jueves, octubre 01, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 27:

Materia, realidad y existencia en Mario Bunge

(Primera de nueve entregas)

Por: Sagandhimeo

Dedicado a mis padres

y a Adriana

Por su apoyo.

Agradecimientos a Jonatan García Campos y Paola Hernández Chávez por sus sugerencias y críticas.

INTRODUCCIÓN

Una de las tareas primordiales de la filosofía es explicar la realidad. Dependiendo del tipo de ontología que escojamos es como tendremos una mayor o menor aproximación a la misma. De ese modo, la historia de la ontología ha oscilado entre los materialismos y los idealismos, es decir, entre los primeros que pretenden que el fundamento de la existencia es la materia y los segundos que sostienen que la materia es meramente pasiva y que el verdadero fundamento es espiritual, dado que ambas posturas suponen cierta correspondencia entre pensamiento y ser, forman parte de la gran corriente de sensualismo objetivo, es decir, que ambas sostienen que en mayor o menor grado podemos conocer la realidad. En contraposición tenemos al sensualismo subjetivo, a saber, la postura que sostiene que sólo existen las sensaciones, pues es lo único de lo que tenemos certeza, ya que las experimentamos todo el tiempo.

En esta tesis se apuesta por el materialismo pues sostendremos dos argumentos, en primer lugar: que es una de las ontologías que se apega a la ciencia actual, por lo que tiene mayores posibilidades de alcanzar la objetividad, así como una base sólida de conocimientos a los cuales acudir. En segundo lugar porque consideramos que algunos de los aspectos más importantes del idealismo, aquellos que tambalearon al materialismo griego o mecanicista durante siglos, como el pensamiento, la cultura, las intenciones, Dios, el alma, la libertad, el amor y la felicidad, entre otros: pueden ser integrados a una visión materialista actualizada.

No era posible explicar tales elementos reduciéndolos a la mera materialidad o incluso negando su existencia sin más. Pero no podemos abordar todos estos temas a la vez, además de que esto nos enfocaría demasiado en las particularidades y nos impediría profundizar en el problema central, es decir, que clarificaremos algunas categorías del materialismo moderno, de modo que mediante ellas busquemos el punto de partida para explicar cualquier entidad ontológica como las del párrafo precedente. Ése será el propósito central de la tesis.

Para realizar nuestro propósito manejaremos los conceptos de materia, realidad y existencia, en razón de que suelen corresponder a algunos de los problemas fundamentales de la metafísica, dado que al ser conceptos elementales, su clarificación no puede extenderse más allá de sí mismos. El autor que abordaremos será Mario Bunge, pues consideramos que es el filósofo que busca desarrollar el materialismo científico en la actualidad.

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

El materialismo sufre de una multiplicidad de posturas, las cuales han provocado que se le acuse de ambigüedad, al grado de rechazarlo de tajo, por ello daremos nuestra propia demarcación. Consideramos que es materialista: cualquier corriente filosófica que sostenga que el fundamento de todo se constituye por la materia, ya sea ésta perceptible directamente como en la cotidianidad o indirectamente como las partículas subatómicas mediante un microscopio. No importando el papel que se le asigne a las ideas y siempre que se rechace cualquier entidad sobrenatural.

En la historia de la filosofía occidental, el materialismo surge en Grecia en donde la mayoría de los presocráticos tendían a un tipo de materialismo, si bien no escapaban a elementos idealistas o a una carga de misticismo. Particularmente sostuvieron que la realidad se compone de al menos uno de los cuatro elementos clásicos: tierra, agua, aire y fuego. Leucipo y Demócrito optaron por el atomismo, el cual sostiene que todo cuanto existe se compone de las mismas partículas elementales sumamente pequeñas e indivisibles.

Inclusive el filósofo que muchos consideran que posee el mayor desarrollo en la floreciente Grecia: Aristóteles, sostenía un materialismo peculiar, pues proponía que todo lo existente se compone de materia y forma, siendo la materia el elemento base.

En la Edad Media el materialismo fue prácticamente olvidado o subordinado al tomismo, pero en la época moderna resurgió gracias al avance de la física, por lo que su desarrollo tendió al mecanicismo, es decir, la postura que sostiene que todo puede ser explicado mediante mecanismos físicos. Esto no significa que la ciencia moderna fuera solamente mecanicista, sino que los avances tecnológicos contribuyeron a que muchos filósofos basaran su ontología en tales resultados. Sin embargo, su tendiente reducción de la vida y la mente a procesos físicos (como en La Mettrie, D'Holbach, Helvetius y Feuerbach), evidenció sus insuficiencias.

