El ataque perpetrado por un grupo de paramilitares vinculados a la Unión de Bienestar Social de la Región Triqui (UBISORT), organización afiliada al Partido de la Revolución Institucional (PRI), contra un grupo de observadores internacionales de Derechos Humanos cuando se dirigían al pueblo de San Juan Copala exhibió la red de complicidades e intereses que rigen en el estado de Oaxaca: el caciquismo. Como tal la UBISORT fue creada en 1998 por el priismo oaxaqueño con la complacencia del entonces gobernador Diódoro Carrasco Altamirano. Las relaciones de poder que imperan en el estado se fundan en el poder fáctico de los caciques quiénes, pese a no tener realmente amenazado su lugar con la elección de julio próximo, se aferran a imponer al gobernador con tal de mantener intactos sus privilegios.
En el ataque fueron ultimados Beatriz Alberta Cariño Trujillo, directora del Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos (CACTUS), y el observador de derechos humano, de origen finlandés, Tyri Antero Jaakkola. Además quedaron heridas otras 15 personas y permanecieron desaparecidos durante algunos días otras seis. Aunque en realidad, el argumento de los miembros de la UBISORT para tal agresión es el apoyo que las organizaciones defensoras de derechos humanos le brindan a la organización opositora Movimiento de Unificación y Lucha Triqui Independiente (MULTI).
Para comprender el origen del ataque, así como sus consecuencias es preciso colocar éste en el tamiz de la lucha de clases en México, que se distorsiona en función del proceso electoral del próximo julio.
1. El insensato Ulises
Pese a ser la cuna de grandes personajes de la historia de México, que han destacado en los más diversos campos del conocimiento y las artes, en realidad el estado oaxaqueño es uno de los más rezagados en el desarrollo de sus fuerzas productivas. Actualmente, junto a sus vecinos Guerrero y Chiapas es una de las entidades más pobres del país. No tanto por las duras condiciones orográficas o porque tenga escasez de recursos naturales, sino por la manera patrimonialista con que los capitalistas rentistas han manejado el territorio. Con la aparición del Partido Nacional Revolucionario (PNR), nombre primigenio del PRI, los rentistas se volvieron los garantes de la hegemonía priista a cambio de que el partido les respetase su poder económico.
Sin duda que la forma en que Ulises Ruiz Ortiz se hizo del gobierno oaxaqueño fue una expresión clara de esa alianza entre los rentistas con los priistas: caciquismo. Durante la elección de gobernador en 2004, además de la intervención abusiva del gobierno estatal encabezado por José Murat, quién fue víctima de un extraño atentado que benefició al candidato de su partido, también fue evidente la participación del corporativismo agrario en connivencia con las autoridades estatales. De tal manera se concretó un presunto fraude electoral en contra del candidato de la oposición unificada: Gabino Cué, y a favor del candidato del PRI: Ulises Ruiz.
Desde el primer momento de su gobierno, diciembre de 2004, Ruiz tuvo que enfrentar las protestas de varios sectores sociales. No solamente por los métodos poco claros mediante los que se hizo de la gubernatura, sino por una serie de decisiones políticas que lo identificaron como un gobernante autoritario y represivo, aún ante la opinión de sus propios correligionarios.
Las protestas de los partidarios de Cué, así como las que emergieron de la sociedad oaxaqueña durante los primeros 18 meses del período de Ruiz Ortiz, fueron sometidas gracias a la capacidad organizativa que poseen los caciques de las zonas rurales del estado. Facultad cuyo origen estriba en el aprovechamiento de las condiciones de miseria en que sobrevive la gran mayoría de la población oaxaqueña.
Poco más tarde, ya en 2006, la hosquedad de los caciques oaxaqueños sumada al autoritarismo de Ulises Ruiz, en el contexto de la elección presidencial, fueron una fórmula perfecta para acelerar los conflictos sociales. En particular el que se produjo con la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO). Ante las demandas sectoriales de los profesores de la sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, una de las pocas secciones no controladas por Elba Esther Godillo, el Insensato Ulises solamente atinó a ejercer una serie de acciones autoritarias que exacerbaron el conflicto al extenderlo hacia otros sectores sociales.
