lunes, diciembre 14, 2009

Reyertas 68: Las de cal y las de arena

La entrega pasada (ver Reyertas 67: El Pepe) dediqué este espacio al triunfo de José Mújica en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Uruguay, el pasado 29 de noviembre. El panorama derivado de ese suceso tiene un potencial alentador para las clases oprimidas en el mundo. Aunque no es el único proceso electoral de América Latina y sería un error sobreestimar el caso uruguayo cuando en las semanas recientes han acontecido otras tres elecciones que, de manera formal, mantienen equilibrada la balanza.

Partiendo de dicha lógica, en el presente artículo abordaré el peso que representan las elecciones presidenciales en Honduras, Bolivia y Chile. Al respecto cabe hacer un par de acotaciones. Primero, que no se debe perder de vista que lo electoral no es lo único, ni muchas veces, lo más importante para comprender la lucha de clases a escala global. Es decir, la lucha de clases no se resuelve en las urnas. Pero sí representa un buen elemento de análisis, que sumado a los demás indicadores, nos puede señalar un poco cuál es el estado real de la lucha de clases en el mundo. Hacer un balance más completo sobre la situación, y el cómo ha evolucionado en el año reciente, es una tarea que requiere tomar en cuenta una mayor cantidad de elementos, mucho más allá de restringirse a unos cuantos procesos electorales, y que por tanto ya comenzaré a trabajar a partir de la próxima entrega para este blog. Por el momento, baste con mencionar las implicaciones de las elecciones mencionadas. En segunda instancia, es menester dar aviso de aunque el proceso hondureño y boliviano ya han disipado mucha del polvo que levantaron, al momento de entregar estas líneas para su publicación a penas se están llevando a cabo los conteos preliminares, mientras se dan a conocer las encuestas a boca de urna que realizan las empresas de sondeo.

Pero, vayamos por partes.

Como mencionaba al inicio del presente artículo, la de Uruguay fue una elección que podría servir como aliciente a los trabajadores latinoamericanos y del mundo. Lo mismo ocurre con el caso del resultado de la elección presidencial que se realizó en Bolivia el pasado 6 de diciembre: la reelección de Evo Morales. El que Evo haya obtenido más de 5.1 millones de votos, el 60% del total, significa que pese a los grandes aspavientos que hace la oposición proimperialista, en realidad el pueblo boliviano tiene claro que el proyecto de transformación que impulsa el Movimiento Al Socialismo (MAS) se apega más a sus intereses. Por cierto, para aquellos que dan por hecho que el movimiento popular está entrando en una fase de reflujo, Bolivia les da un mentís, pues además de la reelección el MAS obtuvo más de las dos terceras partes de los escaños en el Parlamento boliviano. Eso significa, que al menos en el plano de las formalidades institucionales, los proyectos socialistas tienen claro que no basta con ganar las presidencias. Hay que defender las transformaciones sociales desde el Congreso.

Al tomar en consideración el resultado de las elecciones uruguayas y el de las bolivianas, podría pensarse que, salvo algunos detalles que es preciso cuidar, el ascenso de las izquierdas está en plenitud. Por tanto, que la revolución internacional es un hecho que se encuentra a la vuelta de la esquina. Sin embargo, el lado opuesto se presenta con otras dos elecciones que se realizaron en el transcurso de las dos o tres semanas recientes: Honduras y Chile.

El caso hondureño es un suceso muy grave porque deja claro que la postura de Barack Obama no es lo benevolente que muchos idealizaron. Por el contrario, el primer presidente de origen étnico afroamericano en los Estados Unidos mantiene una política tan imperialista hacia América Latina como todos sus antecesores desde la época de James Madison (el cuarto presidente de los EE. UU. que gobernó de 1809 a 1817 y durante su gobierno le insinuó a la representación diplomática de los insurgentes mexicanos del gobierno de Miguel Hidalgo, que reconocería la independencia del territorio de la Nueva España si se anexionaban a la Unión Americana). El que la Secretaria de Estado, primero, y después todo el gobierno de Obama reconociesen las elecciones desarrolladas el 29 de noviembre, es una clara muestra de la estrategia de doble estándar que se manejará en EE. UU. al enfrentar los asuntos relacionados con América Latina. Por un lado el discurso y hasta algunas convenientes señales de respeto hacia la institucionalidad soberana de las naciones. Pero, por debajo del agua un apoyo que no escatima recursos para apoyar a los incondicionales rentistas locales de inclinaciones parasitarias. Esos rentistas son los mismos que han permitido que los grandes capitalistas de origen estadounidense saqueen a la pequeña nación centroamericana. A cambio no han recibido más que el privilegio del poder títere, es decir, de esa forma de mandar que solamente crea soberbia en quién la ejerce, pero que carece de una verdadera capacidad resolutiva sobre las decisiones políticas.

Pero no todo está perdido en Honduras. Es común que ante la derrota que hemos sufrido las izquierdas internacionales en la nación centroamericana, se sobredimensione el resultado. El triunfo electoral de Porfirio Lobo, no demuestra que todo esté perdido. Por el contrario, se exhibe que hay elementos que podrían explotarse para crecer sólidamente. No se olvide que, aunque en la actualidad Lobo es uno de los representantes más emblemáticos de la derecha militante en el Partido Nacional, sus primeros pasos en la política los dio dentro de la izquierda socialista, e incluso, con tintes procomunistas. Lobo fue de aquellos cuadros sobresalientes en Latinoamérica que fueron enviados a estudiar a las academias de Moscú. Ese pasado no le impidió al candidato triunfador en las elecciones hondureñas hacer un posgrado en una universidad estadounidense ya en la década de los años ochenta. El pensamiento político y la pragmática de “pepe” Lobo pueden haberse corrido hacia el conservadurismo proneoliberal. Pero, es notorio que gran parte del arsenal que emplea para convencer a las masas para que lo apoyen, son recursos aprendidos en sus años juveniles de izquierdista. Dentro de ese arsenal se cuenta la capacidad, es decir, la sensibilidad suficiente para adaptar su discurso a las demandas más sentidas de la sociedad y canalizarlas así en su beneficio. No debe subestimarse dicho elemento, pues éste combinado con la falta de imaginación de la izquierda hondureña que respaldó a Zelaya ha sido el elemento clave que está desarticulando a la resistencia antigolpista. Es precisamente en ese espacio abierto por Lobo entre la resistencia zelayista y el golpismo encabezado por Micheletti que la posición estadounidense ha encontrado las condiciones necesarias para descarar su apoyo en torno al golpismo. Es altamente probable que, conforme vaya avanzando el tiempo con el nuevo gobierno electo, muchas de las naciones que hoy niegan su apoyo a Lobo den un giro completo a sus definiciones políticas en forma gradual, como condición de las necesidades prácticas de las relaciones internacionales.