En el siglo XIX surgió el materialismo dialéctico de Marx y Engels, el cual sostiene que todo cuanto existe se compone de materia y ésta se mueve de tal modo que hace necesarios saltos cualitativos a partir de fenómenos cuantitativos. Para los fines de este trabajo no abordaremos dicha corriente.

Ya en el siglo XX nacieron tres materialismos, el de José Ferrater Mora, el de Mario Bunge y el de Gustavo Bueno, los tres se derivaron del avance de la ciencia e incluso de la lógica y de la filosofía del lenguaje, pues gran parte de los problemas sobre la materia dependen de una clarificación conceptual. En particular, nosotros sólo abordaremos el materialismo que defiende Mario Bunge, el cual propone que si bien todo cuanto existe no puede reducirse a la mera materialidad, hasta los elementos más sofisticados se componen de materia. Nosotros convergemos con tal postura, haciendo énfasis en que la visión materialista científica nos permite librarnos de todo aquello que se considere sobrenatural.

Cabe aclarar que el materialismo científico de nuestro autor no pretende utilizar los métodos científicos para hacer filosofía, ni hacer ciencia mediante la especulación filosófica. Lo que sostenemos es que partiendo de los resultados de la ciencia, es decir, de su capacidad para resolver problemas, podemos partir de una base sólida para construir una ontología que busque ser objetiva.

Hemos optado por Mario Bunge en razón de que es uno de los más completos ontólogos de la ciencia, así como un destacado físico-matemático, por lo que sus investigaciones poseen un rico contenido filosófico-científico, en tanto alcanza altos grados de abstracción filosófica y de concreción científica.

EL CONCEPTO DE MATERIA

En el capítulo uno afrontaremos nuestro concepto problemático principal, el de materia, el cual es muy complejo, pues si bien todos los objetos concretos son materiales, lo mismo no ocurre a la inversa. Esto es, Bunge define un objeto material como “aquello que puede estar en al menos dos estados de modo que pueda saltar de uno a otro” (Bunge, 1981:35), es decir que, materia es todo aquello que tenga la capacidad de moverse, por lo que pareciera que materia y movimiento son lo mismo. Asimismo, el fenómeno del movimiento tiene una gran afinidad con el de energía, por lo que podría malentenderse que materia es lo mismo que energía, pero esto contradice radicalmente el pensamiento de Bunge, así como a un materialismo consecuente, tampoco podemos identificar materia con masa (entendida como la cantidad de partículas que posee un objeto), pues hay entidades materiales que no poseen masa, tales como los campos gravitatorios. Por lo que, la clarificación, desarrollo y explicación de tales elementos es fundamental para entender no sólo qué es la materia, sino de qué está hecha.

Por la misma línea, Bunge evita el reduccionismo mecanicista (es decir, el pretender que todo fenómeno se reduce a mecanismos físicos) al formular que la materia se divide al menos en cinco niveles de organización: físico, químico, biológico, social y técnico (Bunge, 1981:44); de tal manera que el desarrollo de la materia ha generado diversos niveles de complejidad. Con ello Bunge busca explicar cómo partiendo de la base material, la realidad adquiere propiedades características de cada fase. En ese sentido, si Bunge no cae en el reduccionismo de los materialismos clásicos y tampoco inserta elementos externos como el idealismo, habrá que clarificar cómo los elementos emergentes de cada nivel pueden ser explicados materialmente y a la vez sin reducirlos a su materialidad y que esto a su vez siga siendo materialista.

Asimismo, veremos de qué forma el materialismo moderno puede ser capaz de explicar la vida, la mente y la cultura, los cuales son los conceptos fundamentales de los niveles biológico, psicológico y social, respectivamente. De este modo, en el primer capítulo de este trabajo nos centraremos en la noción de materia y en algunos de los temas y problemas que esta noción tiene en el pensamiento de Bunge.

