un CCT vigente es motivo legal para estallar una huelga en México. Tampoco se puede hablar que haya sido resuelta puesto que las demandas de los trabajadores no han sido satisfechas ni las negociaciones han tenido éxito ni hubo un arbitraje aceptado por ambas partes. En consecuencia ni la resolución de la Corte del 11 de febrero ni la negativa del Juzgado Noveno de Distrito para concederles el amparo a los trabajadores ante el desalojo tienen sustento en las leyes vigentes.
Según el testimonio de varios de los mineros que fueron desalojados, en el operativo participaron autoridades de los tres niveles de gobierno. La Policía Federal (PF) no se limitó al uso de los gases lacrimógenos y las balas de goma sino que también percutió balas letales. Ello lo afirman varios de los testigos de la localidad que pudieron recoger los casquillos de diversos calibres tras el asalto.
Curiosamente, pocas horas después de la ofensiva contra los mineros cananenses, las autoridades federales desplegaron un segundo operativo para recuperar instalaciones propiedad del Grupo México: Pasta de Conchos. Desde hace cuatro años, un grupo de deudos de los 63 trabajadores, cuyos cuerpos permanecen atrapados en el interior de la mina, se mantenía frente a las instalaciones de la empresa para evitar que fuese sellado el acceso a los túneles. A lo largo de todo ese tiempo Grupo México ha insistido en que se clausure la entrada sin realizar el mínimo intento por recuperar los cadáveres. El objetivo claramente es evitar que emane cualquier evidencia de su responsabilidad en el accidente. Por ello, aprovechando las circunstancias en Cananea el frente Grupo México-Gobierno Federal también arrasó con el campamento de los deudos y tomó bajo su control. Así las posibilidades para rescatar los cuerpos de los mineros caídos y de paso conocer cuál fue la verdad del accidente quedarán completamente descartadas.
Las agresiones hacia los mineros tanto en Cananea como en Pasta de Conchos tuvieron su justificación ideológica a través de los medios de comunicación masiva que defienden la posición del capital. Por el lado de los deudos se ha pretendido mostrar las acciones de éstos como una serie de necedades por parte de una pequeña minoría intransigente: durante cuatro años esa es la imagen que se ha querido venderle al resto de los mexicanos. Por el lado de Cananea la ofensiva informativa ha corrido en tres direcciones: 1) un capricho de Gómez Urrutia para que se le reconozca como dirigente del SNTMMSRM, 2) el costo económico que ha tenido para la comunidad una huelga de tres años y 3) la destrucción que los trabajadores han hecho de las maquinarias de Grupo México.
Curiosamente en Pasta de Conchos se demostró que existen condiciones suficientes para intentar un rescate, mientras en el caso de Cananea los mineros hicieron trabajar los aparatos frente a la prensa, la empresa ha explicitado su intención de reabrir la mina pero con un sindicato que le ofrezca menor costo (que tenga menores prestaciones para los trabajadores) y además el gobierno ha tolerado que el propio Grupo México incumpla compromisos con él mismo para mejorar las condiciones sociales de vida. Para muestra véase la complacencia con la que el gobierno de Eduardo Bours permitió que la corporación de Larrea dejase de entregar los recursos comprometidos para el funcionamiento óptimo del Hospital del Ronquillo, que atiende a toda la población cananense, incluyendo a los jubilados y pensionados de la minera. Curiosamente esos recursos fueron redestinados por Grupo México para la candidatura de Alfonso Elías al gobierno de Sonora (Proceso, 14 de marzo de 2010, p. 40-43.)
3. Grupo México
Minera México, mejor conocida como Grupo México es la empresa propietaria del yacimiento minero de Cananea. Constitucionalmente se diría que no es de esa manera, porque los recursos del subsuelo le pertenecen a la nación, según lo que reza el artículo 27. Sin embargo, las reformas neoliberales que se implementaron durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hicieron que de facto la propiedad sobre los recursos minerales del país pasasen a manos de particulares. Durante la década de los años noventa la mina fue propiedad de Mexicana de Cananea hasta que a comienzos de la década de 2000 fue adquirida por Grupo México. Éste consorcio ya era propietario de otros yacimientos minerales en el país. En mucho el auge de este monopolio de la minería se fundamenta en las relaciones que Germán Larrea Mota Velasco construyó con el gobierno federal así como con los estatales.
La cercanía con el foxiato y el calderonato le están redituando al señor Larrea lo suficiente para estar dentro de los mexicanos que mayor riqueza concentran. Según la revista especializada Forbes su fortuna se estima en más de siete billones (en anglosajón) de dólares, suficiente para colocarlo en el lugar 127 a escala mundial. Mientras tanto su cártel, el Grupo México, está dentro de las tres principales productoras de cobre a escala mundial a la par de la chilena Codelco y la estadounidense Asarco. Con respecto a los principales monopolios cuyo origen es mexicano el de Larrea se ubica dentro de los cinco que mayores ganancias extraen del país, a la par de Telmex, Maseca, Cemex o Bimbo.
Pero como en el mundo de los negocios todo es azaroso, el indefenso Grupo México recibió del calderonato la ayuda que requería para poner en paz a esos despiadados e injustos trabajadores que de mala saña pretenden frustrar el incremento de la tasa de ganancia que los altos precios del cobre le ofrecen al señor Larrea y compañía. El agradecido gobierno de Felipillo I, el espurio, no solamente sometió a esos egoístas trabajadores sino que para colmo anunció un proyecto que subsidiará al Grupo México: la inversión de 113,000 millones de pesos para la reactivación económica de Cananea.
4. El presagio
Más allá de los resultados inmediatos o particulares que tendrá el desalojo en las minas propiedad de Grupo México, lo que presagia el hecho no son tiempos fáciles para el proletariado mexicano. La primera de ellas es el previsible endurecimiento de la represión contra el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), lo cuál acerca más la posibilidad de un desalojo del campamento que mantienen los electricistas en el Zócalo capitalino. Impedir que algo de tal magnitud ocurriese requerirá de una gran capacidad negociadora por parte del SME, pues si algo han demostrado los panistas a la hora de emplear la fuerza represiva del Estado es que carecen de cualquier dejo de sofisticación. Son brutales al mando, no hay más.
El segundo augurio que surge de este asunto es la mayor cercanía de la reforma laboral neoliberal. Para el calderonato el eliminar a los opositores más reacios es casi un hecho: los mineros fuertemente golpeados con los desalojos, el SME sometido a entidad perteneciente al limbo político y el sindicalismo charril y neocharril con pocas perspectivas de insurreccionarse. Para Felipillo I, el teólogo (por aquello de los cinco jinetes del Apocalipsis), el punto crucial sería a más tardar el período de sesiones del Congreso de la Unión del primer semestre de 2011. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, junio 07, 2010