Los primeros resultados de la elección chilena dejan claro que el emulo chileno de Berluconi, Sebastián Piñera, tiene mayoría. Lo que en otras palabras significa que la derecha pinochetista ha aprovechado las tremendas fisuras que en estos años se crearon al seno de la coalición demócrata. Tal vez Michel Bachelet tenga una gran popularidad entre los chilenos, pero es evidente que su gobierno nunca se atrevió a cuestionar el modelo de libre mercado que se impuso desde los tiempos de la dictadura, por eso es que la Concertacesión por la Democracia quedó completamente fragmentada. Por un lado, el segmento más conservador de los demócratas, cuyo candidato, Eduardo Frei, será el que contienda en la segunda vuelta contra Piñera. Sin duda que de llegar al gobierno, éste último será un presidente con el que será indispensable mantener la guardia en alto y los puños listos ante cualquier ataque que lance este político. Recuérdese que la principal característica de Piñera es la de ser un personaje prepotente y provocador. Para colmo, contra lo que muchos izquierdistas que idealizan los procesos revolucionarios piensan, el ascenso electoral de Marco Enríquez-Ominami (hijo de Miguel Enríquez, el histórico dirigente del MIR), no es necesariamente un buen augurio. Por principio de cuentas, Marco no es Miguel y la distancia entre las posiciones congruentes del padre no se han puesto aprueba de forma suficiente en el hijo. En ese flanco habrá que darle el beneficio de la duda a Marco. Desde el otro lado, es una posibilidad muy tangible que la izquierda entre en una etapa de reflujo. La ruptura de la izquierda socialista con los demócratas del centro, implica una incapacidad manifiesta para profundizar las diferencias internas de la burguesía. Por el contrario, la agudización internacional de la lucha de clases ha conducido a que en Chile las facciones de la burguesía de mercado interno y la de libre mercado se vayan reencontrando como clase. Cosa que no necesariamente, aunque sí en lo deseable, lo hace el proletariado. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, diciembre 10, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 32:

Materia, realidad y existencia en Mario Bunge

(sexta de nueve entregas)

Por: Sagandhimeo

2.2.3 LAS FICCIONES.

Por otro lado, uno de los problemas que sacuden al concepto de realidad es el concepto de ficción, en tanto se le puede catalogar como un imaginario que a su vez influye en la realidad, ¿Cómo es esto posible? Veamos el asunto a detalle. Una ficción es una construcción mental, si todas ellas fueran plenamente reales, no habría diferencia con la realidad material, por lo que todo sería ilusorio. Si todas ellas fueran meramente imaginarias, ninguna se aproximaría a la realidad, por lo que el conocimiento sería imposible.

Ahora bien, dentro de la ontología que venimos sosteniendo toda ficción es un imaginario que sólo existe como una propiedad de los cerebros, por lo que su realidad es derivada y sus resultados son arbitrarios, pues podemos imaginar cuanto se nos antoje. Sin embargo hay tipos de ficción que no son arbitrarias: la matemática y la lógica pura, las cuales, al ser aplicables a la realidad, evidencian poseer cierto grado de realidad, superior a las demás ficciones, pero inferior a los objetos materiales por carecer de contenido, es decir, "nuestra posición distingue entre ficciones matemáticas, por un lado, y mitos, cuentos de hadas, especulaciones teológicas, pinturas abstractas, fantasías parapsicológicas y psicoanalíticas, así como filosofías de múltiples mundos, por el otro (Bunge, 2006:269).

Esto ocurre en tanto que los mitos, las pinturas abstractas y los cuentos de hadas son representaciones del mundo y no descripciones precisas sobre la realidad, las especulaciones teológicas, las fantasías parapsicológicas y las psicoanalíticas no hablan de objetos que influyan o sean influidos por otros objetos de manera clara, pues ángeles, dioses, superyoes y fantasmas son invenciones de nuestra mente, los cuales no poseen una claridad suficiente de su interacción con los demás objetos. A diferencia de las ficciones matemáticas que "son estrictamente disciplinadas y pueden utilizarse para pensar acerca de cualquier asunto epistémico" (Bunge, 2006:283), pues comparten ciertas regularidades con la realidad material.

Aun podría objetarse que Dios, “el inconsciente” o la telepatía influyen de manera directa, pero lo que realmente influye es la idea de Dios, los mecanismos cerebrales y la sugestión, todos ellos pueden ser explicados por la psicología y por una ontología consecuente como busca ser la nuestra.

En ese sentido, para distinguir la influencia directa de un objeto real como el sol y un objeto imaginario como Dios, bastará con conocer el mecanismo en cuestión (Bunge, 2006:188), es decir, mientras que la interacción del sol con la tierra posee mecanismos fisicoquímicos ampliamente conocidos por la ciencia, la interacción de Dios con el mundo es ambigua, pues cada religión defiende su propia concepción y ninguna explica el mecanismo en cuestión, por lo que la influencia de Dios radica en el uso que se le dé a este concepto en el comportamiento psicosocial.

Otro ejemplo, suele ocurrir que un placebo cure algún padecimiento y esto puede malentenderse como que es una medicina real en tanto influye directamente para curar. Pero el problema es que explicar el mecanismo de cura mediante un mero placebo resulta insuficiente. El mecanismo en cuestión consiste en la sugestión del individuo, la cual le hace pensar que se curó cuando sólo se está engañando o cuando es la propia sugestión la que lo cura. En otras palabras, el placebo no es una medicina real, en tanto no es capaz de curar, y el mecanismo en cuestión explica que lo que hay es un engaño o una cura por sugestión, es decir, un fenómeno psicológico.

2.2.4 LAS POSIBILIDADES

Por otra parte, el movimiento de la materia no ocurriría sin la apertura de una posibilidad, es decir, la energía de la materia se efectúa solamente cuando existen las condiciones suficientes para tal evento, pues la materia no puede moverse arbitrariamente, en ese sentido "puesto que admitimos la categoría de posibilidad real, debemos expandir el concepto de realidad y, con ello, nuestra cosmovisión, para incluir hechos posibles, junto con los hechos efectivos, los cuales a su vez pueden ser necesarios o contingentes (Bunge, 2006:314). Es decir, que el hecho de que la realidad se mueva no implica que cada posibilidad sea una realidad, sino que dentro de una infinidad de posibilidades, todas ellas dentro de líneas legales, ocurrirán algunas de ellas contingentemente. En otras palabras, solamente ocurrirá aquello que tenga posibilidades reales, es decir, dentro de aquellos elementos que sean compatibles con las leyes de la naturaleza, y dentro de este patrón se levanta un sinnúmero de posibles eventos, tales derivan de la contingencia que acontece por el movimiento de la materia.

Cabe mencionar que las líneas legales o leyes de la naturaleza, tales como la relatividad, la combustión o el crecimiento, no deben entenderse en el sentido jurídico, como si la naturaleza tuviera una voluntad, pues no son convenciones ni mucho menos imposiciones, sino que llamamos leyes naturales a las regularidades que logramos identificar y que por sí mismas hacen posible la organización de la materia en sus diversos niveles, es decir, que las regularidades son propiedades primarias y al percibirlas las llamamos leyes, por lo que también son propiedades secundarias, según vimos anteriormente (2.2.1).

Sin embargo, Bunge categoriza a la realidad efectiva como dividida en hechos necesarios y hechos contingentes (Bunge, 2006:314), lo que a nuestro parecer se contrapone a otro argumento del mismo autor, pues en otro lado argumenta que "sería absurdo negar que hay accidentes a todos los niveles, y en particular que la existencia humana es un tejido de accidentes y necesidades. Pero estos accidentes, lejos de ser caóticos, son cruces de líneas legales (correspondientes a las regularidades naturales)" (Bunge, 1981:51). Es decir, que mientras en la primera cita Bunge divide a los hechos en dos tipos, en el segundo opta porque cada hecho es al mismo tiempo necesario: al ser el cruce de al menos una ley con otra, y contingente: al ocurrir con cierta aleatoriedad espacio-temporal.

Nosotros optamos por esta segunda opción, pues un hecho absolutamente necesario caería en el determinismo, donde todo está predispuesto y por tanto no hay variabilidad, y un hecho absolutamente contingente sería caótico, en el sentido de no obedecer a ninguna ley natural. Ambas posturas son unilaterales, por lo que nuestra opción consiste en entender cada hecho como necesario en el sentido de que permite explicar la complejidad y estabilidad de las totalidades, y al mismo tiempo como azaroso en el sentido de que permite generar la variabilidad en el acontecer espaciotemporal. Por ejemplo: un accidente de tránsito es necesario en tanto la imprudencia de los conductores, la presión laboral y la tecnología de nuestro siglo producen un catalizador, y al mismo tiempo es contingente en tanto le ocurra a éste o aquél transeúnte.