La represión desatada por Ruiz a mediados de junio de 2006 fue el detonante que unificó las demandas magisteriales con las demandas populares. Gracias a las imprudencias del insensato Ulises, pero sobretodo al desarrollo de una habilidad política excepcional, el movimiento encabezado por la APPO consiguió poner contra las cuerdas al gobernador Ruiz. Antes que éste fuese orillado a entregar su renuncia, su salvación llegó por parte del gobierno federal. Las irregularidades ocurridas durante el proceso electoral de 2006 dejaron a un Partido Acción Nacional urgido del apoyo del priismo para garantizar la recomposición de la institucionalidad perdida con la imposición de Felipe Calderón como presidente de México. Era claro que para que los priistas se prestasen a consumar el golpe de Estado calderonista necesitaban obtener algo a cambio. Entre otras cosas obtuvieron la impunidad plena para varios de sus militantes más oscuros, entre ellos los entonces gobernadores de Puebla y Oaxaca, Mario Marín y Ulises Ruiz, respectivamente. La complicidad entre ambos partidos políticos dio muestras de concreción a finales de octubre de aquel año, cuando la Policía Federal Preventiva (PFP) la APPO fue desalojada, mientras sus personajes más visibles fueron aprehendidos.
La intervención federal salvó al gobernador Ruiz, pero tras aquel suceso Atila Ruiz quedó como una figura decorativa intrascendente a escala nacional, pero con al menos manteniendo el dominio pleno del aparato de control estatal. Por su parte, la APPO pudo haber sido derrotada militarmente, pero en términos ideológicos y políticos, al extender las críticas contra la estructura estatal de poderes, dejó preparado al pueblo oaxaqueño para avanzar por vías completamente distintas a las usadas en 2006. Entre ellas, la electoral. De los doce estados que elegirán gobernador en julio, el de Oaxaca es el que más posibilidades tiene de ser ganado por la oposición estatal.
2. La guerra silenciosa
Durante las dos décadas más recientes, el resurgimiento de los grupos guerrilleros se ha dado en las zonas más pobres del país, y Oaxaca concentra a muchas de éstas. Tanto el Ejército Popular Revolucionario (EPR) como el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), además de la Tendencia Democrática Revolucionaria Ejército del Pueblo (TDR-EP) y una decena de pequeñas organizaciones guerrilleras han demostrado actividad en el estado. De hecho, la TDR-EP fue la que encabezó las proclamas de solidaridad militar con la APPO, en tanto que el EPR fue el que padeció la desaparición forzada dos de sus integrantes: Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez. La idea de tales organizaciones es la de conseguir mediante la vía armada condiciones para el desarrollo de las comunidades rurales atrasadas. Pero, ese objetivo progresista de los grupos guerrilleros se contrapone diametralmente con los intereses de la burguesía rentista y comercial que hegemoniza al estado.
Debido a tal contrariedad, los principales caciques de las regiones han ido creando sus propios brazos armados: cuerpos paramilitares. Dichas agrupaciones no les sirven a los rentistas exclusivamente para atacar a los grupos insurrectos también para hostigar a las organizaciones sociales desarmadas. La propia UBISORT no solamente está entrenada para enfrentar a la guerrilla; son cotidianos los enfrentamientos que esta agrupación ha realizado en contra de los integrantes del MULT-I.
3. Panorama frente a julio
De origen mixteco, el pueblo triqui ese uno de los 16 pueblos originales de Oaxaca. Este pueblo tiene una larga historia de resistencia en contra de los invasores: desde el período prehispánico en que se opusieron a la dominación mexica. Tanto en el período colonial como en la guerra de independencia (participaron en las fuerzas de José María Morelos y Pavón) y del México independiente esa rebeldía triqui se ha constatado en diversas ocasiones. Uno de los resultados que muestran el carácter de este pueblo fue la conformación del Movimiento de Unificación y Lucha Triqui (MULT) en 1981.
Durante unos 17 años la organización se mantuvo como la máxima representante de las necesidades de la etnia, defendiéndolas de los propios caciques del estado. No obstante, con el auspicio de esos mismos cacicazgos aglutinados en torno al PRI, se conformó en 1998 la UBISORT como un contrapeso al MULT, que para entonces había cobrado un nuevo impulso con la irrupción del EZLN. Sobretodo con la promulgación de la IV Declaración de la Selva Lacandona que se centró en la defensa de los Acuerdos de San Andrés Larráinzar y, por lo tanto, del reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas. Así, para dividir la fuerza del pueblo triqui el gobierno, en aquel momento de, Diódoro Carrasco Altamirano patrocinó mediante el PRI estatal la conformación de la UBISORT. Desde entonces, las confrontaciones no han cesado. Por el contrario, entraron en una nueva etapa en 2003 cuando la transformación del MULT en Partido Unidad Popular (PUP), dio origen a una nueva escisión, pues la parte más intransigente se separó para conformar el MULT-I.
Desde ese momento la pugna entre la UBISORT y el MULT-I en la región de San Juan Copala (sij chianj, en lengua triqui) se ha ido agudizando. Por ello, el 1 de enero de 2007 las comunidades hicieron un intento por reestablecer la paz al conformar en San Juan un municipio autónomo en el cuál se borrase por completo las diferencias creadas por la militancia en las organizaciones en pugna. No obstante, el sueño utópico se ha ido esfumando poco a poco.