Reyertas 93: Piratas de Sión

En la madrugada del 31 de mayo recién acaecido, el comando de élite de la armada israelí, Sayeret 13, tomó por asalto a una pequeña flota multinacional de embarcaciones que pretendían introducir 10,000 toneladas de ayuda humanitaria a la franja de Gaza. El saldo del valeroso ataque hebreo a la Flotilla de la Libertad, integrada por organizaciones pacifistas, tuvo un saldo de nueve muertos y decenas de heridos. Además, el gobierno israelí confiscó tanto los buques como el total de las mercancías que trasportaban y encarceló a toda la tripulación en la prisión de Beersheva durante tres días. Por si no fuese poco, al desproporcionado ataque hay que agregar que éste se realizó a 90 millas náuticas (167 Kms) de la costa de Gaza, es decir en aguas internacionales.
El hecho se inscribe en el contexto de una guerra que dura ya bastantes décadas, pero que en esencia se trata de la lucha entre judíos y árabes por el territorio de Palestina. Este tema lo abordé con motivo de la ofensiva militar que Israel lanzó entre finales de 2008 y comienzos de 2009 en
Reyertas 19: Israel: perseguidos y perseguidores. Los recientes eventos exigen hacer una nueva valoración sobre el estado en que se halla el conflicto judío-palestino.
1. Gaza
El pequeño territorio costero cuya población es mayoritariamente árabe fue entregado por Israel en 1995 para que lo administrase la Autoridad Nacional Palestina (ANP). Dicho acto se realizó en cumplimiento de los Acuerdos de Oslo, que fueron uno de los intentos por alcanzar la paz entre judíos y árabes. Sin embargo, para el año 2000 esos compromisos quedaron nulificados cuando Yaser Arafat, entonces máximo representante de la ANP, se negó a aceptar la propuesta que le hacía el Primer Ministro israelí, Ehud Barak, pues la consideró como una trampa. Poco después se desencadenó la Segunda Intifada. El gobierno de Israel aprovechó la situación para realizar constantes incursiones militares contra la población de la franja en represalia. Además se adjudicó el control de las fronteras entre Gaza e Israel.
En 2005 el parlamento israelí, Knéset, aprobó el retiro total de su ejército de la franja con el objetivo de distender la situación, creando condiciones para negociar la paz. Aunque tal disposición no duró demasiado.
Gaza tiene una extensión territorial de apenas 360 Km2 y una población superior al millón 500,000 habitantes. Lo que indica que su densidad poblacional es de 4,167 h/Km2, una de las más grandes del mundo. A su complicada demografía hay que añadir la poca disponibilidad natural de recursos. Agua potable, petróleo y materias primas en general requieren ser importados para sostener la vida de los pobladores de la franja. La pesca, gracias a sus 40 Km de costa, y el cultivo de algunos cítricos son las únicas actividades económicas de alguna importancia. En otras palabras, Gaza es un territorio al que necesita del exterior para subsistir.
Las limitaciones geográficas se han visto acentuadas por la política sionista que incluye el hostigamiento militar, la invasión de tierras, la destrucción de viviendas y el control estricto sobre las fronteras. El resultado fue el endurecimiento de los propios palestinos de la región, quienes tuvieron un papel decisivo en las elecciones parlamentarias de 2006 cuando Hamas consiguió la mayoría de los escaños. Con ello se abrió la puerta para que el cargo de Primer Ministro recayese en un integrante de esa organización, cargo que actualmente recae en la persona de Ismail Haniye. Esto derivó en una división entre los territorios palestinos: Cisjordania bajo control de Al Fatah con el presidente Mahmoud Abbas y Gaza dirigida por Haniye. Pero dado que Hamas es considerada una organización terrorista por Israel, Estados Unidos y la Unión Europea, el gobierno de la franja no es reconocido por dichas potencias. Más aún, desde septiembre de 2007 el gobierno israelí mantiene un bloqueo contra ésta.
2. El bloqueo
Hamas ha sido una de las organizaciones que más fuerza y decisión ha demostrado al enfrentar a Israel. Desde el comienzo de la Segunda Intifada constantemente envía ataques hacia el territorio israelí mediante atentados suicidas, lanzamientos de misiles caseros (Qassam), misiles Katyusha y morteros de fabricación casera. Esa clase de prácticas son consideradas como terroristas por parte del gobierno sionista. En consecuencia le ha exigido a Hamas, para reconocer su legitimidad para gobernar los territorios palestinos, que cumpla con tres condiciones: reconocimiento de la existencia de Israel, renunciar al empleo de la violencia y aceptar los acuerdos palestino-israelíes previos.
Sin embargo, la negativa de Haniye a aceptar las exigencias del Estado sionista fue respondida con un severo bloqueo comercial. Durante éste el gobierno de Israel cerró los pasos fronterizos de Gaza, amplió la línea de seguridad (el espacio dentro de territorio palestino en que los soldados israelíes pueden abrir fuego indiscriminadamente), restringió la zona de pesca a tres millas náuticas (5.6 Kms a partir de la línea costera) y obligó a Egipto a cerrar sus 11 Kms de frontera con Gaza.
Pero además del bloqueo, Israel ha lanzado fuertes ataques en contra de la franja como es el caso de la Operación Plomo Fundido, la que entre el 27 de diciembre de 2008 y el 18 de enero de 2009 dejó más de 1,400 palestinos muertos. Aunque, solamente la tercera parte eran combatientes, el resto de las víctimas eran civiles. El verdadero golpe de la Plomo Fundido estuvo en la gran destrucción de infraestructura productiva que hizo. Gaza se convirtió en un territorio en que, para la subsistencia de su población, la ayuda humanitaria es fundamental.
El reporte de Amnistía Internacional, Asfixiante: El Bloqueo Israelí de la Franja de Gaza, publicado en enero de 2010, expone lo duras que han sido para la población civil las consecuencias de los más de dos años de bloqueo. El 80% de la población depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir, 20,000 personas han sido desplazadas de sus hogares, los cortes de energía se prolongan cada vez más, los hospitales carecen de instrumental y medicinas, las escuelas les falta material de estudio, 700 empresas han sido cerradas por los ataques militares y el desempleo abierto alcanza el 40% de la Población Económicamente Activa (PEA).
Según algunos cálculos, se requiere el ingreso diario de 500 camiones de ayuda para garantizar la subsistencia de la población civil.
3. Caín sionista
Antes de zarpar la Flotilla de la Libertad, según los testimonios de sus propios tripulantes, se enfrentó a varios problemas. A pesar que en las seis embarcaciones que componían la flota viajaban cinco eurodiputados y una premio Nobel de la paz, las presiones que Israel ejerció sobre Chipre obstaculizaron el inicio de la travesía. Fue a instancias de las autoridades de Turquía que por fin el viaje comenzó el domingo 30 de mayo. Esa misma noche comenzaron las amenazas por parte de la marina israelí. Sobre ello quedó registrado en el blog
Crónicas desde Gaza del activista español Manuel Tapial.
Alrededor de las tres de la madrugada el grupo de asalto Sayeret 13 comenzó el abordaje del buque turco Mavi Marmara. Una vez que los efectivos israelíes llegaron en sus lanchas zodiac y descendieron de los helicópteros abrieron fuego en contra de la tripulación. En el asalto nueve de los tripulantes fueron asesinados. El gobierno del Primer Ministro Benjamin Netanyahu sostiene que sus marinos solamente respondieron a la feroz agresión que los activistas lanzaron cuando se vieron abordados. En verdad que debe dársele crédito al gobierno sionista, cualquiera se siente desprotegido frente a los palos y cuchillos de esos peligrosos pacifistas por más que se tengan en la mano un equipo militar completo, como los miembros de Sayeret 13, que incluye bombas de gas, subametralladora, flash ball, chaleco antibalas, pasamontañas y uniforme negro.
Conforme han trascurrido los días se van corroborando las versiones de los activistas de 40 nacionalidades distintas que tripulaban las seis naves de la Flotilla de la Libertad. Lo cuál indicaría que hubo varios crímenes durante el operativo. Se disparó contra civiles desarmados, se hizo un uso excesivo de la fuerza, el abordaje se realizó en aguas internacionales y no en las 20 millas (39 Kms) de aguas territoriales, los tripulantes fueron conducidos en contra de su voluntad a un puerto israelí (Ashdod), se les sometió a trato vejatorio, fueron interrogados extrajudicialmente y finalmente se les envió a la cárcel de Beersheva.
Aunque al final Tel Aviv terminó por liberar a los 682 tripulantes, originarios de 42 nacionalidades distintas, de la Flotilla de la Libertad, la respuesta dada por Israel ante la comunidad internacional es por demás incriminadora. La condena ante el ataque a un blanco de ayuda humanitaria fue mayoritaria al interior de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), solamente Estados Unidos, Italia y Holanda se negaron a condenar a Israel en primera instancia. Aunque Estados Unidos fue el que solicitó una investigación imparcial de la ONU para esclarecer los hechos. Cosa a la cuál se negó Israel. Además de lo anterior, el gobierno israelí lanzó una desafortunada campaña para conminando a los gobiernos y empresas de noticias del todo el mundo a censurar la información que proviniese de los activistas atacados. Dentro del propio Estado judío esa medida fue denunciada por el diario Maariv, así como por organizaciones políticas como la izquierdista Meretz y la pacifista Peace Now. Estas últimas llegaron al extremo de condenar las acciones de su propio gobierno.
La censura no es un arma desconocida para Tel Aviv, por el contrario. En abril recién pasado, el corresponsal de Proceso, Témoris Grecko (25/abril/2010, p. 46-48), dio a conocer el caso de la periodista Anat Kam quién trabajó para las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) y posteriormente le filtró una serie de documentos al periodista de Ha’aretz, Uri Blau. En la documentación obtenida se daba cuenta de la manera en que el gobierno israelí comete crímenes de guerra que después son “maquillados” por las instancias especializadas del ejército. Ese acto le costó tanto a Kam como a Blau la persecución judicial en su país.
El sionismo no se dio por bien servido después de haber sido exhibido internacionalmente. Además de calificar a los críticos internacionales de la política israelí de hipócritas por no colaborar con la defensa de los intereses de Israel, el gobierno Benjamin Netayahu, arremetió contra otro buque que trasportaba ayuda humanitaria para la población palestina de Gaza. El sábado 5 de junio, a seis días del asalto a la Flotilla de la Libertad, la marina sionista abordó el carguero irlandés Rachel Corrie. Aunque esta vez el asalto fue solamente a 35 millas náuticas (65 Kms) de la costa palestina. Aún en aguas internacionales, pero ahora solamente por 15 millas y, por supuesto, sin el uso de la fuerza desmedida.
Sería torpe negar que el sionismo tenga sus motivos para desencadenar suceso de esta envergadura. Desde su fundación en 1947 el Estado de Israel ha ambicionado expulsar por entero a los palestinos. La guerra de los seis días en 1967 fue el punto decisivo, desde ese momento Israel avanzó arrebatándole territorio a todas las naciones árabes que la circundan. Las últimas dos décadas del siglo XX fueron testigos de algunos intentos por alcanzar acuerdos de paz, entre otros los de Oslo. Pero los extremistas de ambos lados se encargaron de descarrilarlos.
Desde finales de los años 1990 Israel adoptó una posición más cerrada que permitió el ascenso de gobiernos ultraconservadores como el de Ariel Sharon. Estos gobiernos no han hecho más que profundizar la opción bélica. Palestina y Líbano han sido los blancos de la política israelí, pero en ninguno de esos casos ha conseguido sus objetivos. En Líbano, el Hezbollah terminó derrotando a las tropas de Israel y en Palestina sus esfuerzos por acabar con las organizaciones de gobierno han sido infructuosas, salvo por los desvaríos de Mahmoud Abbas en Cisjordania.
En gran medida los ultraconservadores requieren de la continuidad de la guerra para justificar el apoyo que reciben de los capitales monopolistas estadounidenses (principalmente), pues acuerdos de paz que reconozcan el derecho de Palestina a la existencia no sólo le entregaría el poder a la emergente facción conciliadora israelí, sino que acabaría con muchas de las ganancias que está obteniendo la industria armamentista coaligada con el sector financiero de los imperialismos anglosajones.
4. El mercader del templo
El peso financiero de la comunidad judía en Estados Unidos es lo suficientemente grande para generar una estrecha alianza entre la nación norteamericana e Israel. Dada la capacidad económica que les da el formar parte del mundo de las finanzas, muchos judíos gozan de un trato preferencial por parte de muchos políticos profesionales tanto Republicanos como Demócratas. Esto se traduce en una gran capacidad del sionismo para influir sobre las decisiones del gobierno estadounidense. A lo anterior hay que agregar que el propio Estado de Israel es un factor que determina la correlación de fuerzas en el Medio Oriente. El sionismo desempeña un papel de gerente regional del imperialismo estadounidense en una región estratégica para el comercio mundial, pero que principalmente es la mayor reserva petrolera. Así, la posición asumida por los EE.UU. frente al conflicto palestino-israelí es casi inamovible.
Desgraciadamente para las organizaciones humanitarias internacionales, el momento en la región es de una tensión creciente dados los acercamientos que se vienen dando entre ANP y Hamas, Irán se mantiene en su decisión de desarrollar su programa nuclear, Irak es un fracaso para los EE.UU. y Turquía está dejando de ser el aliado para estadounidenses e israelíes. Tal como lo indicó Alfredo Jalife-Rahme en su “Radar geopolítico: La revuelta de los países emergentes” (Contralínea, 6/junio/2010, p. 12-13), el gobierno de Recep Tayyip Erdogan, Primer Ministro de Turquía, firmó el 17 de mayo acuerdos de cooperación con Brasil e Irán. Algo que se complica más por el hecho que el buque Mavi Marmara navegaba con bandera turca y los nueve asesinados por la mariana israelí fueron turcos, lo que motivó el rompimiento de las relaciones del gobierno de Erdogan con el de Netayahu.
5. Con el pueblo palestino
Aunque es claro que a los trabajadores nos debe causar indignación cualquier acto imperialista, tampoco se trata de una solidaridad acrítica, sino que debe ser de clase. Ni el imperialismo es aceptable ni tampoco lo son los fundamentalismos religiosos sean cristianos, judíos a musulmanes. También es preciso tener claro que Hamas únicamente representa intereses nacionalistas, no los de los trabajadores. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

viernes, junio 04, 2010

Memoria Proletaria 11: Cananea

Introducción

El 1 y 2 de junio de 1906 el movimiento obrero hizo su irrupción en la historia de México con el acontecimiento de la primera huelga que trascendió. Literalmente tuvo en ese momento su bautismo de sangre a manos de un padrino anglosajón y con la venia de un cura que se sintió el padre de todos los mexicanos por un período de aproximadamente 30 años.

La industrialización, con todo y clase obrera, había comenzado en México tras la conclusión del Segundo Imperio Mexicano. Como señalé en el Memoria Proletaria 5: Apunte sobre el sindicalismo en México, desde ese momento aparecieron los primeros intentos por organizar a los trabajadores. Sin embargo, esos primeros esfuerzos que persistieron durante el último tercio del siglo XIX no tuvieron demasiada trascendencia. Cayeron en uno de dos extremos: o se convirtieron en sociedades que pretendían brindar cierta complementariedad económica a los trabajadores a través de una solidaridad que en mucho mantenía las formas de los gremios de artesanos, o se adhirieron a un anarquismo un tanto desteñido para los referentes de la misma época que se tenían tanto en Europa como en América del Sur.