Ahora bien, en contraparte con la posibilidad real existe la posibilidad conceptual (Bunge, 2006:316), en donde la primera reposa sobre hechos y la segunda sobre razonamientos, mientras la primera requiere de ciertas condiciones materiales, la segunda sólo de condiciones lógicas. Por ejemplo, un Pegaso es conceptualmente posible, pues basta con pensar un caballo alado, en cambio es realmente imposible, pues según las leyes biológicas los mamíferos no generan alas hechas con plumas. Otro ejemplo, un animal que tenga el cuerpo totalmente cubierto de pelo y al mismo tiempo esté pelón es una imposibilidad conceptual, pues ni siquiera es posible imaginarlo y esto implica una imposibilidad real per se.

Ante tales categorías aún podemos preguntarnos qué tan real es la posibilidad real, en contraste con los hechos. En ese sentido, las posibilidades no son objetos materiales, pero tampoco son meras conjeturas, sino que son disposiciones o potencias de la materia (Bunge, 2006:328), es decir, propiedades, por tanto son reales tan sólo de forma derivada. En otras palabras, las posibilidades reales son reales en menor grado que los objetos materiales, a su vez las posibilidades conceptuales son reales en menor grado que los conceptos y como éstos a su vez son menos reales que los cerebros de donde surgen: resulta que las posibilidades conceptuales son reales en un grado muy pequeño, pero al fin y al cabo reales.

De este modo, no es necesario inventar mundos alternos para explicar la naturaleza de las posibilidades, basta con ubicarlas en el nivel que les corresponda, según sean reales o conceptuales. Asimismo, los objetos materiales poseen el mayor grado de realidad y las propiedades son reales de manera derivada, según se ha expuesto continuamente.

2.2.5 LOS TRASCENDENTALES

Un trascendental es todo aquello que no puede ser percibido mediante la experiencia cotidiana, a su vez hemos visto que lo real es todo lo que influye o es influido por otra cosa (2.1), en ese sentido, todo lo que trasciende la experiencia inmediata es tan real como lo que sentimos directamente, en tanto pueda percibirse de algún modo. Por tanto, la posibilidad, el espacio-tiempo, las ficciones, los electrones y las naciones son reales (Bunge, 2006:341), siempre que se localice su grado de realidad.

Es decir, mientras que la posibilidad y el espacio-tiempo son propiedades de la materia, las ficciones son construcciones mentales, los electrones son objetos materiales y las naciones son conjuntos de objetos materiales incluyendo organismos pensantes como los humanos. En otras palabras, el grado de realidad de cualquier elemento no está en relación directa con el grado de cercanía con nuestra experiencia inmediata, pues podemos sentir aquello que no ocurre como en una alucinación y podemos jamás percibir algo tan real y fundamental como los electrones.

En otras palabras, las propiedades, el espacio y el tiempo, las ficciones, y las posibilidades son reales de manera derivada y por ello su realidad es menor que la de los objetos materiales. Y los trascendentales (aquellos que sobrepasan la experiencia inmediata) son tan reales como lo que tenemos a la mano, e incluso son más reales que la experiencia directa de las ilusiones.

2.3 LA RELACIÓN ENTRE MATERIA Y REALIDAD

Durante todo este capítulo hemos hablado de la realidad con base en el materialismo que explicamos en el capítulo anterior, ahora es momento de clarificar las relaciones entre realidad y materia.

Como ya vimos, nuestro autor define materia como aquello que puede poseer movimiento o energía (1.1), y realidad como aquello que es capaz de influir o ser influido por otro objeto (2.1). En ese sentido, desde un enfoque meramente conceptual, vemos cómo para que un ente pueda influir sobre otro necesita moverse y la propia energía es una capacidad de influir. De este modo "un objeto es real (o existe realmente) si, y sólo si, es material. (Más brevemente: Todos los objetos materiales, y sólo ellos, son reales.)” (Bunge, 1981:38). Sin embargo, habrá que aclarar que un objeto puede ser real y no material, ya que puede ser subjetivamente real (Bunge, 2002a:89), esto no es contradictorio, ya que al ser subjetivamente real implica que su realidad reposa sobre objetos materiales, como ya vimos (2.1).

Asimismo, nuestro autor sostiene que materialismo y realismo deben estar unidos para dar una mejor explicación de la realidad (Bunge, 2006:62), pues si solamente se es realista, cabe la posibilidad de tomar por plenamente reales a las ideas, por lo que la noción de lo real se aplicaría indistintamente a todo elemento y perdería su delimitación categorial. Y si solamente se es materialista, se corre el riesgo de considerar lo mental como una mera construcción sin influencia en la realidad, por lo que se subestimaría la importancia del pensamiento.

Además es de suma importancia entender que si bien todo objeto plenamente real es material y viceversa, tales conceptos no poseen una relación de identidad, pues algo puede ser real (en un grado mínimo) sin ser material como los imaginarios, es decir que, "los materialistas rechazarán el ficcionismo por no hallarse dentro de las posibilidades de control sólo si confunden el materialismo con el realismo" (Bunge, 2006:288). Esto es, mientras lo material abarca los entes que poseen energía y sus propiedades que los acompañan, la realidad abarca un espectro mayor, el que incluye todo cuanto pueda pensarse. En ese sentido, solamente lo que no ha acontecido nunca y tampoco se ha pensado nunca: es lo irreal, pues todo lo demás es real en mayor o menor grado, en la realidad material o como realmente concebido.

Finalmente, nuestro autor opta por combinar el materialismo emergentista con el realismo científico en una nueva denominación: el hilorrealismo (Bunge, 2006:380). Donde la explicación de cualquier entidad, propiedad o proceso disfruta de una óptima clarificación conceptual. Es decir que, aun cuando materia y realidad se refieran casi a las mismas cosas, no deben confundirse simplistamente, sino combinarse complementariamente en el hilorrealismo, el cual posee una explicación complejizada de la realidad. En otras palabras, no es suficiente con optar por el mero realismo o con el mero materialismo, pues el realismo podría serlo de las ideas y el materialismo podría admitir múltiples realidades, para que nuestra visión adquiera objetividad debe poder combinar el movimiento de los objetos (lo que define a la materia (1.1)), con la interacción que se genera(lo que define a lo real (2.1)).

Por lo tanto, el concepto de lo real complementa al de materia y nos brinda algunos de los instrumentos necesarios para conformar una ontología acorde con los conocimientos científicos y con grandes posibilidades para dar cuenta de cualquier acontecimiento en el universo, según nuestra postura. Sin embargo, aún nos queda un concepto fundamental para una ontología consecuente: la existencia. En el siguiente capítulo veremos los alcances del hilorrealismo de Bunge para responder a las preguntas existenciales más importantes.

(Continuará…)

lunes, diciembre 07, 2009

Reyertas 67: El Pepe

El triunfo electoral de “el Pepe” en las elecciones presidenciales uruguayas del pasado 29 de noviembre, no puede verse como el triunfo de un solo individuo o de un pequeño grupo integrado por la cúpula del Frente Amplio (FA). Independientemente del rumbo político que decida tomar el antiguo militante de la organización guerrillera Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), sería una gran mezquindad no reconocer que el principal artífice de la victoria electoral de la izquierda uruguaya fue el propio pueblo uruguayo. Además, dentro del propio pueblo hay que recordar que su principal componente es la clase obrera, los trabajadores que, ya sea en el campo o en la ciudad, viven de ofertar su fuerza de trabajo. La esperanza que tal suceso despierta entre los uruguayos es extensiva para el resto de América Latina. Es algo que viene muy bien después del revés que las izquierdas del mundo han sufrido en Honduras.

Es completamente razonable y cierto que un personaje aislado no puede ser elevado al rango de “el gran salvador” de la clase obrera. Partir de esa idea ha ocasionado que a cada paso los revolucionarios nos topemos con la pared infranqueable de una nueva política de tendencias contrarrevolucionarias. También es cierto que en los años recientes, “el Pepe” se ha comportado políticamente como un destacado funcionario del sector agrícola en el gobierno de Tabaré Vázquez. Gobierno que, por cierto, no se distinguió por su consecuencia con las necesidades democráticas de las clases subsumidas. Sino que en muchas ocasiones se limitó a continuar la línea esbozada por las instancias promotoras del libre comercio. Por ese simple hecho, agregado a la urgencia por evitar toda sobreestimación del individuo sobre la clase, es que al “Pepe” no se le puede entregar un cheque en blanco.