EL CONCEPTO DE REALIDAD

En el capitulo segundo abordaremos el concepto de realidad, el cual es muy escurridizo, pues tanto los pensamientos como los objetos materiales son reales, pero su realidad es distinta, por ejemplo, las propiedades, relaciones y cambios de los objetos materiales son reales, pero de manera derivada, pues no existirían sin los objetos que los poseen. De ese modo, Bunge (formulando el realismo científico) sostiene que "un objeto es real si, y solamente si, influye sobre, o es influido por otro objeto o está compuesto exclusivamente de objetos reales” (Bunge, 1981:37), por lo que la misma idea de realidad implica que los objetos están interconectados y que son de la misma naturaleza, a saber, material. En tanto que para que algo pueda influir sobre otro objeto requiere de cierta compatibilidad, pues de no ser así ni siquiera podrían rozarse.

Esto conlleva que identifiquemos lo real con lo material y efectivamente, para Bunge “un objeto es real si y sólo si es material” (Bunge, 1981:38), en donde todo objeto que cambie de estado (material) lo hace en razón de que otro elemento influyó sobre él (real), sin embargo se usan dos conceptos distintos en tanto tales ideas se refieren a enfoques distintos, lo cual requiere de una clarificación minuciosa. Además, la combinación del materialismo moderno y el realismo científico que defiende Bunge: constituye el hilorrealismo, término sugerido por nuestro autor para unificar ambos elementos y explicar la realidad de forma integral (Bunge, 2006:55).

Asimismo, la definición de realidad como aquello que existe fuera de nuestra mente padece serias dificultades, lo cual se relaciona con la postura de Bunge de que el mundo exterior existe independientemente del sujeto. Además clarificaremos la consistencia de las apariencias, así como la idea de que sólo existen los fenómenos, y la idea de que la realidad pueda ser la totalidad de las ideas eternas, es decir, que la realidad pueda estar desprovista de materia.

De este modo, veremos la viabilidad de responder a grandes interrogantes como ¿Qué es la realidad? y ¿Qué es real?, todo ello en relación a la materia y sus propiedades.

EL CONCEPTO DE EXISTENCIA

En el capítulo tercero abordaremos el concepto de existencia, el cual ocuparemos para complementar nuestra investigación, pues una ontología consecuente es aquella que explica los aspectos más generales de la realidad y esto incluye la idea de existencia o ser. En donde Bunge define a la existencia como una propiedad que pueden tener tanto los objetos materiales como las ideas (Bunge, 2001:73), lo que pudiera prestarse a malentendidos, por ejemplo, suponer que basta con pensar una idea para que se realice o que los objetos materiales son invenciones mentales. También se abordará el uso del cuantificador existencial que analiza Bunge. Además, en este capítulo se explicará qué se entiende por existencia del pensamiento, lo cual también se relaciona con la materia y la realidad.

Asimismo, se clarificará la relación de la existencia con la realidad, por ejemplo con la diferencia que hay entre existencia real y realidad existente.

También analizaremos la relación entre existencia y movimiento, en donde se reflexionará sobre la existencia misma del universo y su sentido, en concordancia con los niveles de organización de la materia, donde veremos funcionar a todos los conceptos que hemos analizado de manera conjunta.

En las conclusiones distinguiremos qué posibilidad posee nuestro materialismo científico para responder a las preguntas filosóficas fundamentales, debido a que si logra explicar ontológicamente la realidad, es decir, el fundamento de la existencia, tiene altas probabilidades de responder cualquier pregunta existencial (como el sentido del universo o el significado de la vida), en tanto que todas las interrogantes derivan de la pregunta por la existencia en general. Es en las conclusiones donde se someterá a Bunge al juicio más riguroso que se le puede hacer, y no es algo que esté fuera de su alcance dado que si ha optado por llamar "metafísica de la ciencia" a su postura, está obligado a responder a las preguntas metafísicas principales.

En pocas palabras, la estructura de la tesis es la siguiente: En el primer capítulo se analizará el concepto de materia, en tanto pretende ser el concepto nuclear para explicar la realidad, en el segundo capítulo se explicará qué se entiende por realidad y su conexión con la materialidad, y en el tercer capítulo se abordará el problema de la existencia, tanto por los alcances de dicho término en la ontología de Bunge, como por las limitantes que surgen al contrastar la metafísica de la ciencia con los problemas fundamentales de la filosofía.

(Continuará...)

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