La realización de una huelga no es un acto de magia, requiere de todo un proceso de organización que implica establecer una larga serie de relaciones sociales que se construyen a través del tiempo. En síntesis, se requiere de un largo y sistemático despliegue de energías para conseguir que un grupo numeroso de trabajadores, sino es que todos, detenga el proceso productivo. Hasta 1906 un evento como la huelga de Cananea, Sonora, era algo inédito en México. La audacia de los mineros fue el punto de arranque para muchos de los procesos que definieron al movimiento obrero en México, pero también el conjunto de la sociedad mexicana. A su vez, la decisión tomada por la organización de los trabajadores estuvo condicionada por una serie de circunstancias específicas que se fueron incubando a lo largo de varias décadas. No fue un evento aislado.

Han transcurrido 104 años desde que en Cananea estalló la huelga y en muchos sentidos el movimiento obrero que le es deudor, lo ha olvidado o al menos infravalorado. Una parte importante para la conformación de una conciencia de clase es el tener presente los contenidos históricos que le han dado forma al México actual. De aquí, el interés en esta sección por abordar, en la presente oportunidad, el tema de la Huelga de Cananea. Eso sí, no pretende ser una reedición de la historia posrevolucionaria de bronce que nos legó el régimen de la facción triunfante que en muchos sentidos, y para legitimarse, adulteró los procesos históricos reales con la finalidad de legitimarse. Se pretende más bien, hacer una revaloración desde el punto de vista del proletariado, de lo que significó el hecho en cuestión.

Para comenzar hay que referir que el poblado de Cananea se encuentra en la parte noroeste del estado de Sonora, cerca de la frontera con Estados Unidos. Antiguamente la región era habitada por el pueblo Pima y por las constantes incursiones de los Apaches. Fue hasta el siglo XVII cuando el padre Eusebio Kino (el mismo que descubrió que Baja California no era una isla sino una península) exploró la región que comenzó la incursión europea.

Cananea, vocablo proveniente del pima que significa “carne de caballo”, fue escenario de rebeliones indígenas hacia 1686 que pretendían sacudirse el yugo español. Sin embargo, los alzados acaudillados por el jefe pima Canito fueron derrotados por el alcalde Barba Figueroa. Ello no detuvo los frecuentes ataques de los apaches en contra de la ciudad.

En 1760 se descubrieron los primeros fundos de cobre en el paraje conocido como La Cananea, lo que fue suficiente para atraer a nuevos pobladores interesados en explotar los yacimientos cupríferos de la zona. De 1780 a 1880 las minas fueron propiedad de acaudalados españoles, tanto peninsulares como criollos, que hicieron su fortuna en la América, entre ellos: Francisco Manuel Elguea, José Pérez de Arizpe, Ignacio Pérez (hijo del anterior), José María Arballo y el general Ignacio Pesqueira. Este último consiguió someter por fin las incursiones de los apaches con el establecimiento del fuerte de San Pedro y comenzó la explotación moderna al traer de Inglaterra la maquinaria necesaria. Tras el fallecimiento del general Pesqueira en 1883, las minas fueron compradas por la compañía angloestadounidense C. D. Benham, ésta organizó la Cananea Minning Company, pero ésta solamente operó hasta 1887. Casi al mismo tiempo, el licenciado Hilario S. Gavilondo puso en operación la Empresa Minera Mexicana, que comenzó a extraer cobre en 1888.

A ocho años de funcionar la Empresa Minera Mexicana fue adquirida, junto a otras propiedades, por el coronel estadounidense William Cornell Greene, quién fundó la The Cananea Copper Company. En tres años las propiedades del coronel Greene se multiplicaron en los alrededores, así que para 1899 decidió unificarlos en la The Cananea Consolidated Copper Company, mejor conocida como la CCCC o las 4C.

Cananea en 1906

El poder económico que las minas le redituaron al empresario estadounidense, se transformaron con rapidez en influencia política. Para el 31 de octubre de 1901 fue creado el municipio de Cananea, que anteriormente formaba parte del de Fronteras. La cabecera municipal se instaló en la ciudad de Cananea. Por si eso fuese poco, gracias a los buenos oficios del señor Greene se abrió la primera línea de ferrocarril en la región, la Cananea-Naco. Con esa última obra se facilitó la exportación del mineral hacia diversos puntos de los Estados Unidos. Todo lo anterior al amparo de la dictadura de Porfirio Díaz.

1. Parto doloroso

I

Dado que las ciencias son hechas por seres humanos también están sujetas a modas teóricas que funcionan como referencia para una generación de investigadores. En el caso de las ciencias sociales no es extraño que los principales lineamientos explicativos de una teoría se filtren en el resto de las parcelas del conocimiento. No es extraño que en la actualidad la antropología, la economía, la historia, la lingüística, la psicología e incluso la filosofía den sus explicaciones sobre el mundo fundamentados en los conceptos desarrollados por los teóricos de la posmodernidad que hicieron sus primeros ensayos en el campo de la sociología. Pese a que las modas en el campo de las ciencias suelen aportar herramientas novedosas que sirven para aclarar algunas lagunas, lo cierto es que cuando se convierten en el modo de operar corriente, llevan a caminos muy alejados del conocimiento. Nos extraño que nuestros investigadores contemporáneos opten por defender su teoría antes que a la objetividad. Como la historia no es una disciplina que funcione aislada del resto de las ciencias sociales, también en ella obran las modas. Pero además de las modas de pensamiento que se generalizan en el resto de los campos sociales del conocimiento, en la historia también actúan las fuerzas terrenales que condicionan la vida social. Por su carácter como materia prima para la generación de una conciencia de un pueblo, el estudio del pasado está expuesto a los intereses políticos del régimen imperante. La canonización de un puñado de personajes no explica todo el entramado social que tuvo que resolverse para que las cosas ocurriesen. Aunque el multiplicar los objetos de estudio para escudriñar cada rincón de las sociedades no necesariamente conduce a la compresión integral de los procesos sociales, pues se corre el riesgo de perderse en las particularidades del fenómeno, es decir en convertir nuestro objeto de estudio en algo completamente desconectado del resto del mundo y del tiempo.

Respecto al caso de México, en la historiografía contemporánea algunas corrientes se inclinan por rescatar la figura de Porfirio Díaz como gobernante (como es el caso de Carlos Tello Díaz, solo por mencionar alguno). Para ellos, la dictadura porfirista representó un período modernizador que bien que mal estaba industrializando al país. Inclusive han llegado al extremo de plantear que el lapso de 1910 a 1920, es decir el de la Revolución Mexicana, como un gran retroceso para el desarrollo nacional. Según la argumentación que exponen, lo único que se consiguió fue truncar la bonanza porfirista que tras 30 años de dictadura aún estaba en ciernes.

Por principio de cuentas habría que recordar que las primeras décadas del México independiente se caracterizaron por la inestabilidad política, económica y social. Las guerras entre facciones se combinaron con las invasiones extranjeras erradicando cualquier posibilidad de introducir la producción industrial al país. No es que se careciese de proyectos para modernizar al país, pero los proyectos de personajes como Lucas Alamán, José María Luis Mora, Miguel Lerdo de Tejada, entre otros no tuvieron posibilidad de concretarse por la propia inestabilidad que rigió al México independiente. Fue hasta culminada la Segunda Intervención Francesa (1867), como indiqué arriba, que fue posible comenzar un proceso de industrialización. El comienzo tardío de éste proceso fue un obstáculo por la falta de tecnología y capital, al cuál había que agregar la ausencia de una fuerza de trabajo preparada para emprender tal proyecto. Por una parte, los trabajadores liberados tanto de la servidumbre en las haciendas como de medios de producción que le proporcionasen la subsistencia eran una porción social ínfima; no bastaban para ocupar los puestos frente a las máquinas. Por el otro lado, el reducido segmento social que podía ejercer el trabajo calificado estaba mal preparado para dirigir la industria fabril: los cuadros profesionales con que se contaban se enfocaban en el ejército, el sacerdocio, la docencia, medicina y el derecho. En esas condiciones, la lentitud con la cuál comenzó el proceso de industrialización durante los gobiernos de Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada no podía ser de otra manera que a marcha lenta.

Es preciso reconocer que la lentitud de la modernización de México fue acelerándose durante los gobiernos de Porfirio Díaz (1876-1880 y 1884-1911) y Manuel González (1880-1884). También es justo asentir que el gran mérito de Díaz fue el de allanar el camino legal para que las tecnologías y el capital se introdujesen en el país, pues ello permitía acelerar la instalación de nuevas fábricas. Pero, lo que es tan cierto como las dos premisas anteriores es que el proceso de industrialización de México no estaba siendo controlado por el capital mexicano sino por monopolios que contaban con el respaldo diplomático, financiero y militar de sus respectivos imperialismos.

Los nuevos sacralizadores del Porfiriato refieren que la bonanza mexicana se expresaba en el gran crecimiento que estaba teniendo el país. Al revisar los datos históricos que ofrece el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) es fácil corroborar esa afirmación. Dicho instituto lleva la cuenta del Producto Interno Bruto (PIB), el índice que mide el total de los productos creados en el país, desde el año de 1900. Ello nos permite tener datos ciertos al menos para la última década porfiriana. La revisión de tales arroja a primera vista que en 1903 se dio el crecimiento anual de la economía más grande en toda la historia nacional al llegar al tope de 11.04%, lo que supera por nueve centésimas porcentuales al de 1933 y por tres al de 1964. Un par de años después, 1905, se volvió a registrar una tasa de incremento en el PIB superior al 10%, algo que en la historia reciente del país no se conoce. Esos simples números bastarían para hablar del éxito que tuvo la política económica porfirista. Aunque vale la pena matizar un poco, pues la tasa anual de variación económica promedio durante esa década un 3.31%, algo que si bien no está mal, tampoco se puede calificar de impresionante. Además, tanto en 1902 como en 1906-1908 el país atravesó por momentos de crisis que le restaron fortaleza a la producción nacional.

Antes de canonizar al presidente Porfirio Díaz es preciso demostrar la contra afirmación sobre el papel de los imperialismos como reguladores del ritmo al cuál se industrializaba México durante la dictadura. De manera un tanto cuanto inocente el historiador Luis González y González nos provee de los argumentos para probar lo dicho. En la Historia General de México, coordinada por Daniel Cosío Villegas y publicada por El Colegio de México originalmente en 1976, cuya versión actualizada se publicó en 2000; González hace un recuento de las empresas extranjeras que dominaban el sector productivo mexicano, en ella aparecen nombres tan respetables como Rockefeller y Lord Cowdray (petróleo), Aldricht (hule), compañía San Rafael (papelera), Huntington (carbón), Guggenheim (metalurgia), United States Banking Company (banca), Pan American Railroad (trenes), Greene (cobre); sin contar con que grandes porciones de territorio propicio para el desarrollo de la agricultura o la ganadería fueron cedidos por ínfimos precios a extranjeros como en el caso de Louis Huller que recibió la mitad de Baja California o el de William R. Hearst quién obtuvo la módica porción de tres millones de hectáreas en Chihuahua.