El hostigamiento de la UBISORT se ha recrudecido, bajo el discurso de defensa de los intereses del pueblo se han dado a la tarea de perseguir a todos aquellos que pongan en riesgo los intereses del caciquismo oaxaqueño. Baste recordar que esa organización fue señalada como una de las involucradas en el homicidio de las conductoras Felicitas Martínez Sánchez y Teresa Bautista Merino de la radio comunitaria La voz que rompe el silencio perpetrado el 7 de abril de 2008. En una entrevista para la agencia de noticias Quadratin el coordinador del medio radiofónico, Jorge Albino Ortiz señaló, el 16 de febrero de 2009, que la UBISORT convenció a la familia de las asesinadas para que aceptasen la versión de la muerte fortuita de las comunicadoras y con ello se desistiese de investigar los homicidios (“Acusan a Ubisort de negociar muerte de conductoras triquis”).
Los conflictos persistieron mientras la alianza entre la UBISORT y el MULT-PUP se fue consolidando. Para el 29 de noviembre de 2009, según reportes periodísticos de Mixteca hoy, se presentó un enfrentamiento entre miembros de la UBISORT y del MULT-I. Estos últimos pretendían realizar un acto en solidaridad con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco. Un mes después, para principios de enero de 2010 el consejo de ancianos de San Juan Copala nombró un nuevo presidente para el municipio autónomo, Rufino Juárez, principal dirigente de la UBISORT. El nuevo cabildo también incluyó a miembros del MULT. Con esas nuevas autoridades autónomas se fue haciendo cada vez más difíciles para los miembros del MULT-I.
Durante todo el año el camino a San Juan Copala ha estado bloqueado por la UBISORT a la altura de la Sábana. Justo el mismo lugar en el cuál fue agredida la caravana de observadores de derechos humanos por miembros que fueron identificados, pese al uso de pasamontañas, con la organización encabezada por Rufino Juárez.
Más allá del escándalo internacional, lo que queda evidenciado es que ante el rechazo social que tiene el gobierno priista de Ulises Ruiz ha construido en estos seis años de gobierno. El endurecimiento del corporativismo caciquil para reencauzar el proceso electoral a favor del candidato priista Eviel Pérez Magaña. En su defecto, preparan el camino para poder negociar con un nuevo gobierno que su territorio quede intacto o, cuando menos, imposibilitar el ingreso de funcionarios de un nuevo gobierno estatal a las comunidades que controlan. En resumen, la idea es conservar los gobiernos priistas o, en su defecto, garantizar la subsistencia de los rentistas como está. Posiblemente ganar Copala implique renunciar al modelo de municipio autónomo como lo plantea el neozapatismo, pero lo importante es que la clase obrera (rural e industrial) abra el acceso a la localidad para erradicar el control que ejercen los rentistas. Lo cual no se logrará con simples caravanas de turismo derecho humanista. Se requerirá una organización capaz de asfixiar el poder económico y político que organizaciones caciquiles como la UBISORT, o las muchas similares que proliferan en el estado de Oaxaca. Qué para ello es necesaria la derrota del PRI, incluyendo al insensato Ulises, es cierto pero tampoco es lo fundamental porque Gabino Cué tampoco es una alternativa benéfica para las clases subsumidas. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!
2 comentarios:
buena caracterizacion, en particular me gusto que se hable de obreros rurales e industriales, que son categorias claras y no de "indigenas" que resulta ambiguo. Ademas de criticar a las caravanas que no atacan el problema de fondo
Saludos camarada;
Como de costumbre, muchas gracias por tus comentarios. Sobre las caravanas, pues es una labor necesaria ese asistencialismo. El problema es que los camaradas que realizan ese tipo de actos, caravanas de derechos humanos, lo hacen a partir de una sensiblería pequeñoburguesa y no de una sensibilidad sobre la situación de la lucha de clases. Por eso es que no van más lejos. Tristemente es una labor muy limitada por los mismos caravaneros. El otro problema es que son cosas de ocasión: hoy es ir a tal emergencia en San Juan Copala, mañana nos olvidamos por completo de Copala porque hay que defenderle sus derechos humanos a los pobladores del lugar de moda. Terminan siendo la mayoría de los "solidarios" simples turístas que no comprenden lo que es la SOLIDARIDAD.
Por otro lado, el concepto de indígena, aunque se paren de pestañas los indigenistas, tiene más que ver con el concepto de nación que con el de clase. Son grupos que también tienen una estructura y superestructura clasista.
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