jueves, diciembre 24, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 33:

Materia, realidad y existencia en Mario Bunge

(séptima de nueve entregas)

Por: Sagandhimeo

CAPITULO 3

INTRODUCCIÓN

Hemos visto que el concepto de materia nos permite entender de qué está hecha la realidad y el concepto de realidad nos facilita comprender qué tipo de entidades componen todo cuanto nos rodea y a nosotros mismos. Pero una ontología cabal es aquella que puede dar cuenta de los elementos fundamentales de la existencia, en tanto que la metafísica trata los problemas centrales y más profundos de la filosofía, tales como los fundamentos (presupuestos, causas y “primeros principios”), las estructuras más generales (leyes y principios), el sentido y la finalidad de la realidad toda y de todo ser.

Sin embargo, no toda filosofía admite que existan elementos fundamentales de la existencia, pues tal postura puede caer en el idealismo. Por otra parte tampoco podemos prescindir de ellos dado que el hecho de que todo objeto sea capaz de influir o de ser influido (2.1) sugiere que el universo posee una estructura común, al menos en su capacidad de interacción. Por tanto, consideramos que una metafísica consecuente es aquélla que sin negar que el conjunto de los objetos reales poseen un fundamento en común: no mistifica tal elemento, sino que sólo lo utiliza como punto de partida para explicar la interconexión de todo objeto material con el universo.

Hasta donde hemos abordado al materialismo científico, éste clarifica los fundamentos (la materia, Cáp.1 y la realidad, Cáp.2) y las estructuras (los niveles de organización (1.5) y leyes naturales (2.2.4)). En este capítulo veremos qué tanto puede responder al sentido y finalidad de la realidad, o bien, si habrá que reformular los objetivos.

Por otro lado, la metafísica suele dividirse en psicología filosófica, teología filosófica y metafísica general u ontología (por ejemplo, González, 1876:5-11). La psicología filosófica trata sobre la existencia del alma y de acuerdo a lo que vimos en el punto 1.5.2, ésta carece de fundamento, ya que todo proceso mental es un proceso cerebral, de modo que una entidad autónoma o inmutable como el alma es real de manera derivada, tan sólo como idea (2.2.3). La teología filosófica sufre de una carencia similar, ya que Dios no es material pues no es posible percibir su influencia sobre otro objeto, por lo que es real tan sólo como idea (2.2.3). De este modo, dos de las divisiones de la metafísica han perdido su campo de estudio (Dios y el alma) y sólo nos queda uno: la metafísica general u ontología, la cual trata del ser en cuanto a ser, es decir, del fundamento general de la existencia o grosso modo, de qué están hechas las cosas y cuál es su sentido, o qué hace que las cosas sean lo que son. Esta es la razón de que en esta tesis se haya manejado a la ontología y a la metafísica como sinónimos, ya que se han agotado las otras ramas.

3.1 DEFINICIÓN DE EXISTENCIA

La existencia “es la propiedad más importante que algo pueda poseer o perder. Sin embargo, la existencia puede ser conceptual o material” (Bunge, 2001:73). Es decir que, todo lo que podamos pensar existe conceptualmente y todo cuanto posea energía existe materialmente (1.1), por lo que podemos decir que lo único que no existe en absoluto es lo que no haya sido pensado, pues todo lo demás existe por su capacidad de movimiento o por haberse ideado.

Ahora bien, si la existencia es una propiedad y además de ello la más importante, en tanto no poseerla significa no ser nada, esto se contrapone a lo que dice nuestro autor en otro lugar, donde sostiene que “la energía no es sólo una propiedad entre muchas otras, es la propiedad universal, el universal por excelencia” (Bunge, 2006:35). Nosotros optamos por que la existencia es más importante que la energía, pues si bien la energía es la que ha generado todo cuanto nos rodea al complejizar la materia, la existencia es mucho más abarcadora, pues incluye tanto a lo material como lo conceptual.

3.1.2 GRADOS DE EXISTENCIA

En ese sentido, tanto la energía como la existencia son propiedades de la materia, pero la existencia es además una propiedad de las ideas, las cuales existen como pensamiento. Sin embargo aquí surge otro problema, si la existencia es una propiedad, ¿qué significa que las propiedades existan?, significaría que las propiedades tienen la propiedad de existir, algo así como una metapropiedad, sin embargo nuestro autor sostiene que la existencia es una propiedad de la materia o de las ideas, como acabamos de ver, pero no dice nada acerca de las propiedades mismas.