Desde el punto de vista, no micro sino enanohistórico, del provincialismo criollo el rescate del Porfiriato solamente es posible de manera consecuente si se eleva a Díaz al grado de prócer nacional, aspiración suprema de nuestra burguesía conservadora. En una perspectiva más amplia, al dictador no se le debe endilgar ni la calidad de heroicidad ni la del villano, simplemente se trató de un instrumento político de los capitales monopolistas cuyos imperialismos se disputaban la posesión neocolonial de México.

La exportación de capitales hacia el país se realizaba no solamente al ritmo que imponían los imperialismos sino bajo las condiciones que dictaban éstos. Una vez más González nos brinda elementos fundamentales para ratificar lo dicho, cuando apunta que en los años postreros del Porfiriato los hombres de empresa fueron los preferidos del régimen por encima de las familias de abolengo. Dado que esos audaces empresarios eran principalmente extranjeros, el resultado fue la expansión de la inversión extranjera que alcanzó los 1,700 millones de dólares. Ese monto tenía tres grandes participantes: Estados Unidos con el 38%, Inglaterra con el 29% y Francia con el 27%.

El capital introducido de esos países les dio a sus propietarios la llave para adueñarse de la capacidad productiva mexicana: en la agricultura los precios fueron fijados por aquellas ramas vinculadas a la industria o a las exportaciones, dejando rezagadas a las demás. Así regiones enteras fueron elevadas o aniquiladas, baste recordar que durante la primera década del siglo XX los empresarios extranjeros se habían apoderado de la zona algodonera en el norte, el resultado fue el incremento de la producción de algodón y su respectivo incremento de precios. En cambio, en la península de Yucatán, en el mismo período, el henequén comenzó su declive que derivó en la disminución del precio y la posterior reducción de la producción. Un suceso análogo ocurrió en las zonas mineras, éstas fueron adquiridas por extranjeros que movilizaron a sus intereses la extracción de metales.

Pero la exportación de capitales tiene su reverso en la importación de las ganancias. Mejor dicho, desde la perspectiva de la neocolonia que se estaba conformando en México, la importación de capital tuvo su reverso en la exportación de ganancias para los capitales monopólicos. Éste fenómeno se presentó de bajo dos maneras complementarias: la primera fue el incremento de las exportaciones en los ramos acaparados por los extranjeros, la segunda a través de las importaciones de mercancías manufacturadas que se pagaban con las ganancias generadas por los monopolios. Entre 1904 y 1908 las exportaciones agrícolas pasaron de los 46 millones de pesos hasta alcanzar los 57 millones. Al mismo tiempo la importación de bienes industrializados pasó de 180 millones a 225 millones. Ciro Cardoso y Francisco Hermosillo resumen lo expuesto aquí en los siguientes términos: “El desarrollo de las exportaciones permitía importar más máquinas, equipos diversos, bienes intermedios, necesitados por las inversiones en capital social fijo y por la modernización de algunas de las estructuras productivas.” (Cardoso, Hermosillo y Hernández, Historia de la clase obrera en la historia de México, 1996, p. 28). En síntesis, la riqueza generada en el país beneficiaba primordialmente al capital monopolista.

Las condiciones de industrialización impuestas por los imperialismos durante los 40 años referidos, se crearon en México una situación análoga a la experimentada por los europeos durante la Revolución Industrial a comienzos del siglo XIX. El más notorio de esos aspectos similares fue el medio laboral. Jornadas laborales sin delimitación clara, bajos salarios que eran pagados en tiendas cuyo dueño era el propio patrón y en la que debían adquirir todos sus insumos, magras viviendas, servicios sanitarios, hacinamiento y carencia de medios legales para defenderse eran lo más cotidiano para el proletariado mexicano del Porfiriato.

El principal aspecto que distinguió a la Revolución Industrial de la industrialización de México fue, en el caso de nuestra nación, la política premeditada de los monopolistas que tendía a importar a la mayor parte o casi toda, la mano de obra calificada, así como la tecnología. El capital monopólico no estaba dispuesto a permitir un desarrollo industrial independiente de México. Esa experiencia no fue privativa del país sino que ocurría en paralelo con otras neocolonias de la misma época, verbi gratia Argentina o la Unión Sudafricana.

II

El esfuerzo desplegado para la industrialización del país tuvo su correlación en la legislación aplicable a los trabajadores y demás clases subsumidas. El objetivo era obligar al grueso de la sociedad a introducirse en la dinámica propia de la acumulación capitalista. Es decir, crear una masa social libre tanto de ejercer labores de servidumbre en las grandes haciendas, pero también libre de los medios para subsistir.

A pesar de dichos intentos, todavía en 1900 México era una nación básicamente agrícola. Según lo que estipulan los primeros censos poblacionales. La población Económicamente Activa (PEA), registrada en el año indicado con anterioridad, fue superior a las 5,430,000 personas. De ésta solamente el 19% eran propietarios o administradores del capital (burguesía y pequeña burguesía). En cambio, la clase trabajadora, junto con los artesanos, representaban el 81% de la población. Para colmo, de los aproximadamente 830,000 propietarios únicamente la cuarta parte se dedicaba a actividades industriales o comerciales, las tres cuartas partes restantes eran propietarios rurales.

Esto explica en buena medida la enorme capacidad del campo para absorber la mano de obra que se iba incorporando al proceso productivo. Lo que constituía un obstáculo para acelerar el proceso de industrialización.

Con la finalidad de salvaguardar dicho inconveniente, el Porfiriato recurrió a tres medidas para hacer más ágil la proletarización del país. Primero, se consiguió deslindar el valor del trabajo de los precios agropecuarios, de tal forma que en las regiones del Golfo de México, Pacífico Norte y Norte la remuneración para los obreros era muy superior a la que percibían en las actividades rurales. Aunque la mejora en los salarios no tenía una correspondencia con el incremento de la productividad exigida a los trabajadores: la explotación crecía aún más rápidamente que el valor de la fuerza de trabajo. En segundo lugar, el incremento de la represión con la pax porfiriana hizo que tanto en el campo como en los centros industriales las inversiones estuviesen a salvo, pero a costa de poner al obrero fabril como al agrícola a merced del capitalista, quién tenía plena capacidad para dictar las condiciones de trabajo. Finalmente, durante el Porfiriato se realizó una reforma fiscal que suprimió las alcabalas que cobraban los estados para sustituirla por gravámenes federales enfocados al consumo. De esa manera había dos perjudicados, los gobiernos estatales, pero sobretodo las clases subsumidas. La política fiscal porfiriana, en el ramo de los egresos, incluía la participación del Estado en la reproducción ampliada del capital pero sin inmiscuirse en la inversión en los sectores no rentables de la economía: educación y salud, principalmente.

Al menos desde 1872 existían organizaciones de trabajadores, como es el caso del Gran Círculo de Obreros de México (GCOM), en el país. Sin embargo, la lógica mutualista y cooperativista con que operaban en lugar de atenuar los efectos de la sobreexplotación los dejaba pasar. La idea de estas organizaciones más bien era la de solidarizarse con el resto de los agremiados de manera en que se supliesen las carencias individuales con la cooperación del resto. En su defecto, se trataba de organizar cooperativas de artesanos al estilo foureriano u owenista.

Un elemento adicional de la política laboral del Porfiriato para depreciar el valor de la fuerza de trabajo era fomentar la inmigración de fuerza de trabajo proveniente de Europa, tal como ocurrió en la misma época con naciones americanas como Argentina, Uruguay o Brasil, o asiática. La política migratoria del Porfiriato fue bien aprovechada por el capital monopolista que trajo consigo a lo mano de obra calificada que requería y priorizando el empleo de ésta sobre la nacional.

2. Liberalismo redivivo

I

Las dos décadas finales del siglo XIX fueron las de esplendor político para la dictadura. Las reformas e instituciones instrumentadas por Díaz desde su ascenso al poder hacían gala de una gran efectividad para contener cualquier descontento social. Cosa que comenzó a entrar en declive hacia la última década porfirista. Pero más allá de presentar explicaciones que reducen este fenómeno a un simple asunto cronológico, al inevitable envejecimiento del presidente y su camarilla de ministros, es importante adentrarse en el entramado de las relaciones sociales que se fueron desarrollando durante esa etapa.

La política de doble rasero aplicada por Díaz ante el surgimiento de opositores fue un factor más importante para explicar la prolongada decadencia del régimen, que el de la edad. Por un lado, quienes se oponían a alguna medida del gobierno, siendo éstos parte de la elite social eran combatidos con mucha suavidad. No era necesaria la brutalidad, dado que por sus propias condiciones esta clase de adversarios tenía más que perder enemistándose con el dictador que cediendo ante él. Por ellos, este tipo de problemas se resolvían a través de las negociaciones directas. Al final, el asunto se superaba cuando Díaz conseguía disminuir el poder político de sus contrincantes, en tanto que éstos se conformaban con algo que les permitiese incrementar sus caudales de riqueza.

El segundo método del Porfiriato para frenar a la oposición era el de la represión más completa posible. Por su puesto que este recurso únicamente se empleaba contra aquellos adversarios que provenían de las clases subsumidas. A lo largo de toda la dictadura de Díaz las revueltas populares fueron una constante, pero ninguna de ellas prosperó por la saña con que fueron reprimidas. En realidad aplicar esta doble política fue algo bastante hábil por parte del régimen, puesto que la capacidad económica vinculada al poder político le habría ocasionado verdaderos problemas si no hubiese negociado soluciones ventajosas para el Porfiriato. En cambio, reprimir una insurrección popular implicaba llevarla hasta sus últimas consecuencias, hasta acabar con todos los recursos que pudiesen tener los rebeldes, pues de otra forma lo único que se podía obtener era atizar los descontentos.

¿De dónde llegó entonces la decadencia del Porfiriato? Ante el férreo control que existía sobre la sociedad y la complicidad establecida con los estratos sociales altos, la verdadera oposición al régimen solamente podía venir de la combinación entre ambos sectores. Aunque para conseguir cierta sincronía entre ambas fue preciso un proceso de desgaste muy lento de las instituciones porfirianas. Éste comenzó en la propia esfera de la burguesía terrateniente que fue favorecida durante las primeras décadas porfirianas. Conforme ésta iba adquiriendo mayor poder económico iba requiriendo de mayores espacios para continuar con su aletargado proceso de acumulación. Pero, justo esas necesidades expansivas chocaron con la política de abrir el sector productivo al capital monopolista, es decir a la inversión extranjera. Al principio, durante la década de los años 1890, los críticos provenientes de esos estratos sociales privilegiados, no fueron más allá de cuestionar los elementos que les ocasionaban mayor contrariedad para seguir avanzando en la consecución de sus propios intereses. Posteriormente, la crítica se fue haciendo más ácida al interior de los sectores que tenían acceso a una formación profesional hasta que algunos de estos elementos consiguieron transgredir las fronteras sociales para introducir sus ideas en las clases subsumidas al mismo tiempo que se enriquecían gracias al contacto directo con los explotados.

