martes, noviembre 03, 2009

Reyertas 62: ¿Esperanzas? Sólo si se trabajan

Muy tenue, se filtra una luz muy débil que tal vez no anuncie una solución que podamos festejar los trabajadores del mundo. Pero al menos, es una esperanza. La cuál, sin embargo, tal vez no sea vana, fútil. La condición para que no lo sea así es entender que no es tiempo de celebraciones banales sino de arduos trabajos, todavía más, si es que la pretensión es la de alcanzar verdaderos triunfos para la clase trabajadora y para el pueblo.

Explico. Justamente la semana anterior acontecieron dos eventos importantes que permiten enfrentar con ánimos renovados la lucha tanto en el caso de la compañía de Luz y Fuerza del Centro (LFC) como en el del Golpe de Estado en Honduras.

En el caso hondureño, después de varios meses de presión internacional pero sobre todo de una obstinada resistencia popular (que posiblemente no sea la más imaginativa, pero tiene mucha tenacidad), el gobierno golpista de Roberto Micheletti por fin se dio cuenta que tiene necesidad por ceder cosas reales y no nada más hacer esas pequeñas concesiones con las que ganó tiempo. Durante los cuatro meses transcurridos desde el golpe, el presidente de facto se ha visto obligado a cerrar medios de comunicación, restringir las garantías sociales, reprimir a la oposición, cortar relaciones diplomáticas, entablar falsas mesas de diálogo sin capacidad para llegar a acuerdos y hacer propuestas sin la mínima viabilidad política. Todo lo anterior simple y llanamente para hacerse del tiempo indispensable para desmantelar cualquier posibilidad de un futuro distinto para Honduras.

La aceptación de la propuesta que fundamenta la necesidad establecer un gobierno de Unidad Nacional que pase por la decisión del Congreso para reinstalar en su cargo al depuesto Manuel Zelaya no puede ser visto como algo menos que una victoria del resistente movimiento popular hondureño. Irse con el engaño que otorga todo el crédito a la diplomacia estadounidense sería muestra de una estrecha concepción. Sería olvidar que el movimiento popular, y la repercusión internacional que éste ha tenido, fue lo que obligó a los estadounidenses a tomar una actitud distinta a la indolente pasividad que habían demostrado hasta ahora. Pasividad que daba cierto grado de legitimidad al golpismo.

Por el lado del Sindicato Mexicano de Electricistas el boletín que el secretario del exterior, Fernando Amezcua, difundió por diversos medios de comunicación, el pasado 31 de octubre, es una pieza fundamental en el presente conflicto. En éste se informa de dos sucesos cuyas repercusiones son realmente trascendentes para los trabajadores. Por una parte, la admisión de la demanda de amparo en el juzgado primero del centro auxiliar de la primera región tiene (o debería tener si es que cómo dice en el gobierno del señor Felipillo I, el espurio, que su administración respeta la legalidad) es dejar en suspenso la liquidación (que no extinción, pues como señalan los especialistas en derecho, esa figura no existe) de LFC. Por el otro lado, se informa que la JFCA se vio obligada a reconocer la personalidad jurídica que posee el SME como organismo que representa los intereses de los trabajadores electricistas. Como consecuencia de este par de sucesos, la propia JFCA tuvo que admitir que las relaciones laborales entre la patronal y el sindicato, persisten y por tanto se mantiene la vigencia del Contrato Colectivo de Trabajo (CCT).