Nosotros optamos por considerar a las propiedades como existentes de manera derivada, pues al requerir de objetos materiales no existen por sí mismas, sino en cuanto existen tales objetos. A su vez, las ideas existen también de manera derivada, pues no pueden subsistir sin cerebros, computadoras o libros, entre otros objetos materiales. En ese sentido, los objetos materiales existen por sí mismos, en tanto poseen energía, las propiedades poseen un grado menor de existencia, en tanto dependen de la materia y las ideas poseen el grado más bajo de existencia, pues dependen de la propiedad de pensar de algunos animales.

En ese sentido, la “existencia” posee una existencia menor que los objetos materiales, pues es un concepto, el cual abstraemos de tales objetos, los cuales poseen existencia plena.

3.1.3 EXISTENCIA IDEAL Y MATERIAL

Es importante distinguir entre la existencia material e ideal, pues mientras la primera existe por sí misma, la segunda depende de la primera, por ejemplo “si un matemático postula la existencia de un nuevo objeto conceptual, y lo hace sin incurrir en contradicción, nadie podrá refutarle; a lo sumo, su postulado de existencia será ignorado por considerárselo carente de interés. En cambio, si un físico, un biólogo, o un historiador postulan la existencia de un objeto concreto aún no descubierto, lo hacen con la esperanza de descubrirlo” (Bunge, 1977:57). Es decir que, mientras la existencia conceptual requiere solamente de congruencia, la material depende además de que sea posible contrastarlo con la ciencia.

Sin embargo, existen controversias al respecto, pues Bunge opta por la existencia como propiedad y “los lógicos modernos han afirmado que la existencia no es un predicado sino un cuantificador, a saber, el cuantificador existencial” (Bunge, 1977:58). Pero esto sólo genera la confusión de la existencia ideal y la material, pues tal cuantificador se aplica tanto a los pensamientos como a los objetos materiales, por lo que nuestro autor cree que “el problema se resuelve distinguiendo dos conceptos que [algunos de] los lógicos modernos han confundido: el concepto lógico algo y el concepto ontológico existe” (Bunge, 1977:58).

En otras palabras, el concepto lógico “algo” se utiliza para simbolizar un elemento hipotético que posee congruencia argumental, pero eso no implica que exista materialmente. Y el concepto ontológico “existe”, incluye tanto al “algo” de la lógica, como a la existencia material de los objetos que poseen energía. Por ejemplo, si decimos “existe al menos un número mayor que ocho”, queremos decir que conceptualmente podemos contar número mayores que ocho, lo cual tendría que expresarse como “algo es mayor que ocho”, para distinguirlo de “existe al menos un planeta en nuestra galaxia” en donde no sólo conceptualmente, sino materialmente existe tal planeta.

Por otro lado, tales existencias no pueden mezclarse, pues “cualquier conjunto de objetos puede dividirse en dos subconjuntos separados el uno del otro: una clase de cosas concretas o materiales y su complemento, una clase de constructos (...) Por consiguiente, no existen objetos combinados –es decir, objetos que se compongan tanto de cosas (materiales) como de ideas” (Bunge, 1999: 33). Esto es, siempre podremos categorizar un objeto como ideal o material, pero nunca encontraremos un objeto híbrido, pues nuestro criterio será si posee o no energía, ya que si es material la poseerá y en caso contrario será una mera idea (1.1). Inclusive, si se opta por distinguir entre términos teóricos y términos observacionales u objetivos, ambos conjuntos contendrían ideas, aunque el primero en un grado más abstracto.

3.1.4 EXISTENCIA Y UNIVERSALES

Otro problema importante para clarificar la diferencia entre la existencia material y la ideal es la existencia de los universales, es decir, si los conceptos existen por sí mismos o su existencia depende de sujetos pensantes y si son solamente nombres o poseen cierta influencia en el mundo real, para nuestro autor “los universales son indispensables porque están tanto en el mundo (como propiedades) como en las teorías (como predicados)” (Bunge, 2006:308). En otras palabras, los objetos materiales comparten cosas en común, los cuales pueden universalizarse como propiedades primarias (2.2.1), a su vez, nuestras construcciones mentales también comparten cosas en común, por lo que pueden generalizarse como propiedades secundarias (2.2.1).

En ese sentido, algunos universales, tales como la impenetrabilidad de los cuerpos, existen de manera material, pues los poseen los objetos plenamente reales (2.2), y otros universales, tales como la sintaxis, existen de manera conceptual, ya que lo poseen objetos ideales. Es decir, que los universales no son meros nombres, pues influyen indirectamente (como propiedades o ideas) sobre la realidad, pero tampoco son plenamente reales, pues no existen por sí mismos, sino porque los poseen objetos materiales o constructos mentales. En concreto, los universales son abstracciones o propiedades de la materia, que en la realidad manifiestan regularidades y en la mente nos permiten categorizar.