La organización en que se expresa de manera completa este proceso de fusión entre la crítica ilustrada emanada de los privilegiados del régimen y la crítica terrenal de los trabajadores mexicanos, fue el Partido Liberal Mexicano (PLM). Éste tuvo su origen en la convocatoria que Camilo Arriaga, emparentado con Ponciano Arriaga, veterano de la guerra de Reforma, hizo para conformar al partido. La creciente influencia sobre el pueblo que la Iglesia Católica recuperó durante la presidencia de Díaz indignó a muchos liberales de viejo cuño. A tal punto llegaron las disputas que en San Luis Potosí comenzó en el verano de 1900 una agria disputa entre las autoridades eclesiásticas de la ciudad y el grupo de liberales encabezado por Camilo Arriaga: el Círculo Liberal Ponciano Arriaga. El debate degeneró en una convocatoria lanzada el 30 de agosto del mismo año por el círculo, en ésta se llamaba a todos los círculos liberales del país para realizar el primer congreso liberal el 5 de febrero de 1901 en la capital potosina. El objetivo de dicha reunión era conseguir la reorganización de un partido liberal a la usanza del que construyó la generación de la Reforma. Muchos de los participantes, incluyendo al propio Camilo, no tenían mayor crítica ante el Porfiriato que el abandono que hizo éste de los postulados del liberalismo para sustituirlos con la filosofía positivista.

De ese primer congreso se conformó la Confederación de Clubes Liberales de la República que tenía por objetivo coordinar los trabajos en todo el país para alcanzar el objetivo, ya expuesto, de conformar un nuevo PLM.

Además del avance organizativo obtenido en ese primer evento, Arriaga tuvo otro gran triunfo al conseguir que los hermanos Flores Magón, Jesús, Ricardo y Enrique, quiénes desde 1900 encabezaban la publicación del periódico Regeneración, se integrasen a los círculos liberales. Las polémicas desatadas por éstos, principalmente por Ricardo, nutrieron a la naciente organización. Poco a poco las posiciones políticas de los liberales se fueron radicalizando.

Pese a que durante sus primeros meses de existencia el grupo liberal estaba lejos de tener cuestionamientos más fuertes contra el régimen de Díaz, éste los percibió como una amenaza, en consecuencia se lanzó en su persecución. Cuando Arriaga y sus demás compañeros preparaban el segundo congreso liberal, en enero de 1902, una serie de operativos policiales contra los miembros del Club Ponciano Arriaga culminaron con el arresto de toda la dirección del núcleo potosino, lo que impidió la realización de la reunión nacional programada para el 5 de febrero.

La serie de aprehensiones que padecieron los liberales en todo el país permitió que surgiesen las divisiones internas. Mientras una parte, encabezada por Ricardo Flores Magón, se radicalizó, el grupo potosino se mantuvo firme en el anticlericalismo y las acusaciones contra Díaz por su defección al liberalismo.

Una vez que los principales dirigentes liberales habían sido excarcelados y pese a las crecientes divergencias, el Club Ponciano Arriaga lanzó un Manifiesto a la nación firmado el 27 de febrero de 1903. En dicho documento se colocaba a los capitalistas, el clero, la alta burocracia y milicia como los principales responsables de la pésima situación nacional. El manifiesto fue firmado por Camilo Arriaga, Antonio Díaz Soto y Gama, Benjamín Millán, Juan Sarabia, Ricardo Flores Magón, Santiago de la Hoz, Enrique Flores Magón, Juana Gutiérrez de Mendoza, Evaristo Guillén, Federico Pérez Fernández, Rosalío Bustamante, Elisa Acuña y Rosete, Alfonso Cravioto, María del Refugio Vélez, Tomás Sarabia, Alfonso Arciniega y Humberto Macías Vélez. En ese documento, también se hizo un llamado general para crear clubes liberales en el resto del país con la intención de combatir al régimen porfirista.

Sin embargo, desde marzo del mismo año, cuando se comenzó a discutir la táctica de lucha a seguir, se profundizaron las divisiones internas. El punto que las aceleró fue cuando Santiago de la Hoz fundó en la Ciudad de México el Club Redención Antireeleccionista y el diario Excélsior con la pretensión de contender contra el dictador en las elecciones de 1904. Dos procesos simultáneos se desataron con esta acción. Primero, la persecución en contra de los liberales se reactivó con virulencia y, segundo, el principal centro político para el liberalismo se trasladó de San Luis Potosí a la Ciudad de México. Es decir, del Club Ponciano Arriaga al Redención.

El acoso del régimen al que fueron sometidos los clubes llevó a Camilo Arriaga al exilio en los Estados Unidos y a los Flores Magón a la cárcel de Belén, primero, y luego a seguir el camino del refugio político con el cruce de la frontera norte.

Los primeros meses de la estancia de la dirección liberal en Estados Unidos fueron decisivos. La mayor parte del grupo tomó el partido de Arriaga, aunque éste seguía apoyando a los Flores Magón mediante la obtención de recursos que financiasen la publicación de Regeneración en su segunda época. Entre el grupo de subscritores que a instancias del ingeniero Arriaga respaldaron la edición del diario estuvo el magnate Francisco I. Madero.

El acoso por parte del Porfiriato no cesó. El hostigamiento se hacía entre la velada colaboración que la policía estadounidense con el gobierno mexicano y los agentes provocadores que Díaz tenía apostados para seguir a los liberales. Ello ocasionó que en febrero de 1905 las oficinas de Regeneración fueron mudadas de San Antonio en Texas a Saint Louis, Missouri.

Pero en St. Louis las diferencias entre los Flores Magón y Arriaga siguieron creciendo debido al contacto que los primeros entablaron con el grupo de anarquistas de Chicago, encabezados por Emma Goldman. La influencia de Ricardo en el grupo liberal se hizo más fuerte conforme iban desarrollándose los planes de éste para una generar una revolución armada que derrocase al régimen porfirista. Así, pera septiembre de 1905 se conformó la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano con Ricardo Flores Magón como su presidente. Un mes después, el propio Ricardo publicó en El Colmillo Blanco, órgano liberal, un artículo muy fuerte en contra del ingeniero Arriaga. En ese texto aquél le recrimina a éste el haberle dado la espalda a la causa e irse a refugiar al consulado mexicano en St. Louis, al amparo del gobierno que decía combatir. Aunque más de uno de sus antiguos compañeros encontraron excesiva e injustificado el ataque, lo cierto es que esa sucesión de hechos dejó completamente fuera del escenario político a Camilo Arriaga.

Por su parte, la Junta Organizadora del PLM publicó a finales de septiembre de 1905 las Bases para la Unificación del Partido Liberal Mexicano. En éstas se llamaba a todos los mexicanos a conformar agrupaciones lo más numerosas posibles y se anunciaba que la Junta se encargaría de fomentar el surgimiento de la mayor cantidad posible de publicaciones opositoras al Porfiriato.

Finalmente, tras sortear diversos problemas con la represión porfiriana, apoyada por el gobierno de los Estados Unidos, en febrero de 1906 se volvió a publicar Regeneración desde St. Louis y con la ayuda del Partido Socialista de los EE.UU. Muy pronto la publicación tuvo impacto en el naciente movimiento obrero mexicano.

II

Sin duda que dentro de la conformación del Partido Liberal Mexicano y, consecuentemente, del estallido de la Huelga de Cananea, el papel de los hermanos Flores Magón fue determinante. Por ello vale la pena hacer un breve recuento sobre quiénes fueron estos personajes.

Jesús, Ricardo y Enrique fueron hijos del matrimonio formado por Teodoro Flores y Margarita Magón. Ambos liberales de la más firme convicción en la obra de Benito Juárez. La firmeza ideológica de Teodoro lo llevó a participar en el ejército mexicano durante la Segunda Intervención Francesa, alcanzó el grado de Teniente Coronel y destacó en la batalla del 2 de abril de 1867 en la ciudad de Puebla. Tras el triunfo de la República regresó a su natal Oaxaca para habitar junto a su segunda esposa, Margarita Magón, en las comunidades mazatecas de la sierra de Huautla. Pese a su origen mestizo y criolla, el matrimonio Flores Magón se destacaron como dirigentes dentro de las comunidades indígenas. Criaron a sus tres hijos (Jesús, Ricardo, Enrique) con base en los principios del liberalismo juarista que profesaban. Pero, para darles mayores oportunidades de educación profesional a sus hijos el matrimonio decidió mudarse a la Ciudad de México en 1881.

Jesús Flores Magón. Fue el mayor de los hermanos, nación en Teotitlán del Camino el 6 de enero de 1871. Llegó a la capital del país a la edad de diez años para continuar sus estudios. En esa ciudad ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente en la Escuela de Jurisprudencia de la cuál egresó como abogado en 1897. Se incorporó a los movimientos sociales anti-porfiristas en 1892, cuando un grupo de estudiantes de la Preparatoria y de Jurisprudencia realizaron movilizaciones en contra de la tercera reelección de Díaz. Fue fundador del periódico Regeneración junto a sus hermanos en el año de 1900. Al año siguiente participó como delegado en el primer Congreso de Clubes Liberales en San Luis Potosí. Al regreso a la Ciudad de México, imbuido por el fervor potosino, fundó junto a Diódoro Batalla la Asociación Liberal Reformista en cumplimiento de los acuerdos del congreso.

Sus artículos críticos hacia el sistema judicial, publicados en el semanario Regeneración, le valieron la represión por parte del régimen, varias veces mediante el encarcelamiento. La oleada de represión de 1903 que llevó a la dirigencia liberal al exilio en Estados Unidos también arrastró a Jesús. Sin embargo, las polémicas, ya señaladas, entre su hermano Ricardo y el ingeniero Camilo Arriaga, lo llevaron a permanecer del lado del segundo, pues consideraba que sus hermanos (Ricardo y Enrique) estaban transitando hacia el anarquismo.

Jesús Flores Magón

El regreso a México de Jesús se dio hasta 1911. Enseguida comenzó a trabajar en una versión más moderada de Regeneración que se editaba en la Ciudad de México y mantenía gran distancia frente a la edición que se imprimía en Estados Unidos. Durante la presidencia de Francisco I. Madero fungió como ministro de Justicia y Gobernación.

Nuevamente partió hacia el destierro en 1913 tras el golpe de Estado de Victoriano Huerta. A su regreso se dedicó a desempeñar su profesión como abogado hasta su fallecimiento el 7 de diciembre de 1930 en la Ciudad de México.