Sin embargo, pese a todas las objeciones que se pueda tener sobre el presidente electo de Uruguay, tampoco sería justo tildarlo como un enemigo más. Por el contrario, si algo demostró el pueblo hondureño durante el gobierno inconcluso de Manuel Zelaya, fue que hasta los empresarios más vinculados a los intereses de la burguesía librecambista pueden, eventualmente, radicalizarse lo suficiente para defender las demandas democráticas de las clases subsumidas. Pero ese pequeño detalle solamente es posible conseguirlo gracias a la movilización organizada del pueblo. El asunto es no caer en la trampa de sentir que el trabajo ya fue hecho y que se puede descansar de la ardua tarea de la participación activa de la sociedad. ¡En lo más mínimo! Al contrario, se trata de agregarle un salto de calidad a la organización: hacer que ésta posea inteligencia e imaginación.

La fuerza que da la cohesión las clases sociales oprimidas alcanza bien para radicalizar las posiciones de cierta parte de la burguesía que tiende a las posiciones democráticas. Sin embargo, avanzar en el contexto de una lucha de clases más agudizada, cuyo antagonismo comienza a hacerse claro, implica que la clase obrera desarrolle mucha mayor astucia. Sin ese elemento, lo que ocurrirá en Uruguay será lo mismo que ha ocurrido en tantas otras partes del mundo: un gobierno de izquierda que en lugar de posibilitar el avance de las fuerzas revolucionarias, lo inhibe. Dado el pasado de José Mújica ese es justo el riesgo que se corre en Uruguay.

Al igual que ha ocurrido con otras organizaciones que comulgaban con el socialismo y el foquismo al mismo tiempo, los tupamaros han venido suavizando sus posiciones de manera radical. La desbordada pasión que les impulsaba a ser los más fieros comunistas careció, con el tiempo, de los argumentos razonados que sustenten los objetivos a largo plazo y los defiendan del acoso que implica la obstinada vida cotidiana. Esto explica porqué Mújica y sus seguidores ahora festejan con gran emoción la línea que ha desempeñado Lula en Brasil, es decir, el llevar a cabo una política de conciliación entre clases que adormece cualquier clase de consciencia revolucionaria. Es cierto que un objetivo irrenunciable de la izquierda es el fomentar el desarrollo de las fuerzas productivas en beneficio de la sociedad, no del capital. Al igual que lo es la necesidad de unificar a aquellos que son distintos. Sin embargo, una cosa es cumplir estas condiciones y otra muy distinta hacerle el juego a la burguesía librecambista al hacer ver los avances como una concesión del gran líder y no como lo que en realidad son: el producto de la lucha de las clases subsumidas. Lucha que se expresa tanto en la organización política como en la propia realización cotidiana de las tareas productivas, es decir tanto en lo más grande como en lo más pequeño de la existencia. En su artículo El ejemplo a seguir es Lula ¡Grande Lula! Uniendo a los diferentes, del 13 de abril de 2009 y publicado en su blog Pepe tal cual es, Mújica deja claro que para él la promoción del desarrollo de las fuerzas productivas deja de ser un medio que impulse la consciencia de las clases oprimidas, para volverse un fin en sí mismo. Un fin que por cierto, de manera falaz se equipara con la abolición de la pobreza.

La única manera en que el pueblo uruguayo puede evitar la reedición de un Lula que por erradicar la pobreza terminó haciéndole un favor a la burguesía neoliberal, en lugar de abonar a la construcción de un proyecto que elimine de fondo las razones de la miseria al tiempo que se liquida a los proyectos de la burguesía más regresiva y nociva para la sociedad, es que el pueblo supere esa limitación invalidante de creer que la organización es omnipotente y que por tanto puede prescindir en absoluto de la razón. La pelota está en la cancha del pueblo uruguayo, y sí hay mucho que celebrar con la derrota de Lacalle, pero la verdadera lucha de los trabajadores uruguayos apenas va a comenzar, todos los ojos del proletariado mundial deben girar hacia Uruguay para comprender lo que pase allá, sea para bien o para mal. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

lunes, noviembre 30, 2009

Reyertas 66: Un sepulcro para ellos habrá que darles

Mientras redacto las siguientes líneas para su publicación en Asaltando la red se presentan los primeros resultados oficiales en los medios internacionales de comunicación sobre las elecciones presidenciales tanto en Honduras como en Uruguay. En ambos casos la tendencia que hemos señalado en anteriores entregas (ver Reyertas 65: Decisiones) se está cumpliendo. Por un lado, ya con el visto bueno del reciente premio Nobel de la Paz, Barack Obama, Lobo se perfila como el ganador y futuro presidente de Honduras. En cambio, Mújica se encuentra a poco de ser el próximo presidente de Uruguay.

En un futuro cercano tendremos la oportunidad de profundizar mejor tanto en el caso uruguayo como en el hondureño. Por ahora basta con referir que estas son las características específicas en que se desarrolla la lucha de clases en América Latina. El crecimiento de las expresiones de izquierda, por un lado, pero también la recomposición de las derechas, como su anverso.

Una muestra interesante de las tendencias que se manifiestan en la región es el de las izquierdas electorales mexicanas. Por principio de cuentas cabe recordar que desde hace más de 15 años los partidos de izquierda con registro político, principalmente el Partido de la Revolución Democrática, se divorciaron irreconciliablemente de las demandas de las clases subsumidas. El papel poco solidario con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), la mezquindad populista de los gobiernos perredistas con los habitantes del Distrito Federal, la espalda que se le dio al movimiento estudiantil universitario en 1999 (cuando el PRD traicionó a un movimiento que no se dejó manipular por dicho partido), la complicidad de sus congresistas con la contrarreforma indígena, la falta de solidaridad con el movimiento de Atenco, la incapacidad e ineptitud con que combatió los fraudes electorales en Oaxaca (2005) y en la presidencial (2006), nulo apoyo que se le brindó a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), las traiciones que la propia dirigencia de ese partido le ha hecho al pueblo mexicano desde el Congreso de la Unión y la ausencia de una política de fortalecimiento de la lucha obrera-sindical, son las muestras más claras del autismo que el PRD ha exhibido frente a las luchas populares. Todo el sumario de agravios anterior viene a cuento porque el próximo fin de semana (5 y 6 de diciembre) en Oaxtepec, Morelos se realizará el XII Congreso Nacional del PRD. El lema de tal congreso (“Para la refundación del PRD”) demuestra que el divorcio de ese partido se ha extendido muy severamente, ya no solamente con los movimientos sociales, sino hasta de la propia realidad.

Resulta completamente irreal creer que ese instituto político podría siquiera convertirse en una opción que realmente represente los intereses de las clases subsumidas. De entrada es imposible que en dicho congreso salga una estructura partidaria funcional. Ni la facción lopezobradorista ni la de los chuchos podrán llegar a acuerdos programáticos reales, pues aunque ninguna de las dos está en condiciones de independizarse del partido (han generado una obsesiva dependencia hacia las estructuras de organización clientelar). Pese al esfuerzo que han desplegado en sus giras, los lopezobradoristas, no han conseguido crear una estructura organizativa sólida y experimentada que les permita mantener la lucha política. Aún el voluntarismo es moneda corriente entre las brigadas de partidarios de López Obrador. Por su parte, las alianzas creadas por Nueva Izquierda con los pequeños grupos de influencia local obligan a los chuchos a depender cada vez más del presupuesto que les entrega el Instituto Federal Electoral (IFE), pues solamente repartiendo dinero es como se han logrado aferrar a la dirección partidaria.