En suma, la existencia es una propiedad y la más importante de todas (ya que no poseerla significa no ser material ni haberse pensado), incluso más importante que la energía, pues hay objetos sin energía como las ideas y las propiedades, pero no hay objetos sin existencia (pues si algo no es material ni se ha pensado ni siquiera es un objeto). Además, la existencia puede ser ideal o material y esto implica que hay grados de existencia, pues lo material tiene mayor existencia al existir por sí mismo. Lo ideal y las propiedades existen en menor grado por existir de manera derivada, por lo que tampoco puede existir algo que sea material e ideal a la vez. En tal sentido el mal uso del cuantificador existencial confunde los tipos de existencia, por lo que es mejor utilizarlo sólo en conceptos. Y los universales existen ya sea materialmente como propiedades o idealmente como abstracciones.

Por todo ello, el concepto de existencia nos sirve para clasificar los objetos en materiales e ideales, así como para comprender que lo único inexistente es aquello que no pueda pensarse, por lo que la existencia como propiedad nos facilitará explicar la realidad a partir de los conceptos de materia y realidad, como veremos a continuación.

3.2 RELACIÓN ENTRE EXISTENCIA, REALIDAD Y MATERIA

Una vez que hemos clarificado el concepto de existencia, es momento de relacionarlo con los conceptos de realidad y materia, con el fin de concatenar los fundamentos de nuestra ontología y así poseer un solo método para abordar la realidad.

Anteriormente vimos que hay grados de realidad (2.2) y también hay grados de existencia (3.1.2), esto puede malentenderse como que existencia y realidad son lo mismo, pues parecieran coincidir en todo los sentidos, es decir, si a entonces b y b entonces a, a = b.

En concreto, vimos que los grados de realidad varían en función de la materia, las ideas y las posibilidades, a su vez vimos que los grados de existencia varían en función de la materia, las propiedades y las ideas. Además, podemos hablar de la realidad de las propiedades de modo semejante, como derivadas de la materia y podemos hablar de la existencia de las posibilidades, de la misma derivación. De este modo, existencia y realidad comparten el mismo campo y aplican el mismo grado en cada caso.

La diferencia radica en que mientras la realidad es una capacidad (2.1), la de influir o ser influido, la existencia es una propiedad (3.1), la de ser material o ideal. Es decir, que aunque se refieran a las mismas cosas en el mismo grado cuantitativo, su enfoque cualitativo es distinto (como capacidad o propiedad, según el caso). Semejante a la diferencia entre materia y movimiento (1.1), pues mientras el movimiento es la capacidad de cambiar de estado, la materia es todo aquello que tenga tal capacidad.

En ese sentido, la diferencia entre existencia real y realidad existente, radica en que la primera se refiere a todo cuanto influye y la segunda se refiere a todo cuanto es material o ideal. Esto es, las dos frases se refieren a la misma idea pero desde distintos enfoques, aun cuando decir que todo cuanto existe es real o todo cuanto es real existe, resulten ser trivialidades. Por ejemplo, una mesa existe realmente en tanto interactúa con el medio que la rodea y su realidad es materialmente existente en tanto posee movimiento en sus moléculas.

En pocas palabras, mientras lo material es sólo aquello que posee energía, lo real y lo existente abarcan todo cuanto posea energía o sea pensado, distinguiendo lo real como una capacidad y lo existente como una propiedad, por lo que requerimos de los tres conceptos para explicar de qué están hechas las cosas, en el próximo apartado veremos los alcances ontológicos de nuestra ontología.

En resumen, la existencia es una propiedad que posee toda entidad, ya sea material o conceptual, tal propiedad designa como material a todo aquello que posea energía y conceptual a todo aquello que se haya pensado. Además, los universales caben en ambas categorías, ya sea que sean propiedades comunes a varios objetos materiales o que sean meras abstracciones mentales. Asimismo, la existencia la poseen todos los objetos materiales, pero hay existencia sin materia, como en las ideas; la existencia y la realidad comparten el mismo campo y aplicación cuantitativa, pero difieren cualitativamente, ya que la existencia es una propiedad y la realidad una capacidad.

Vemos pues, que aun cuando Bunge no aborda los problemas existenciales (pues está más interesado en cuestiones metodológicas), nos brinda los instrumentos para construir una ontología coherente y altamente abarcadora, la cual pueda superar a las metafísicas que están envueltas en misticismos o ambigüedades insalvables.

(Continuará…)

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