Ricardo Flores Magón. Nació en San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca, el 16 de septiembre de 1873. Su llegada a la capital del país fue cuando apenas contaba con ocho años de edad, al igual que su hermano mayor, ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y posteriormente a la de Jurisprudencia, aunque jamás concluyó su carrera como abogado. Se incorporó a la oposición al Porfiriato durante las manifestaciones que en 1892 organizaron los alumnos de jurisprudencia y de la preparatoria en contra de la tercera reelección de Díaz a la presidencia. En éstas participó como orador en un mitin antireeleccionista en el patio del Palacio de Minería. En su discurso le reprochó al presidente haber abandonado los principios del Plan de Tuxtepec. La agitación política lo llevó a unirse al grupo de estudiantes de derecho dirigidos por Joaquín Clausell, durante tres meses sostuvieron la publicación del periódico El Demócrata.

Tras abandonar sus estudios, salió de la Ciudad de México para radicarse en Pachuca, dónde laboró en calidad de amanuense en un despacho de abogados. Para 1900 regresó a la capital y, después de varios años de ahorros, junto a sus hermanos Jesús y Enrique, fundó el periódico Regeneración cuyo primer número fue publicado el 7 de agosto.

Asistió al Congreso Liberal convocado por Camilo Arriaga como representante del semanario que publicaba junto a sus hermanos, además del Comité Liberal de Estudiantes de San Luis Potosí. Su discurso ante el pleno fue el más radical de entre los oradores que participaron. Aunque se ganó con ello el respeto de los demás delegados, sus argumentos no fueron incluidos en la declaración final, dado el temor que su radicalidad le ocasionó a la concurrencia. Pese a ello, Ricardo se integró como agremiado de la Asociación Liberal Reformista en la Ciudad de México.

Tres meses después de la reunión liberal, los editores de Regeneración fueron aprehendidos por la policía bajo el cargo de difamación. Se les recluyó en la cárcel de Belén, en donde permanecieron hasta abril de 1902.

Una vez en libertad, Ricardo volvió a la actividad periodística en contra del régimen, ahora desde las páginas de El Hijo del Ahuizote. Sin embargo, sus críticas hacia el secretario de guerra, el general Bernardo Reyes, fueron motivo para que se le volviese a arrestar, aunque ahora en la cárcel militar de Santiago Tlatelolco. Ahí permaneció cuatro meses, de septiembre de 1902 a enero de 1903. Durante tres meses de libertad que gozó en ese año, retornó a la actividad política antiporfirista. Se adhirió a la idea de Santiago de la Hoz para ser parte del Club Antireeleccionista Redención. Sin embargo, para abril de ese mismo año fue vuelto a encarcelar en Belén. Durante su reclusión, los liberales fueron víctimas de todo tipo de hostigamientos por parte del régimen, por lo que la mayoría de los dirigentes se exilio en los Estados Unidos. A su salida de la cárcel, Ricardo se dirigió a encontrarse con sus compañeros en el extranjero.

Ricardo Flores Magón

Allí se hicieron más claras las diferencias familiares. La polémica desatada entre moderados contra radicales alcanzó a los Flores Magón. Mientras Jesús tomó partido por el ingeniero Camilo Arriaga, Ricardo encabezaba el ala radical, acompañado del hermano menor de ambos: Enrique. Desde finales de 1904 se reanudó la publicación de Regeneración, pero en esa oportunidad ya desde San Antonio, Texas. El acoso de la policía estadounidense y de los agentes mexicanos, llevó a la mudanza de la redacción del periódico hacia la ciudad de Saint Louis, Missouri. En esa ciudad se conforma un sólido grupo que comenzó a conocerse como los magonistas. Estaba integrado por Ricardo y Enrique Flores Magón Práxedis Guerrero, Librado Rivera, así como de los hermanos Juan y Manuel Sarabia, Antonio I. Villareal y Anselmo Figueroa. Lamentablemente el grupo había perdido ahogado en el río Bravo, durante su estancia en Laredo, a Santiago de la Hoz quién junto a Práxedis Guerrero poseían una gran claridad teórica y política.

El 28 de septiembre de 1905, los magonistas, conforman la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, lo que complementan haciendo un llamado al pueblo mexicano a organizarse en contra de la dictadura. Rápidamente encuentran eco en diversas comunidades del país en que se conforman círculos de simpatizantes que hacen sus aportaciones para sostener el trabajo clandestino de la Junta y las publicaciones revolucionarias. Los avances entusiasman a los magonistas que deciden publicar el 1 de marzo de 1906 una convocatoria a todos sus partidarios para que envíen propuestas con la finalidad de integrarlas en un documento amplio que sirva como programa político para la nueva organización.

Con el objetivo de burlar la persecución de las autoridades, el grupo decide separarse. Ricardo se dirigió a Canadá, en donde estuvo en Toronto, luego a Montreal (en dónde reciben noticias sobre los sucesos de Cananea) y finalmente se establecen en El Paso, Texas, desde ahí buscan organizar alzamientos revolucionarios en contra del régimen.

A partir de septiembre, el grupo de liberales organizado entorno a Ricardo intenta llevar a cabo los alzamientos, entre ellos la Revuelta de Acayucán, pero fracasan. El cerco se estrecha en torno a la dirigencia liberal. Regeneración es vuelto a clausurar, el encargado de su publicación, Librado Rivera fue apresado por tres semanas. El levantamiento en Veracruz fue derrotado en octubre, Juan Sarabia fue detenido a finales de octubre en Ciudad Juárez y se le envió a la prisión de San Juan de Ulúa. En cuanto a Ricardo, éste tuvo que dejar otra vez la ciudad donde se había instalado. Fue primero hacia Los Ángeles y posteriormente se refugió, a comienzos de 1907, en San Francisco. En esta última ciudad pudo estar tranquilo a pesar de las hambrunas debido a que estaba completamente destruida como consecuencia del terremoto de 1906.

En tanto, Práxedis Guerrero consiguió echar a andar un nuevo órgano de prensa desde la ciudad de Los Ángeles. Justo al cumplirse un año de la huelga de Cananea, comenzó a circular Revolución. Esto le permitió al grupo establecer en la ciudad californiana un nuevo centro de trabajo al que pronto llegaron Ricardo, Librado Rivera y Antonio I. Villareal. Es durante esa etapa que comienza su relación con María Talavera, quién además de su pareja se convirtió en su principal colaboradora, pues compartía los mismos objetivos e ideología que Ricardo. Se intentó reconformar la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano, pero muy pronto los detectives encabezados por Thomas Furlong dieron con la ubicación de los floresmagonistas, apoyados en la policía estadounidense realizaron un operativo el 23 de agosto de 1907 en el cuál arrestaron a todos los dirigentes de la Junta. Al poco tiempo, enero de 1908, Revolución dejó de circular.

Ricardo permaneció prisionero hasta el 3 de agosto1910, durante esos casi tres años de presidio, fue trasladado en diversas ocasiones hasta que se le envió a la prisión de Yuma. Sin embargo, el cautiverio no mermó su papel como principal propagandista de la revolución armada en México. Los fracasos insurreccionales de 1906-1907 no minaron su disposición, mucho menos la convicción de sus ideas y sobre los métodos. Sin embargo, el aislamiento impidió que dirección liberal pudiese corregir a tiempo los errores que se habían cometido durante los alzamientos de 1906. Así, la rebelión convocada para el 25 de junio de 1908 no fue bien preparada por los Flores Magón, por lo que terminó bastante disminuida por las fuerzas porfiristas antes de comenzar y los pocos grupos armados que consiguieron levantarse fueron rápidamente contenidos.

También durante esa etapa de presidio, se manifestó un fervor entre los socialistas, liberales y anarquistas estadounidenses por el floresmagonismo, ello pese al aislamiento al que estaba sometido. La entrevista con el periodista John Kenneth Turner sin duda que fue clave en ese proceso. La American Federation of Labors (AFL), a través de su dirigente Samuel Gompers y el Partido Socialista, mediante la legendaria Mary Harris (Mother Jones), condujeron esfuerzos importantes para conseguir la liberación de Ricardo.

La admiración que se generó dentro del movimiento obrero estadounidense hacia el anarquista oaxaqueño fue importante para la nueva puesta en circulación de Regeneración. Tras ser excarcelado, sus seguidores, tanto mexicanos como gringos, organizaron un mitin en su honor en la ciudad de Los Ángeles, California. Al mismo tiempo que una colecta de fondos que alcanzó para poner en operación las rotativas.

El proceso desatado por las elecciones de 1910 reavivó el ánimo revolucionario de Ricardo. Se reorganizó la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano para alistarse a la lucha armada que se acercaba. Aunque los floresmagonistas no se adhirieron al Plan de San Luis Potosí, pues el oaxaqueño le hizo ver a sus principales compañeros que la de Madero era una revolución burguesa sin contenido social. Así que los liberales se limitaron a organizar algunas acciones armadas, principalmente en la frontera con Estados Unidos, pero sin grandes logros. El mayor avance que tuvieron fue la toma de Mexicali, el 29 de enero de 1911, pero ésta les fue arrebatada en junio del mismo año por tropas maderistas. Poco antes, el propio Madero, en su esfuerzo por unificar entorno a su figura a todos los grupos revolucionarios, invitó a Ricardo a unirse al Plan de San Luis, cosa que una vez más fue rechazada por el anarquista oaxaqueño. En lugar de ello, firmó el Manifiesto del 23 de septiembre de 1911, cuyo sentido era el de dar por finiquitado el programa político de 1906 para sustituirlo por uno de corte abiertamente anarquista.

Las decisiones políticas y la decisión de mantenerse en Los Ángeles durante la lucha armada, le valieron fuertes críticas a Ricardo que provenían de sus antiguos camaradas anarquistas. En Francia, Les Temps Nouveaux se lanzaron con gran vehemencia en contra de Flores Magón, pero en descargo o franco respaldo a las decisiones del oaxaqueño salieron personalidades dentro del anarquismo de la talla de Emma Goldman y Piotr Kropotkin, quiénes festejaban el esfuerzo desplegado por los liberales.

Debido a la firme reticencia a integrarse con la revolución maderista triunfante a mediados de 1912 fue nuevamente sentenciado por violar las leyes de neutralidad estadounidenses. Permaneció en la prisión de McNeil Island, Washington, hasta enero de 1914. Al retomar su actividad política se lanzó en contra de los gobiernos de Huerta, primero, y de Carranza, posteriormente. Lo que fue motivo para que una vez más se le siguiese proceso judicial en Estados Unidos en febrero de 1916, aunque en esta ocasión solamente pasó cuatro meses en prisión, gracias a la solidaridad del Industrial Workers of the World (IWW). Ese lapso de reclusión fue aprovechado por Ricardo para dedicarse a escribir algunas piezas literarias de corte anarquista, la más conocida el drama Tierra y Libertad.

La Primera Guerra Mundial implicó un gran cambio en la política interna estadounidense, pese a la su neutralidad durante los tres primeros años, fueron proscritas las publicaciones anarquistas, entre ellas Regeneración que se había vuelto a publicar desde 1914.