La redefinición del PRD como un partido socialdemócrata tampoco puede tomarse como algo serio. Si alguna forma de socialismo demostró en el siglo XX que es completamente inocua para el capitalismo, esa es la socialdemocracia. El excesivo pragmatismo, basado en la realización de pequeñas reformas con la finalidad de equilibrar las desigualdades en la sociedad, característico de esa corriente socialista le ha impedido plantear un programa serio de transformaciones sociales. Esas condiciones nos señalan una teoría política completamente laxa, demagógica y desarticulada. No se olvide que dentro de la propia Internacional Socialdemócrata conviven por igual expresiones políticas como el Partido Socialista francés, el Partido Social Demócrata Alemán, el Partido de la Revolución Institucional de México o el Partido Laborista de la Gran Bretaña. Como se aprecia, en realidad no hay una verdadera unidad en torno a un proyecto de transformación de la humanidad que construya sobre las bases de la equidad social.

Pese a que la defunción del PRD es un hecho consumado, la permanencia de ese cadáver insepulto en la palestra política nacional es posible gracias a que en realidad no existe una alternativa electoral de izquierda. El Partido del Trabajo (PT) no ha dejado de ser una organización oportunista completamente aislada de los trabajadores. La improvisación, al igual que en el caso del lopezobradorismo, es la divisa de los petistas. Una organización sin el mínimo interés en la formación de cuadros y que reproduce demasiados de los viejos vicios del corporativismo. El PT ha basado su estructuración orgánica en la cooptación del movimiento territorial por la vivienda, el cuál puede tener demandas muy loables, pero en términos objetivos es un tipo de organización social que desarrolla el corporativismo en lo orgánico, pero el anarquismo en las propuestas políticas.

Convergencia por la Democracia va en el mismo sentido con el agravante de ser la franquicia de un solo individuo, Dante Delgado Rannauro. Aunque debe reconocérsele a dicho partido que ha sido el más apegado a la línea implantada por el peje y la Convención Democrática Nacional.

Hasta hace unos meses, la otra alternativa electoral de izquierda era el Partido Socialdemócrata (PSD). Sin embargo, el fracaso de dicha opción electoral se debió a la terquedad por apostar a ser el partido defensor de los intereses de la pequeña-burguesía ilustrada, esa que quiere dice reivindicar un proyecto de izquierda moderna y tolerante. Pero que en la práctica es la claudicación de cualquier lucha. Además de la evidente predisposición de su dirigencia a traicionar las demandas de la sociedad realizando acuerdos inconfesables con la parte más oscura del PRI y de los chuchos, la militancia del PSD carecía del desarrollo ideológico, de la disposición a la lucha que llega hasta sus últimas consecuencias. Algo a lo que sí están dispuestos los partidos de la derecha.

El que el PRD sea un cadáver podrá ser una noticia que festejen muchos de sus detractores de derecha y de izquierda, pero en realidad implica una verdadera catástrofe para todas las izquierdas. La necesidad de una opción electoral que abra el campo a las demandas sociales es indispensable, se trata de ampliar los medios de lucha mientras se van estrechando las demandas programáticas, no lo contrario. Urge la conformación de una verdadera organización de las izquierdas, pero comprendiendo que ésta no podrá darse en los abstractos términos de la “unidad a toda costa”, como se hace en el PRD; sino que solamente puede ser posible en el plano del trabajo concreto, la negociación amplia y la discusión de las diferencias (el pragmatismo de trabajar solamente sobre los acuerdos no ha hecho más que conducir a naufragios gigantescos). La primera tarea de las izquierdas que no descartan la lucha electoral será la defensa de los trabajadores, lo que por supuesto incluye la defensa de los electricistas del Sindicato Mexicano de Electricistas, pero va más allá. Por principio de cuentas, nada más a la defensa de los derechos contenidos en la Ley Federal del Trabajo, no es posible dejar que se legalicen prácticas como los contratos de prueba, la subcontratación y demás linduras de la política laboral neoliberal. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

jueves, noviembre 26, 2009

Problemas fundamentales del universo. Análisis filosófico del conocimiento, dios, el alma, el universo, la nada y la libertad, 31:

Materia, realidad y existencia en Mario Bunge

(quinta de nueve entregas)

Por: Sagandhimeo

CAPÍTULO 2

INTRODUCCIÓN

Una ontología materialista integral no puede limitarse al concepto de materia, pues si bien se sostiene que todo objeto que pueda moverse es material, no queda claro en qué medida lo material es real. En el presente capítulo se clarificará qué se entiende por realidad, qué elementos son reales y en qué medida lo son, y finalmente, la relación que guarda la realidad con la materialidad. De este modo, se complementará la investigación del capítulo precedente y se profundizará en una ontología (el materialismo científico) que dé cuenta de la realidad y de su materialidad de modo coherente.

2.1 DEFINICIÓN DE REALIDAD

Sobre qué sea real requerimos primeramente de un criterio, lo cual es sumamente difícil pues no podemos salirnos de la realidad para verificarla, en todo caso sabremos que algo es real si podemos percibirlo, pero es aventurado partir de la mera percepción pues caeríamos en un subjetivismo, es decir, en creer que existe sólo aquello que se relaciona con el receptor.

Para nuestro materialismo científico la situación es más compleja, pues en todo caso antes de existir receptores conscientes como los humanos ya existía el universo, por tanto el criterio no puede ser la percepción, sino algo más amplio como lo es la influencia, es decir, "para que una cosa --exceptuando el universo-- sea real es suficiente (aunque no necesario) que influya sobre otro objeto o sea influida por éste. La primera disyunta [que influya sobre otro objeto] hace lugar a los sujetos (cognoscitivos). La segunda disyunta [que sea influido por éste] es necesaria para hacerle lugar al universo como totalidad, el cual aun cuando no sea influido por cosa alguna, está compuesta por entidades reales." (Bunge, 2002a:90). Entendiendo por "influir" el hecho de poder cambiar el estado de un objeto, es decir, moverlo.

Un ejemplo sobre el influir lo encontramos en Hacking, pues para saber si un objeto tan imperceptible como un electrón es real, requerimos de un experimento en el cual podamos afectar al elemento en cuestión, inclusive con el simple hecho de arrojarlo hacia algo, es decir, “hasta donde a mí concierne, si se puede rociar algo con ellos, entonces son reales” (Hacking, 1996:41). Donde rociar significa lanzar un haz de electrones sobre ciertas partículas.

En otras palabras, si definimos lo real como aquello que influye sobre otro objeto poseemos un método para conocer la realidad de cualquier entidad y si también incluimos que tal objeto pueda ser influido para ser real estamos incluyendo al universo como totalidad, pues de otro modo tendríamos que suponer que existen objetos aislados o pretender que la suma de todo cuanto existe es irreal.

Podría objetarse que existen objetos que no pueden influirse y que son reales, como una galaxia o la tabla de los elementos. Sin embargo que nosotros no influyamos sobre una galaxia no significa que ésta no interactúe con su entorno y dentro de sí y la tabla de los elementos no puede influirse pues es un mero constructo mental, el cual hemos formulado mediante nuestros cerebros, los cuales se encuentran en permanente interacción. Es decir que, un objeto es real si posee interacción con al menos otro objeto, pues de otro modo se encontrará aislado del mundo y esto evidenciará que es una mera idea en nuestra mente, que es real tan sólo como idea.

En ese sentido, postular la realidad de objetos aislados es lo mismo que no postular nada, pues no existe forma de percibir su interacción, y por otra parte, nadie en la cotidianidad se atrevería a asegurar que todo es una ilusión y en todo caso, para que haya ilusiones requerimos de una realidad para contrastarlas, además de que es inconsecuente afirmar que los componentes de una totalidad son reales y que ésta no lo es.