Sin embargo, en el caso hondureño, el que los golpistas hayan aceptado que la restitución de Zelaya sea sancionada por el Congreso local no implica que realmente vayan a ceder. A estas alturas se requiere que el pueblo hondureño y la comunidad internacional incrementen la presión (tanto en términos de magnitud como de eficacia) en contra del gobierno de Micheletti. Ya quedó claro que los golpistas harán todo lo que esté a su alcance para retrasar lo más posible el cumplimiento de los acuerdos. Parten de la idea de que entre más tiempo pase y ellos tengan el control del gobierno más difícil será que se les arrebate en las elecciones del próximo 29 de noviembre. Es un gran avance que la burguesía rentista que hegemoniza a Honduras haya cedido, al menos en el discurso, en algo que podría sacarles del poder. Por ello es que éste no puede ser el momento de sentarse a celebrar que los golpistas estén apunto de caer, por el contrario, es ahora cuando se requiere mayor entereza y que el proletariado hondureño por fin comience la ofensiva final contra los golpistas. Cabe aclarar que dicha ofensiva no solamente debe enfocarse a sacarlos del gobierno sino que hace falta sellar también las posibilidades de un triunfo electoral que les restituya de manera “legítima” en el gobierno de Honduras, y que además elimine las trabas que durante los últimos cuatro meses han impuesto los golpistas a cualquier intento de reformar el orden constitucional en favor del pueblo hondureño. Claro que en esa tarea se debe tener siempre claro que Zelaya es un aliado de los trabajadores, pero uno del cuál no se puede esperar demasiado; uno al cuál se le debe ejercer una presión muy bien calibrada para que abra los espacios en que el movimiento revolucionario puede avanzar y no caer en el inmovilismo que se regodea con sus triunfos parciales.

En el caso del SME sucede algo similar. La suspensión del decreto no quiere decir, siquiera, que el poder judicial vaya a otorgar el amparo en contra de la decisión del gobierno de Felipillo I, el católico. Tampoco puede festejarse demasiado la decisión que el Distrito Federal y el municipio hidalguense de Tetepango estén en disposición de interponer una controversia constitucional contra el decreto del sabadazo que “extinguió” a LFC. No por nada, el propio secretario del exterior del SME, Fernando Amezcua, difundió un boletín firmado por el Comité Central y las Comisiones Autónomas del sindicato y firmado con día 3 de noviembre, que ya la juez Guillermina Coutiño Mata está siendo víctima de todo tipo de presiones provenientes desde el gobierno federal para que no emita la suspensión definitiva del decreto de liquidación de LFC.

A Felipillo I, el breve, le urge desaparecer a los electricistas no nada más por el asunto de la fibra óptica, como lo han sugerido muchos columnistas, sino porque sería un elemento clave para la imposición de reformas neoliberales más profundas; como en el caso de la Reforma Laboral Neoliberal. Véase nada más el carácter que se le está imprimiendo al presupuesto federal para 2010: se incrementan los impuestos a los contribuyentes que perciben menores ingresos mientras se premia a los grandes corporativos manteniendo los regímenes de consolidación que les permiten diferir el pago de impuestos o incluso no pagar lo que deben.

Si nuestros electricistas del SME claudican y/o no consiguen involucrar al pueblo en su justa demanda de restitución de su materia de trabajo, solamente tendrían un futuro posible: ser la repetición del caso de los miembros del Sindicato Único de Trabajadores de Autotransporte Urbano de Pasajeros de Ruta 100 (SUTAUR 100), en el caso de los activos. Además de que se repetiría con los jubilados la situación que hoy están padeciendo los antiguos jubilados del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM), a los cuáles se les prometió que se respetarían las condiciones establecidas por en el Contrato Colectivo de Trabajo, pero en la actualidad, esos trabajadores están padeciendo porque en las reformas más recientes sus jubilaciones simplemente desaparecieron sin que el eterno líder del sindicato, el señor Víctor Flores, haya movido un dedo para apoyarlos.

Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HOla,
Eso, trabajarlas. Por lo pronto es buena señal la resolución de un tribunal federal que confirma la suspensión provisional al SME y con ello declara infundado el recurso de queja que promovió la Sener.

Pero no hay que cantar victoria, la cuestión de la movilización debe seguir.
Saludos
Lorena

Asaltante rojo dijo...

Como siempre, muchas gracias Lorena por tus comentarios.

Y es muy cierto, ahora es cuando resulta indispensable redoblar los esfuerzos de movilización. Por lo pronto a darle a las del día de mañana.