Durante poco más de año y medio, Ricardo gozó de libertad, la cuál se volvió a ver truncada tras la publicación del número 262 de Regeneración. En esa edición se incluía un Manifiesto a los anarquistas de todo el mundo, que convocaba a convertir la guerra mundial en una gran revolución social que exterminase a la burguesía. Nuevamente fue aprehendido, ahora junto a Librado Rivera. Se le condenó a permanecer 21 años en prisión. Originalmente se le envió al presidio de McNeil Island, pero pronto se le trasladó al penal federal de Leavenworth, Kansas. Tras cuatro años de condena Ricardo comenzó a resentir los años de penurias y el prolongado encierro: comenzó a perder la vista rápidamente. El hecho fue aprovechado por sus partidarios para solicitar que le fuese perdonada la condena. Sin embargo, los jueces le pusieron como requisito el que solicitase perdón por sus crímenes. Debido a que hacer lo que le solicitaba la corte implicaba abdicar de sus principios políticos e ideológicos, Ricardo se negó. De ese modo, permaneció encarcelado hasta que el 21 de noviembre de 1922 falleció en la penitenciaria de Leavenworth. El motivo de su defunción es incierto hasta la fecha. Hay tres versiones. Una, la oficial, dice que fue por un paro cardiaco. La segunda, la de Librado Rivera, sugiere que fue asesinado en su celda mediante ahorcamiento. La tercera, la de otros reclusos del penal, sostiene que fue golpeado hasta morir por los custodios.

Enrique Flores Magón. Nación en Teotitlán del Camino, Oaxaca, el 13 de abril de 1877. Desde muy pequeño llegó a la Ciudad de México traído por su familia. A sus quince años de edad, siendo estudiante de la Escuela Nacional Preparatoria, en 1892 se incorporó al movimiento estudiantil en contra de la tercera reelección de Porfirio Díaz, a partir de ahí comenzó su militancia política. Más tarde terminó la carrera de auditor y contador, aunque también realizó estudios en la Escuela de Jurisprudencia. En 1900 se inició en el periodismo en el proyecto que construyó junto a sus hermanos Jesús y Ricardo: Regeneración. Tras la incautación de las prensas familiares, colaboró en El Hijo del Ahuizote que había sido fundado por Daniel Cabrera. Sus críticas hacia el general Bernardo Reyes le valieron ser encerrado en la prisión militar de Santiago Tlatelolco junto a su hermano Ricardo. Según el testimonio del propio Enrique, las discusiones que sostuvieron en ese período les permitieron sincronizar muchos elementos de su pensamiento. En enero de 1903 fue liberado, pero unos meses después, como consecuencia de las protestas que encabezó el 2 de abril en contra de Díaz, volvió a ser arrestado. En esta ocasión se le recluyó en la cárcel de Belén.

El exilio de Enrique transcurrió en varias ciudades de Estados Unidos y Canadá. El motivo de ese largo peregrinaje fue evitar la persecución a la cuál fueron sometidos los magonistas, a través de la agencia de detectives Pinkerton y de los agentes mexicanos infiltrados para provocar. Junto a su hermano Ricardo en 1905 se hizo con el control del Partido Liberal mediante la organización de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. Sus esfuerzos rindieron frutos con la creación de diversos círculos liberales, principalmente en la zona fronteriza de México. Entre esos estuvo el club que encabezó la huelga de Cananea.

Enrique Flores Magón

Participó en la promulgación del Programa del Partido Liberal Mexicano el 1 de julio de 1906. También tuvo una labor fundamental para sostener la publicación de Regeneración y de Revolución. Compartió con Ricardo varios ingresos a los penales de Estados Unidos, hasta 1918 en que fue enviado a la penitenciaria federal de McNeil Island, su último período de prisión en aquél país. Un año antes, las diferencias con Ricardo se hicieron demasiado profundas, por lo que sobrevino el rompimiento político en 1917. En 1923, tras la muerte de su hermano, decidió regresar a México aprovechando la amnistía a los revolucionarios que había dado el gobierno de Álvaro Obregón. Su retorno fue bastante difícil en términos políticos, pues muchos de sus antiguos compañeros de la Junta Organizadora del PLM, pues se habían incrustado como funcionarios del obregonismo. Su reintegración plena a la política nacional se dio hasta una década después, cuando en 1933 colaboró con la dirección de la Liga Nacional Agraria en la fundación de la Confederación Campesina Mexicana, una de las organizaciones que impulsaron la candidatura del general Lázaro Cárdenas del Río a la presidencia en 1934.

Finalmente, el 28 de octubre de 1954 en la Ciudad de México, falleció Enrique Flores Magón.

La trayectoria de estos tres hermanos demuestra que una pequeña parte de los pocos cuadros intelectuales que se formaban en el país se convirtió en una amenaza para el régimen porfirista en cuanto se vinculó a las necesidades de las clases subsumidas. Varios de los postulados que, sobretodo Ricardo y Enrique, defendieron desde 1905, y que habían sido motivo para alejar a los intelectuales de la democracia burguesa de la talla de Camilo Arriaga o Francisco I. Madero, fueron después retomados por éstos. No solamente se trata de los puntos del Programa del PLM que se retomaron en 1917 para la Constitución, sino de la propia idea de explotar la vía electoral (1904), primero, y después la necesidad de la lucha armada para derrocar al Porfiriato. Profundizar en esta veta promete rendir muchos más frutos para la explicación de la historia mexicana que la teoría del envejecimiento del régimen.

3. Clubs liberales

I

Si bien el Programa del Partido Liberal Mexicano se promulgó hasta el 1 de julio de 1906, es decir justo un mes después de los sucesos de Cananea, el proceso de su conformación sí influyó de manera decisiva para el estallido de la huelga. Desde su nueva puesta en circulación, a finales de 1904, Regeneración sirvió no solamente como órgano de difusión de ideas, sino como instrumento de organización política de los mismos clubes liberales. Para muchos de los obreros y campesinos cuyas primeras letras en política vinieron de la publicación emblemática del floresmagonismo, los planteamientos que se hacían en el periódico les daban solución a los problemas que enfrentaban cotidianamente o al menos les explicaba el porqué de su situación. Ese trabajo fue útil para que los trabajadores se sintiesen identificados con la causa revolucionaria que proponía el PLM.

Además el floresmagonismo tuvo el acierto de darle a su publicación un carácter bidireccional. Es decir, no solamente se trataba del discurso que se les ofrecía a los trabajadores, sino de la posibilidad, e incluso incitación, para que éstos escribiesen a la redacción de Regeneración para plantear sus necesidades. Ese mismo carácter fue bien recogido por la Junta Organizadora del PLM, que dentro de las Bases para la unificación del Partido Liberal Mexicano hicieron el llamado a sus agremiados para que expusiesen los proyectos y demandas de su comunidad o centro de trabajo. Ese material, además de enriquecer los temas abordados en el periódico fue la base para estructurar el Programa del Partido Liberal Mexicano.

Cabe destacar que a diferencia de algunos intentos recientes por hacer ejercicios similares, como en el caso de La Otra Campaña, el floresmagonismo tuvo la gran virtud de no convertir el producto de éste en una larga lista de deseos y agravios, sino que fue capaz de sintetizar y sistematizar las necesidades de los trabajadores mexicanos. El proceso para sensibilizar la problemática social fue tan efectivo que los puntos del PLM representaban la parte medular de una reforma social tan sentida y tan importante para la sociedad mexicana que 51 de los 52 puntos que contiene dicho programa fueron retomados, al menos en parte, por el Congreso Constituyente de 1916-1917, como lo indicó el historiador James D. Cockcroft en su libro Precursores intelectuales de la revolución mexicana de 1971. Aunque es preciso reconocer que el programa del PLM también tuvo inconsistencias importantes con el internacionalismo obrero, pues abordaba el asunto de la inmigración de trabajadores chinos a México con mucha xenofobia: exigía que fuese completamente prohibida su entrada al país.

Pero más allá de la trascendencia que tuvo como programa político, no debe omitirse que dicha publicación no era más que la mitad de los planes del floresmagonismo. Es decir, era el contenido. Faltaba la forma en cómo conseguirlo. El trabajo de la Junta Organizadora en ese período de 1905-1906 también se enfocó en ese problema, de ahí la preocupación por conformar círculos liberales. La idea era conseguir que las condiciones fuesen propicias para el levantamiento de una revolución armada en contra del régimen de Díaz. Una lucha comenzada por los más desfavorecidos por la dictadura, los que cada que intentaban rebelarse eran fuertemente reprimidos debido a sus condiciones de miseria y a su falta de capacidad organizativa. Sin duda que el proyecto floresmagonista estaba basado en superar la segunda de esas limitaciones, al tiempo que se neutralizaba a la primera. En algún sentido consiguieron ese objetivo, pues pese a que ninguno de sus intentos prosperó en una revolución como tal, sí consiguieron que la represión no fuese lo suficientemente efectiva, más allá de la brutalidad empleada por el Porfiriato, para erradicar el problema.

En los términos planteado, queda claro que Cananea era para los Flores Magón la chispa que detonaría una gran rebelión popular. De ahí que perseverasen en fomentar movimientos de corte similar en otras regiones del país.

II

Desde los primeros intentos del Club Liberal Ponciano Arriaga por reconformar el Partido Liberal, la intención siempre fue hacerlo mediante pequeños círculos que en cada comunidad se dedicasen a promover la organización política de la sociedad. Ese esquema organizativo fue continuado e incluso perfeccionado por los Flores Magón. Si en el manifiesto del 30 de agosto de 1900 los liberales convocaban a todos los círculos defensores del liberalismo para reconstituir al partido de la Reforma, en las Bases para la unificación la Junta no se limita a hacer un llamado, sino que desde meses atrás había procurado enviar agentes de la revolución a los principales centros productivos en la zona norte y costa del golfo de México.

La propia población minera de Cananea fue visitada por emisarios del PLM que a pesar de haber sido expulsados de la ciudad por el coronel William C. Greene, dueño de la CCCC, tuvieron tiempo suficiente para entablar contacto con Esteban Baca Calderón, Manuel M. Diéguez y Francisco M. Ibarra quienes fundaron la Unión Liberal Humanidad de Cananea. Este club fue el que dirigió la huelga.

La difusión de las ideas expuestas en Regeneración, así como su respectiva discusión con los grupos de mineros, era la actividad principal de los clubes. Aunque su accionar debía ser por completo clandestino. En teoría esto les permitía obrar sin que sus integrantes estuviesen expuestos a la represión de las autoridades porfiristas. Sin embargo, en la práctica, cada uno de los intentos de los floresmagonistas por estallar una revolución se vieron frustrados por la intervención del Estado que desactivaba oportunamente las células subversivas.

Según las cuentas de los propios miembros de la Junta, los clubs liberales que formaban parte del PLM eran, en su mejor momento, es decir después de la huelga de Cananea pero antes de las rebeliones de 1908, entre 26 a 64 círculos en toda la república mexicana y ciudades fronterizas de Estados Unidos.