Ahora bien, la segunda postura posee cierta solidez, pues a pesar de que las ilusiones no existen sin una realidad como base, éstas también son reales, pero en un sentido distinto, es decir, son reales en tanto que ocurren, pero son irreales en tanto que aparentar ser algo que no son, “se trata de hechos, pero ocurren en el cerebro en lugar de en el mundo exterior” (Bunge, 2006:50). Por ejemplo, si escucho un zumbido puedo creer que hay una abeja cerca, si una abeja lo produce es un sonido plenamente real, en el sentido de que influye sobre mí, pero si no hay ninguna abeja o ningún otro elemento externo que produzca el sonido: significa que mi cerebro o mi oído lo están produciendo, por lo que el fenómeno existe, pero sólo como ilusión, pues no hay influencia de nada externo hacia mí. Otra forma de ilusión sucede con la distorsión de los sentidos o las sensaciones, como cuando hay una disfunción cerebral y se toma por real lo que la mente produce, o cuando un objeto se ve de forma distinta de la que posee por encontrarse dentro del agua.

Es decir que, la realidad puede dividirse en dos grados: "un objeto es objetivamente real si existe independientemente de todos los sujetos cognoscitivos (o sea, en los mundos externos a ellos). Un objeto es subjetivamente real si existe sólo como parte de una experiencia subjetiva de algún sujeto" (Bunge, 2002a:89). En otras palabras, tanto los objetos materiales como los fenómenos psíquicos son reales, pero mientras los primeros son reales por sí mismo, es decir, en tanto influyen sobre otros; los segundos lo son en tanto fenómenos psíquicos, ya que su contenido es aparencial, pues no es capaz de influir directamente sobre otro ente.

Para Hacking (1996) lo objetivamente real de Bunge coincide con su formulación de aquello que pueda rociarse que mencionamos unas líneas arriba y lo subjetivamente real como el sentimiento del odio no sería real, ya que no puede examinarse directamente, lo que sería real para Hacking consiste en los procesos cerebrales que desencadenan el odio, ya que éstos pueden detectarse experimentalmente. Por todo esto ambos autores coinciden en lo fundamental.

Sin embargo, existen una postura que hace énfasis en los fenómenos o apariencias: "el fenomenismo ontológico es el punto de vista que afirma que sólo existen los fenómenos: que todo es un montón de apariencias para alguien y que todo cambio es una experiencia humana" (Bunge, 1999:68). Posturas como ésta se sostienen debido a que nuestra única interacción con el mundo es mediante nuestros sentidos, pero no debe confundirse el instrumento con el campo, pues una cosa es que sólo podamos conocer el mundo mediante las sensaciones que nos produce y otra que sólo existan éstas. Para salir de tal embrollo tenemos a la ciencia, con la cual, es altamente posible aproximarnos a la realidad fuera de nuestra subjetividad, pues la objetividad de la ciencia parte de instrumentos rigurosamente controlados. Es decir que, podemos conocer la influencia de una entidad sobre otra independientemente de un sujeto que la perciba, aun cuando haya hechos imperceptibles.

Por lo tanto, el enfoque que hemos estado defendiendo es el realismo, "o el punto de vista que afirma que hay hechos imperceptibles y que algunos de ellos se pueden conocer". (Bunge, 1999: 69). Pero no basta con ésta definición, pues comúnmente se opone el realismo al idealismo, es decir, el primero que deriva las ideas de la realidad y el segundo que deriva la realidad de las ideas; tal distinción es defectuosa, pues el idealismo al afirmar que todo deriva de las ideas está afirmando implícitamente que lo real son las ideas, es decir que, "El realismo idealista (o metafísico o platónico) identifica la realidad con la totalidad de las ideas eternas y sus sombras concretas, aunque vagas, y cambiantes" (Bunge, 1999:69).

Es decir, que para éste realismo lo primordial son las ideas, el problema es que las ideas son por definición meras formas, ya que son abstracciones, si su realidad radica en otras ideas la forma se queda sin contenido y la realidad estaría vacía. Para que las ideas posean realidad requieren de un contenido que no sea otras ideas, sino algún material que pueda llenarlas. Ahora bien, para que tal contenido sea real requiere poder influir directamente sobre otros elementos, es decir que, requiere poder cambiar. Por lo tanto, las ideas requieren de elementos materiales para ser reales y sólo lo serán de manera derivada, en tanto posean un contenido real, es así como el realismo idealista carece de fundamento, "en contraste, el realismo científico identifica la realidad con el conjunto de todas las cosas (...) que pueden cambiar de una forma u otra. Según el realismo científico, las ideas, lejos de existir por sí mismas, son procesos que ocurren en la mente de algunos animales" (Bunge, 1999:69). Es decir, que sin negar la realidad de las ideas, podemos ubicarlas dentro de los cerebros, en donde no son reales por sí mismas, sino porque alguien las piensa.

Además, "no estamos definiendo como existencia independiente del sujeto (...) porque las creaciones humanas no se actualizan sin intervención humana (...) porque también los sujetos de conocimiento son reales" (Bunge, 1981:38). En ese sentido, el hecho de que nuestro pensamiento sea una abstracción no implica que es irreal, pues ya hemos argumentado que es real de manera derivada; sino que todo ente es real, siempre que se delimite si es real por sí mismo como los objetos materiales o de manera derivada como los objetos ideales. Así por ejemplo, a la pregunta "¿hace ruido el árbol que cae en un bosque remoto donde no hay quien pueda oírlo?" (Bunge, 2006:68), responderemos que hubo un sonido puesto que provocó sus respectivas ondas y por tanto influyó sobre otros objetos, pero no hubo sonoridad en tanto que no hubo un sujeto que lo escuchara, de ese modo la realidad no depende del sujeto sin negar que poseemos influencia sobre la misma.

Por otro lado, así como la suma de los objetos materiales constituyen el universo, la suma de los objetos reales constituyen la realidad, es decir que, "la realidad es el conjunto de todos los objetos reales (...) puesto que se ha definido como un conjunto, es a su vez irreal, ya que los conjuntos son incapaces de influir cosa alguna" (Bunge, 1981:37). Cabe mencionar que aquí nuestro autor no habla de la realidad como un conjunto material semejante a un organismo, sino de un conjunto conceptual, es decir, de la abstracción general que resulta de clasificar los objetos singulares. Es decir que, dentro de un materialismo consecuente, no podemos hablar de categorías autónomas, pues cualquier entidad posee un referente material, por lo que si hablamos de la suma de todo lo real (la realidad), tendremos que hacerlo en función de sus componentes, nunca en abstracto.

Asimismo, el hecho de que la realidad sea un conjunto implica que ningún ente es real por sí mismo, pues "los componentes de un sistema real son reales, pero no lo son de manera independiente" (Bunge, 2006: 52), esto ocurre porque todos los objetos están conectados por la red espacio-temporal que se abordó en el capítulo anterior, y porque por definición todo objeto requiere necesariamente de al menos otro objeto para influir o ser influido. Diremos pues, grosso modo, que todo objeto es real porque participa de la realidad de los demás objetos.

En resumen, la realidad es la suma de todos los objetos reales, los cuales a su vez lo son porque pueden influir o ser influidos por otros objetos, ya sea de manera directa como los objetos materiales o de manera derivada como las ideas y apariencias. Esto implica que la realidad es algo más que lo que existe fuera del sujeto y que lo que está dentro del sujeto también es real.

2.2 ALGUNOS PROBLEMAS EN TORNO A LA REALIDAD

Una vez que se ha clarificado qué es la realidad y qué es un objeto real, es momento de abordar algunos problemas que surgen en torno a ello, tales como la realidad de las propiedades, la ficción, la posibilidad, las capacidades, los trascendentales y los conceptos.

2.2.1 LAS PROPIEDADES.

Hemos visto que las propiedades no son materiales por sí mismas, sino porque las poseen objetos materiales (1.2), a su vez las propiedades no son reales por sí mismas, sino de la misma manera derivada, es decir, "las propiedades, relaciones y cambios de cada uno de los objetos materiales, son reales sólo de un modo derivado: en términos estrictos, se trata de abstracciones" (Bunge, 2002a:90), además dentro del realismo "hay dos tipos de propiedades: primarias o independientes del sujeto y secundarias o dependientes del sujeto" (Bunge, 2006:68), esto ocurre en tanto que nuestra percepción de las cosas no es idéntica a las cosas mismas. Por ejemplo una propiedad primaria de la materia es el tamaño, la cual concebimos secundariamente como volumen percibido. Otro ejemplo, el amor es una propiedad relacional secundaria, derivada de la propiedad primaria de la afectividad biopsicosocial.

En otras palabras, las propiedades primarias son reales de manera derivada, pues lo son en tanto pertenecen a objetos materiales y las propiedades secundarias son reales en menor grado aun porque se derivan de otras propiedades; pero su complejidad puede ser mayor, en tanto se componen tanto de las propiedades de la materia, como de las propiedades emergentes que surgen en su interacción con el cerebro.

2.2.2 EL ESPACIO Y EL TIEMPO

Otro caso de propiedades primarias lo son el espacio y el tiempo. Por ejemplo, un lápiz es un objeto real, en tanto influye sobre otros objetos como un papel, el espacio que ocupa el lápiz no es real por sí mismo, sino de manera derivada: lo que es real es el lápiz "espaciado", además la magnitud de la distancia que percibimos en el lápiz no es real por sí misma, sino derivada a su vez del espacio que ocupa el lápiz. Por otro lado, una explosión nuclear es un fenómeno real en tanto influye sobre los objetos que están a su alrededor, el tiempo en que ocurre no es real por sí mismo, sino derivado de la sucesión de eventos que provoca tal explosión y la sucesión percibida es real de manera derivada de la sucesión de eventos. En otras palabras, el espacio y el tiempo son reales de manera derivada en tanto propiedades de los objetos. Y nuestra percepción de los mismos es real en tanto deriva de tales propiedades, por lo que es real en menor grado aún.

martes, noviembre 24, 2009

Reyertas 65: Decisiones

…Y el futuro nos alcanzó. A unos días del fatídico 29 de noviembre, la suerte parece echada en América Latina. Ese día en Honduras se realizarán las elecciones presidenciales en las que saldrá el sucesor de José Manuel Zelaya, al tiempo que en Uruguay se realizará la segunda ronda electoral, acto en que se definirá al sucesor de Tabaré Vázquez como presidente de aquella nación sudamericana.

En el caso hondureño la burguesía parasitaria de libremercado, es decir aquella que no hace más que vivir tanto de la explotación de los trabajadores mediante las alianzas que tiene con los grandes capitales trasnacionales, está a un paso de conseguir su tan ansiado objetivo. Erradicar cualquier posibilidad de un gobierno le reste privilegios. Todo eso a costa de los propios trabajadores hondureños, tanto del campo como de la ciudad. Los antiguos terratenientes apoyados por los militares de Romeo Vásquez y que tienen como cara visible a Roberto Micheletti se están saliendo con la suya. Mientras Zelaya hace huesos viejos en la embajada brasileña en Tegucigalpa, los golpistas pueden darse el lujo de prometer que el gobierno de facto dejará libre unos días el gobierno. La descarada maniobra del golpismo parece ser la puntilla en contra de las movilizaciones que la izquierda ha impulsado como repudio al conservadurismo que predomina a la sociedad hondureña.

Para colmo de males, el propio gobierno de Barack Obama ya comenzó a ceder en favor de los golpistas, tal cómo se esperaba cuando varios de sus propios funcionarios están metidos hasta el cuello detrás de los empresarios librecambistas de Honduras. No se olvide que en 1998 el actual embajador de Estados Unidos en la nación centroamericana fue uno de los principales negociadores en la integración del malogrado Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Por cierto, que no fue fácil echar abajo dicha propuesta, pues la burguesía parasitaria de America Latina ya se veía favorecida por los grandes negocios que iba a realizar al estrechar, aún más, sus vínculos con el capital extranjero. Para la oligarquía terrateniente latinoamericana esa alianza es estratégica porque le permite potenciar su dominio sobre los habitantes de la región sin tener que arriesgar un solo centavo.

El hecho de solamente existir a estas alturas dos candidatos con posibilidades de ganar las elecciones del próximo día 29 de noviembre, Porfirio Lobo (del Partido Nacional y Elvin Santos (del Partido Liberal, el mismo en que militan Micheletti y Zelaya), o que el opositor esté al frente en las encuestas, con cosas que pasan a segundo término. No se trata de problemas de barandilla, tal como quisiera que se redujese el señor Micheletti, sino de la cancelación de un futuro para Honduras. Pero una cancelación que podría extenderse hacia el resto de América Latina e incluso hacia el resto del mundo. A pesar de su talante como político oportunista, José Manuel Zelaya fue destituido nada más por pretender reformas democratizadoras. Resulta absurdo que a unos meses del final de su gobierno, un congreso constituyente lograse elegir a sus integrantes, redactar una constitución, convocar a elecciones, realizar todo el proceso electoral y definir a los funcionarios del gobierno. Todo lo anterior en menos de cinco meses. ¿Quién en su sano juicio realmente creería que eso implicaba la perpetuación de Zelaya en el poder?

Definitivamente no. Tanto el fallo del poder judicial como el congreso hondureño demostraron que su actuación fue por consigna. Lo cuál no es raro si se observa que detrás de muchos políticos y ministros de justicia se encuentran los intereses de la familia Flores Facussé, comenzando por el expresidente Carlos Flores Facussé. Debe reconocérsele a esa oligarquía terrateniente hondureña que ha sabido sortear los embates de los partidarios de Zelaya, de manera que a cada movimiento de los zelayistas en que logran cierta ventaja, los empresarios responden con algún tipo de treta que les regresa la ventaja política. En los últimos días, el consenso mundial para desconocer las elecciones presidenciales convocadas para el 29 de noviembre ha sido roto gracias a que Roberto Micheletti le dio a Estados Unidos el pretexto que necesitaba: prometió ausentarse del poder unos días. Así, a justo menos de una semana de realizarse los comicios, las esperanzas para echar abajo al golpismo se van reduciendo. Si Lobo o Santos ganan las elecciones el problema no se resolverá, pero la vía democrática se estará cancelando. Ahora bien, la disyuntiva es precisamente que tan dispuesto (primero) y que tan madura (después) está la organización de los trabajadores en Honduras. De lo anterior depende que escenario se haga real. Desde la simple acumulación de una ofensa más en contra del pueblo, hasta el brote de focos guerrilleros al más puro estilo guevarista.

El asunto hondureña, como he señalado anteriormente, es un problema que atañe a toda América Latina, sobre todo considerando que a la zona se le toma como la cabeza o mejor dicho la región en que más progresos ha tenido la renovación de la izquierda. Pese a que la posible recuperación económica promete alargar el ciclo económico largo, y con ello las posibilidades revolucionarias de los pueblo, si no se resuelve de mejor manera el asunto hondureño la regresión podría adelantarse. Basta con mirar lo que está aconteciendo en Nicaragua para comprender que la reacción se está fortaleciendo ya no exclusivamente en Honduras, sino más allá de ésta. Claro que Daniel Ortega ha dado demasiados pretextos, pero aún así las manifestaciones del pasado 21 de noviembre no deben despreciarse.

Al sur del continente nos encontramos con otro evento que el 29 de noviembre podría implicar un viraje en la correlación de fuerzas en América Latina: la segunda vuelta de la elección presidencial en Uruguay. Más allá de que José Mújica formó parte del gabinete del malhadado Tabaré Vásquez, lo cierto es que el candidato del Frente Amplio (FA) representa la única alternativa electoral que tienen los trabajadores. Una alternativa que solamente podrán hacer efectiva para la clase obrera en función de no relajar la movilización, sino en incrementarla.