4. Una huelga para la historia

I

Como llevo dicho líneas arriba, en 1899 el coronel del ejército estadounidenses, William Cornell Greene, adquirió los últimos terrenos de lo que sería la CCCC a cambio de 45,000 pesos mexicanos. Un precio que en su momento fue considerado excesivamente bajo. Gracias a la abundancia en los yacimientos cupríferos de la región, en muy poco tiempo Greene se ganó el apodo del rey del cobre. Este personaje era el arquetipo de los hombres de negocios que arribaron al oeste estadounidense. Como empresario era audaz, dispuesto a la aventura, obstinado para alcanzar sus objetivos, cordial con los de su entorno, paternal con sus subalternos y severo ante los errores. Todas ellas cualidades que le facilitaron el éxito como uno de los nuevos consentidos del régimen porfirista.

Por su parte, la CCCC fue el tipo de empresa que comenzaba a desplazar de su lugar de privilegio a las añejas familias de hacendados que en lugar de preocuparse por incrementar la productividad de sus tierras, les interesaba pulir o acrecentar su abolengo. En cambio, la minera de Greene introdujo rápidamente innovaciones tecnológicas que le permitieron incrementar la productividad en poco tiempo. Pero además, tenía una idea clara sobre las relaciones con la comunidad. La CCCC no solamente era dueña de todas las instalaciones industriales relacionadas con la extracción y procesamiento del metal, también se encargó de proveer a la comunidad de servicios. Durante sus años como propietario en Cananea, el coronel Greene financió proyectos como la construcción del Hospital del Ronquillo y del Círculo Social Anáhuac. Aunque por supuesto, no todos los cananenses tenían la posibilidad de acceder a esos servicios.

Huelga de Cananea 1906

Mientras la CCCC marchaba triunfalmente reportándole exorbitantes ganancias a su propietario, en el resto del país, desde 1904, se comenzaba a percibir una creciente inconformidad obrera. En los estados de México y Nuevo León se realizaron modificaciones a la legislación obrera sobre accidentes con la intención de atenuar el descontento.

Por su parte, a través de Baca Calderón, Diéguez e Ibarra los trabajadores de las minas de la CCCC se habían comenzado a organizar al fundar la Unión Liberal Humanidad. A partir de ésta establecieron contacto con la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano y que a su vez había conseguido relacionar a los mineros de Cananea con la Western Federation of Miners (WFM) que era el sindicato más numeroso de la Industrial Workers of the World (IWW).

Resulta corto de miras explicar la huelga en Cananea arguyendo la xenofobia de los trabajadores como una de las causas, como sí lo hacen algunos historiadores. Una operación de esa clase requiere eliminar de un plumazo las condiciones objetivas en las que se desempeñaba cotidianamente la jornada laboral. Lo cuál sería inadmisible en esos estudiosos de la historia a partir de la vida cotidiana.

Al revisar las exigencias de los huelguistas salta a la vista, a menos que no se quiera verlo, que uno de los principales problemas que tenían los trabajadores era la xenofobia por parte del dueño de la empresa. Casi todos los puntos del pliego petitorio estaban enfocados a generar condiciones de igualdad entre los trabajadores. Ese primer indicio es útil para descubrir más adelante que, en efecto, los trabajadores de nacionalidad estadounidense percibían salarios más altos que los mexicanos por el simple hecho de su nacionalidad. Al patrón no le interesaba si ambos tenían una carga laboral similar o si eran igualmente productivos, el criterio que valía era el lugar de nacimiento. Por su parte, las labores de organización del trabajo y administrativas estaban igualmente vedadas para la inmensa mayoría de los trabajadores nacionales, no importaba cuán duro trabajasen ni su antigüedad, les estaba cerrado el ascenso a ese tipo de tareas sin importar que hubiesen demostrado su capacidad laboral.

El colmo fue cuando a finales de mayo de 1906 la CCCC anunció que habría incremento salarial exclusivamente para aquellos trabajadores extranjeros. Una comisión intentó negociar con Greene que también a los mexicanos se les aplicase el aumento, pero el dueño de la minera se negó a ello. Ese suceso desató por completo la ira acumulada de los mineros.

II

El 1 de junio los trabajadores de la mina suspendieron cualquier actividad laboral demandando que se les brindasen algunas condiciones básicas para realizar su trabajo como la destitución de capataces que actuaban con brutalidad o el mejorar la operación de los ascensores que conducían a los tiros. Pero también incluyeron necesidades que tendrían más que ver con una política laboral más amplia: igualdad de salarios entre mexicanos y extranjeros que desempeñen las mismas funciones, establecer sistemas basados en los méritos en el trabajo para determinar los ascensos, definir un criterio para darle preferencia a la contratación de trabajadores mexicanos cuando las aptitudes fuesen iguales, además exigían fijar la jornada laboral en ocho horas.

Mineros de Cananea en 1906

Por la tarde los mineros, encabezados por Baca Calderón, Diéguez y Juan José Ríos, organizaron una manifestación, que realizaron con mucho orden, para convocar al resto de los trabajadores de la ciudad a unirse a la huelga. Los más de 3,000 obreros partieron de las minas y al pasar frente a la maderería, los capataces, de origen estadounidense, intentaron dispersar la movilización arrojándoles agua con una manguera a los trabajadores. Una lluvia de piedras fue la contestación por parte de los huelguistas. La respuesta de los norteamericanos fue abrir fuego con sus rifles, asesinando a un obrero en forma instantánea. Comenzó la refriega entre mexicanos y estadounidenses, en medio de ella la maderería fue incendiada. Al final, los trabajadores mexicanos se replegaron hacia la sierra.

El saldo del primer enfrentamiento fue de diez trabajadores muertos del lado mexicano y al menos dos del lado estadounidense más tres de los capataces: William Metcalf, Conrad Kubler y Bert Rusler.

Mientras la población de Cananea respaldó a los huelguistas durante los enfrentamientos que se siguieron presentando ese mismo día, el coronel Greene solicitó la intervención de las autoridades al comunicarse tanto con el cónsul estadounidense como con el gobernador de Sonora, el señor Rafael Izábal. Éste se apersonó en Cananea con 100 hombres que una vez en el sitio descubrió que no serían suficientes. Como la guarnición de Rurales más cercana era la de Magdalena, por lo que tardaría no menos de 20 horas en llegar.

III

Para el 2 de junio, ante la incompetencia del gobernador de Sonora, Greene se volvió a comunicar con el cónsul estadounidense, quién ya había dado aviso al embajador Thompson, al Secretario de Estado, Elihu Root y al gobernador del territorio de Arizona, Joseph H. Kibbey. La decisión de este grupo fue tener listos cuatro contingentes de caballería en Naco, Arizona, provenientes de Fort Huachuca. Mientras tanto, la frontera fue cruzada por 275 voluntarios dirigidos por el capitán Thomas Rynning y cinco Rangers de Arizona. Las autoridades fronterizas de Sonora permitieron el acceso del grupo armado, pues venían con la complacencia del gobernador Izábal. Ese mismo día los voluntarios de Greene y los hombres del gobernador abrieron fuego en contra de los protestantes.

Al menos 22 trabajadores fueron abatidos por las armas estadounidenses, además de otros 23 que resultaron heridos durante la refriega. También fueron detenidos más de 50 personas, entre ellas, los principales dirigentes obreros: Baca Calderón, Diéguez y Ríos. Ellos fueron condenados por lo ocurrido y remitidos a la prisión del castillo de San Juan de Ulúa.

Al llegar los Rurales la masacre había sido consumada, no hicieron más que relevar a los Rangers que tenían controlada la situación. Aunque continuó habiendo enfrentamientos esporádicos durante los dos días siguientes. No obstante, fue hasta el día 6 de junio que la CCCC reanudó labores.

Rangers costodiando la tienda de raya en Cananea

IV

De manera inmediata, el saldo de la huelga de Cananea, más allá de la forma en que fue reprimida, consiguió evidenciar muchos aspectos de la política que estaba desarrollando la dictadura de Porfirio Díaz. Primero, la ausencia de garantías para que los trabajadores pudiesen desempeñar sus labores con plena seguridad industrial y certeza jurídica. Segundo, el potencial revolucionario que las clases subsumidas podían alcanzar al fusionar su disposición a la lucha con un programa político y una organización diseñada para subsistir a los ataques del Estado. Tercero, Cananea solamente fue el preámbulo de una serie de movilizaciones dirigidas por el PLM que fueron dotando de experiencia a los cuadros que participaron posteriormente en la Revolución Maderista de 1910, así como en las demás acciones del período revolucionario en México. Cuarto, el ímpetu generado por los trabajadores de Cananea posibilitó las huelgas de: 1) general de la industria textil en la zona oriente el país (1906-1907), cuyo punto máximo se dio en la región de Río Blanco-Orizaba, Veracruz y, 2) la huelga que la Gran Liga Mexicana de Empleados de Ferrocarril que tuvo mayor auge en San Luis Potosí y el norte del país. Quinto, el asunto cananense reveló la disposición del imperialismo estadounidense para defender, incluso militarmente, a los capitales monopolistas que tenía incrustados en México. Finalmente, como sexto punto, aunque no menos relevante, quedó exhibida la posición de la dictadura en dos sentidos: su sometimiento al capital extranjero y que la forma de operar de las fuerzas represivas del Porfiriato, podía ser rebasada.

Cabe apuntar que tras el triunfo maderista en 1911, los principales dirigentes de la Unión Liberal Humanidad se integraron al movimiento revolucionario desempeñando diversas tareas, por un lado como gobernantes: Baca Calderón en Nayarit y Diéguez en Jalisco, aunque también como militares del ejército Constitucionalista, representantes ante el Congreso Constituyente e incluso algunas tareas educativas (en el caso de Baca Calderón).

5. Legado

La trascendencia de larga duración que tuvo la huelga de Cananea no fueron menores que las inmediatas. Por una parte representó la irrupción del proletariado industrial en la historia de México. Tradición que más adelante intentó ser retomada con la creación de la Casa del Obrero Mundial, los Batallones Rojos y la creación de las primeras organizaciones sindicales en 1914, véase Memoria Proletaria 5: Apunte sobre el sindicalismo en México.

De otra parte, Cananea representó un viraje en el tipo de demandas de clase que enarbolaban los trabajadores. De hecho se convirtieron en los precursores del moderno derecho laboral. Al triunfo de la revolución en contra de la dictadura de Victoriano Huerta, algunos de los veteranos de Cananea fueron integrados al Constituyente de 1917 en el que participaron en la conformación del artículo 123. Sin embargo, a pesar que fue un gran avance, pues junto al artículo 5°, garantiza los derechos de los trabajadores, no contó con la respectiva ley reglamentaria sino hasta 1931, durante la presidencia de Pascual Ortiz Rubio, cuando fue promulgada la primera Ley Federal del Trabajo (LFT). Las leyes laborales, pese a no llevar un carácter socialista, sino partir de la conciliación entre clases, lo cual ha tenido el mérito que al menos se enfoca en proteger más a la parte débil: a los trabajadores. Eso fue uno de los instrumentos que forzó al capital en México a desarrollar las fuerzas productivas.

En la actualidad, los gobiernos librecambistas han tolerado la violación consuetudinaria de la LFT. Lo que ha redundado en la desarticulación del aparato productivo mexicano.