Los sondeos que presentan diversos medios de comunicación sobre la elección uruguaya señalan que Mújica le lleva a Luis Alberto Lacalle (candidato del Partido Nacional) entre 8 y 10 puntos porcentuales. No se olvide que en la primera ronda, realizada el 25 de octubre pasado, el candidato del FA obtuvo 3l 48.16% de la votación, mientras que su contendiente del próximo domingo 29 consiguió apenas el 28.94%, casi 20 puntos porcentuales menos. Por si fuese poca la ventaja que ha tomado Mújica, en las elecciones de octubre el Frente Amplio alcanzó la mayoría tanto en la Cámara de Senadores como en la Cámara de Diputados. De tal modo que la izquierda tendrá mayoría.

Sin embargo, cabe reflexionar que aún ganando las izquierdas podrían perder con Mújica. La desmovilización de los trabajadores para dar paso al avasallamiento de la persona, de la gran figura es uno de los principales riesgos. Aunque debe tomarse en cuenta que las formas de movilización populares no pueden ser las mismas durante la campaña electoral que ya en pleno ejercicio de gobierno. Se requiere de formas más conscientes, menos desgastantes y más efectivas.

Como he señalado en ocasiones anteriores, la clase obrera se encuentra en un momento decisivo en la historia. O la oleada renovadora se transforma para dejar atrás el voluntarismo y el culto a la improvisación, o tendrá que volver a padecer una etapa de sojuzgamiento ante la recomposición de los grandes capitalistas mundiales. Ni la muerte ni la derrota son opciones: ¡NECESARIO ES VENCER!

domingo, noviembre 22, 2009

Memoria proletaria 4: La revolución del pueblo, la vigencia de octubre de 1917

Con mucha frecuencia los camaradas que aspiramos al triunfo de una revolución encabezada por la clase trabajadora solemos sobrestimar el papel de los grandes dirigentes que encabezaron la revolución rusa de 1917. A Lenin se le considera un santo omnipotente o cuando menos omnisciente. Según sus más fieles apologetas nunca tuvo errores y su único defecto fue el no ser inmortal.

Respecto a León Trotsky (Lev Davidovich Bronstein) y a José Stalin (Iósif Visariónovich Dzhugashvili), ambos resultan polémicos. Según desde el punto de vista del que se les vea serán o los grandes villanos traidores a la revolución o los grandes salvadores de la revolución. Los partidarios de Stalin, los estalinistas, no paran de señalar a Trotsky como un intelectual pequeño-burgués que traicionó a la revolución al pretender revisar la teoría marxista con el propósito de justificar su entronización como sucesor de Lenin. En cambio ven a Stalin como el gran formador de la organización que permitió rescatar la revolución en un solo país.

Por su parte, los trotskistas conciben que la revolución rusa traicionó los ideales del proletariado en el momento en que Stalin ascendió al poder. En grado extremo, plantean que el sucesor de Lenin fue el responsable del derrumbe de la Unión Soviética en 1991, pues al apropiarse para sí mismo del poder se convirtió en un agente de la burguesía. El resultado fue la simulación de un Estado obrero cuando lo que en realidad existía era un Capitalismo de Estado. A cambio de lo anterior, Trotsky siempre fue el personaje que representaba la razón pura. Sin embargo, la envidia burguesa de Stalin, convirtió a aquél en la principal víctima del estalinismo.

Tanto para estalinistas como para trotskistas todos los problemas de organización en el primer experimento por crear un Estado obrero provenían del otro. Así, Lenin nunca fue cuestionado. Gracias a esta forma de comprender la historia de los trabajadores, tanto estalinistas como trotskistas y leninistas consiguieron disipar la nueva forma de concebir la historia para fortalecer el personalismo de los grandes próceres que caracteriza a la historiografía burguesa.

El 7 de noviembre de 1917 (según el calendario gregoriano que ahora predomina en el mundo, 25 de octubre según el calendario juliano) estalló la insurrección de San Petesburgo (Petrogrado), evento decisivo en el triunfo de la revolución bolchevique. Justo en ese momento la revolución menchevique de febrero de 1917, encabezada por Aleksandr Kerénsky, se extinguió definitivamente. Los ocho meses en que los socialdemócratas que pretendían continuar con la política del zar que sacrificaba al pueblo con tal de vencer en la Primera Guerra Mundial, para saldar las deudas de Rusia con Inglaterra y Francia. Kérensky prometió abandonar la política de sacrificio del pueblo ruso para favorecer la reconstrucción de la nación, comenzando por las condiciones de producción alimentaria. No obstante, ya en el poder pronto fue claro que no estaba dispuesto a cumplir con sus promesas. La Revolución de febrero solamente había servido para derrocar al zar, pero colocando en el poder a un personaje decidido a gobernar con formas muy similares.

La Revolución de Octubre fue posible solamente gracias a la actuación del pueblo ruso organizado. Es cierto que personajes de la talla de Lenin encauzaron esa actuación, pero si los mismos trabajadores rusos no hubiesen percibido como una necesidad histórica las propuestas de Vladimir Ilich Ulianov, esta revolución simple y sencillamente no habría sido posible.

En la presentación recomendada es posible apreciar, en las fotografías que la integran, la gran disposición de los trabajadores rusos para hacer triunfar la Revolución de Octubre. Los dirigentes bolcheviques eran arropados por las personas que integraban la clase obrera.

Mucho se ha escrito sobre las huelgas, mítines, piquetes y revueltas que el proletariado realizó en las ciudades. Incluyendo la misma participación de los militares que se solidarizaron con su propia clase en lugar de ser parte de la represión burguesa y de la zarista. Además de las insurrecciones de campesinos, que conformaban el 80% de la población rusa, aunque no necesariamente la porción social que más peso económico tenía.

El primer intento por conformar un Estado obrero, un Estado socialista que superase las deficiencias del capitalismo y le diese acta de defunción a la burguesía, con ello a fenómenos de desigualdad como la explotación y opresión, fracaso de manera estrepitosa en 1991. Sin embargo, es un hecho cada vez más evidente que en varias partes del mundo la instauración de un nuevo Estado obrero, la urgencia por experimentar una nueva forma de organización de la sociedad, va en crecimiento.

Incluso en la propia Rusia, baste con ver en los diarios que el pasado 7 de noviembre las autoridades rusas fueron avisadas de que ese día se organizarían 479 mítines en toda esa nación para conmemorar el 92 aniversario de la Revolución de Octubre. El resultado es que el número de participantes en este tipo de conmemoraciones viene en aumento, al menos en 2009 se reportó que en esos 479 eventos participaron más de 154 mil personas, cifra muy superior a las de la década anterior. Pero esto no solamente ocurre en Rusia, también pasa en toda Europa del Este, las celebraciones por el 20 aniversario de la caída del Muro de Berlín ocultó que viene creciendo el fenómeno de la Ostalgie (neologismo construido a partir de los vocablos alemanes Ost=Este y Nostalgie=nostalgia, es decir nostalgia por el este). Aunque aún muy débiles, son manifestaciones de descontento social por la reimplantación del capitalismo. Con mayor fuerza los experimentos socialistas podrían surgir en otras partes del mundo, especialmente en América Latina. Pero para no cometer los mismos errores en que incurrió el pueblo ruso, es preciso retomar la memoria de la revolución rusa. Se impone la necesidad de realizar en forma colectiva una revisión de la historia de la Revolución de Octubre, así como de las consecuencias que ésta tuvo durante las siete décadas siguientes. Aunque sin sobredimensionar el papel que tuvieron los grandes personajes, los grandes dirigentes, porque hacer eso, sea en sentido positivo o negativo, no hace más que oscurecer el papel que tuvieron los pueblos, la clase trabajadora principalmente.

Por el momento, vale la pena recordar algunas de las formas en que el mundo capitalista concebía la Revolución de Octubre, para tampoco caer en esa forma de maniqueísmo. Al respecto dejamos a los lectores con un interesante documental que produjo Cinematheque Gaumont, como parte de la serie: Les Grands Jours du Siecle. Una visión bastante cargada a mostrar las bondades del capitalismo en forma subrepticia, pero con interesantes imágenes tomadas durante la propia Revolución de Octubre y en la época de ésta.

Documental en cinco partes: